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Sucesos

Siete años de cárcel a un enfermero por abusar de una paciente en la sala de reanimación

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La Sala de lo Penal del Tribunal Supremo ha elevado a siete años de prisión la condena de cuatro años y seis meses impuesta por la Audiencia Provincial de Barcelona a un enfermero por abusar sexualmente de una paciente que estaba en la sala de reanimación tras ser operada en un hospital de Barcelona.

La sentencia estima el recurso del Ministerio Fiscal y agrava la pena porque considera que no hubo ningún tipo de consentimiento y que el condenado se aprovechó de la situación de vulnerabilidad en la que se encontraba la víctima, debido a la intervención, y de su superioridad respecto a ella para cometer el delito.

Los hechos ocurrieron en el Hospital del Sagrado Corazón de la Ciudad Condal el 31 de octubre de 2012. La mujer, de 42 años de edad, se encontraba en dicha sala recuperándose de una operación en la que le habían quitado la vesícula. El enfermero de quirófano, de nacionalidad brasileña, aprovechó que en la estancia estaban sólo la víctima, que acababa de despertar de la anestesia, y otra paciente dormida, y, “con decidido propósito de satisfacer su apetito sexual”, se acercó a la cama y le metió los dedos en la vagina. Sorprendida por lo ocurrido, la mujer le preguntó por qué lo hacía, a lo que él respondió que era para que pudiese orinar. Después, volvió a repetir los tocamientos y le palpó sus genitales. Al darse cuenta la paciente de que la actuación del condenado nada tenía que ver con la atención médica, intentó evitar que se repitieran cruzando las piernas.

De acuerdo con la fiscalía, la Sala Segunda modifica la sentencia de la Audiencia Provincial de Barcelona que había aplicado un tipo atenuado de abuso sexual –artículo 181.3 Código Penal- al apreciar que en este caso hubo consentimiento viciado de la víctima.

El Tribunal Supremo indica que el abuso sexual se produce frente a una víctima que no consiente el ataque realizado por el acusado. “No se trata de un consentimiento viciado por una relación de superioridad derivado de la situación porque el relato fáctico no describe un consentimiento viciado, sino que el ataque se realiza sobre una víctima que no llega a consentir, que no llega a expresar un consentimiento siquiera viciado a la introducción de miembros corporales y al manoseo posterior”, subraya la sentencia.

Añade que el relato fáctico es claro en la descripción del suceso; “absolutamente inconsentida” por lo que hay que aplicar el artículo 181.1 del Código Penal, ausencia del consentimiento, en lugar del 181.3, vicio en el consentimiento, como hizo la sentencia recurrida.
Como consecuencia de ello, la sentencia, de la que ha sido ponente el magistrado Andrés Martínez Arrieta, aplica las agravaciones referidas a la situación de vulnerabilidad de la víctima y el prevalimiento por el acusado de la situación de superioridad.

Sobre la vulnerabilidad de la víctima por la situación, afirma la sentencia, que el hecho de que estuviera despierta le permitió ser consciente del ataque sufrido y oponer una resistencia a la conducta que trataba de repetir, pero “no resta la condición de vulnerabilidad de quien se halla en una dependencia de cuidados especiales y necesarios después de la intervención a la que había sido sometida”.

También considera aplicable a este caso la agravación relativa al prevalimiento por la superioridad del enfermero, ya que la ausencia de consentimiento es aprovechada por quien se encuentra en situación de superioridad como garante del cuidado de la víctima.

La sentencia desestima el recurso de casación interpuesto por el condenado en el que sostenía que se había vulnerado su derecho a la presunción de inocencia por haber valorado el tribunal la declaración que prestó en sede policial. Sin embargo, la Sala Segunda responde a este motivo afirmando que la Audiencia Provincial de Barcelona no tuvo en cuenta esa declaración, en la que admitió el hecho de la denuncia, sino la declaración de la víctima y otras de referencia como la del marido de ésta, la de la enfermera de planta y la del encargado del servicio de enfermería.

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Sucesos

Confirmado: el cuerpo hallado en Manises es de Javi, el desaparecido por la DANA en Pedralba

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La Guardia Civil ha confirmado mediante pruebas de ADN que el cadáver encontrado en el cauce del río Túria, en Manises, pertenece a José Javier Vicent Fas, “Javi”, el hombre de 64 años desaparecido durante la DANA del 29 de octubre de 2024 en Pedralba (Valencia).

El cuerpo, hallado sepultado en barro y cañas a 31 kilómetros del punto de desaparición, se encontraba en buen estado gracias al efecto conservador de la arcilla. Javi fue arrastrado por las aguas junto a su hija Susana, de 30 años y con síndrome de Down, cuyo cuerpo apareció días después en la playa del Mareny Blau.

La identificación se logró tras un exhaustivo análisis de ADN realizado en el Laboratorio Central de Criminalística de Madrid, poniendo fin a un año de búsqueda.


El barro preservó el cuerpo durante casi un año

El hallazgo fue realizado por trabajadores de la empresa pública TRAGSA durante labores de desescombro y limpieza en la desembocadura del Turia. Los operarios detectaron restos humanos semienterrados en el fango y alertaron de inmediato a las autoridades.

El cuerpo, parcialmente cubierto por lodo, no presentaba signos externos de violencia visibles debido al estado de conservación, aunque será la autopsia la que determine las causas exactas de la muerte.

Fuentes forenses explican que el barro actuó como una capa protectora, impidiendo la descomposición total y provocando una momificación natural del cadáver.


El hallazgo junto al río Túria


Una tragedia que sigue dejando huellas

Javi, de 56 años, era uno de los tres desaparecidos que aún seguían sin localizar casi un año después de la DANA. El vecino de Pedralba se encontraba en una vivienda rural junto a su hija —una joven con síndrome de Down— cuando fueron sorprendidos por la riada.

Días después, la Guardia Civil localizó el cuerpo de la joven, pero las búsquedas de su padre no dieron resultado hasta ahora. Su caso se convirtió en símbolo de la tragedia que azotó a la comarca y que dejó profundos daños humanos y materiales.


Dos personas más siguen desaparecidas: Elizabeth y Francisco

Además de Javi, las otras dos personas que siguen desaparecidas son Elizabeth y Francisco, a quienes la Guardia Civil continúa buscando en distintos puntos de la provincia.

Elizabeth desapareció cuando circulaba en coche junto a su madre cerca del Hotel La Carreta de Chiva. El cuerpo de su madre, Elvira, fue encontrado días después a varios kilómetros del lugar donde el vehículo fue arrastrado por el agua.

Por su parte, Francisco fue visto por última vez en Montserrat, tras salvar a sus dos nietos colocándolos en el techo del vehículo antes de que la riada se los llevara por delante. Desde entonces, no se ha tenido noticia de él.


Una investigación que busca cerrar heridas

El hallazgo del cuerpo en Manises abre una nueva fase en la investigación de una de las catástrofes naturales más graves de los últimos años en la Comunitat Valenciana.
Las autoridades esperan que las pruebas forenses puedan confirmar la identidad de los restos en los próximos días, lo que permitiría dar cierre a una familia que ha esperado durante meses una respuesta definitiva.

Mientras tanto, los trabajos de búsqueda y recuperación en zonas afectadas por la DANA continúan, con el compromiso de localizar a todas las víctimas de aquella trágica jornada.

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