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Valencia

El Ayuntamiento de València acaba con la “acera de la muerte” de la calle San Vicente

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Acera muerte Valencia
Imagen de la ‘Acera de la muerte de Valencia’- AJUNTAMENT DE VALÈNCIA

El Ayuntamiento de València ha comenzado este martes las obras para ensanchar la conocida como “acera de la muerte” en la calle Sant Vicent Màrtir, una reivindicación histórica de los vecinos del barrio de La Raïosa, en el distrito de Jesús.

La actuación ha arrancado con la demolición de las viviendas que estrechaban el paso y suponían un grave problema de movilidad y seguridad para los peatones. La intervención se enmarca dentro del Programa de Actuación Integrada (PAI) de Moncayo, impulsado por el agente urbanizador Iturbi-Moncayo Desarrollo S.L., y constituye una actuación de regeneración urbana de gran alcance.

Una reivindicación vecinal atendida por el Ayuntamiento

El concejal de Urbanismo, Juan Giner, ha recordado que este proyecto responde a una demanda vecinal de años:

“Uno de los compromisos del actual gobierno municipal es dar prioridad siempre a los vecinos, y quienes viven en esta zona reclamaban acabar con la que bautizaron como acera de la muerte. Con el derribo de las viviendas, que permitirá la ampliación de esa acera, la seguridad vial del vecindario comienza a ser una realidad”.

Giner ha añadido que la alcaldesa María José Catalá mantiene como prioridad no solo mejorar la movilidad peatonal, sino también aumentar el parque de vivienda disponible en la ciudad.

200 nuevas viviendas en La Raïosa

El PAI de Moncayo contempla la construcción de 200 nuevas viviendas, que se distribuirán en diferentes tipologías:

  • Viviendas unifamiliares con patio interior.

  • Bloques residenciales de tres plantas.

  • Edificios de hasta nueve alturas más ático.

El concejal destacó que este proyecto permitirá transformar un área degradada, con antiguas naves y solares en mal estado, en un espacio urbano renovado con nuevos viales, zonas verdes y vivienda moderna.

“Donde había unas naves antiguas y mucha degradación, se van a abrir calles, se van a crear zonas verdes y se van a levantar viviendas, esas que tanto necesitamos en València y en toda España”, apuntó Giner.

Detalles técnicos del PAI de Moncayo

El Plan de Reforma Interior (PRI) abarca una superficie global de 8.564,52 m² delimitada por:

  • Calle Pianista Empar Iturbi (norte).

  • Calle Sant Vicent Màrtir (oeste).

  • Calle Almudaina (sur).

  • Medianera de edificaciones existentes y su patio interior (este).

El proyecto de reparcelación, aprobado por la Junta de Gobierno Local, establece una edificabilidad de 21.799 m² de techo, con uso calificado como residencial.

Inmuebles que quedan fuera de la actuación

Pese al alcance de esta operación urbanística, algunos inmuebles se mantienen al margen del proyecto:

  • El edificio del número 12 de la calle Pianista Empar Iturbi.

  • Un inmueble protegido de la calle del Moncayo.

  • El grupo de viviendas tradicionales de dos alturas con patio trasero situadas entre los números 3 y 15 de la calle del Moncayo.

Una actuación de regeneración urbana para el futuro

Con la eliminación de la “acera de la muerte”, el Ayuntamiento de València no solo atiende una reivindicación vecinal histórica, sino que también impulsa una profunda transformación urbanística en el barrio de La Raïosa.

El PAI de Moncayo refuerza el compromiso del consistorio con la seguridad vial, la movilidad peatonal, la regeneración urbana y la creación de vivienda asequible, en línea con las prioridades del actual gobierno municipal.

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Valencia

El duelo de un pueblo no se gobierna con mentiras: es hora de que Carlos Mazón dimita

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El duelo de un pueblo no se gobierna con mentiras: es hora de que Carlos Mazón dimita
El president de la Generalitat, Carlos Mazón. EFE/ Biel Alino/Archivo

La catástrofe desencadenada por la DANA del 29 de octubre de 2024 en la Comunitat Valenciana, que dejó un lacerante saldo de más de 229 víctimas, no puede quedar impune. Más allá del dolor humano y de la reconstrucción material, está la responsabilidad política. Y en ese terreno, Carlos Mazón, presidente de la Generalitat Valenciana, acumula mentiras, contradicciones y el profundo desgarro de quienes lo perdieron todo. Por dignidad, por ética y por justicia, Mazón debe dimitir.

