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¿Por qué tomamos uvas en Nochevieja? El origen del ritual más popular de Año Nuevo en España

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Cada 31 de diciembre, millones de personas en España repiten el mismo gesto: comer doce uvas al ritmo de las campanadas para dar la bienvenida al Año Nuevo. Es uno de los rituales más arraigados de la cultura española, pero ¿de dónde viene esta tradición?, ¿qué significado tiene realmente?, ¿y desde cuándo se practica?

El significado de las doce uvas de la suerte

La tradición marca que se deben comer doce uvas, una por cada campanada del reloj que anuncia el inicio del nuevo año. Cada uva representa un mes del año, y tomarlas sin atragantarse simboliza buena suerte, prosperidad y protección para los doce meses siguientes.

Más allá de la superstición, el ritual se ha convertido en un acto colectivo, casi ceremonial, que une a familias y amigos frente al reloj —especialmente el de la Puerta del Sol de Madrid— para cerrar el año y empezar otro con esperanza.

¿Desde cuándo se toman uvas en Nochevieja en España?

Aunque pueda parecer una costumbre ancestral, no es tan antigua como se cree. El origen de las uvas de la suerte se sitúa a finales del siglo XIX y principios del XX.

La versión más aceptada: Madrid, finales del siglo XIX

Según los historiadores, el ritual comenzó en Madrid en 1882, cuando algunos ciudadanos empezaron a reunirse en la Puerta del Sol para despedir el año comiendo uvas como acto burlesco. Era una forma irónica de imitar a la burguesía madrileña, que celebraba el Año Nuevo con uvas y champán siguiendo modas francesas.

El gesto, inicialmente provocador, fue ganando popularidad entre el pueblo.

El impulso definitivo: el excedente de uva de 1909

La tradición se consolidó definitivamente en 1909, cuando los viticultores del sureste español —especialmente de Alicante y Murcia— tuvieron una cosecha excepcional de uva. Para dar salida al excedente, lanzaron una campaña popularizando las “uvas de la suerte” como símbolo de prosperidad para el nuevo año.

La idea tuvo tanto éxito que el ritual se extendió rápidamente por toda España.

De costumbre popular a tradición nacional

Durante el siglo XX, la tradición de las uvas se afianzó gracias a la radio y, más tarde, a la televisión. Las campanadas retransmitidas desde la Puerta del Sol convirtieron el ritual en un evento colectivo seguido en todo el país.

Hoy, las uvas forman parte inseparable de la Nochevieja española y se exportan incluso a comunidades españolas en el extranjero.

¿Por qué exactamente uvas y no otro alimento?

La uva simboliza desde la Antigüedad abundancia, fertilidad y celebración. Además, es una fruta fácil de consumir, asociada al vino y a los brindis, lo que la convierte en el alimento perfecto para cerrar el año con un mensaje positivo.

Con el tiempo, se han adaptado versiones más prácticas, como uvas peladas, sin pepitas o sustituidas por gominolas, pero el simbolismo permanece intacto.

Un ritual que une pasado y presente

Más de un siglo después, comer uvas en Nochevieja sigue siendo un acto cargado de tradición, superstición y emoción. No importa si se hace en casa, en una plaza o frente al televisor: el gesto conecta generaciones y recuerda que el Año Nuevo empieza mejor compartido.


Andreu Buenafuente y Silvia Abril no presentarán las Campanadas de RTVE este 31 de diciembre

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Dermatitis en perros: el enemigo silencioso de tu mascota cuando llega el frío

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Cuando bajan las temperaturas, la piel de tu perro también sufre

Con la llegada del invierno y el descenso de los termómetros, no solo las personas necesitan protegerse del frío. Los perros también pueden verse afectados, muchas veces de forma silenciosa, por las condiciones propias de esta época del año. El frío, el aire seco y los cambios bruscos de temperatura entre el exterior y los hogares con calefacción debilitan la barrera natural de su piel.

Estas condiciones pueden desencadenar problemas cutáneos en perros, como sequedad, enrojecimiento, picor o lesiones persistentes. Lo que inicialmente parece una simple “piel seca de invierno” puede evolucionar hacia una dermatitis canina, afectando a su bienestar y calidad de vida.


¿Qué es la dermatitis canina y por qué el frío la favorece?

La dermatitis en perros no es una única enfermedad, sino un conjunto de afecciones de la piel caracterizadas por inflamación, picor, caída del pelo, enrojecimiento o lesiones. Sus causas pueden ser diversas: alergias, parásitos, infecciones por hongos, contacto con sustancias irritantes o factores ambientales.

Durante el invierno, el riesgo aumenta debido a:

  • Bajas temperaturas

  • Ambientes secos

  • Uso continuado de calefacción

Estos factores alteran la función protectora de la piel, favoreciendo la pérdida de hidratación, la sequedad y una mayor susceptibilidad a infecciones. Además, si el perro sale con el pelo mojado por lluvia, nieve o charcos, la combinación de humedad y frío puede provocar brotes más intensos de dermatitis.


¿Qué perros tienen mayor riesgo en invierno?

Algunos perros son más sensibles a los efectos del frío sobre la piel. Entre los grupos con mayor riesgo se encuentran:

  • Cachorros y perros de edad avanzada, con piel más frágil

  • Perros con poco pelo o sin subpelo denso

  • Animales con antecedentes de alergias o problemas dermatológicos

  • Perros expuestos frecuentemente a humedad, especialmente en patas, vientre y zonas bajas

Si aparecen signos como rascado constante, enrojecimiento, pérdida de pelo, piel seca o agrietada, especialmente tras paseos fríos o húmedos, es recomendable actuar de forma temprana.


Cómo prevenir la dermatitis en perros durante el invierno

Para cuidar la piel del perro en los meses fríos, estas recomendaciones pueden marcar la diferencia:

  • Limpiar y secar bien el pelo y las patas después de cada paseo

  • Utilizar productos de higiene suaves y específicos para pieles sensibles

  • Mantener una rutina regular de cepillado

  • Cuidar la alimentación y la hidratación, ya que los ambientes fríos y secos favorecen la pérdida de agua

  • Evitar ambientes excesivamente secos o con temperaturas muy elevadas debido a la calefacción

  • Ante los primeros síntomas (picor, enrojecimiento, lamido excesivo o caída de pelo), consultar con el veterinario


Cuidado dermatológico sin necesidad de baño

En casos de dermatitis o piel sensible, existen soluciones de aplicación en seco que permiten mantener una rutina constante de cuidado cutáneo sin necesidad de baños frecuentes, que en invierno pueden resultar incómodos o estresantes para el animal. Este tipo de tratamientos facilitan la aplicación localizada en zonas concretas y ayudan a restaurar el equilibrio de la piel, mejorar la hidratación y favorecer su recuperación.

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