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La tendencia apunta a que el modelo híbrido generó una nueva disrupción en la Educación
Publicado
hace 4 añosen
Es innegable reconocer que la Covid ha ido cambiando nuestras vidas desde hace 2 años. Los cambios se han ido visualizando poco a poco, pero cada vez se ven más claros.
Y es que además de cambios sociales en la forma de relacionarse o evitar peligros por contacto con las demás personas y los cambios en la manera de trabajar con el modelo híbrido de trabajo, o yendo más allá, el trabajo de forma remota o teletrabajo no han sido los únicos cambios notables que han llegado.
En muchos países se está planteando la posibilidad de realizar cambios también en la Educación. En el año 2020, por necesidad, muchas escuelas tuvieron que empezar a desarrollar sus clases de manera online.
Sin embargo, a día de hoy, después de unos años y con ciertos picos altos y bajos de contagios que continúan sucediéndose, el modelo híbrido en la educación puede ser una alternativa y para muchos es un método que parece que ha llegado para quedarse.
Muchas personas, especialmente los alumnos, pero también profesores, creen que este puede ser un buen método para continuar sus clases de manera segura para la salud de todos. Pero esta nueva tendencia puede llegar a crear nuevos peligros para la seguridad digital de los alumnos (personas físicas) e instituciones.
Vamos a analizar cómo puede llegar a ser exactamente este modelo híbrido en educación, qué peligros podría conllevar y qué remedios prácticos, cómo el uso de una VPN online, se pueden tener en cuenta para contrarrestar estas amenazas.
¿De qué maneras se puede llegar a usar el método híbrido en la educación de nuestros hijos?
Todavía queda mucho camino por andar a este respecto, ya que este cambio puede conllevar un importante gasto económico en ciertos casos para que se adapte a cada uno de los centros de enseñanza en cada una de las zonas del país, en las que sabemos que hay una gran variedad de circunstancias.
No obstante, al hablar de modelo híbrido, se pueden llegar a acabar imponiendo de 3 maneras distintas.
- Sería el modelo conocido como “aulas espejo», en el que lo que se propone es que haya una parte del alumnado que de manera fija asista presencialmente a clase y que otro grupo, de cantidad similar, atienda estas clases de manera virtual mediante una videollamada, como se ha estado haciendo hasta ahora.
- Otra modalidad, serían las clases semi-presenciales para todos los alumnos, en la que irían solo algunos días por semana a sus clases de manera presencial y otros asistirían de manera online. De esa manera, permaneciendo ciertos días en sus casas y disminuyendo los tiempos de contacto en clase, se rebajaría el riesgo de contagio de los alumnos.
- Finalmente, otro modo similar al primero, consistiría en que todos los alumnos hagan turnos para ir a las clases de manera aleatoria.
¿Cuáles son los beneficios y los riesgos de este modelo híbrido?
Los expertos consideran que un modelo híbrido reportará varios beneficios. Uno de ellos es que la consideran una buena manera de desarrollar la autonomía de los alumnos.
Mediante este método se despierta en los estudiantes una necesidad de investigación que los ayudará a mejorar su rendimiento y a trabajar de manera autónoma.
También consideran que será beneficioso para el profesorado que, al disponer de más tiempo, podrán atender de una manera óptima y personalizada a sus alumnos.
Y finalmente, además de otras ventajas, crearía un beneficio económico en las familias a largo plazo evitando desplazamientos de una gran cantidad de estudiantes, y de sus progenitores en este caso.
Sin embargo, este modelo también conlleva ciertas desventajas.
Por ejemplo, en un mundo en el que aumentan los ciberataques y el robo de datos en todos los ámbitos, puede resultar peligroso añadir nuevas necesidades de conexiones online adicionales también en materia de educación.
Aunque este problema podría ser solventado con el uso de un servicio VPN. Al aumentar la seguridad VPN en los dispositivos de los alumnos se podrá, por ejemplo, mediante unos tokens personalizados, asegurar que nadie está suplantando su identidad. Así, con la utilización de una online VPN, las conexiones que se hicieran a cada clase serían más seguras para estudiantes y centros educativos.
Por otro lado, un problema adicional es que se tendría que llevar a cabo una fuerte inversión en los colegios para adaptarse a las nuevas necesidades, y parece que en algunos casos los encargados de hacerlo no están muy receptivos.
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Rafa, vecino de Valеncia, conduce su Volkswagen desde hace más de diez años. Su ruta diaria no tiene nada de épico: trabajo, colegio, playa los fines de semana. Y, como la vida misma, el coche guarda sus huellas: un pequeño desconchón en la puerta tras salir del súper, una esquina del parachoques rozada en la rampa del garaje, una fina línea en el guardabarros que sólo se ve cuando le da el sol de lado. Nada de accidentes graves ni ambulancias: simplemente, una colección de marcas cotidianas en las que se reconoce media España. Y todo iría bien, si no fuera por las tarifas: cuanto más se retrasa la reparación, más caro acaba siendo – y eso se nota en el valor del coche y en el dolor de cabeza cuando toca venderlo.
Cómo hemos llegado hasta aquí y por qué justo ahora
El parque automovilístico español ha envejecido y se renueva cada vez más despacio. En nuestras calles abundan los coches veteranos, fieles compañeros de rutina: la edad media ronda los 14,5 años, y los vehículos con más de veinte años ya suman varios millones en circulación. No es una alarma, sino una nueva normalidad, confirmada por los datos del sector: cuanto más envejece la pintura y el metal, menos perdonan los retrasos, sobre todo cerca del mar, donde la sal y el sol actúan como aceleradores naturales.
