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Cultura

Muere Jerry Lewis, la leyenda de la comedia

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Muere Jerry Lewis, la leyenda de la comedia

Muere Joseph Levitch (Newark, Nueva Jersey; 16 de marzo de 1926-20 de agosto de 2017),​ más conocido como Jerry Lewis, fue un humorista y actor estadounidense de origen judío.​ Célebre inicialmente por su trabajo en pareja con Dean Martin, después logró resaltar individualmente tanto en la actuación (comedias, sobre todo The Nutty Professor, conocida en países hispanohablantes como El profesor chiflado) como en la dirección. Contribuyó también a la Asociación Norteamericana de Distrofia Muscular.

Biografía de Jerry Lewis

Hijo de padres judíos, Lewis nació en Newark, en el estado de Nueva Jersey. Sus padres trabajaban en el mundo del espectáculo y el pequeño Lewis ya cantaba en giras cuando tenía cinco años. Dejó el colegio un año antes de terminar sus estudios, y se dedicó a practicar la interpretación, simulando detrás de los escenarios que hablaba o cantaba moviendo la boca en consonancia.

Una pareja exitosa

A finales de la década de 1940 y principios de la de 1950, Lewis formó pareja con Dean Martin, lo que dio como resultado uno de los dúos cómicos más exitosos de la historia del cine.

Su humor, si bien reconoce raíces en el dúo de Abbot y Costello, era especial y diferente a lo visto hasta entonces. Los dos llevaban las situaciones a extremos maníacos y absurdos, lo que impactó fuertemente en un segmento importante del público, aunque es cierto que no a todos les agradó este tipo de comedias.

Su debut lo hicieron en 1949 de la mano del productor Hal Wallis, en la película My Friend Irma. A esta película siguió una secuela, y otras varias durante los siguientes seis años, en los que Lewis y Martin permanecieron juntos.

Si bien es cierto que hubo un grado de amistad entre Martin y Lewis, Martin usaba a Lewis para escalar dentro del ambiente hollywoodense y mientras el ego de Lewis iba creciendo debido a que Martin no podía robar cámara a Lewis, la ruptura era cada vez más inminente, hasta que se separaron abruptamente en 1956. Sólo veinte años después y gracias a la intervención de Frank Sinatra (un amigo en común), el dúo haría las paces en el Telethon de Jerry Lewis.4​

En esta intervención, se donó más de 1 000 000 de dólares, gracias al cantante Frank Sinatra, a la asociación de Jonas Behar.

Un icono cómico

En 1957, tras la separación con Dean Martin, Lewis interpretó su primera película en solitario, The Delicate Delinquent, en la que demostró que podía triunfar sin la participación de un compañero.

En los siguientes años intervino en una serie de películas que fueron, todas ellas, grandes éxitos de taquilla. Después de esta larga experiencia en el cine, Lewis quiso también dirigir, y realizó el filme The Bellboy (1960), rodado en un hotel de lujo en Miami, donde se producen numerosas situaciones cómicas.

A partir de entonces, Lewis fue alternando entre películas concebidas y dirigidas por él mismo y otras en las que se limitaba a actuar.

La película de esa época, The Nutty Professor (1963), fue considerada por la crítica francesa como su mejor película. Sin embargo, los críticos de otros países comenzaron a opinar que Lewis estaba cayendo en el error de considerarse a sí mismo infalible en sus actuaciones. Tal vez coincidió que el público ya estaba algo cansado de los gags de Lewis, que últimamente eran exagerados y se repetían de una u otra forma. La buena estrella del actor comenzó a declinar, y sus películas ya no tuvieron el éxito acostumbrado en taquilla.

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Cultura

Muere a los 55 años Esther Uria, actriz de ‘Hospital Central’ y ‘Cuéntame cómo pasó’ 

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Esther Uria
Esther Uria, en una imagen del sindicato vasco de actores. (Euskal Aktoreen Batasuna)

El mundo de la interpretación y la cultura vasca llora la pérdida de Esther Uria, actriz y pedagoga donostiarra conocida por sus papeles en series de televisión tan emblemáticas como Hospital Central, Cuéntame cómo pasó, Doctor Mateo o El comisario.
La intérprete falleció el pasado jueves 23 de octubre a los 55 años, en el Hospital Donostia, tras sufrir una breve enfermedad que sorprendió a familiares, compañeros de profesión y antiguos alumnos.

