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Con qué puedo hacer croquetas

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Con qué puedo hacer croquetas
Cúpula de Chema Soler. EFE

Madrid, 15 ene (OFFICIAL PRESS-EFE).- Nacida como manjar para reyes en Francia, evolucionó a receta de aprovechamiento para después recuperar su esplendor con la creatividad de cocineros como Chema Soler, que celebra el Día Internacional de la Croqueta con un libro en el que recoge 80 recetas dulces y saladas porque, dice a Efe, «con qué puedo hacer croquetas».

Desde 2015, el 16 de enero se celebra el Día Internacional de la Croqueta, una receta creada en 1817 por el cocinero francés Marie-Antoine Carême en la Corte de Luis XIV que se ha convertido en reina del tapeo y de las cartas de bares y restaurantes.

«¿A quién no le gustan? Como concepto de tapa es perfecto: se coge con la mano, se come en uno o dos bocados y tiene un exterior muy crujiente que contrasta con un interior cremoso», razona a Efe Chema Soler, que convirtió La Gastro-croquetería de Chema (Madrid) en el primer restaurante del mundo especializado en croquetas creativas y que publica ahora «Croquetas Gourmet» (Cúpula).

Con qué puedo hacer croquetas

Detalla 80 recetas, 65 saladas y 15 dulces; las hay de carnes, como la de callos a la madrileña con hummus de chorizo o de txuleta con pimientos asados y huevo frito; de mar, como la de gambas al ajillo y la de merluza en salsa verde; vegetales como la de berenjena con miso rojo o la de setas con confitura de tomate y parmesano, y están también las «viajeras», como la de pizza o la de curry verde con espuma de salmón ahumado.

Soler dedica un capítulo a las que recrean sabores de su infancia, como la de sobrasada con chocolate, su favorita. «No cocino sin razonamiento; ésta es un homenaje a mi madre y a los bocatas de sobrasada con onzas de chocolate que me hacía para el recreo y que me encantaban por la combinación de salado y dulce», explica.

Cierra el recetario el apartado de croquetas dulces, como la de tarta de manzana y la de arroz con leche con espuma de leche de coco.

Y es que, defiende el autor, «casi todo es croquetizable» siempre que se haga desde el respeto al producto. Como valenciano, «nunca» se ha atrevido a hacer una de paella y reconoce como uno de sus «fiascos» la de horchata, porque «es una bebida que se tiene que tomar fría y cuando se calienta no sabe igual».

Consejos para hacer las croquetas

Entre los consejos de este maestro, tamizar la harina de la bechamel y, preferentemente, usar en ella mantequilla, además de mezclar leche y caldo para aportar más sabor: «Por ejemplo, si son de sepia, mitad leche y mitad caldo de pescado».

También usar varilla para remover y tirar de brazo y de paciencia -«la masa debe cocer a fuego lento y sin dejar de remover una hora», recomienda-, dejarla reposar en la nevera para que sea luego más fácil de bolear e introducirlas frías en aceite de oliva virgen extra a entre 180 y 190 grados centígrados para que no se rompan.

Chema Soler (Albaida, Valencia, 1980) ha perdido la cuenta de cuántas croquetas ha boleado desde que abrió en 2011 en Madrid La Gastro-croquetería de Chema, anunciado como el «primer restaurante del mundo especializado en croquetas gourmet».

«Trataba de ser pionero y buscaba hacer algo diferente; pensé que si la tapa estrella en España era la croqueta, iba a funcionar sí o sí, así que le dediqué mis pequeños ahorros. Hace diez años nadie apostaba por las croquetas creativas», detalla.

No se equivocó y un par de años después se trasladó a un local más amplio y cambió el nombre por La Gastro by Chema Soler, donde sus originales croquetas comparten carta con platos como el tartar de corvina salvaje a la bilbaína o la coca de rabo de toro con anacardos y huevos fritos de codorniz.

Más de cien croquetas creativas

Es «padre» de más de un centenar de croquetas creativas -«cada una con su propia masa, no vale eso de hacer una e ir metiendo distintos ingredientes», subraya- incluidas la croqueta nigiri: croqueta de arroz de sushi con una lámina de pescado crudo aliñado por encima. Hoy tiene múltiples versiones con ingredientes que coronan las croquetas para potenciar su sabor interior.

«Es divertida y ahora se ve en muchos restaurantes; está bien, hay que tener la mente abierta», apunta quien ya en sus comienzos quitó la tradicional de jamón de su carta porque «la encuentras en muchos sitios».

