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Salud y Bienestar

Comer y trabajar delante del ordenador, una combinación amiga del sobrepeso

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comer delante del ordenador y el sobrepeso

MADRID (CHANCE) – Comer delante del ordenador y el sobrepeso tienen mucha relación. Los trabajos donde no se emplea la fuerza física también pasan factura. Trabajar más de la cuenta en casa o en la oficina frente a una pantalla empieza a ser una mala costumbre muy común entre los profesionales. Además, el desarrollo de las nuevas herramientas tecnológicas, el auge de los negocios digitales y el trabajo freelance contribuyen a los malos hábitos, por lo que hay que cuidar ciertas situaciones.

Más de la mitad de las pequeñas y medianas empresas que crecen por encima del 10% interanual están comprometidas activamente con la transformación tecnológica. Esta tendencia supone también un cambio de hábitos y procesos en el que los trabajadores necesitan de las TIC, cuyo uso se vincula, a veces por desconocimiento y otras por dejadez, con unos malos hábitos que pueden derivar en serios problemas de salud.

Comer delante del ordenador y el sobrepeso

Analizamos junto al departamento médico de la aseguradora de salud Cigna los cinco malos hábitos más frecuentes de este tipo de profesionales y propone unas medidas de prevención:

1. No desconectar ni en el tiempo libre. La desconexión digital en las horas no laborales contribuye a un mejor descanso, pero muchos trabajadores que trabajan con el móvil se pasan el día respondiendo emails. Este mal hábito acentúa el agotamiento psicológico, que es uno de los factores de riesgo que tienen relación directa con el estrés. Una medida efectiva para aparcar los temas del trabajo y mejorar el bienestar emocional en las horas de descanso es desactivar el smartphone y la tablet, así como las notificaciones de las apps vinculadas a cuentas del trabajo. De esta forma, los profesionales no reciben los estímulos que los llevarían a saturar su cerebro con asuntos laborales.

2. Organizar el escritorio de forma aleatoria. Los movimientos que realiza cualquier profesional al trabajar con el ordenador son monótonos y pueden dar lugar a sobrecargas y otros problemas musculares en la espalda fruto de la repetición de un mal gesto. Para prevenirlos, es fundamental que la postura inicial sea la adecuada, y en esto el teclado tiene mucho que ver. La barra de espacio ha de estar centrada respecto al torso y, a su vez, alineada con la pantalla. Además, el monitor no debe estar situado demasiado cerca ni por encima de la altura de los ojos. Lo ideal es que se coloque a unos 50 centímetros de distancia y 10-20° por debajo de la mirada para evitar problemas de visión, que van desde el enrojecimiento y sequedad en los ojos hasta el desarrollo de glaucomas, pasando por el empeoramiento de la miopía, hipermetropía y astigmatismo.

3. Comer frente a la pantalla. Hay empleados que no paran ni 15 minutos para comer con tranquilidad, y el organismo lo sufre. Masticar y digerir correctamente los alimentos son procesos que llevan su tiempo, por lo que hacerlo deprisa y mal puede causar problemas digestivos, lo que dificulta la absorción de los nutrientes. Esto último es, además, contraproducente. Si el organismo no registra de forma adecuada lo que se consume, puede aumentar la sensación de hambre y el riesgo de sufrir sobrepeso.

4. No limpiar la mesa de trabajo. Algunos elementos del escritorio, como el teclado, el ratón y el teléfono, acumulan suciedad y polvo que hay que limpiar con frecuencia. Aunque muchos trabajadores no son conscientes del peligro de dejar que las bacterias habiten a sus anchas en la mesa, esto supone un riesgo importante para la salud. Si además de la suciedad presente en el ambiente, el teclado contiene restos de comida, se multiplica la posibilidad de coger infecciones que provoquen gastroenteritis y resfriados. De hecho, en una oficina puede haber hasta 400 veces más microbios que en los baños, según un estudio de la Universidad de Arizona.

5. Ponerse los auriculares a todo volumen. Los profesionales que escuchan música demasiado alta para amenizar su jornada laboral tienen un riesgo extra. Los auriculares que se introducen en la oreja pueden ser especialmente dañinos, ya que no aíslan completamente del sonido exterior, por lo que se tiende a subir el volumen. Lo mejor para evitar los daños en el nervio auditivo relacionados con este mal hábito, que puede conllevar la pérdida de audición, es limitar el volumen a no más de la mitad y, si es posible, usar altavoces en lugar de cascos.

