Con la llegada del verano aparecen los temidos insectos. Mosquitos, tábanos, mosca negra, chinches o garrapatas son algunas de las picaduras veraniegas más frecuentes en España. Tratamos de evitarlas con todo tipo de remedios, caseros o químicos. Hemos recopilado alguna de las claves para protegernos de las picaduras de varios de estos insectos.
Los mosquitos son verdaderamente molestos durante la época estival. Los ayuntamientos realizan tratamientos para evitar poblaciones excesivas, pero es inevitable que con el calor se multipliquen; sobre todo en regiones con abundante agua natural como Valencia. Además con los inviernos cada vez más suaves, la temporada en la que pueden aparecer se está extendido.
Tanto insecticidas en aerosol (espray) como eléctricos son eficaces, pero recuerda leer en primer lugar la etiqueta y respetar las recomendaciones de uso, seguridad y ventilación que se indican en estos productos.
Los mosquitos son insectos muy especializados, capaces de detectar nuestra presencia a distancia y encontrarnos en la tranquilidad de la noche mientras dormimos. En verano, es normal dormir con las ventanas abiertas, pero incluso dejando solo una rendija en la persiana, son capaces de dar con ella y entrar en nuestro dormitorio. Si quieres tener las ventanas abiertas lo más eficaz es acoplar una mosquitera.
En zonas donde abunden los mosquitos, utiliza repelente antimosquitos en las partes expuestas del cuerpo y preferiblemente usa manga y pantalón largo. Es recomendable también prestar atención a los mosquitos tigre, tan abundantes este año en la Comunitat Valenciana.
Imagen: OCU
En zonas rurales además de mosquitos podemos ser atacados por los tábanos. Sus picaduras son dolorosas y propensas a la infección formando algo de pus después de algunos días, por lo que su evolución se complica y tardan más en curar que las de los mosquitos.
Para evitar las picaduras de los tábanos conviene usar un repelente a base de DEET, aunque a pesar de su uso se pueden parar en nuestra piel y llegar a picarnos.
Imagen: OCU
Otro díptero que se está extendiendo por muchas comunidades empezando a generar un problema de salud pública son los simúlidos. En particular, una pequeña mosca de unos 3 mm, más pequeña que un mosquito, conocida como mosca negra (Simulium erythrocephalum).
Este insecto suele atacar en las proximidades de los ríos donde desarrolla su ciclo vital. En lugar de picar, muerde por lo que resulta muy dolorosa. El único remedio para evitarlo es usar repelente.
Imagen: OCU
La cosa se complica si además la plaga vive en el interior de la vivienda. Es el caso de las chinches. En muchas ciudades han empezado a extenderse y representan un problema grave de higiene y de salud. El uso del DDT prácticamente las hizo desaparecer a mediados del siglo XX, sin embargo, la reaparición está asociada a que han mostrado resistencia a diversos insecticidas, incluidos DDT y otros organofosforados.
Las chinches viven en cualquier rendija alrededor de la cama, se esconden en el somier, en el cabecero, en las costuras del colchón, en el rodapié, incluso cuando una habitación esta infestada pueden encontrarse en los cajetines eléctricos. Deshacerse de las chinches es un problema difícil, de hecho, incluso buscando a un profesional, conviene que tenga experiencia en chinches.
Las chinches de las camas buscan igualmente picarnos y lo hacen en pocos minutos. Durante el día permanecen escondidas en el colchón, el somier, algún resquicio en la cama, o incluso cerca de la cama, esperando que se haga de noche. Son las hembras de las chinches las más necesitadas de alimento para poder sacar adelante la puesta de huevos.
Las chinches se esconden en mínimos resquicios muy ocultos donde es difícil llegar con los insecticidas. Una opción es repasar y limpiar el colchón y las piezas de la cama con una vaporeta. El vapor entrará en los resquicios y puede acabar con ellas inmediatamente, tanto adultos como huevos. También se puede usar alcohol. Si tienes un arcón congelador puedes meter la ropa de cama en duda durante tres días para congelarla.
Imagen: OCU
Las garrapatas, al contrario de los mosquitos, no pican inmediatamente. Se encuentran en el campo y se enganchan en la ropa cuando pasamos, para después moverse por el cuerpo hasta llegar a zonas más íntimas como las axilas, las ingles o el cuero cabelludo donde se encuentran más protegidas y será cuando nos piquen.
Es normal que se tomen su tiempo antes de picar por lo que si somos cuidadosos y estamos alerta tenemos una buena oportunidad de detectarlas a tiempo. Además, ten en cuenta que para que las garrapatas sean capaces de transmitir los agentes nocivos que portan necesitan estar prendidas de la piel un tiempo generalmente superior a las 24 horas.
Después de un paseo por el campo, antes de la ducha, mírate bien todo el cuerpo y en especial esas zonas más propensas para evitar que alguna nos pase desapercibida.
Fuente: OCU
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