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‘Mamás en Acción’, la tierna iniciativa valenciana para cuidar a niños enfermos que están solos en hospitales

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Madrid, 4 dic (EFE).- Más de 21.000 niños viven en España en centros tutelados por las administraciones públicas. ¿Qué pasa con esos menores cuando están ingresados semanas o meses en un hospital? ¿Quién está a pie de cama y juega con ellos, quién los consuela? Para responder a estas cuestiones nació la ONG Mamás en Acción.

«Nuestros voluntarios están llamados a hacer lo que hace cualquier papá o mamá con sus hijos cuando están ingresados: cuidarlos, cogerles de la mano, contarles un cuento o dormir con ellos. Aquí cabemos todos, mamás, papás o abuelos», explica a Efe Majo Gimeno, fundadora de la ONG que, desde hace cinco años, trabaja en hospitales de Valencia y, desde hace unos meses, también en el Niño Jesús de Madrid.

Son «madres de repuesto» para esos pequeños mientras están hospitalizados: «Vigilan el gotero, pero también les dan cariño y los ayudan a recuperarse en un lugar hostil como es un hospital», destaca el doctor José Ramón Mínguez, director del Hospital Infantil La Fe de Valencia.

«Los menores necesitan un acompañamiento emocional para sentirse seguros; la diferencia con el niño de la habitación de al lado es que no tienen unos padres que les quiten el susto o que les calmen cuando entra una persona con bata blanca», asegura la presidenta y ‘alma’ de esta organización, que ya tiene más de 1.200 voluntarios.

DESDE PREMATUROS HASTA ADOLESCENTES DE 17 AÑOS

«Ni un niño solo» es el lema de la ONG que inició su primer acompañamiento en 2015 en el hospital La Fe, coincidiendo con la reforma que convirtió las habitaciones infantiles en individuales, lo que hizo que estos niños dejaran de convivir con otros menores hospitalizados y con sus familias.

«Las mamás se organizaron y, con una disponibilidad absoluta, siempre puedes contar con ellas. Si entra un niño con estas circunstancias, enseguida se ponen en marcha, se reparten los turnos a pesar de que es complicado, porque hay niños que pueden estar dos o tres meses en el hospital y son muchas horas y rotaciones», destaca el responsable médico.

El niño más pequeño que han cuidado ha sido un bebé prematuro que nació con 25 semanas y pesaba 900 gramos, y el más mayor, un joven de 17 años. «Era más grande que nosotras, vivía en un hogar infantil y estaba solo; necesitaba acompañamiento y nosotras estuvimos allí», cuenta la presidenta de Mamás en Acción.

¿QUÉ PERFILES TIENEN LOS NIÑOS?

Básicamente hay tres tipos. «Estamos con niños que han sufrido maltrato por parte de sus familiares, han sido intoxicados con drogas… son menores declarados en desamparo. Cuando pasan por el hospital, por orden judicial son aislados de su entorno para que nadie pueda acceder a su historial médico y evitar manipulaciones en el proceso judicial», explica Majo Gimeno.

También se ponen en marcha cuando son requeridas para acompañar a niños que viven en centro de menores y hogares infantiles. «Con los niños tutelados en residencias cubrimos un tercio del día», ya que tienen educadores profesionales y son responsabilidad de la administración.

El tercer perfil es el de menores que viven en familias vulnerables, como las formadas por un solo progenitor con más hijos y el cuidado del menor hospitalizado -muchas veces en situación terminal o con enfermedad muy grave- le supondría tener que ingresar a los otros hijos en un centro de la administración.

«Si los padres tienen que cuidar a esos niños en el hospital de manera permanente, pierden los pequeños ingresos que tenían y con los que mantenían a sus otros hijos. En esos casos colaboramos acompañando en el hospital para que las familias permanezcan unidas y no tengan que renunciar a los otros menores», relata Gimeno.

