Rosarosae
Terelu Campos se sincera sobre su enfermedad horas antes de entrar a quirófano
Publicado
hace 7 añosen

MADRID, Oct 2018. (CHANCE) – A escasos días de entrar en un quirófano para someterse a una doble mastectomía tras ser diagnosticada de un segundo tumor en el pecho, Terelu Campos ha participado en una mesa redonda con Ausonia para hablar de forma de forma liberadora sobre el cáncer de mama y su propia experiencia, al igual que sus miedos y esperanzas.
LOS DOS CÁNCER DE TERELU CAMPOS
«La primera palabra cuando te diagnostican un cáncer de mama* la voy a decir finamente, es complicado, si hablo desde el corazón: menuda faena» reconoce la presentadora que ha sido diagnosticada en dos ocasiones, sin embargo su actitud es muy diferente y ella prefiere relacionar la enfermedad a «esperanza, confianza y actitud, fundamentales a la hora de afrontar tu pena» y defiende que: «yo sé lo que llevo por dentro y parece que a veces decir ‘eres muy fuerte’ minimiza el dolor, minimiza tu miedo, minimiza por lo que tienes que pasar. Hay que ser muy cuidadoso con las palabras que uno utiliza».
En cuanto el sentimiento de culpabilidad que sienten muchas enfermas, la hija de María Teresa Campos confiesa que: «yo, sinceramente, no me he sentido culpable, porque bastante tengo yo como para, encima, ser responsable de lo que tengo», y hace balance de las dos veces que ha sido diagnosticada: «He afrontado el primer cáncer muy diferente del segundo. Probablemente la experiencia de haber pasado el primero y haberlo vivido de una manera, me ha hecho entender que era innecesario psicológicamente machacarme o prohibirme a mí misma expresar unos sentimientos. En ese sentido, este momento es completamente diferente a hace 6 años, yo recuerdo que todo mi proceso fue absolutamente en solitario, mi dolor era mío y de nadie más», y recuerda emocionada: «yo lloraba a escondidas o en mi cuarto de baño. He escuchado a mi madre, a mi hermana o a mis amigas decir: ‘te pido, por favor, que te quejes. Te pido por favor que llores’, y lo decía: ‘no, no, no puedo parar». Era mantener esa enfermedad contenida, cuando 6 años después, después del tratamiento la vida me vuelve a dar este revés, la primera vez que me desmorono lo hago en una camilla haciéndome una ecografía, cosa que no me había ocurrido en la vida, y en ese momento digo: ‘ostras, yo no sé si puedo seguir con la misma actitud que tenía hace 6 años, yo he cambiado’. Espero haber mejorado y en esa mejoría necesito quererme yo un poco más, y quererme un poco más implica apoyarme en las personas que quieren ayudarme, que me quieren, que forman parte de mi vida, mi entorno, mi familia, mis seres queridos, a los que no les he permitido, en un momento dado, ser bastón de nada», confiesa.
CÓMO SE ENTERÓ DE LA NOTICIA
«A ver, las primeras revisiones como que estás tan inconsciente la primera vez es como que no tienes ningún miedo porque dices: ‘me acaban de operar, me acaban de dar quimio, ¡qué voy a tener! nada’, entonces vas muy tranquila. Van pasando los años y en vez de cada 3 son casa 6 meses entonces, cuando se va aproximando dices: ‘ostras, que han pasado 2 años, que han pasado 3, a ver si es que esto va a decir estoy aquí’, y cuando te dan el alta dices: ‘un año es mucho tiempo, a ver si en un año pasa algo’. Pero por otro lado dices: ‘no hombre, estás curada’ y hay un momento en que te lo crees, porque estás curada», reflexiona la colaboradora de televisión.
Sin embargo, aunque ya le habían dado de alta y confiaba en estar curada, la enfermedad volvió a cebarse con Terelu: «Nunca pude pensar hace dos meses y medio que yo en esa revisión cuando yo veo a la persona que está haciendo la ecografía insistir en un punto* es que hay cosas que ya has vivido, hay cosas que ya sabes y dices ‘no puede ser, no puede ser’. Entonces ya lo miras y le dices: ‘¿pasa algo?’ y te dicen que van a analizarnos y solo piensas si será malo. Yo hay cosas que las tengo clarísimas, entiendo que no quieran darte la bofetada directamente pero tienes la experiencia de saber que es chungo y que no está bien». Aun así, Terelu prefiere solo quedarse con la parte positiva y una vez más recalca: «la maravilla de la preparación de nuestros médicos. Nadie sabe, hay muy poca gente que tenga la conciencia que tenemos los enfermos de la clase de médicos que tenemos y que estamos vivos gracias a la preparación de los médicos que tenemos».