En algunos de ellos es de quinta gama (industrial), algo que no le parece mal «porque cada vez hay más calidad», siempre y cuando «no se vendan como caseras». «Cuando abrí el restaurante especializado me dijeron que me copiarían. ¡A ver quién es el valiente! Hacer croquetas es muy laborioso», reconoce quien sigue haciendo todo el proceso a mano.

Desde hace un año y medio cuenta con otro restaurante en Gandía (Valencia, este de España), Street Food by Chema Soler, y asesora otro en México, aunque hace dos meses y a causa de la pandemia ha tenido que cerrar su otro local en Madrid, La Gastro Salvaje, de cocina fusión. «Era inviable, la hostelería está cada vez peor», lamenta.

Sin embargo, augura larga vida a la croqueta: «Siempre está en auge aunque no lo parezca. La croqueta estará hasta el final de los días».

Pilar Salas

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Le cobran 12 euros por un colgador de bolso en un restaurante de Ibiza 

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colgador bolso restaurante Ibiza 
Restaurante japonés Wakame

La polémica se ha desatado en Ibiza tras conocerse el caso de una clienta que recibió en su cuenta un cargo de 12 euros por un simple gancho para colgar el bolso en la mesa. La asociación FACUA-Consumidores en Acción ha denunciado al restaurante japonés Wakame, ubicado en la isla, por considerar que se trata de una práctica abusiva contraria a la legislación de consumo.

El caso: de una oferta amable a un cobro inesperado

Según relató la afectada en la red social X (antes Twitter), la camarera del establecimiento le ofreció “amablemente” colocar su bolso en un gancho instalado en la mesa. En un primer momento, la clienta rechazó la propuesta, pero la insistencia del personal la llevó a aceptar. La sorpresa llegó al recibir la cuenta, donde figuraba un cargo adicional bajo el concepto «gancho bolsa».

El restaurante ha intentado justificar el cobro alegando que en ocasiones anteriores algunos clientes se llevaban el accesorio pensando que era gratuito. Por ello, aseguran que aplican el importe como “depósito” para evitar olvidos a la hora de retirarlo, afirmando que se descuenta al pagar salvo que el cliente quiera quedárselo.

Sin embargo, FACUA señala que en ningún momento se informó a la consumidora del coste antes de ofrecerle el servicio, algo que la ley obliga a hacer de forma clara y previa. Además, recuerdan que este tipo de colgadores se pueden adquirir en el mercado por poco más de un euro, lo que hace que el cobro resulte “desproporcionado y abusivo”.

Qué dice la ley sobre este tipo de cobros

FACUA fundamenta su denuncia en el Real Decreto Legislativo 1/2007, que aprueba la Ley General para la Defensa de los Consumidores y Usuarios. Esta norma prohíbe prácticas comerciales desleales, cobros por servicios no solicitados expresamente y cláusulas abusivas que generen un desequilibrio entre las partes.

Asimismo, el artículo 20 establece que cualquier servicio debe mostrar su precio final completo, incluyendo impuestos y gastos adicionales, antes de que el consumidor lo acepte.

La Ley 7/2014 de las Islas Baleares también sanciona la utilización de métodos de venta que induzcan a pagar servicios accesorios no solicitados o que confundan al consumidor sobre su coste real.

FACUA pide sanciones

Ante estos hechos, FACUA ha solicitado a la Dirección General de Prestaciones, Farmacia y Consumo del Gobierno balear que abra una investigación y, en caso de confirmarse la irregularidad, imponga un expediente sancionador al restaurante.

La asociación recuerda que cualquier establecimiento que quiera cobrar por un servicio opcional debe informar de forma previa y clara al cliente y permitirle decidir libremente si lo adquiere o no. De lo contrario, la ley considera que se trata de un obsequio o atención comercial y no puede cobrarse después.

Un debate que incendia las redes

El caso ha provocado un intenso debate en redes sociales, donde muchos usuarios han criticado el cobro y lo consideran un ejemplo de cómo algunos negocios aplican tarifas abusivas en zonas turísticas como Ibiza. Otros apuntan que, aunque el restaurante intente justificarlo como un “depósito”, el hecho de no informar previamente vulnera los derechos básicos de los consumidores.

FACUA concluye que este tipo de prácticas dañan la imagen del sector hostelero y suponen un riesgo para el turismo de calidad en las Islas Baleares.

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