«MAMÁS CANGURO» DE UN BEBÉ QUE NACIÓ EN ALTA MAR

Salvamento Marítimo rescató en alta mar a una mujer marroquí que se puso de parto de gemelos cuando viajaba en una embarcación desde Marruecos a Italia. La madre y los dos bebés fueron trasladados al hospital valenciano, explica el doctor Mínguez.

«Uno de los bebes falleció y el otro se salvó: la madre fue atendida en obstetricia y, pasados unos días, viendo que su bebé estaba muy bien cuidado en neonatos, dijo que tenía que regresar a su casa porque tenía otros hijos».

«Las Mamás en Acción entraron a hacer el método madre canguro -técnica para prematuros que consiste en mantener el contacto piel a piel entre bebé y mamá- para que tuviera siempre ese calor de una madre. Cuando el niño cumplió un mes, salió de neonatos y pasó a lactantes, y también estaban ahí, hasta que la mamá biológica vino y se llevó a su hijo», relata el responsable de Pediatría.

CUIDADOS CON EVIDENCIA CIENTÍFICA

«Si hay un niño ingresado en un hospital, solo en una habitación, le das de comer, ropa y mantienes la temperatura adecuada, todas sus necesidades están cubiertas menos el afecto, y ese niño acaba siendo un niño huraño, con problemas, está descrito», asegura el doctor.

Por ello, los niños a quienes acompañan los voluntarios de Mamás en Acción se recuperan antes. «Su sistema inmune se refuerza al sentirse seguros y cobijados, al perder el miedo; esto hace que sean más receptivos a la medicación y a los tratamientos», apunta Gimeno.

«Nosotras creemos que cuando los niños que han sufrido maltrato son acompañados por ‘mamás’, el patrón agresivo no aparece; ha sido inoculado con cariño», opina la responsable de la ONG, que en las próximas semanas comenzará a trabajar en otros tres hospitales madrileños.

NIÑOS ACOMPAÑADOS, ADULTOS VOLUNTARIOS

La presidenta de la ONG destaca que lo más gratificante es ver cómo algunos de los adolescentes que acompañaron en su día se convierten en voluntarios al hacerse adultos. «Yo quiero hacer lo que haces, porque tú me ayudaste a mí y me cambiaste la vida», le dijo uno de estos jóvenes.

Laura Cristóbal es una de las madres voluntarias en el Hospital Niño Jesús de Madrid: «No me entra en la cabeza que un niño pueda estar solo después de operarle. Lo primero que me aporta el estar en ‘Mamás’ es que estás respondiendo a una necesidad primaria: por la noche un niño quiere agua, tiene miedo o frío».

Los voluntarios tienen que superar un test psicológico y un curso de formación antes de entrar a formar parte de esta comunidad en la que las madres que se turnan para cuidar un niño están en contacto permanente.

«Cuando detectas una vía de comunicación con el niño, por ejemplo que le gusta la música de Kiss FM, lo decimos entre nosotras. Yo detecté que un niño se tranquilizaba si le hacías cosquillas en la cara; somos muchas y cada una tiene una habilidad y sensibilidad, y encontramos mil maneras de llegar al niño», cuenta Laura.

«Los niños son increíbles en su forma de asumir la situación, están contentos, agradecen el tiempo que pasas con ellos, ven con naturalidad estar con una señora con una camiseta negra y que le dice ‘hola soy tu mamá en acción y me voy a quedar contigo esta noche'», señala esta voluntaria.

Laura guarda muchos recuerdos de sus acompañamientos. «Un día un niño me preguntó que si me iba a quedar despierta toda la noche y le dije que sí; les tranquiliza pensar que están vigilados por un adulto. Tuvo una pesadilla a las cuatro de la mañana, le puse la mano en el brazo para que se calmara y me dijo: ‘Es verdad’. No se puede pedir más».