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¿Cuáles son los síntomas de un infarto?

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Los síntomas de un infarto son variados. El ataque cardíaco se produce cuando se bloquea o se reduce gravemente el flujo de sangre que va al corazón. Por lo general, la obstrucción se debe a una acumulación de grasa, colesterol y otras sustancias en las arterias del corazón (coronarias). Los depósitos de grasa que contienen colesterol se llaman placas.

El proceso de acumulación de placas se llama ateroesclerosis.

A veces, una placa puede romperse y formar un coágulo que bloquea el flujo de sangre. La interrupción del flujo de sangre puede dañar o destruir una parte del músculo cardíaco.

El ataque cardíaco también se conoce como infarto de miocardio.

Si se produce un ataque cardíaco, es necesario recibir tratamiento de inmediato a fin de evitar la muerte. Llama al 911 o busca atención médica de emergencia si crees que estás teniendo un ataque cardíaco.

Síntomas de un infarto

Los síntomas de un ataque cardíaco varían. En algunas personas, estos síntomas son leves. Otras personas tienen síntomas graves. Algunas personas no presentan síntomas.

Los síntomas frecuentes de un ataque cardíaco incluyen:

  • Dolor en el pecho que puede sentirse como presión, opresión, dolor, o sensación opresiva o de dolor.
  • Dolor o molestias que se propagan al hombro, al brazo, a la espalda, al cuello, a la mandíbula, a los dientes o, a veces, a la parte superior del abdomen.
  • Sudor frío.
  • Fatiga.
  • Acidez estomacal o indigestión.
  • Aturdimiento o mareos repentinos.
  • Náusea.
  • Falta de aire.

Las mujeres pueden tener síntomas atípicos, como dolor punzante o breve en el cuello, el brazo o la espalda. A veces, el primer síntoma de un ataque cardíaco es un paro cardíaco repentino.

Algunos ataques cardíacos se producen de repente, pero muchas personas tienen signos y síntomas de advertencia horas, días o semanas antes. El dolor en el pecho o la presión (angina) que persiste y no desaparece con el descanso puede ser un signo de alarma temprano. La angina de pecho es el resultado de un descenso temporal del flujo sanguíneo hacia el corazón.

Cuándo debes consultar con un médico

Busca ayuda de inmediato si crees que estás teniendo un ataque cardíaco. Adopta las siguientes medidas:

  • Llama a emergencias. Si crees que estás teniendo un ataque cardíaco, llama inmediatamente al 911 o al número de emergencia local. Si no tienes acceso a servicios médicos de urgencia, pídele a alguien que te lleve al hospital más cercano. Conduce solamente si no queda otra opción.
  • Toma nitroglicerina si te la recetó el proveedor de atención médica. Tómala según las instrucciones mientras esperas la ayuda de emergencia.
  • Toma aspirina, si el médico lo recomienda. El consumo de aspirina durante un ataque cardíaco podría reducir el daño cardíaco al evitar que la sangre forme coágulos.La aspirina puede interactuar con otros medicamentos, así que no la tomes a menos que el proveedor de atención médica o el personal médico de emergencia te lo indiquen. No retrases la llamada al 911 para tomar aspirina. Llama primero al número de emergencias.

Qué hacer si ves que una persona podría estar teniendo un infarto

Si una persona está inconsciente y piensas que está teniendo un ataque cardíaco, primero llama al 911 o al número local de emergencias. Luego, verifica si la persona está respirando y si tiene pulso. Si la persona no respira o no le encuentras pulso, comienza a realizarle reanimación cardiopulmonar (RCP).

  • Si no has recibido capacitación para la reanimación cardiopulmonar, realiza la reanimación solamente con las manos. Es decir, presiona el pecho de la persona con firmeza y rapidez (entre 100 y 120 compresiones por minuto).
  • Si has recibido capacitación para la reanimación cardiopulmonar y te sientes seguro de poder hacerlo, comienza con 30 compresiones en el pecho antes de hacer dos respiraciones de rescate.

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