EL SENTIDO DEL HUMOR DE TERELU
El sentido del humor también ha estado presente durante el debate y Terelu es un claro ejemplo de que no hay que perderlo nunca y por eso ella misma declara: «El sentido del humor es fundamental en la vida, no solo en una enfermedad. El sentido del humor nos ayuda a ser más felices, nos ayuda a relativizar momentos complicados de la vida, desde el humor blanco hasta el humor negro, que también es necesario. Yo creo que no debemos eliminar nada porque forma parte de lo que es vivir cada día».
EL PELO DE TERELU
Ahora ha vuelto a cortarse el pelo, pero todos recordamos a Terelu luciendo peluca tras recibir la quimioterapia y es que la caída del cabello es uno de los momentos más dolorosos de le enfermedad. Ahora Terelu reconoce: «yo no salí con el pañuelo exclusivamente porque pensaba que iba a generar un morbo que yo no quería participar. Lo que yo hubiera hecho de una manera natural se hubiera convertido en algo morboso, por ahí no pasaba. Para mi fue dolorosísimo ponerme la peluca, lo digo de verdad. De hecho, tengo que confesar que yo me iba quitando la peluca por las esquinas», y es que según Terelu si no fuera famosa hubiera tomado decisiones de manera diferente.
EL LADO POSITIVO DE LA ENFERMEDAD
Pero la presentadora se ha convertido en todo un ejemplo de superación de cómo hay que afrontar los golpes de la vida y quedarse con la parte positiva, por eso hace balance y prefiere quedarse con lo bueno reconociendo: «el cáncer es el que más me ha ayudado a avanzar y decir: «escucha, ¿y lo que yo quiero no cuenta en cada momento o lo que necesito?».
LA DOBLE MASTECTOMÍA DE TERELU
Aunque quiere vivir en la intimidad este momento, Terelu entrará el sábado a quirófano en la Fundación Jiménez Díaz para someterse a una doble mastectomía. «He tomado esa decisión acompañada de mi equipo médico y a partir de ahí la vida me llevará por el camino que decida, que espero que sea bueno, pero no voy a entrar en detalles. Creo que hay algo que necesito que permanezca en mi intimidad. Soy una persona pública pero soy una persona, no solo pública», confiesa la colaboradora de Sálvame.
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Muere Diane Keaton, la icónica actriz ganadora del Oscar por Annie Hall, a los 79 años
Publicado
hace 3 díasen
11 octubre, 2025
La industria cinematográfica mundial está de luto. La actriz estadounidense Diane Keaton, ganadora del Oscar a la mejor actriz en 1978 por su papel en Annie Hall, ha fallecido este sábado a los 79 años, según confirmó un portavoz de su familia a la revista People. La intérprete, una de las figuras más queridas y singulares del séptimo arte, deja un legado inolvidable en la historia del cine.
Una vida dedicada al arte y al cine
Nacida el 5 de enero de 1946 en Los Ángeles (California), Diane Hall —su nombre de nacimiento— creció en una familia de clase media: su padre era ingeniero y su madre, fotógrafa artística. Su vocación por la interpretación la llevó a abandonar la universidad a los 19 años para estudiar arte dramático en Nueva York, donde comenzó su carrera cantando y bailando con el grupo The Roadrunners.
Su primera gran oportunidad llegó en 1968, cuando participó en el musical Hair. Su talento natural llamó la atención de Woody Allen, con quien debutó en el teatro en Sueños de un seductor (1969). Aquella colaboración marcó el inicio de una de las asociaciones artísticas más reconocidas del cine estadounidense.
De El Padrino a Annie Hall: los años que la consagraron
El salto al cine llegó en 1970 con Amantes y otros extraños, pero fue en 1972 cuando Diane Keaton alcanzó fama internacional gracias a su papel como Kay Adams en El Padrino de Francis Ford Coppola, una interpretación que repetiría en El Padrino II (1974) y El Padrino III (1990).
