Se le conoce como ‘wardrobing’ pero es una técnica que lleva practicándose años, y aunque por el nombre quizá parezca desconocida, lo cierto es que los comercios aseguran que está al alza.
El ‘wardrobing’ consiste en comprar ropa, usarla para momentos determinados, con la etiqueta puesta pero escondida a la vista, para después de su uso devolverla a las tiendas en buen estado y respetando la norma de devolución del establecimiento determinado.
Es una manera fácil de poder lucir y estrenar nuevos ‘modelitos’ sin apenas gastarse dinero, y es una técnica cada vez más extendida entre la gente joven, especialmente. Para ello, quienes lo practican utilizan todo tipo de trucos y artimañas para poder ponerse la ropa con la etiqueta, ya que sin ella no se podría devolver al establecimiento, para luego sí devolverla como si no se hubiera usado. Hay quienes, incluso, se llegan a comprar máquinas de etiquetar para así poder quitarla y luego volverla a poner.
Ante ello, muchos comercios han empezado a tomar medidas, como el hecho de colocar las etiquetas en lugares tan visibles que haga que sea necesario retirarla para poder usar la prenda. Se calcula que el sector textil puede perder cada año unos 9.000 millones de dólares debido al wardrobing.
Y es que las redes sociales donde las ‘celebrities’ o blogguers de moda lucen cada día un nuevo estilismo diferente provoca esas ansías de lucir ropa nueva casi a diario.
Según un estudio realizado por investigadores de la Universidad Politécnica de Valencia y del País Vasco el 18% de los españoles son compradores compulsivos y casi el 40% compra más de lo que necesitaría. El trastorno afecta sobre todo a mujeres, porque el hábito de la compra está más arraigada entre ellas.
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