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Salud y Bienestar

Síntomas del cáncer de mama

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Síntomas del cáncer de mama

Los síntomas del cáncer de mama son muy concretos. Después del cáncer de piel, el de mama es el tipo más común diagnosticado en mujeres en Estados Unidos. El cáncer de mama se puede presentar tanto en hombres como en mujeres; sin embargo, es mucho más común en las mujeres.

El considerable apoyo para la concienciación y la financiación de investigaciones sobre el cáncer de mama ha ayudado a crear avances en el diagnóstico y tratamiento de esta enfermedad. Las tasas de supervivencia al cáncer de mama han aumentado y el número de muertes asociadas con esta enfermedad está disminuyendo constantemente, en gran medida debido a factores como la detección temprana, un nuevo enfoque de tratamiento personalizado y una mejor comprensión de la enfermedad.

Síntomas del cáncer de mama

Entre los signos y síntomas del cáncer de mama se pueden incluir los siguientes:

  • Un bulto o engrosamiento en la mama que se siente diferente del tejido que la rodea.
  • Cambio de tamaño, forma o aspecto de una mama.
  • Cambios en la piel que se encuentra sobre la mama, como formación de hoyuelos.
  • La inversión reciente del pezón
  • Descamación, desprendimiento de la piel, formación de costras y pelado del área pigmentada de la piel que rodea el pezón (areola) o la piel de la mama
  • Enrojecimiento o pequeños orificios en la piel que se encuentra sobre tu mama, como la piel de una naranja.

Cuándo consultar al médico

Si encuentras un bulto u otro cambio en las mamas, incluso si obtuviste resultados normales en una mamografía reciente, pide una consulta con el médico para que te evalúe de inmediato.

Causas del cáncer de mama

Los médicos saben que el cáncer de mama ocurre cuando algunas células de la mama comienzan a crecer de forma anormal. Estas células se dividen más rápidamente que las células sanas y continúan acumulándose, formando un bulto o tumor. Las células pueden diseminarse (hacer metástasis) a través de la mama a tus ganglios linfáticos o a otras partes de tu cuerpo.

Más frecuentemente el cáncer de mama comienza con células en los conductos para producir leche (carcinoma ductal invasivo). El cáncer de mama quizás también comience en el tejido glandular conocido como lobulillos (carcinoma lobulillar invasivo) o en otras células o tejido dentro de la mama.

Los investigadores han identificado factores hormonales, de estilo de vida, y ambientales que pueden aumentar tu riesgo de cáncer de mama. Pero no está claro por qué algunas personas que no presentan factores de riesgo desarrollan cáncer, pero otras que tienen factores de riesgo no lo hacen. Es probable que el cáncer de mama esté causado por una interacción compleja de tu perfil genético y tu medio ambiente.

Cáncer de mama hereditario

Los médicos calculan que entre 5 y 10 por ciento de cánceres de mama están relacionados a mutaciones de genes pasados a través de las generaciones en una familia.

Se han identificado varios genes mutados hereditarios que pueden aumentar la posibilidad del cáncer de mama. Los más conocidos son el gen 1 (BRCA1) y el gen 2 (BRCA2) de cáncer de mama, ambos aumentan significativamente el riesgo tanto de cáncer de mama como de ovario.

Si tienes antecedentes familiares significativos de cáncer de mama o de otros tipos de cáncer, tu médico quizás recomiende un análisis de sangre para ayudar a identificar las mutaciones específicas en BRCA u otros genes que se están trasmitiendo por tu familia.

Considera pedirle a tu médico que te remita a un asesor genético, quien puede evaluar tus antecedentes de salud familiares. Un asesor genético también puede hablar sobre los beneficios, riesgos, y limitaciones de las pruebas genéticas para ayudarte con la toma compartida de decisiones.

Factores de riesgo para el cáncer de mama

Un factor de riesgo para cáncer de mama es cualquier cosa que hace más probable tener cáncer de mama. Pero tener un factor de riesgo para cáncer de mama, o incluso varios, no significa que necesariamente vayas a tenerlo. Muchas mujeres que desarrollan cáncer de mama no presentan ningún factor de riesgo conocido, excepto ser mujer.