Ese mismo año, volvió a coincidir con Woody Allen en la versión cinematográfica de Sueños de un seductor, y poco después en las comedias El dormilón (1973) y La última noche de Boris Grushenko (1975). Sin embargo, su consagración definitiva llegó con Annie Hall (1977), película que transformó su carrera y redefinió el cine romántico.
Por su interpretación de Annie, una joven excéntrica y espontánea que encarna la independencia femenina de los años 70, Keaton ganó el Oscar a la mejor actriz, además del BAFTA y el Globo de Oro. Su estilo desenfadado —pantalones anchos, chalecos, corbatas— marcó una tendencia y la convirtió en ícono de la moda y símbolo de una nueva mujer moderna.
Éxito, versatilidad y dirección cinematográfica
En 1981 protagonizó Rojos, dirigida por Warren Beatty, papel que le valió su segunda nominación al Oscar. Durante los años 80 y 90, Keaton alternó dramas con comedias románticas, demostrando una versatilidad poco común. Participó en títulos como Baby Boom (1987), El club de las primeras esposas (1996) o El padre de la novia (1991 y 1995).
Paralelamente, exploró su faceta como directora y productora, debutando con el corto What Does Dorrie Want? (1982) y el documental Heaven (1987). Su mirada creativa y su sensibilidad visual reflejaron siempre su amor por la fotografía y la arquitectura.
Últimos años y legado
En 2003 protagonizó la exitosa comedia romántica Cuando menos te lo esperas junto a Jack Nicholson, por la que ganó el Globo de Oro a la mejor actriz de comedia y obtuvo su cuarta nominación al Oscar. Su carisma y naturalidad convirtieron la película en un clásico moderno.
Su último trabajo cinematográfico fue Campamento de verano (2024), donde compartió protagonismo con Kathy Bates y Alfre Woodard. Además de su carrera en el cine, Diane Keaton fue una apasionada escritora, autora de más de una docena de libros sobre moda, arte, fotografía y memorias personales.
También destacó por su espíritu emprendedor: lanzó su propia marca de vino, The Keaton, diseñado —como ella decía— “para servirse con hielo”. En entrevistas recordaba con humor cómo esta idea surgió en los años 70, cuando vivía en un pequeño apartamento sin aire acondicionado en Nueva York.
Una mujer libre y referente de autenticidad
Diane Keaton fue una figura que trascendió el cine. Su estilo, su personalidad extravagante y su independencia marcaron a generaciones de mujeres. Madre soltera de dos hijos adoptivos, Dexter y Duke, siempre defendió la importancia de la maternidad tardía y la libertad personal.
Sus personajes, siempre llenos de humanidad y contradicciones, reflejaban su forma de entender la vida: sin etiquetas, con humor y con una honestidad brutal. Su risa contagiosa y su voz inconfundible hicieron de ella una de las intérpretes más queridas del público.
Hollywood rinde homenaje a una leyenda
Tras conocerse la noticia de su fallecimiento, las redes sociales se llenaron de mensajes de amor y admiración. Bette Midler escribió: “La brillante, hermosa y extraordinaria Diane Keaton ha fallecido. No puedo expresar la profunda tristeza que siento”.
La actriz Kimberly Williams-Paisley, su hija ficticia en El padre de la novia, le dedicó un emotivo mensaje: “Trabajar contigo fue uno de los mayores regalos de mi carrera. Gracias por tu amabilidad, tu talento y tu risa”.
También Rosie O’Donnell expresó su pesar: “Qué estilo, qué gracia, qué corazón. La extrañaremos profundamente”. Mientras que Elizabeth Perkins la definió como “un tesoro nacional” y “heroína moderna”, destacando su valentía y autenticidad.
El adiós a una mujer eterna
Diane Keaton fue más que una actriz: fue una fuerza creativa, una mujer pionera y un icono cultural que rompió moldes sin perder su esencia. Desde Annie Hall hasta Cuando menos te lo esperas, cada personaje que interpretó dejó una huella imborrable en la historia del cine.
Su muerte deja un vacío enorme en Hollywood, pero su legado —hecho de humor, inteligencia y sensibilidad— permanecerá para siempre en las pantallas y en el corazón de quienes amaron su arte.
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