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La réplica del ‘Coche Fantástico’ que lucha contra el lodo de Picanya

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La réplica del 'Coche Fantástico' que lucha contra el lodo de Picanya

El ‘Kitt’ de Javier: La réplica del ‘Coche Fantástico’ que lucha contra el lodo de Picanya

Un coche que marcó una época, ahora atrapado en la tragedia de la DANA

Entre los más de 120.000 vehículos afectados por la DANA del 29 de octubre, destaca un Pontiac Firebird Trans Am de 1989 que, a primera vista, podría parecer uno más. Sin embargo, este coche tiene algo especial: es una réplica exacta de Kitt, el icónico ‘Coche Fantástico’ de la famosa serie de televisión.

Su dueño, Javier Valenzuela, un fanático de la serie desde su infancia, vio su sueño sepultado bajo el lodo en un garaje de Picanya, cercano al desbordado barranco del Poyo.

El sueño de un niño convertido en realidad

Javier recuerda cómo su pasión por el ‘Coche Fantástico’ comenzó desde pequeño, viendo la serie en Televisión Española. El sueño de tener un Pontiac como el de David Hasselhoff se convirtió en realidad en 2006, cuando viajó en autobús hasta Hamburgo, Alemania, y encontró un Firebird de segunda mano. Aunque su color era rojo y blanco, Javier no dudó en comprarlo y traerlo a Valencia para transformarlo en la réplica exacta de Kitt.

En los años siguientes, invirtió más de 23,000 euros en modificaciones, piezas, homologaciones y permisos. Gracias a la ayuda de Raúl Roig, un amigo que comparte su pasión, logró replicar el aspecto exterior del icónico coche.

Un coche irreparable tras la DANA

El 29 de octubre, el garaje donde Javier guardaba su Pontiac quedó inundado y lleno de barro. Aunque inicialmente parecía que el vehículo estaba entero, al intentar sacarlo con ayuda de la Guardia Civil y los bomberos, el coche terminó destrozado, con su estructura deformada y toneladas de barro en su interior.

Actualmente, el Pontiac descansa en un descampado en San Antonio de Benagéber, donde Javier espera recuperar algunas piezas para su posible reutilización.

Una amistad forjada por el ‘Coche Fantástico’

La conexión entre Javier y Raúl

Raúl Roig, quien ayudó a Javier a transformar su coche, destaca el esfuerzo conjunto que supuso encontrar y montar las piezas necesarias. «El reto más grande fue localizar las piezas, ya que la mayoría había que traerlas de otros países», comenta Raúl.

La amistad entre ambos comenzó de manera casual, cuando Raúl vio el Pontiac de Javier en una gasolinera. Desde entonces, su pasión compartida por este modelo de coche los unió, y juntos trabajaron en cada detalle del proyecto.

Mirando hacia el futuro: ¿Un nuevo ‘Kitt’?

Aunque devastado por la pérdida de su Pontiac, Javier no pierde la esperanza. No descarta la posibilidad de adquirir otro Firebird en el futuro, aunque reconoce la dificultad de encontrar un modelo de origen. «Es una locura, pero sí, volvería a hacerlo», afirma.

Con la esperanza de recuperar algunas piezas del actual ‘Kitt’, Javier sueña con revivir su pasión y rendir homenaje a un coche que marcó su vida.

La resiliencia de un sueño

El caso de Javier y su réplica del ‘Coche Fantástico’ demuestra que la pasión y los sueños no se detienen, ni siquiera ante la adversidad. Su historia es un ejemplo de cómo, incluso en medio de las dificultades, el deseo de reconstruir y empezar de nuevo sigue vivo.

Si algo queda claro es que, para Javier, el ‘Coche Fantástico’ no es solo un vehículo, sino un símbolo de sueños alcanzados y de los que aún están por venir.