Los factores que se asocian con un aumento del riesgo de cáncer de mama incluyen:

  • Ser mujer. Las mujeres tienen mucho más probabilidades que los hombres de tener cáncer de mama.
  • Edad avanzada. El riesgo de padecer cáncer de mama aumenta con la edad.
  • Antecedentes personales de enfermedades mamarias. Si has tenido una biopsia de mama que detectó carcinoma lobulillar localizado o hiperplasia atípica de la mama, tienes un aumento en tu riesgo para cáncer de mama.
  • Antecedentes personales de cáncer de mama. Si has tenido cáncer en una mama, tienes un aumento en el riesgo de desarrollar cáncer en la otra.
  • Antecedentes familiares de enfermedades mamarias. Si se ha diagnosticado con cáncer de mama a tu madre, tu hermana, o tu hija, especialmente si fue cuando eran muy jóvenes, tu riesgo aumenta Pero, en su mayoría, las personas diagnosticadas con cáncer de mama no tienen antecedentes familiares de esta enfermedad.
  • Genes hereditarios que aumentan el riesgo de cáncer de mama. Ciertas mutaciones en los genes que aumentan el riesgo de cáncer de mama pueden ser trasmitidas de padres a hijos. Las mutaciones en los genes más conocidas son BRCA1 y BRCA2. Estos genes pueden aumentar en gran forma tu riesgo de cáncer de mama y de otros tipos de cáncer, pero no hacen que la enfermedad sea inevitable.
  • Exposición a la radiación. Si te han hecho tratamientos con radiación al pecho durante la infancia o cuando eras muy joven, tu riesgo de cáncer de mama aumenta.
  • Obesidad. La obesidad aumenta tu riesgo de cáncer de mama.
  • Comenzar a menstruar a una edad temprana. Comenzar a menstruar antes de los 12 años aumenta tu riesgo de cáncer de mama.
  • Comenzar la menopausia a una edad más avanzada. Comenzar la menopausia a una edad más avanzada aumenta el riesgo del cáncer de mama.
  • Tener el primer hijo a una edad más avanzada. Las mujeres que tienen el primer hijo después de los 30 años quizás tengan un aumento en su riesgo de cáncer de mama.
  • Las mujeres que nunca han estado embarazadas. Las mujeres que nunca han estado embarazadas tienen un mayor riesgo de cáncer de mama que las que han tenido un embarazos, o más.
  • Terapia con hormonas posmenopausia. Las mujeres que toman medicamentos para terapia hormonal que combinan estrógeno y progesterona para tratar los signos y síntomas de la menopausia tienen un aumento en su riesgo de cáncer de mama. El riesgo del cáncer de mama se reduce cuando dejan de tomar estos medicamentos.
  • Beber alcohol. Beber alcohol aumenta tu riesgo de cáncer de mama.

Prevención

Reducción del riesgo de cáncer de mama para mujeres con un riesgo promedio

Hacer cambios en tu vida diaria puede ayudarte a reducir tu riesgo de cáncer de mama. Intenta lo siguiente:

