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Cultura

Cómo hacer la Ruta Sorolla de València

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"Sorolla en negro", la otra manera de ver al pintor

El Año Sorolla celebrado este año en conmemoración por el centenario de la muerte de Joaquín Sorolla, ha puesto de relieve la figura del artista valenciano. El Ayuntamiento de València, a través de la oficina de turismo Visit València, ha llevado a cabo una iniciativa destinada a promover actividades relacionadas con su vida y obra: la Ruta Sorolla.

Se han organizado visitas guiadas gratuitas los fines de semana de marzo y abril orientadas a desentrañar los secretos de esta ruta. El itinerario recorre los lugares más emblemáticos que están vinculados de una forma u otra a Sorolla. Estos sirven como testimonio explicativo de la simbiosis formada entre el artista y su tierra. Desde la formación de su estilo definido hasta sus mayores fuentes de inspiración, sin olvidar los episodios que marcaron su vida.

Cómo hacer la Ruta Sorolla

La ruta empieza en la Calle Mantas, donde se ubicaba la casa originaria del pintor, en la cual se puede apreciar aún en la actualidad una placa conmemorativa. Desde allí, el recorrido prosigue hasta la iglesia de Santa Catalina, punto donde fue bautizado.

El siguiente punto de interés no es otro que la Escuela de Artesanos, encuadrada en la Avenida de Reino de València, 40. Esta fue decisiva para Sorolla en su primeros pasos como pintor, por tanto, en la influencia que tuvo en sus pinturas más tempranas. A continuación, en el Museo de Bellas Artes y la Fundación Bancaja encontramos sendas colecciones de obras Sorolla, las cuales constituyen los más prolíficos recopilatorios de pinturas del valencianos habidos hoy en día.

Por otra parte, otros sitios de la ciudad que aparecen en algunos de sus lienzos, tales como la Lonja de la Seda, la Catedral de Valencia, la casa natalicia de San Vicente Ferrer o el casalicio de la Virgen de los Desamparados en el Puente del Mar, también son parte de la ruta. Al igual que la Casa Museo Benlliure, que contiene cuatro piezas de Sorolla.

En sede institucional también hay registro de la Ruta Sorolla. Y es que el Palau de la Generalitat Valenciana alberga obras como «El grito de Palleter» y «Las pescadoras». Mientras que el Museo de la ciudad dispone de uno de los pocos retratos de su esposa e hijos, en «Mi familia».

Sin embargo, esta experiencia cultural va más allá de lo puramente cromático. En el plano gastronómico, es una parada obligatoria la Brasserie Sorolla, perteneciente al Hotel Las Arenas. En ella se pueden degustar ricos platos mientras se admira la obra del artista. Posteriormente, ha de visitarse la Plaza de la Armada Española, con un monumento dedicado a Sorolla.

En definitiva, la Ruta Sorolla es una oportunidad fantástica de conocer al ilustre Joaquín Sorolla a partir del merecido homenaje que se le brinda. Además de disfrutar de una experiencia cultural, artística y vital de enorme calado. Con esta iniciativa se honra al que fue uno de los pintores más trascendentales en la historia regional valenciana.

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Cultura

Muere Álvaro Vitali, el inolvidable ‘Jaimito’ de la comedia erótica italiana

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Jaimito
Jaimito

El mundo del cine italiano y los amantes de la comedia erótica de los años 70 y 80 están de luto. Álvaro Vitali, el actor que encarnó al inolvidable ‘Jaimito’ —o Pierino, como se le conocía en Italia— ha muerto a los 75 años en Roma a causa de una bronconeumonía recidivante. Su fallecimiento pone fin a la historia de uno de los rostros más icónicos del cine popular italiano.

De electricista a estrella de la mano de Fellini

Nacido en febrero de 1950, Álvaro Vitali tuvo una infancia complicada. Las tensiones familiares le llevaron a vivir con su abuela, y abandonó los estudios tras completar la educación primaria. Se formó como electricista y trabajó en el sector hasta que una casualidad transformó su destino: conoció a Federico Fellini, quien se fijó en su físico particular y su expresividad.

Fellini lo incluyó en películas como Satyricon, Roma y Amarcord, lo que le permitió adentrarse en la industria cinematográfica italiana. Aunque sus apariciones en esas cintas eran breves, su presencia se hizo notar y abrió las puertas para que Vitali se convirtiera en protagonista en un género que marcaría su vida: la comedia erótica.

 El fenómeno Jaimito, un icono del cine popular

La década de los 70 fue clave para la carrera de Vitali, que alcanzó fama internacional con el personaje de Jaimito (Pierino). Un adolescente pícaro, maleducado y lleno de chistes subidos de tono, pero con un punto entrañable. Su risa contagiosa y su estilo irreverente conquistaron a millones de espectadores en Europa y América Latina.

Títulos como Jaimito contra todos, Jaimito, médico del seguro o Jaimito no perdona se convirtieron en fenómenos de taquilla. Aunque la saga fue perdiendo fuerza a lo largo de los años 90, dejó una huella imborrable en la cultura popular y consolidó a Vitali como un personaje de culto.

Más allá de Jaimito: otros papeles y colaboraciones

Aunque Vitali siempre será recordado por su papel de Jaimito, su carrera fue mucho más amplia. Trabajó con grandes nombres del cine italiano como Dino Risi y participó en varios spaghetti westerns y commedie all’italiana. Sin embargo, la etiqueta de Jaimito le persiguió durante toda su trayectoria, dificultando su paso a otros registros más serios.

Un final marcado por el olvido y la soledad

En los últimos años, Vitali vivió alejado de los focos y en una situación económica delicada. A pesar de haber amasado una gran fortuna durante sus años de gloria, el dinero desapareció y apenas percibía una pensión. En varias entrevistas confesó sentirse abandonado por su entorno:
«Fue un mal momento, me encontré solo. Cuando el barco se hunde, los primeros que se salvan son las ratas. Los muchos falsos amigos desaparecieron. Me quedé sin trabajo, el teléfono no sonaba, deprimido, sin ganas de ver ni hablar con nadie.»

Un legado de humor y nostalgia

Álvaro Vitali ha dejado un legado imborrable en la historia del cine popular europeo. Su personaje de Jaimito forma parte del imaginario colectivo de varias generaciones que crecieron con aquellas comedias irreverentes y desenfadadas. Su pérdida marca el fin de una era, pero su legado sigue vivo en cada carcajada provocada por su inconfundible estilo.

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