 

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Valencia

El duelo de un pueblo no se gobierna con mentiras: es hora de que Carlos Mazón dimita

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El duelo de un pueblo no se gobierna con mentiras: es hora de que Carlos Mazón dimita
El president de la Generalitat, Carlos Mazón. EFE/ Biel Alino/Archivo

La catástrofe desencadenada por la DANA del 29 de octubre de 2024 en la Comunitat Valenciana, que dejó un lacerante saldo de más de 229 víctimas, no puede quedar impune. Más allá del dolor humano y de la reconstrucción material, está la responsabilidad política. Y en ese terreno, Carlos Mazón, presidente de la Generalitat Valenciana, acumula mentiras, contradicciones y el profundo desgarro de quienes lo perdieron todo. Por dignidad, por ética y por justicia, Mazón debe dimitir.

Una gestión inexcusable

Cuando la alerta roja estaba activada, Mazón estaba ausente del lugar que le correspondía. Según los informes oficiales, llegó al comité de crisis (CECOPI) a las 20:28 horas, cuando ya se había emitido la alerta a la población minutos antes. No fue un “error de agenda”, sino un fallo estructural que costó vidas.

Mientras Valencia vivía una riada devastadora, el presidente se encontraba en una comida privada en lugar de supervisar la emergencia. Su entorno lo justificó como una reunión de trabajo, pero el contexto lo desmiente: fue ausencia, negligencia y falta de liderazgo.

La falta de movilización de efectivos tampoco puede justificarse. Los informes cruzados detectan irregularidades en el número de bomberos y medios activados. Cuando una emergencia reclama transparencia, los datos confusos o manipulados son una afrenta.

Mentiras, contradicciones y silencio

Mazón ha intentado derivar responsabilidades hacia la Agencia Estatal de Meteorología o la Confederación Hidrográfica del Júcar, en lugar de asumir el liderazgo que su cargo exige. Cuando el caos se instala, quien gobierna debe estar al frente, no buscando culpables.

Peor aún, ha ofrecido versiones cambiantes sobre su paradero, sus llamadas y las decisiones adoptadas aquel día. La investigación judicial avanza con pruebas que desmontan la versión oficial. Cuando un líder debe explicar dónde estaba durante una tragedia, el problema ya no es circunstancial: es estructural.

Las víctimas, traicionadas

No basta con lamentar lo sucedido cuando la dignidad exige acción. Las asociaciones de víctimas han expresado su malestar y exigido respeto ante la falta de explicaciones claras. “Estar con las víctimas también implica asumir responsabilidades”, repiten familiares que aún esperan una disculpa sincera.

No es solo la ausencia inicial. Es el desfile de versiones, el silencio, la falta de empatía y la reconstrucción lenta. Mientras las familias siguen llorando, el presidente intenta sostener su imagen pública como si nada hubiera ocurrido.

La única salida digna: la dimisión

Integridad política. Quien incumple los principios básicos de responsabilidad pierde la legitimidad para seguir al frente.

Justicia para las víctimas. Pedir perdón no basta cuando no se explica con claridad, cuando no se asumen errores ni se ofrecen soluciones. Las víctimas merecen que se depuren responsabilidades reales.

Confianza institucional. La credibilidad de la Generalitat se resquebraja cuando su presidente ofrece explicaciones tardías, contradictorias y evasivas. Eso no solo afecta a Mazón, afecta a toda la Comunitat Valenciana.

Renovación del liderazgo. El desastre del 29-O no puede cerrarse con un “sigo al mando”. Hace falta un relevo que reconstruya no solo los territorios inundados, sino también la confianza de los ciudadanos.

La responsabilidad compartida

Los silencios cómplices también pesan. Los partidos que sostienen a Mazón deben preguntarse si su apoyo es ético o meramente político. Cada día que pasa sin rendir cuentas es una herida más para las víctimas y una mancha más para las instituciones.

La dimisión no sería una derrota política, sino un acto de respeto hacia los que sufrieron, hacia los que murieron y hacia toda una sociedad que exige transparencia y verdad.

La tragedia del 29 de octubre no son solo cifras. Son vidas, familias, municipios arrasados y una sociedad herida. Carlos Mazón mantuvo su comida en El Ventorro cuando la provincia se inundaba, cambió versiones cuando se investigaba y continúa en el cargo pese al clamor ciudadano.

Por integridad, por dignidad, por justicia: Carlos Mazón debe dimitir.
Y quienes lo sostienen, deberían preguntarse si su silencio también los convierte en responsables.

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