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Valencia

Miguel Mínguez: Un médico e investigador para la Conselleria de Sanidad

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Miguel Mínguez conselleria sanidad

València, 14 may (OFFICIAL PRESS-EFE).- Miguel Mínguez es el nuevo conseller de Sanidad. Profesor titular de la Facultad de Medicina de la Universidad de València, investigador principal del Instituto de investigación sanitaria Incliva, y jefe de servicio del Hospital Clínico de València.

Miguel Mínguez, que nació en 1954 en Teruel y ha desarrollado toda su vida profesional en Valencia, donde en 1977 se licenció en Medicina por la Universitat de València, ha sido el elegido por el president de la Generalitat, Ximo Puig, para sustituir en el cargo a Ana Barceló, que pasa a ser la síndica del grupo socialista en Les Corts.

Tras realizar formación MIR en anestesia y reanimación durante un año y medicina digestiva durante cuatro, realizó un periodo de tres años dedicado a la investigación en neurogastroenterología en el Hospital Clínico de Valencia.

Posteriormente formó parte de la unidad de referencia para estudios de neurogastroenterología a nivel del estado español, según han informado fuentes de la Generalitat.

Durante el periodo 1980-1990 desarrolló específicamente una actividad docente, investigadora y asistencial en el campo de la motilidad colonica, anorectal y esofágica y, con posterioridad, la amplió al mundo de la enfermedad inflamatoria intestinal.

Miguel Mínguez para la Conselleria de Sanidad

Desde el punto de vista profesional asistencial, ha ejercido de jefe de sección de medicina digestiva y motilidad digestiva por concurso oposición hasta 2020, y consiguió plaza por oposición de profesor titular de universidad en 2011.

Ha participado en varias comisiones de gestión asistencial hospitalarias (docencia, historias clínicas, farmacia), comunitarias (SAISE y MAISE) y estatales (FIS), y es miembro de la Real Academia de Medicina de Valencia.

También ha formado parte de los órganos gestores de la asociación española de gastroenterología (AEG), del grupo español para el estudio de la motilidad digestiva (GEMD), del grupo español de estudio de enfermedad de crohn y colitis ulcerosa (GETECCU) y de la sociedad valenciana de patología digestiva (SVPD).

Desde el punto de vista de relevancia científica, su mayor mérito personal ha sido el estudio de la actividad motora colónica y recto anal en el sano y enfermo, la observación y descripción de técnicas de estudio discriminantes de disfunción defecatoria, así como la aportación de criterios de gravedad a la patología funcional del estreñimiento y la incontinencia anal.

Asimismo, ha colaborado activamente en los estudios multicentricos que han permitido evaluar epidemiologicamente la enfermedad inflamatoria intestinal, el pronostico, la evolución y adherencia a los tratamientos.

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Valencia

El duelo de un pueblo no se gobierna con mentiras: es hora de que Carlos Mazón dimita

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El duelo de un pueblo no se gobierna con mentiras: es hora de que Carlos Mazón dimita
El president de la Generalitat, Carlos Mazón. EFE/ Biel Alino/Archivo

La catástrofe desencadenada por la DANA del 29 de octubre de 2024 en la Comunitat Valenciana, que dejó un lacerante saldo de más de 229 víctimas, no puede quedar impune. Más allá del dolor humano y de la reconstrucción material, está la responsabilidad política. Y en ese terreno, Carlos Mazón, presidente de la Generalitat Valenciana, acumula mentiras, contradicciones y el profundo desgarro de quienes lo perdieron todo. Por dignidad, por ética y por justicia, Mazón debe dimitir.

Una gestión inexcusable

Cuando la alerta roja estaba activada, Mazón estaba ausente del lugar que le correspondía. Según los informes oficiales, llegó al comité de crisis (CECOPI) a las 20:28 horas, cuando ya se había emitido la alerta a la población minutos antes. No fue un “error de agenda”, sino un fallo estructural que costó vidas.

Mientras Valencia vivía una riada devastadora, el presidente se encontraba en una comida privada en lugar de supervisar la emergencia. Su entorno lo justificó como una reunión de trabajo, pero el contexto lo desmiente: fue ausencia, negligencia y falta de liderazgo.

La falta de movilización de efectivos tampoco puede justificarse. Los informes cruzados detectan irregularidades en el número de bomberos y medios activados. Cuando una emergencia reclama transparencia, los datos confusos o manipulados son una afrenta.

Mentiras, contradicciones y silencio

Mazón ha intentado derivar responsabilidades hacia la Agencia Estatal de Meteorología o la Confederación Hidrográfica del Júcar, en lugar de asumir el liderazgo que su cargo exige. Cuando el caos se instala, quien gobierna debe estar al frente, no buscando culpables.

Peor aún, ha ofrecido versiones cambiantes sobre su paradero, sus llamadas y las decisiones adoptadas aquel día. La investigación judicial avanza con pruebas que desmontan la versión oficial. Cuando un líder debe explicar dónde estaba durante una tragedia, el problema ya no es circunstancial: es estructural.

Las víctimas, traicionadas

No basta con lamentar lo sucedido cuando la dignidad exige acción. Las asociaciones de víctimas han expresado su malestar y exigido respeto ante la falta de explicaciones claras. “Estar con las víctimas también implica asumir responsabilidades”, repiten familiares que aún esperan una disculpa sincera.

No es solo la ausencia inicial. Es el desfile de versiones, el silencio, la falta de empatía y la reconstrucción lenta. Mientras las familias siguen llorando, el presidente intenta sostener su imagen pública como si nada hubiera ocurrido.

La única salida digna: la dimisión

Integridad política. Quien incumple los principios básicos de responsabilidad pierde la legitimidad para seguir al frente.

Justicia para las víctimas. Pedir perdón no basta cuando no se explica con claridad, cuando no se asumen errores ni se ofrecen soluciones. Las víctimas merecen que se depuren responsabilidades reales.

Confianza institucional. La credibilidad de la Generalitat se resquebraja cuando su presidente ofrece explicaciones tardías, contradictorias y evasivas. Eso no solo afecta a Mazón, afecta a toda la Comunitat Valenciana.

Renovación del liderazgo. El desastre del 29-O no puede cerrarse con un “sigo al mando”. Hace falta un relevo que reconstruya no solo los territorios inundados, sino también la confianza de los ciudadanos.

La responsabilidad compartida

Los silencios cómplices también pesan. Los partidos que sostienen a Mazón deben preguntarse si su apoyo es ético o meramente político. Cada día que pasa sin rendir cuentas es una herida más para las víctimas y una mancha más para las instituciones.

La dimisión no sería una derrota política, sino un acto de respeto hacia los que sufrieron, hacia los que murieron y hacia toda una sociedad que exige transparencia y verdad.

La tragedia del 29 de octubre no son solo cifras. Son vidas, familias, municipios arrasados y una sociedad herida. Carlos Mazón mantuvo su comida en El Ventorro cuando la provincia se inundaba, cambió versiones cuando se investigaba y continúa en el cargo pese al clamor ciudadano.

Por integridad, por dignidad, por justicia: Carlos Mazón debe dimitir.
Y quienes lo sostienen, deberían preguntarse si su silencio también los convierte en responsables.

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