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Salud y Bienestar

Salud Pública: El tabaco y el adelanto de cierre bares son medidas que suman

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La entrada en vigor esta madrugada en Navarra del adelanto del cierre de la hostelería a las 21:00 horas y de la prohibición de fumar en movimiento por la calle «son medidas que suman», no las únicas ni definitivas ni tampoco «tomadas a la ligera» al ser conscientes de las repercusiones que tienen sobre muchas personas.

Así lo ha señalado en declaraciones a Efe la jefa de Seguridad Alimentaria de Sanidad Ambiental del Instituto de Salud Pública y Laboral, Sagrario Laborda, quien sobre el adelanto del cierre al público de los bares y restaurantes ha explicado que la pretensión es «disminuir la movilidad de las personas».

«Entendemos que reduciendo este cierre en una hora lo que estamos haciendo es de alguna forma evitar esa movilidad. En otras Comunidades Autónomas las medidas tomadas han sido semejantes, e incluso más drásticas, ya que nosotros permitimos un poquito más».

En cuanto a la prohibición de fumar en movimiento mientras se camina por la calle, Laborda ha advertido de que esta medida ya estaba en vigor desde la Orden foral del 14 de diciembre, aunque «no se le dio tanta publicidad como ahora, que se ha unido a la prohibición de fumar en las terrazas de hostelería», aunque esta medida ha sido rechazada por el Tribunal Superior de Justicia de Navarra horas después de entrar en vigor.

Sobre los fumadores y el mayor riesgo de transmisión de la covid-19, ha explicado que «está comprobado», ya que, según la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica, «hay un aumento de expulsión de aerosoles cuando se fuman bien cigarrillos convencionales, bien otro tipo de dispositivos electrónicos».

Con ello, «si la persona fumadora está contagiada, lo que hace expulsar más aerosoles y hay más posibilidad también de que pueda haber un contagio», ha subrayado.

Este hecho va unido a la prohibición desde hoy en Navarra de fumar en movimiento en la vía pública, ya que «fundamentalmente es porque cuando vamos andando y fumando vamos sin mascarilla. Hay que tener en cuenta de que estos aerosoles pueden alcanzar una distancia de hasta 2 metros, un espacio único si estás parado fumando» pero móvil si la persona está en movimiento.

«La diferencia entre parado y andando es que en la primera situación puedes estar a la distancia suficiente como para no contaminar al resto», ha zanjado Laborda.

No sería el caso de las personas que hacen deporte corriendo por la vía pública, ha concedido para señalar que en ese caso «se ha estado valorando la posibilidad de hacer algún tipo de regulación, pero siempre nos queda la duda» ya que colisiona con la recomendación de la Organización Mundial de la Salud de no llevar mascarilla cuando se practica ejercicio de alto rendimiento, por lo que este asunto es «conflictivo», ha reconocido.

Con todo ello, la jefa de Seguridad Alimentaria de Sanidad Ambiental del Instituto de Salud Pública y Laboral ha reconocido que las que hoy entran en vigor son medidas que pretenden ayudar a frenar los contagios, aunque no son las únicas ni definitivas: «No se puede decir que sea una única medida la que sirve, sino la suma de todas las medidas son lo que al final nos está llevando a que podamos ir controlando la pandemia».

Consciente de que algunas de ellas tienen polémica por sus repercusiones, Laborda ha asegurado que «cada vez que se toma una decisión de este tipo no se toma a la ligera, se piensa mucho en la incidencia que puede tener tanto para la ciudadanía como para la economía» y se sopesa en beneficio de que los contagios cada vez sean menos. EFE

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¿Por qué nos ponemos malos en vacaciones?

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¿Por qué nos ponemos malos en vacaciones?
¿Por qué nos ponemos malos en vacaciones?

Cuando llegan las vacaciones todos soñamos con descansar, desconectar del trabajo y disfrutar del tiempo libre. Sin embargo, muchas personas experimentan justo lo contrario: resfriados, problemas digestivos, dolores de cabeza, alergias o incluso bajones anímicos. Este fenómeno, tan habitual como molesto, tiene una explicación médica y psicológica. Te contamos por qué nos ponemos malos en vacaciones y qué hacer para evitarlo.


El síndrome del ocio o del descanso: la base del problema

Los especialistas lo llaman “síndrome del ocio” o “síndrome del descanso”, un fenómeno que aparece cuando, tras un periodo de alta exigencia física o mental, el cuerpo se relaja bruscamente y aparecen síntomas de enfermedad.

Durante los meses de trabajo o estudio, el organismo mantiene un nivel elevado de cortisol y adrenalina, hormonas relacionadas con el estrés. Estas sustancias ayudan a mantenernos activos, aunque también reducen la eficacia del sistema inmunológico. Cuando llega el descanso, los niveles de estrés caen en picado y el cuerpo aprovecha para mostrar todo aquello que llevaba tiempo acumulando.


