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GALERÍA| Las Falleras Mayores de Valencia 2025 eligen sus espolines

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Fotos: ARMANDO ROMERO- JCF

Las Falleras Mayores de Valencia 2025 ya han elegido sus espolines. Cuando no ha pasado ni  veinticuatro horas desde que fueran elegidas han tomado una de las decisiones más simbólicas de su reinado: el color de su espolín.

Berta Peiró y Lucía García acompañadas por el secretario de Junta Central Fallera, Nico Garcés, se han desplazado a las instalaciones de Vives y Marí en Chirivella para elegir los colores del espolín que estrenarán cada una el día de su exaltación y que regala el Ayuntamiento de Valencia a las máximas representantes de las Fallas cada ejercicio.

Los espolines serán, como cada año, de fabricación enteramente artesanal y efectuados con los medios tradicionalmente usados por la artesanía valenciana desde los siglos XVIII y XIX.

Las Falleras Mayores de Valencia 2025 eligen sus espolines:

Espolín Fallera Mayor de Valencia y Fallera Mayor Infantil de Valencia

Fue en el año 2001 cuando Junta Central Fallera instauró los espolines oficiales Fallera Mayor de Valencia y Fallera Mayor Infantil de Valencia, dos cartonajes exclusivos cuyo dibujo es propiedad del Ayuntamiento de Valencia y que está reservado para lucir únicamente por las máximas representantes de las Fallas. La sedería encargada de tejer el espolín dispone de él en régimen de cesión y lo devuelve una vez acabado el trabajo

Durante su reinado, las Falleras Mayores de Valencia tienen la oportunidad de conocer de primera mano el trabajo artesano que desempeñan los telares en la elaboración de sus espolines.

El color elegido para el fondo, las flores y las tramas le otorgan un carácter especial y único a cada espolín año tras año. Además, adivinarlo días antes de su estreno se convierte en una quiniela para los adeptos de la indumentaria valenciana.

¿Qué es un espolín?

Según Vives y Marí,  el espolín es el tejido que adquiere así el nombre de la lanzadera con la que se trabajan y tejen las flores y la variedad de los distintos motivos, confeccionando un tejido espolinado que produce un único y característico efecto de bordado. Como resultado de un proceso totalmente artesanal y que respeta la tradición y las habilidades adquiridas a través del estudio y la experiencia, el producto final es un tejido único y, por ello, de un valor elevado, debido a la cantidad de horas necesarias para tejer un corte entero de traje. Como dato a considerar, podemos contar que en un día de trabajo se suelen realizar de 10 a 12 centímetros.

Cada persona tiene sus propios gustos e ideas a la hora de de elegir un traje, por eso, el cliente cuenta con la posibilidad de personalizar el espolín, eligiendo los colores de las flores, de las decoraciones y el fondo y los metales que se utilizan para el ornamento. El resultado es una tela con coloridos y realces inigualables, totalmente únicos y personales.

El tejido más prestigioso

Cada año, Falleras Mayores de Valencia, Belleas del Foc y otras representantes de las fiestas de la Comunidad Valenciana, tienen el honor de encargar y lucir el tejido más prestigioso y deseado que se produce en España.

Gracias a su espolín que lleva el nombre de «Alicante», Vives y Marí ha recibido el Premio Artesanía 2010 de la Cámara de Comercio de Valencia, un diseño muy representativo de los bocetos valencianos del siglo XVIII. Se trata de un dibujo simétrico que destaca por la cantidad de motivos florales, espolinado con 44 colores para las flores y tres matices diferentes de verde, oro liso y plata lisa. Para su elaboración fueron necesarias más de 800 horas de trabajo repartidas en tres turnos.

Espolín, según el diccionario de la Real Academia Española:

1. Lanzadera pequeña con que se tejen aparte las flores que se mezclan y entretejen en las telas de seda, o plata.

2. Tela de seda con flores esparcidas, como las del brocado de oro o de seda.

GALERÍA| Las Falleras Mayores de Valencia 2025 eligen sus espolines

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Fallece Carmen Bueso, alma de «Flor» y referente histórico de la indumentaria valenciana

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Fallece Carmen Bueso
Carmen Bueso

La indumentarista que marcó una época deja un legado imborrable en el arte de vestir a las falleras mayores y cortes de honor de València

VALÈNCIA, 29 MARZO 2025 – La indumentaria tradicional valenciana está de luto. Carmen Bueso, conocida por todos como Carmen “Flor”, ha fallecido dejando un vacío imposible de llenar en el corazón de las Fallas. Su nombre ha estado unido durante décadas a la elegancia, la excelencia artesanal y el profundo respeto por la tradición. Con su partida, València pierde a una de las figuras más queridas y relevantes del mundo fallero.