  • Consulta con tu médico sobre los análisis para detección del cáncer de mama. Habla con tu doctor sobre cuándo comenzar las pruebas y exámenes de detección para cáncer de mama, como exámenes clínicos de las mamas y mamogramas.Habla con el médico acerca de los beneficios y los riesgos de las pruebas de detección. Juntos podrán decidir qué estrategias para detección del cáncer de mama son mejores para ti.
  • Familiarízate con tus pechos durante un autoexamen para tomar conciencia sobre las mamas. Las mujeres quizás deseen familiarizarse con sus mamas, inspeccionando ocasionalmente sus pechos durante un autoexamen para tomar conciencia sobre sus mamas. Si hay un cambio que es nuevo, hay bultos u otros signos inusuales en tus mamas, habla en seguida con tu médico.Tener conciencia de las mamas no puede prevenir el cáncer de mama, pero puede ayudarte a entender mejor los cambios normales por los que pasan tus mamas e identificar cualquier signo y síntoma inusual.
  • Si bebes alcohol, hazlo con moderación. Limita la cantidad de alcohol que consumes a un trago por día, si decides beber.
  • Haz ejercicio la mayoría de los días de la semana. Ten como meta hacer 30 minutos de ejercicios casi todos los días de la semana. Si no has hecho ejercicio últimamente, pregúntale a tu médico si está bien empezar, y comienza lentamente.
  • Limita la terapia con hormonas posmenopausia. La terapia hormonal combinada puede aumentar el riesgo del cáncer de mama. Habla con el médico acerca de los riesgos y beneficios de la terapia hormonal.Algunas mujeres presentan signos y síntomas molestos durante la menopausia y, para esas mujeres, puede ser aceptable asumir el mayor riesgo de cáncer de mama a fin de aliviar los signos y síntomas de la menopausia.Para reducir el riesgo de cáncer de mama, usa la menor dosis posible de terapia hormonal durante el período más corto posible.
  • Mantén un peso saludable. Si tu peso es saludable, procura mantenerlo. Si necesitas perder peso, pregúntale a tu médico acerca de estrategias saludables para lograrlo. Reduce la cantidad de calorías que consumes a diario y aumenta lentamente la cantidad de actividad física.
  • Opta por una dieta saludable. Las mujeres que siguen una dieta mediterránea complementada con aceite de oliva extra virgen y frutos secos mixtos quizás tengan un riesgo reducido para cáncer de mama. La dieta mediterránea está enfocada en alimentos basados en plantas, como frutas y verduras, cereales integrales, legumbres, y frutos secos. Las personas que siguen la dieta mediterránea eligen grasas saludables, como el aceite de oliva, en lugar de mantequilla, y pescado en lugar de carnes rojas.

Reducción del riesgo de cáncer de mama en las mujeres con alto riesgo

Si el médico evaluó tus antecedentes familiares y determinó que presentas otros factores, como una enfermedad mamaria precancerosa, que aumentan tu riesgo de tener cáncer de mama, puedes hablar sobre las opciones para reducir el riesgo, entre ellas, las siguientes:

  • Medicamentos preventivos (quimioprofilaxis). Los medicamentos inhibidores del estrógeno, como los moduladores selectivos de los receptores de estrógeno y los inhibidores de la aromatasa, reducen el riesgo de cáncer de mama en las mujeres que presentan un riesgo alto de contraer la enfermedad.Estos medicamentos conllevan un riesgo de causar efectos secundarios, de modo que los médicos los reservan para las mujeres con un riesgo muy alto de tener cáncer de mama. Habla con tu médico sobre los beneficios y los riesgos.
  • Cirugía preventiva. Las mujeres con un riesgo muy alto de tener cáncer de mama pueden optar por la extirpación quirúrgica de sus mamas sanas (mastectomía profiláctica). También, por la extirpación de sus ovarios sanos (ooforectomía profiláctica) para reducir el riesgo de tener cáncer de mama y de ovario.

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Los alimentos infalibles para prevenir resfriados

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Esta es la hortaliza saludable que debes tomar a diario para prevenir los resfriados en invierno
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La tradición popular atribuye propiedades curativas a los alimentos con vitamina C, pero ¿sabemos cuáles son los alimentos para prevenir resfriados?

Algunos como el ajo, la sopa de pollo o la miel frente al resfriado, la tos, la congestión o la gripe. Sin embargo, en la actualidad no hay ninguna prueba científica que demuestre que su consumo sea beneficioso para este objetivo.

Según ha explicado la doctora Laura Arranz, profesora del Departamento de Nutrición, Ciencias de la Alimenación y Gastronomía de la Universidad de Barcelona, lo que realmente contribuye a prevenir estas enfermedades, e incluso a aliviar sus síntomas, es seguir hábitos de vida saludables y una alimentación equilibrada.

La doctora ha precisado que «más allá de la vitamina C hay muchos nutrientes imprescindibles para el sistema inmunitario. Todas las vitaminas, minerales como el zinc, antioxidantes como los polifenoles o los betacarotenos, grasas como los Omega-3 y las fibras (sobre todo de tipo soluble) son básicos en un cóctel de salud».

