Voto en blanco, voto nulo y abstención: estas son tres opciones para aquellas personas que opten por no dar su apoyo a ninguna de las fuerzas políticas que se presentan a las elecciones generales del 23J. Pero, ¿cuáles son las diferencias y a quién beneficia cada una de ellas?
Voto en blanco y voto nulo
El voto nulo se produce cuando no se usan papeletas oficiales, se meten dos de candidaturas distintas o se incluyen en el sobre otros objetos. La acción se considera un acto de protesta. De este modo, ese voto no se da por válido y sale del recuento oficial.
El voto en blanco se produce cuando dentro del sobre no hay nada. El significado de esta acción está relacionado con una persona con interés por la política pero sin ningún partido que realmente le convenza para darle su apoyo. En este caso, los votos en blanco sí se suman al recuento oficial. De manera que teniendo en cuenta que es necesario un mínimo del 5% de las papeletas para obtener representación tanto en la Asamblea como en los ayuntamientos, los votos en blanco pueden perjudicar a las formaciones más pequeñas. Un ejemplo práctico de un ayuntamiento menor: se recogen 1.000 votos a candidaturas, 200 en blanco y 50 nulos. Oficialmente para el recuento serían 1.200 votos válidos. Aplicando ese 5%, harían falta 60 papeletas para lograr un concejal, sin los votos en blanco, solo 50.
Abstención
Y en cuanto a la abstención, al no haber voto, al igual que con el nulo, no se suma. La abstención no beneficia a nadie.
El sufragio universal, que está reflejado en el artículo 23 de la Constitución, es uno de los derechos que tenemos como ciudadanos, y dentro de este derecho está también el derecho a no ir a votar. La abstención se contabiliza, ya que sabemos tanto el total del censo electoral como la cantidad de gente que finalmente vota, y basta con restar a una cifra la otra.
El rey Felipe VI ha pronunciado su Mensaje de Navidad 2025 de pie, un gesto inédito que ha reforzado la solemnidad y la firmeza institucional de una intervención marcada por el simbolismo histórico. El escenario elegido ha sido el Salón de Columnas del Palacio Real de Madrid, uno de los espacios con mayor carga política e histórica de la residencia oficial.
Un espacio con fuerte carga simbólica y europea
La elección del Salón de Columnas no ha sido casual. En este mismo lugar se firmó el Acta de Adhesión de España a las Comunidades Europeas en 1985, un acontecimiento del que se cumplen ahora 40 años y que refuerza el mensaje europeísta del discurso navideño del monarca. El entorno elegido subraya así la dimensión institucional y el papel de España dentro del proyecto europeo.
Duración del mensaje y puesta en escena solemne
El discurso ha contado con 1.126 palabras y una duración de 9 minutos y 2 segundos, que se ha ampliado hasta los 10 minutos y 29 segundos con los himnos de entrada y salida. Es la primera vez que Felipe VI pronuncia el mensaje de Navidad de pie, una decisión que ha sido interpretada como una apuesta por una imagen más directa, firme y solemne.
No es la primera ocasión en la que el Rey utiliza el Palacio Real como escenario. En 2015 habló desde el Salón del Trono y en 2024 ya eligió el Salón de Columnas, consolidándolo como uno de los espacios clave para sus discursos más relevantes.
Imagen cuidada y mensaje visual
El monarca ha optado por una imagen sobria y elegante, con traje azul marino, camisa blanca y corbata en tono terracota con estampado geométrico, acorde con el tono institucional del mensaje. A su derecha se han situado las banderas de España y de la Unión Europea, reforzando visualmente el mensaje de unidad y pertenencia europea.
A la izquierda, los elementos navideños han tenido un papel destacado con un Misterio del primer cuarto del siglo XVIII, tallado y policromado en madera, junto a un árbol de Navidad que ha aportado el toque festivo al conjunto.
Un fondo artístico cargado de historia
El Salón de Columnas ha servido también como escaparate del patrimonio artístico que alberga el Palacio Real. Tapices del siglo XVII, bustos romanos y esculturas históricas han conformado un fondo cuidadosamente seleccionado para acompañar el discurso, reforzando el mensaje de continuidad histórica y estabilidad institucional.
Un cierre con balance institucional y mensaje de principios
Durante el himno final, las imágenes han repasado la actividad institucional de los Reyes, la Princesa de Asturias y la infanta Sofía a lo largo de 2025, mostrando visitas oficiales y actos relevantes en distintos puntos de España.
El mensaje se ha cerrado con el lema “Servicio, compromiso y deber”, una declaración de principios que resume el papel que la Corona quiere proyectar: cercanía, responsabilidad institucional y vocación de servicio público.
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