Una gestión inexcusable

Cuando la alerta roja estaba activada, Mazón estaba ausente del lugar que le correspondía. Según los informes oficiales, llegó al comité de crisis (CECOPI) a las 20:28 horas, cuando ya se había emitido la alerta a la población minutos antes. No fue un “error de agenda”, sino un fallo estructural que costó vidas.

Mientras Valencia vivía una riada devastadora, el presidente se encontraba en una comida privada en lugar de supervisar la emergencia. Su entorno lo justificó como una reunión de trabajo, pero el contexto lo desmiente: fue ausencia, negligencia y falta de liderazgo.

La falta de movilización de efectivos tampoco puede justificarse. Los informes cruzados detectan irregularidades en el número de bomberos y medios activados. Cuando una emergencia reclama transparencia, los datos confusos o manipulados son una afrenta.

Mentiras, contradicciones y silencio

Mazón ha intentado derivar responsabilidades hacia la Agencia Estatal de Meteorología o la Confederación Hidrográfica del Júcar, en lugar de asumir el liderazgo que su cargo exige. Cuando el caos se instala, quien gobierna debe estar al frente, no buscando culpables.

Peor aún, ha ofrecido versiones cambiantes sobre su paradero, sus llamadas y las decisiones adoptadas aquel día. La investigación judicial avanza con pruebas que desmontan la versión oficial. Cuando un líder debe explicar dónde estaba durante una tragedia, el problema ya no es circunstancial: es estructural.

Las víctimas, traicionadas

No basta con lamentar lo sucedido cuando la dignidad exige acción. Las asociaciones de víctimas han expresado su malestar y exigido respeto ante la falta de explicaciones claras. “Estar con las víctimas también implica asumir responsabilidades”, repiten familiares que aún esperan una disculpa sincera.

No es solo la ausencia inicial. Es el desfile de versiones, el silencio, la falta de empatía y la reconstrucción lenta. Mientras las familias siguen llorando, el presidente intenta sostener su imagen pública como si nada hubiera ocurrido.

La única salida digna: la dimisión

Integridad política. Quien incumple los principios básicos de responsabilidad pierde la legitimidad para seguir al frente.

Justicia para las víctimas. Pedir perdón no basta cuando no se explica con claridad, cuando no se asumen errores ni se ofrecen soluciones. Las víctimas merecen que se depuren responsabilidades reales.

Confianza institucional. La credibilidad de la Generalitat se resquebraja cuando su presidente ofrece explicaciones tardías, contradictorias y evasivas. Eso no solo afecta a Mazón, afecta a toda la Comunitat Valenciana.

Renovación del liderazgo. El desastre del 29-O no puede cerrarse con un “sigo al mando”. Hace falta un relevo que reconstruya no solo los territorios inundados, sino también la confianza de los ciudadanos.

La responsabilidad compartida

Los silencios cómplices también pesan. Los partidos que sostienen a Mazón deben preguntarse si su apoyo es ético o meramente político. Cada día que pasa sin rendir cuentas es una herida más para las víctimas y una mancha más para las instituciones.

La dimisión no sería una derrota política, sino un acto de respeto hacia los que sufrieron, hacia los que murieron y hacia toda una sociedad que exige transparencia y verdad.

La tragedia del 29 de octubre no son solo cifras. Son vidas, familias, municipios arrasados y una sociedad herida. Carlos Mazón mantuvo su comida en El Ventorro cuando la provincia se inundaba, cambió versiones cuando se investigaba y continúa en el cargo pese al clamor ciudadano.

Por integridad, por dignidad, por justicia: Carlos Mazón debe dimitir.
Y quienes lo sostienen, deberían preguntarse si su silencio también los convierte en responsables.

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