MINERALES Y VITAMINAS
Las vitaminas A, C y E, el magnesio, el cobre, el manganeso o el hierro son algunos de los elementos clave en los procesos celurares que ayudan a neutralizar los radicales libres y el estrés oxidativo.

La doctora Arranz ha aclarado que «el funcionamiento correcto del metabolismo y de las defensas antioxidantes requiere la presencia de estos nutrientes en cantidades suficientes». La pregunta que subyace es qué alimentos propocionan estos nutrientes.

Según la experta, «los alimentos de origen vegetal son ricos en antioxidantes, pero especialmente la fruta, las hortalizas, las verduras de hoja verde, las semillas y los frutos secos». Además, ha aconsejado «consumir una buena parte de estos vegetales en crudo o con tiempos de cocción adecuado para que la ingesta de antioxidantes se amayor».

EL ZINC COMO REGULADOR DEL SISTEMA INMUNE
La doctora Arranz ha explicado que «el zinc es un oligoelemento esencial que juega un papel clave en más de 300 enzimas y está involucrado en la comunicación celular, además de desempeñar un importante papel en la regulación del sistema inmune».

Ha añadido, además, que «el déficit de zinc, que afecta al 20% de la población mundial, se asocia a la disminución del sistema inmunitario». Entre los alimentos que contienen zinc se encuentran las carnes, el pescado, los moluscos, las espinacas o los frutos secos.

OMEGA-3: GUARDIÁN DE LAS DEFENSAS
Las grasas Omega-3 son importantes para el sistema inmunitario, para la salud cardiovascular y para la salud visual y cerebral pero además intervienen como precursores de las moléculas antiinflamatorias.

La experta ha detallado que «si queremos cuidar las defensas, debemos aumentar la ingesta de frutos secos, especialmente nueces y almendras, para conseguir un aporte diario de dos gramos de ácido alfa-linolénico y pescado azul para conseguir 200 gramos de ácido docosahexaenoico (ácido graso poliinsaturado omega-3)».

LA FIBRA, UNA COMPAÑERA ALIADA
La nutricionista ha revelado que «la fibra ayuda a la nutrición y el bienestar de las bacterías beneficiosas que residen en el intestino y que juegan a un rol principal en el sistema inmunitario, por lo es imprescindible en el día a día».

Además, la fibra dietética proviene de los alimenos de origen vegetal tales como las legumbres, las semillas, los frutas secos, las verduras o las frutas.

Sin embargo, la doctora ha advertido que las legumbres «puedencausar problemas de flatulencia debido a la gran cantidad de fibra que aportan». Por ello, para evitar este problema ha aconsejado «tomar raciones pequeñas tres veces pro semana en lugar del tradicional plato de legumbres solo un día a la semana».

Alimentos para prevenir resfriados

La lista de alimentos que ayudan a prevenir gripes, catarros y resfriados es larga… Educo nos la detalla.

1. Pescados, un gran aporte de Omega-3

Los pescados, entre los que destaca el pescado azul, aportan proteínas y Omega-3 al organismo. Estas sustancias ayudan al organismo a proteger los pulmones de las infecciones respiratorias al sintetizar anticuerpos. Ya ves: incluye pescado en el menú semanal. Dos porciones semanales de salmón ayudarán a levantar tus defensas.

2. Cítricos, el consejo de la abuela

¡Y cuánta razón tiene la abuela! Los cítricos son ricos en vitamina C, un nutrientes que puede ayudar a frenar el avance de un resfriado. ¿Lo mejor? Alternar los cítricos consumiendo naranja (muy rica en vitamina C), mandarina (rica en betacarotenes) y limón (gran valor antiséptico que lo convierte en un remedio natural contra el dolor de garganta y la tos).

3. Huevos: proteínas, vitaminas y minerales

Los huevos son un comodín en la cocina, no dudes en prepararlos un par de veces por semana. Un huevo contiene casi 7 gramos de proteína, pero además aporta al organismo vitaminas y minerales, entre los que destacan las vitaminas B6 y B12, el selenio y el zinc, ¡fundamentales para mantener fuerte el sistema inmunológico!