Su muerte ha provocado un hondo pesar en el sector audiovisual y educativo, donde era muy querida por su doble faceta como actriz y docente.


Una artista con alma de educadora

Nacida en San Sebastián, Esther Uria se formó en Arte Dramático y dedicó buena parte de su vida a unir dos de sus grandes pasiones: el teatro y la educación.
En el escenario, destacó por su talento natural, su versatilidad y su compromiso con los textos clásicos y contemporáneos. Participó en obras como La cacatúa verde y La importancia de llamarse Ernesto, donde demostró una sólida técnica interpretativa.

Su rostro también se hizo familiar en la pequeña pantalla, con participaciones en algunas de las series más populares de la televisión española.
Entre ellas, Cuéntame cómo pasó, El comisario, Doctor Mateo y Hospital Central, donde interpretó a personajes secundarios cargados de humanidad y cercanía.


Una nueva etapa dedicada a la investigación y la enseñanza

En 2008, en el punto álgido de su carrera artística, decidió dar un giro radical y retomar sus estudios universitarios. Su inquietud intelectual la llevó a obtener el Premio Extraordinario en Educación Especial y la Licenciatura en Psicopedagogía con Premio Fin de Carrera.
Posteriormente, cursó un Máster de Formación del Profesorado en Secundaria (2012) y una beca internacional en la Universidad de Victoria (Canadá) para desarrollar una tesis sobre el teatro como herramienta pedagógica para fomentar la convivencia en las aulas.

Esa investigación culminó en 2018 con su doctorado en la Universidad del País Vasco (EHU/UPV), bajo el título:
Diseño, desarrollo y evaluación de un programa basado en las técnicas del sistema teatral para el fomento de la convivencia positiva en el alumnado de secundaria del País Vasco.

Con este trabajo, Esther Uria consolidó una línea de investigación pionera sobre el poder del teatro como motor educativo y emocional.


Teatro, pedagogía y vida: su legado

Pese a su dedicación a la docencia, Esther Uria nunca abandonó del todo los escenarios. En 2013, junto a su pareja y colaborador artístico Edu Errondosoro, estrenó la obra Cada día es solo una vez al día, un montaje íntimo y reflexivo sobre la importancia de la risa, el amor y el presente.

En una entrevista concedida a El Diario Vasco, Uria resumía su filosofía vital con una frase que hoy resuena con fuerza:

“No nos lamentamos del pasado, tenemos el presente y una forma muy positiva de vivirlo es empezar a hacerlo con humor reflexivo. Vivamos el presente con humor y amor.”

Esta obra representaba fielmente su manera de entender la existencia: optimismo, resiliencia y humanidad. A través de su trabajo, defendía que el teatro no solo debía emocionar, sino también educar y sanar.


Una figura querida en Donostia y en el ámbito cultural vasco

En el País Vasco, su figura trascendía el ámbito artístico. Esther Uria fue reconocida por su compromiso con la cultura local, la enseñanza inclusiva y la promoción del arte como herramienta de convivencia.
Sus compañeros de la Universidad del País Vasco la definen como “una mujer brillante, entusiasta y profundamente humana”.

También numerosos intérpretes que coincidieron con ella en platós y escenarios han expresado su tristeza en redes sociales, recordando su sonrisa constante, su humildad y su forma de hacer del teatro un espacio de encuentro.


El adiós a una vida dedicada al arte y la educación

La muerte de Esther Uria deja un vacío en el panorama cultural español, pero también un legado de inspiración para nuevas generaciones de actores, docentes y creadores.
Su vida fue una lección sobre cómo reinventarse sin perder la esencia, y cómo el arte puede convertirse en una herramienta de transformación personal y social.

El funeral se celebrará en Donostia-San Sebastián en la más estricta intimidad familiar, aunque sus allegados no descartan organizar más adelante un acto público de homenaje para celebrar su vida y su obra.

A los 55 años, Esther Uria se despide dejando tras de sí una huella imborrable: la de una mujer que hizo del teatro una forma de entender el mundo y del humor una forma de resistirlo.

Las tragedias de los protagonistas de la serie Hospital Central

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