Factores que explican por qué enfermamos en vacaciones

1. Bajada de defensas tras el estrés

El estrés crónico provoca que las defensas trabajen a menor rendimiento. Durante semanas o meses aguantamos gracias a la tensión diaria, pero cuando el cuerpo se relaja es más vulnerable a virus y bacterias. De ahí que sea común pillar un resfriado o una infección leve justo al inicio de las vacaciones.

2. Cambios bruscos de rutina

En vacaciones solemos alterar horarios de sueño, alimentación y ejercicio. Dormir menos o demasiado, saltarse comidas, consumir más alcohol o comidas copiosas, y la falta de actividad física repercuten directamente en el bienestar. El cuerpo, acostumbrado a un ritmo regular, reacciona con malestares digestivos, cansancio o dolor de cabeza.

3. Viajes y exposición a nuevos entornos

El hecho de viajar implica cambios de clima, altitud, huso horario y contacto con bacterias y virus diferentes. Todo ello supone un desafío para el organismo, que debe adaptarse rápidamente. Por eso, diarreas, alergias y problemas respiratorios son más frecuentes en vacaciones.

4. El “efecto rebote” del estrés acumulado

Muchos trabajadores llegan al periodo vacacional en estado de agotamiento físico y mental. Al desconectar, el cuerpo interpreta que ya puede bajar la guardia, lo que se traduce en un “reajuste” que en algunos casos se manifiesta como malestar general, dolores musculares o incluso ansiedad.

5. Problemas psicosomáticos

La salud mental también influye. La llegada de las vacaciones, con más tiempo libre y menos obligaciones, puede hacer que afloren preocupaciones que antes se mantenían en segundo plano. Esto se traduce en síntomas físicos como insomnio, dolores de estómago, migrañas o tensión muscular.


Enfermedades más frecuentes en vacaciones

  • Resfriados y gripes leves: fruto de la bajada de defensas.

  • Problemas digestivos: gastroenteritis, diarrea del viajero, indigestiones o acidez.

  • Dolores musculares y de espalda: consecuencia del estrés acumulado y cambios en la rutina de ejercicio.

  • Alergias: al polvo de hoteles, al polen en nuevas zonas geográficas o a ciertos alimentos.

  • Problemas dermatológicos: como quemaduras solares, reacciones alérgicas o eccemas.

  • Trastornos del sueño: derivados de los cambios de horario, viajes largos o exceso de actividad nocturna.


Cómo prevenir ponernos malos en vacaciones

Mantener hábitos saludables antes y durante el descanso

Lo ideal es no esperar a las vacaciones para cuidar el cuerpo. Mantener una alimentación equilibrada, dormir lo suficiente y practicar ejercicio con regularidad ayuda a que el sistema inmunológico no sufra tanto el cambio de ritmo.

Evitar los excesos

Aunque es normal disfrutar de comidas especiales, alcohol o trasnochar, conviene hacerlo con moderación. Los excesos son una de las principales causas de problemas digestivos y fatiga durante el verano.

Preparar los viajes con antelación

Si el destino implica cambios de clima, altitud o alimentación, es recomendable llevar un botiquín básico, hidratarse con frecuencia y dar tiempo al cuerpo para adaptarse. En destinos internacionales, conviene revisar las vacunas necesarias.

Escuchar al cuerpo

Muchas veces el organismo avisa antes de caer enfermo. Síntomas como cansancio extremo, insomnio, irritabilidad o dolores de cabeza recurrentes son señales de que necesitamos parar antes de que aparezca una enfermedad.

Proteger la piel y el sistema respiratorio

El uso de crema solar, ropa adecuada y medidas de higiene básicas (lavado de manos, evitar agua contaminada) reducen el riesgo de problemas en vacaciones.


Vacaciones como oportunidad de resetear el cuerpo

Aunque resulte paradójico, ponerse malo en vacaciones puede ser la forma que tiene el cuerpo de “resetearse”. El descanso permite que afloren desequilibrios que estaban escondidos bajo la rutina del estrés. Lo importante es entender este fenómeno, cuidarse y no verlo como una mala suerte, sino como una llamada de atención a la necesidad de equilibrar trabajo y salud durante todo el año.


Conclusión: disfrutar de las vacaciones sin enfermar es posible

Ponerse enfermo en vacaciones es más habitual de lo que pensamos, y no se debe únicamente a la casualidad. El estrés acumulado, los cambios de rutina y la bajada de defensas son factores clave que explican este fenómeno. La buena noticia es que, con una preparación adecuada y hábitos saludables, se puede reducir considerablemente el riesgo y disfrutar de un descanso reparador.

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