4. Yogur, el poder de los probióticos

Hoy en día se habla mucho de probióticos en la publicidad, pero ¿qué son? Los yogures tienen cultivos vivos que ayudan al sistema inmunológico a evitar que las bacterias malas progresen dentro del cuerpo. ¿Cómo? Muy fácil: si las bacterias buenas son más que las malas, ¡la guerra por la salud está ganada!

5. Verduras de hojas oscuras para reducir el tiempo de la enfermedad

La mayoría de nosotros piensa en un zumo de naranja para ingerir vitamina C. ¿Qué me dirías si te digo que las espinacas, las coles de Bruselas, la lechuga y el brócoli tienen más vitamina C que los cítricos? Incluye estas verduras en la dieta de los peques y si los niños se niegan a comer verduras, ¡disfrázalas! En el enlace te damos ideas al respecto.

6. Calabaza, la reina del beta-caroteno

El betacaroteno es esencial para el organismo ya que cuando éste lo absorbe, se transforma en vitamina A, un nutriente que mejora las defensas y ayuda a prevenir enfermedades. Dale a tus hijos calabaza asada, en crema, mezclada con arroz o en puré, ¡es rica y súper nutritiva! Si a tu hijo no le gusta la calabaza pero sí la zanahoria, ¡a por ella! Las zanahorias también tienen mucho beta-caroteno, motivo por el cual su acción es similar a la de la calabaza.

7.  Kiwi, vitamina C al por mayor

Un kiwi aporta al cuerpo más vitamina C que una naranja. Es cierto que puede ser más difícil para los peques comer un kiwi que beber un zumo pero ¡con intentar no se pierde nada!

8. Cebolla y ajo, antibióticos naturales

Tanto la cebolla como el ajo ayudan a prevenir y curar la gripe y los resfriados. Ambos tienen propiedades mucolíticas que ayudan a expulsar secreciones. ¿Un consejo? A los peques suele molestarles más la textura que el sabor de estos alimentos, por eso te recomendamos trocearlos y cocinarlos hasta que no sean perceptibles en el paladar. No abuses de ellos y verás que los peques los comen sin casi darse cuenta.

9. Miel, efecto antitusivo ¡y preventivo!

Incluir la miel en el desayuno de los niños mayores (recuerda que los niños menores de 3 años no deben consumir miel por el riesgo de botulismo) puede ser una gran idea. La miel tiene un efecto preventivo al aumentar las defensas naturales y antitusivo, aliviando la molesta picazón de garganta. Sírvele a tu hijo una tostada con miel o coloca un poco de miel en la leche, ¡le encantará!

10. Frutos secos y legumbres para mantener el calor corporal

Parece una locura pero no lo es: en invierno, perdemos fácilmente el calor corporal, exponiéndonos a toda clase de enfermedades. Los alimentos híper calóricos como las legumbres y los frutos secos aportan la energía necesaria para mantener la temperatura corporal correcta, manteniendo a raya a las enfermedades. Además, tanto los unos como los otros aportan hierro y antioxidantes, fundamentales para mantener el sistema inmunológico fuerte.

11. Frutos rojos, vitamina C en pequeñas dosis

Los frutos rojos aportan vitamina C aunque para que sean realmente efectivos es necesario consumir gran cantidad. Los mencionamos porque ¡son fáciles de incluir en la dieta y a los peques les encantan! ¿Quién puede resistirse a las fresas, las moras y los arándanos? Incorpóralos al yogur o haz un rico batido de frutos rojos con leche.

12. Setas, propiedades antibacterianas

Las diversas setas, hongos y champiñones tienen propiedades antibacterianas que ayudan a combatir las enfermedades. Utilízalos en tostadas, cremas o como acompañamiento para carnes. Una buena alimentación es tan importante como un buen abrigo. Este invierno no lo dudes y prepara un menú equilibrado que incluya estos alimentos para prevenir gripes, catarros y resfriados.

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