Cullera (Valencia), 13 ago (OFFICIAL PRESS- EFE).- El sonido de las ambulancias acalló a las cuatro de la mañana el del «techno» que dominaba el recinto del Medusa Festival, donde el vendaval y el polvo había desconcertado primero y cegado después a miles de jóvenes tras una tormenta seca e infernal que les ha marcado ya para siempre.
«¡Esto no es el Medusa, es la película de Jumanji!», gritaban muchos de ellos recordando el caos provocado por un juego maldito que desataba tempestades, liberaba animales y causaba desastres desde la jungla. Pero no era una película, estaban junto a la playa de Cullera y esa tormenta dejó un muerto y cuarenta heridos.
Un fallecido y 17 heridos, 9 de ellos graves, en el Medusa festival. Por el reventón cálido y la caída de estructuras. pic.twitter.com/0Hfat8BJof
Los «meduseros» esperaban esta edición como agua de mayo pero esta madrugada se marcharon del festival, desalojados por las fuerzas de seguridad, entre lágrimas y muy descontentos con la organización, mientras el camping, con capacidad para 12.000 personas, quedaba sin desalojar pero ofreciendo una imagen de desbordamiento y descontrol.
Los jóvenes se encontraban en pleno auge de la primera jornada grande del festival cuando a las cuatro de la mañana notaron cómo unas gotas de agua y el viento cálido de poniente les impedía ver lo que tenían ante sus ojos, sin llegarse a imaginar que acto seguido se desprendería parte del escenario principal, el letrero de los baños de pago, de la noria y de una de las barras de bebida.
Además, el apagón durante el transcurso de la actuación del DJ Yellow Elow y Brian Van Andel les convenció de que algo no iba bien y empezó a cundir la alarma entre los asistentes. El reventón térmico se había producido.
Reventón térmico en el Medusa Festival
Las ambulancias comenzaron a llegar, las lágrimas y los gritos de desesperación predominaban en el rostro de muchos jóvenes al percatarse de que alguno de sus amigos se encontraba debajo de los carteles que se habían desprendido.
La noria -uno de los reclamos más vistosos de la edición de este año- se paralizó, al igual que el resto de actuaciones que estaban en directo en los otros escenarios, mientras empezaban a formarse aglomeraciones en torno a los heridos.
Los equipos sanitarios no daban abasto; allá donde miraras había equipos del SAMU haciendo reanimaciones cardiopulmonares, entre otras actuaciones, a los afectados, y los equipos de la Guardia Civil actuaron rápidamente pidiendo «por favor» que se desalojara el festival.
«¡Esto no es el Medusa, es la película de Jumanji!»
Pero no todo fue sobre ruedas, pues miles de jóvenes invadían las calles del recinto interno del festival por el nerviosismo que les causaba la situación, impidiendo el paso a las ambulancias y generando más tensión entre las fuerzas de seguridad.
Los jóvenes se encontraban desconcertados y no sabían qué hacer; a quienes estaban alojados en el camping se les obligó a que se fueran a sus tiendas, pero muchos de ellos se encontraron con la sorpresa de que se les habían volado y no tenían dónde estar, y muchos aún están esperando una respuesta por parte de la organización.
Además muchos de ellos no pudieron contener su impotencia, se mostraban descontentos y aseguraban que la organización se había centrado demasiado en los pinchazos -que había centrado el gran despliegue de seguridad de este año en busca de jeringuillas, pinchos y sustancias químicas con que cometerlos- y había dejado a un lado la seguridad de las infraestructuras del recinto.
Y también se les oía gritar: «¡Esto no es el Medusa, esto es Jumanji!», «¡estar tres años esperando para que ahora cancelen el festival!» y, sobre todo, «¡menuda organización de mierda!».
Una fuente del entorno directo de la periodista Maribel Vilaplana, autorizada para hablar en su nombre, ha confirmado a El País que durante las casi tres horas de la comida que compartió con Carlos Mazón, este «no dio ninguna señal de que estuviera ocurriendo algo».
La periodista Maribel Vilaplana, protagonista de una polémica reunión con el president Carlos Mazón el pasado 29 de octubre, cuando la DANA devastó Valencia, ha autorizado a una fuente cercana para compartir detalles del encuentro. Esta comida, que tuvo lugar el mismo día en que la catástrofe natural ha dejado 220 fallecidos y personas desaparecidas, ha sido motivo de intensa controversia.
El encuentro entre Mazón y Vilaplana en un reservado de El Ventorro
Según una fuente consultada por El País, Vilaplana y Mazón compartieron una comida en el restaurante El Ventorro, en un reservado, entre las 15:00 y las 17:45 horas. Durante ese tiempo, Mazón atendió «varias llamadas telefónicas», aunque en ningún momento transmitió una sensación de urgencia o alarma. «Mazón no transmitió en ningún momento que estuviera pasando algo», afirma la fuente cercana a la periodista.
La reacción de Vilaplana tras la comida
La fuente explica que Vilaplana fue consciente de la magnitud de la DANA solo después de llegar a su casa, cuando empezaron a trascender las noticias sobre los daños y las zonas afectadas en Valencia. Para ese momento, Mazón aún no había llegado al CECOPI (Centro de Coordinación Operativa Integrada), donde se le reportó a partir de las 19:30 horas.
En una posterior llamada al president, Vilaplana pidió explícitamente: «Por favor, no me metas en esto». En esa misma conversación, confirmó que Mazón le había ofrecido la dirección de À Punt, el canal autonómico valenciano. Sin embargo, Vilaplana rechazó la oferta por «coherencia y convicción política», para evitar cualquier vinculación con el PP.
Detalles de la conversación: análisis comunicativo y consejos a Mazón
Durante la reunión, Mazón pidió la opinión de Vilaplana sobre la comunicación en el canal autonómico, y ambos intercambiaron ideas sobre oratoria. La periodista incluso sacó su ordenador para mostrarle una estructura discursiva y ofrecerle consejos: «Le sugirió que hablara más en valenciano y le hizo un análisis de sus discursos», añade la fuente.
Además de las conversaciones, se ha sabido que compartieron una botella de vino y entrantes, incluyendo tomate con ventresca y setas de temporada. Para finalizar, Vilaplana y Mazón tomaron café y una tarta. La fuente subraya que «no hubo gin-tonics», resaltando que el vino fue la única bebida alcohólica en la mesa.
Mazón guarda silencio mientras la polémica crece
La versión de Maribel Vilaplana arroja luz sobre una reunión que ha generado fuertes críticas hacia Carlos Mazón, acusado de no responder adecuadamente en una jornada crítica para Valencia. La oposición ha pedido su dimisión, cuestionando que llegara al CECOPI después de las 19:30 horas y que la alerta ciudadana no se emitiera hasta pasadas las 20:00, cuando ya era tarde para muchas localidades afectadas.
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