Este jueves se celebra el Día Internacional del Voluntariado, que visibiliza el compromiso de personas como Laura y el resto de voluntarios de Mamás en Acción, al tiempo que reconoce su labor para la consecución de una sociedad mejor.

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Estos son los beneficios de vivir en un pueblo

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pueblo más bonito Comunitat Valenciana

Explorando los Encantos Rurales: Beneficios de Vivir en un Pueblo

En un mundo cada vez más urbanizado y conectado, la vida en un pueblo puede parecer anacrónica para muchos. Sin embargo, estos rincones de tranquilidad y comunidad ofrecen una serie de beneficios que las bulliciosas ciudades a menudo no pueden igualar. Desde la serenidad de los paisajes naturales hasta la conexión interpersonal más auténtica, aquí exploramos por qué vivir en un pueblo puede ser una elección gratificante.

1. Tranquilidad y Naturaleza

Los pueblos suelen estar rodeados de impresionantes paisajes naturales, desde colinas ondulantes hasta densos bosques y ríos serpenteantes. La tranquilidad que proporciona este entorno natural es invaluable para aquellos que buscan escapar del estrés y el ajetreo de la vida urbana. Respirar aire fresco y disfrutar de la serenidad de la naturaleza puede tener un impacto positivo en la salud mental y emocional.

2. Comunidad y Conexión Personal

En un pueblo, la comunidad es más que una palabra; es una realidad tangible. Las relaciones interpersonales son más cercanas y significativas, ya que los residentes suelen conocerse entre sí y se apoyan mutuamente en tiempos de necesidad. Los lazos comunitarios más fuertes pueden generar un sentido de pertenencia y seguridad que es difícil de encontrar en entornos urbanos más grandes y anónimos.

3. Costo de Vida y Calidad

En general, los costos de vida en los pueblos tienden a ser más bajos que en las ciudades. Los precios de la vivienda, la alimentación y otros gastos cotidianos suelen ser más asequibles, lo que puede permitir a los residentes disfrutar de una mejor calidad de vida con menos presión financiera. Además, en muchos pueblos, las distancias más cortas y la menor congestión vehicular pueden traducirse en menos tiempo perdido en desplazamientos y más tiempo para disfrutar de la vida.

4. Estilo de Vida Más Relajado

La vida en un pueblo a menudo sigue un ritmo más lento y relajado. Las prisas y el estrés asociados con la vida urbana disminuyen, lo que permite a los residentes tomarse el tiempo necesario para disfrutar de las pequeñas cosas de la vida. Desde paseos tranquilos por el campo hasta tardes tranquilas en la plaza del pueblo, la vida en un entorno rural puede ofrecer una sensación de calma y serenidad que es difícil de encontrar en la vorágine de la ciudad.

5. Valor Cultural e Histórico

Los pueblos suelen estar impregnados de historia y cultura, con edificios antiguos, tradiciones arraigadas y una rica herencia que se remonta a siglos atrás. Esta conexión con el pasado puede ofrecer una sensación de arraigo y pertenencia a los residentes, así como oportunidades para explorar y aprender sobre la historia local y las tradiciones únicas de la región.

Contrastando con la Vida Urbana

Aunque los pueblos ofrecen una serie de beneficios atractivos, es importante reconocer que no son para todos. Las ciudades tienen sus propias ventajas, como una mayor diversidad cultural, una amplia oferta de entretenimiento y oportunidades profesionales. Además, algunas personas prefieren el ritmo acelerado y la emoción constante de la vida urbana.

En última instancia, la decisión de vivir en un pueblo o una ciudad depende de las preferencias individuales y las necesidades de cada persona. Para algunos, la tranquilidad y la conexión comunitaria de un pueblo son invaluables, mientras que para otros, el bullicio y la diversidad de la ciudad son irresistibles. Lo importante es encontrar el entorno que mejor se adapte a tu estilo de vida y te haga sentir más feliz y realizado.

 

 

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