Aunque recientemente se había jubilado tras cerrar su tienda de la calle Conde Altea, su legado sigue vivo en cientos de trajes que continúan desfilando por la ciudad cada mes de marzo. Su marca, “Flor. Carmen Bueso”, fue sinónimo de calidad, estilo y cariño por los detalles.

De una paquetería de barrio a vestir a las falleras mayores de València

El germen de su trayectoria profesional nació en la Paquetería Flor, un pequeño comercio junto al Mercado de Colón gestionado por la familia de su esposo, Manuel Flor. En su acogedora esquina de Conde Salvatierra, Carmen comenzó haciendo composturas y arreglos, hasta que un día decidió ir más allá: empezó a confeccionar trajes a medida con un pequeño equipo en Benimàmet, mucho antes de que el concepto de “tienda de indumentaria fallera” estuviese consolidado.

Su trabajo pronto se hizo conocido entre clientas exigentes del Pla del Remei y la Gran Vía, y su habilidad con el hilo y la aguja la catapultó a lo más alto del sector.

El espolín «Soto» y un momento para la historia

Uno de los momentos más emblemáticos de su carrera llegó en 1999, cuando su sobrina, Lola Flor Bustos, fue proclamada fallera mayor de València del año 2000. Fue Carmen quien la vistió de arriba a abajo, confeccionando con su equipo en Benimàmet el histórico espolín “Soto” de color paja, tejido por Garín. Fue, además, el último traje de exaltación no entregado por el Ayuntamiento, en una época en la que las falleras mayores aún vestían trajes confeccionados por familiares o indumentaristas de confianza.

Ese momento marcó el paso de Carmen Bueso de modista a icono.

Lola Flor

El salto a su tienda en Conde Altea y una clientela de élite fallera

Con el nuevo milenio, Carmen decidió dar un paso más y abrir su propia tienda bajo su nombre: “Flor. Carmen Bueso”. Durante más de dos décadas, este espacio fue referente indiscutible en el sector de la indumentaria valenciana, por donde pasaron falleras mayores como Sara Martín, Lucía Gil, Gloria Martínez, Marta Reglero, Nela Ayora o Inmaculada Asensi, así como decenas de componentes de las cortes de honor.

Incluso fue pionera en diseñar los primeros justillos para la “dansà” en el año 2008, cuando esa prenda no era aún habitual.

La tradición familiar también continuó con las nuevas generaciones: su sobrina nieta, Lola López Flor, hija de la fallera mayor del año 2000, fue componentede la corte de honor infantil de 2024. Un legado que se ha transmitido con orgullo y pasión.

Una jubilación que no pudo disfrutar

En 2024, Carmen bajó la persiana de su tienda con la satisfacción del deber cumplido. Se retiraba para disfrutar de una merecida jubilación, traspasando el negocio y cerrando un capítulo brillante de su vida. Lamentablemente, su fallecimiento prematuro ha impedido que disfrute plenamente de esa nueva etapa.

GALERÍA| La espectacular indumentaria de los hijos de Lola Flor

Reconocimiento en vida: premio Joia del Gremio de Sastres y Modistas

En junio de 2023, Carmen Bueso recibió uno de los galardones más emotivos: el premio Joia del Gremio de Sastres y Modistas de la Comunitat Valenciana, en reconocimiento a una vida entera dedicada al arte textil.

“Nunca hubiera imaginado un final así a mi trayectoria profesional, rodeada de tanta gente que quiero, de personas maravillosas que me he encontrado a lo largo de este camino”, escribió entonces, visiblemente emocionada por el homenaje.

Un legado que se viste, no se olvida

A diferencia de otras disciplinas efímeras de la fiesta, como la pirotecnia o la creación de monumentos falleros, el arte de la indumentaria permanece. Los trajes de valenciana confeccionados por Carmen seguirán vivos en cada desfile, cada exaltación y cada “mascletà”, recordándonos que fue ella quien los hizo posibles.

Cada vez que uno de sus espolines salga del armario, alguien recordará: «Esto es un Flor».

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