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Valencia

El ‘No a la guerra’ ya preside el balcón de las Fallas 2022

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no a la guerra balcón
El alcalde de València, Joan Ribó, posa desde el balcón del Ayuntamiento. EFE/Ayuntamiento de València

València, 1 mar (OFFICIAL PRESS- EFE).- Desde este 1 de marzo y coincidiendo con el inicio del ciclo de mascletaes de Fallas 2022, la fachada del Ayuntamiento de València lucirá hasta el próximo 7 de marzo una pancarta con el lema ‘No a la guerra’ como muestra de rechazo a la guerra de Ucrania.

Igualmente, la fachada del Ayuntamiento y la Porta del Mar se iluminarán todas las noches de amarillo y azul, los colores de la bandera de Ucrania, en apoyo a los ciudadanos de este país.

El ayuntamiento de València iluminado con la bandera de Ucrania.
Foto: Toni Cortés

El alcalde, Joan Ribó, ha explicado que “València está en fiestas pero no se olvida de un pueblo que está sufriendo en la otra parte de Europa”, ha informado el Consistorio en un comunicado.

Joan Ribó recuerda que “València es una ciudad de paz, una ciudad de acogida, que quiere enviar un mensaje simbólico a la población ucraniana”.

El alcalde ha recordado a los 90 ciudadanos de Ucrania que ya se encuentran en el Casal de Acogida de Rocafort, la ayuda extraordinaria de 200.000 euros para la acogida de los refugiados y ha vuelto a ofrecer “el apoyo de la ciudad a los refugiados que puedan llegar en fechas próximas porque València es y será de nuevo una capital solidaria y de paz”.

Por su parte, Iban Ramón, diseñador gráfico de la pancarta, ha explicado que «esta bandera es una imagen icónica, un estímulo visual, con una fuerte carga simbólica, que por su simpleza y contundencia formal recuerda a los carteles de mayo del 68. La imagen representa una bandera rotulada con un “no a la guerra”.

Por su parte, Xavi Calvo, director de “València, capital mundial del diseño”, opina que “toda guerra es una tragedia. Desde València Capital Mundial del Diseño 2022 abogamos por la paz y lo hacemos desde la gráfica, desde el poder de la comunicación con el cartel como herramienta de concienciación”.

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Valencia

El duelo de un pueblo no se gobierna con mentiras: es hora de que Carlos Mazón dimita

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El duelo de un pueblo no se gobierna con mentiras: es hora de que Carlos Mazón dimita
El president de la Generalitat, Carlos Mazón. EFE/ Biel Alino/Archivo

La catástrofe desencadenada por la DANA del 29 de octubre de 2024 en la Comunitat Valenciana, que dejó un lacerante saldo de más de 229 víctimas, no puede quedar impune. Más allá del dolor humano y de la reconstrucción material, está la responsabilidad política. Y en ese terreno, Carlos Mazón, presidente de la Generalitat Valenciana, acumula mentiras, contradicciones y el profundo desgarro de quienes lo perdieron todo. Por dignidad, por ética y por justicia, Mazón debe dimitir.

Una gestión inexcusable

Cuando la alerta roja estaba activada, Mazón estaba ausente del lugar que le correspondía. Según los informes oficiales, llegó al comité de crisis (CECOPI) a las 20:28 horas, cuando ya se había emitido la alerta a la población minutos antes. No fue un “error de agenda”, sino un fallo estructural que costó vidas.

Mientras Valencia vivía una riada devastadora, el presidente se encontraba en una comida privada en lugar de supervisar la emergencia. Su entorno lo justificó como una reunión de trabajo, pero el contexto lo desmiente: fue ausencia, negligencia y falta de liderazgo.

La falta de movilización de efectivos tampoco puede justificarse. Los informes cruzados detectan irregularidades en el número de bomberos y medios activados. Cuando una emergencia reclama transparencia, los datos confusos o manipulados son una afrenta.

Mentiras, contradicciones y silencio

Mazón ha intentado derivar responsabilidades hacia la Agencia Estatal de Meteorología o la Confederación Hidrográfica del Júcar, en lugar de asumir el liderazgo que su cargo exige. Cuando el caos se instala, quien gobierna debe estar al frente, no buscando culpables.

Peor aún, ha ofrecido versiones cambiantes sobre su paradero, sus llamadas y las decisiones adoptadas aquel día. La investigación judicial avanza con pruebas que desmontan la versión oficial. Cuando un líder debe explicar dónde estaba durante una tragedia, el problema ya no es circunstancial: es estructural.

Las víctimas, traicionadas

No basta con lamentar lo sucedido cuando la dignidad exige acción. Las asociaciones de víctimas han expresado su malestar y exigido respeto ante la falta de explicaciones claras. “Estar con las víctimas también implica asumir responsabilidades”, repiten familiares que aún esperan una disculpa sincera.

No es solo la ausencia inicial. Es el desfile de versiones, el silencio, la falta de empatía y la reconstrucción lenta. Mientras las familias siguen llorando, el presidente intenta sostener su imagen pública como si nada hubiera ocurrido.

La única salida digna: la dimisión

Integridad política. Quien incumple los principios básicos de responsabilidad pierde la legitimidad para seguir al frente.

Justicia para las víctimas. Pedir perdón no basta cuando no se explica con claridad, cuando no se asumen errores ni se ofrecen soluciones. Las víctimas merecen que se depuren responsabilidades reales.

Confianza institucional. La credibilidad de la Generalitat se resquebraja cuando su presidente ofrece explicaciones tardías, contradictorias y evasivas. Eso no solo afecta a Mazón, afecta a toda la Comunitat Valenciana.

Renovación del liderazgo. El desastre del 29-O no puede cerrarse con un “sigo al mando”. Hace falta un relevo que reconstruya no solo los territorios inundados, sino también la confianza de los ciudadanos.

La responsabilidad compartida

Los silencios cómplices también pesan. Los partidos que sostienen a Mazón deben preguntarse si su apoyo es ético o meramente político. Cada día que pasa sin rendir cuentas es una herida más para las víctimas y una mancha más para las instituciones.

La dimisión no sería una derrota política, sino un acto de respeto hacia los que sufrieron, hacia los que murieron y hacia toda una sociedad que exige transparencia y verdad.

La tragedia del 29 de octubre no son solo cifras. Son vidas, familias, municipios arrasados y una sociedad herida. Carlos Mazón mantuvo su comida en El Ventorro cuando la provincia se inundaba, cambió versiones cuando se investigaba y continúa en el cargo pese al clamor ciudadano.

Por integridad, por dignidad, por justicia: Carlos Mazón debe dimitir.
Y quienes lo sostienen, deberían preguntarse si su silencio también los convierte en responsables.

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