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El aislamiento debido al confinamiento se combate aprendiendo idiomas nuevos y mirando hacia el futuro

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Estudiar un idioma para mirar hacia el futuro: los datos y las sensaciones de 2020 en el informe Babbel

El 2020 fue un año muy difícil, que ha trastornado nuestras vidas y ha modificado nuestros hábitos y nuestras necesidades, pero también nos ha ayudado a entender cuáles son las cosas realmente importantes. El estudio de Babbel, “Entenderse lo cambia todo”, en el que han participado más de 6.000 nuevos usuarios y 8700 entrevistados por Dynata, compañía líder en estudios de mercado, señala que, hoy más que nunca, la comprensión es un aspecto fundamental en nuestras vidas.

Analizando las sensaciones y las emociones de los estudiantes en este año tan difícil, hemos encontrado varios aspectos interesantes: estudiar un idioma extranjero, de hecho, nos permite entender el mundo que nos rodea, superar las barreras lingüísticas… y mucho más. El 77 % de los usuarios afirmaron que estudiar un idioma extranjero les permitió soportar mejor la soledad durante los meses de confinamiento, y el 51 % relacionaron esta experiencia con una sensación de satisfacción personal.

La importancia de la comprensión y las emociones de 2020 en el informe Babbel

Son muchísimas las personas que decidieron aprovechar los meses de confinamiento para estudiar: al 72 % de los nuevos usuarios les pareció fácil aprender un idioma durante el confinamiento, y el 30 % de ellos sintieron más motivación.

El 61 % de los entrevistados, además, desean volver a viajar lo antes posible. Es comprensible, ya que viajar es una experiencia maravillosa que estimula nuestra curiosidad y nos permite conocer otras culturas, y es una de las motivaciones más fuertes para aprender una nueva lengua. A este propósito, cabe destacar que el confinamiento no frenó la imaginación: el 62 % de los usuarios, en estos meses, hizo planes de viaje, con la intención de llevarlos a cabo en el futuro.

Además de la posibilidad de volver a viajar sin restricciones, otro aspecto que preocupa a los entrevistados es la incertidumbre en el campo laboral. Hablar un idioma extranjero puede ser, en este sentido, un as bajo la manga, por eso el 20 % de los estudiantes tienen previsto utilizar el idioma aprendido durante los meses de confinamiento para ampliar su currículo con nuevas habilidades lingüísticas. La familiaridad con los idiomas, de hecho, es uno de los requisitos imprescindibles para trabajar en las empresas internacionales, muchas de las cuales apuestan por el teletrabajo para ampliar su equipo de colaboradores. Además, el 50 % de los estudiantes querrían realizar, este año, una experiencia laboral en el extranjero.

Todos estos datos señalan que ni siquiera la distancia y el aislamiento pueden detener la voluntad de comunicar y de cuidar a las personas a las que amamos: el 79 % de los estudiantes afirmaron que el 2020 les hizo valorar más el contacto con familiares y amigos, y el 46 % declararon haber recuperado el contacto con familiares y amigos con los que no hablaban desde hacía tiempo, y quieren comprometerse en mantener las relaciones cultivadas durante el confinamiento.

A este punto, estamos seguros de una cosa: comunicarse y entenderse no solo es fundamental, sino que lo cambia todo.

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¿Por qué tomamos uvas en Nochevieja? El origen del ritual más popular de Año Nuevo en España

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Cada 31 de diciembre, millones de personas en España repiten el mismo gesto: comer doce uvas al ritmo de las campanadas para dar la bienvenida al Año Nuevo. Es uno de los rituales más arraigados de la cultura española, pero ¿de dónde viene esta tradición?, ¿qué significado tiene realmente?, ¿y desde cuándo se practica?

El significado de las doce uvas de la suerte

La tradición marca que se deben comer doce uvas, una por cada campanada del reloj que anuncia el inicio del nuevo año. Cada uva representa un mes del año, y tomarlas sin atragantarse simboliza buena suerte, prosperidad y protección para los doce meses siguientes.

Más allá de la superstición, el ritual se ha convertido en un acto colectivo, casi ceremonial, que une a familias y amigos frente al reloj —especialmente el de la Puerta del Sol de Madrid— para cerrar el año y empezar otro con esperanza.

¿Desde cuándo se toman uvas en Nochevieja en España?

Aunque pueda parecer una costumbre ancestral, no es tan antigua como se cree. El origen de las uvas de la suerte se sitúa a finales del siglo XIX y principios del XX.

La versión más aceptada: Madrid, finales del siglo XIX

Según los historiadores, el ritual comenzó en Madrid en 1882, cuando algunos ciudadanos empezaron a reunirse en la Puerta del Sol para despedir el año comiendo uvas como acto burlesco. Era una forma irónica de imitar a la burguesía madrileña, que celebraba el Año Nuevo con uvas y champán siguiendo modas francesas.

El gesto, inicialmente provocador, fue ganando popularidad entre el pueblo.

El impulso definitivo: el excedente de uva de 1909

La tradición se consolidó definitivamente en 1909, cuando los viticultores del sureste español —especialmente de Alicante y Murcia— tuvieron una cosecha excepcional de uva. Para dar salida al excedente, lanzaron una campaña popularizando las “uvas de la suerte” como símbolo de prosperidad para el nuevo año.

La idea tuvo tanto éxito que el ritual se extendió rápidamente por toda España.

De costumbre popular a tradición nacional

Durante el siglo XX, la tradición de las uvas se afianzó gracias a la radio y, más tarde, a la televisión. Las campanadas retransmitidas desde la Puerta del Sol convirtieron el ritual en un evento colectivo seguido en todo el país.

Hoy, las uvas forman parte inseparable de la Nochevieja española y se exportan incluso a comunidades españolas en el extranjero.

¿Por qué exactamente uvas y no otro alimento?

La uva simboliza desde la Antigüedad abundancia, fertilidad y celebración. Además, es una fruta fácil de consumir, asociada al vino y a los brindis, lo que la convierte en el alimento perfecto para cerrar el año con un mensaje positivo.

Con el tiempo, se han adaptado versiones más prácticas, como uvas peladas, sin pepitas o sustituidas por gominolas, pero el simbolismo permanece intacto.

Un ritual que une pasado y presente

Más de un siglo después, comer uvas en Nochevieja sigue siendo un acto cargado de tradición, superstición y emoción. No importa si se hace en casa, en una plaza o frente al televisor: el gesto conecta generaciones y recuerda que el Año Nuevo empieza mejor compartido.


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