Los talleres también cambian. Su crecimiento no llega por arte de magia, sino por pura realidad: materiales más caros, procesos de secado con alto consumo energético, reparaciones más complejas. Todo suma, y el precio medio sube. Las cifras del mercado lo confirman: la facturación del sector de carrocería en España ha aumentado, en parte porque cada reparación cuesta más.
En la carretera ocurre lo que todos vemos: los grandes siniestros, por suerte, son pocos, pero los incidentes menores se multiplican. En 2023 y 2024, la Dirección General de Tráfico (DGT) registra cada año más de cien mil accidentes con víctimas; los grandes siniestros siguen estables, pero los golpes menores en ciudad y aparcamientos alimentan el trabajo de los talleres.
Y luego están los aparcamientos. No todos los “arañazos” ocurren en movimiento. Las aseguradoras lo repiten sin rodeos: buena parte de los daños urbanos se producen a baja velocidad y en espacios estrechos – ese pilar en el garaje comunitario, la rampa del parking o el muro del patio. Muchos de estos casos entran en la categoría de “siniestro sin segundo implicado”, y su cobertura depende de si la póliza incluye daños propios. Es un detalle práctico, no estadístico: cada conductor repara según lo que le permite su seguro.
Lo que de verdad preocupa y dónde se esconde el ahorro
Si entendemos el mantenimiento no como estética, sino como inversión, la lógica es clara. En la costa, donde el sol y el aire salino son parte del paisaje, un microdesconchón no es algo “para más adelante”: es una puerta abierta a la corrosión. En el interior, el sol castiga menos, pero la mayoría aparca en la calle, lo que multiplica los “besos de aparcamiento” y los actos vandálicos: rayones con llave, golpes de menos de 500 euros… la rutina urbana. El resultado es el mismo: cuanto antes se repare el daño, menor será la pérdida al revender -sobre todo en coches populares como los Volkswagen, donde el ojo del comprador no perdona.
El sector lo tiene claro: en Europa, la pintura para coche y los trabajos cosméticos representan buena parte del negocio de colisión. En climas como el nuestro, escatimar en el barniz transparente es, literalmente, ahorrar contra el sol.
Rafa y su plan “sin drama”: cómo hacerlo con cabeza
Rafa no busca la perfección, sino evitar males mayores. Lo primero: que el agua no llegue al metal. Si el barniz no está roto, un pequeño retoque puede salvar la pieza: limpieza, desengrasado, una capa de barniz local y un pulido final. Segundo: acertar con el color. Ahí manda el código de pintura, que en Volkswagen suele venir en una placa o en el libro de mantenimiento. Con ese código se obtiene la base exacta, y se evita el clásico “casi igual” que se ve desde tres metros. Para los propietarios de VW es fácil comprobarlo en las el catálogo de colores de Volkswagen, donde se muestran las combinaciones disponibles de base y barniz.
Tercero: evaluar la geometría. Una puerta plana y un paso de rueda con curvas no son lo mismo. En las zonas con nervios, uniones o anclajes de ópticas, el hazlo tú mismo suele acabar en el taller. Si el metal o la imprimación ya están a la vista, harán falta imprimación, base y barniz; la clave del ahorro está en la precisión y la calidad de los productos, no en añadir capas baratas.
Cuando posponer deja de ser ahorrar
En la costa -Valеncia incluida- el sol y la sal no perdonan. Lo que hoy es un arañazo, mañana puede convertirse en una pieza entera a repintar: imprimación, base, barniz, preparación y, si hay lista de espera, una semana sin coche. El panorama es claro: los trabajos de carrocería se encarecen por materiales y energía, y no es un problema de un solo taller, sino una tendencia general.
España, país de coches y de responsabilidad
España se mantiene entre los principales fabricantes de automóviles de Europa. Pero, al mismo tiempo, aumentan los coches veteranos y sus dueños se vuelven más metódicos: menos pánico, más mantenimiento. A escala nacional eso se traduce en una siniestralidad estable; a escala familiar, en una o dos visitas al taller al año para mantener el coche en forma.
Dónde acaba el “hazlo tú mismo”
– Tú mismo: pequeños desconchones, arañazos superficiales, siempre que el barniz siga intacto y el entorno esté limpio.
– El profesional: todo lo que afecta a nervios, uniones o anclajes, y cualquier daño donde el barniz se haya levantado o el metal esté visible.
Y un detalle que Rafa aprendió con la experiencia: el medidor de espesores de pintura. Diez minutos antes de cerrar una compraventa bastan para saber si una pieza fue repintada. Para el comprador es una ventaja en la negociación; para el dueño, una pista sobre cuánto trabajo llevará igualar el color.
Último paso: rutina sin dramatismo
Un par de buenos hábitos se amortizan en cualquier comunidad autónoma. Dos veces al año -en primavera y otoño- conviene revisar el coche con buena luz y reparar todo lo que supere cinco o diez milímetros o haya llegado a la imprimación. Son las mejores épocas para trabajar al aire libre: sin polvo en suspensión y sin calor extremo. Y si tu coche es un Volkswagen, ten siempre a mano el código de color y una referencia fiable para pedir el kit exacto para pinturas Volkswagen.
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