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El nuevo paradigma de los ingredientes cosméticos en cosmética natural

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El nuevo paradigma de los ingredientes cosméticos en cosmética natural
El nuevo paradigma de los ingredientes cosméticos en cosmética natural
La cosmética natural es uno de los mercados que más transformación ha sufrido a lo largo de los últimos años. Especialmente, tras la pandemia, momento en el que las personas empezaron a valorar la belleza no desde el punto de vista meramente estético, sino como un conjunto de factores de bienestar.

Esta transformación ha cambiado, también, la relación entre las grandes marcas y los proveedores de ingredientes cosméticos. Tanto es así que la eficacia y la sostenibilidad se han convertido en dos de los grandes pilares que definen qué proveedor eligen las marcas y, en última instancia, qué productos conquistan al consumidor.

Del dicho al hecho en cosmética natural

Durante años, el discurso de la cosmética natural giraba en torno a lo “libre de”: sin parabenos, sin siliconas, sin sulfatos, etc. Ahora, el mercado ha madurado. Los consumidores buscan más que etiquetas bonitas: exigen resultados visibles y comprobables. Quieren texturas agradables, fórmulas estables y activos que realmente funcionen respetando siempre el producto natural.

Y aquí entra el nuevo rol del proveedor. Ya no basta con ofrecer extractos vegetales limpios, sino que ahora debe demostrar que esos ingredientes, además de naturales, son eficaces, estables y compatibles con el resto de la fórmula.

Los departamentos de I+D de los grandes proveedores como Quimivita trabajan con la misma rigurosidad que un laboratorio farmacéutico, respaldándose siempre en evidencias científicas. Así, consiguen que ingredientes de origen natural pueden ofrecer resultados tan potentes como los sintéticos, pero con un plus de sostenibilidad y transparencia.

Sostenibilidad, otro valor irrenunciable

Además de la eficacia, las marcas demandan a su proveedor de ingredientes cosméticos sostenibilidad, porque es otra de las grandes exigencias de los consumidores. Saber el origen de cada ingrediente, la forma en la que se ha producido, y qué impacto ambiental ha generado es esencial para tomar la decisión de compra, y puede convertirse en uno de los principales valores diferenciales de los proveedores cosméticos.

En este sentido, existen diversos factores que los proveedores están integrando cada vez más en sus operativas:

  • Cultivo responsable de productos para no generar una sobreexplotación de los recursos y, por tanto, un mayor impacto ambiental.
  • Métodos de extracción sostenibles, reduciendo al máximo el consumo de agua y energía.
  • Eliminación de productos químicos, como disolventes o aditivos.
  • Aprovechamiento de materias primas naturales de carácter agrícola o alimentario.
  • Máxima transparencia en toda la cadena de producción.

Los proveedores de ingredientes cosméticos: de ser complementarios a esenciales

Hoy, las marcas de cosmética natural no buscan simplemente un proveedor, sino un partner de confianza.

Los proveedores se involucran desde el diseño conceptual hasta las pruebas sensoriales, ofreciendo soporte técnico, documentación regulatoria y narrativa de producto. Son, en muchos casos, los verdaderos arquitectos de la innovación cosmética.

El proveedor de ingredientes cosméticos se ha convertido, así, en el eslabón más estratégico de toda la cadena de valor. En otras palabras, el auténtico motor de una belleza más consciente, responsable y, por fin, eficaz.

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Claves para garantizar la seguridad y la calidad en los vehículos 

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Detrás de cada vehículo que circula por las carreteras europeas hay un complejo proceso de validación técnica que asegura que cumple con todas las normativas aplicables. No basta con diseñar un modelo atractivo o eficiente; para poder comercializarlo o matricularlo, debe superar un conjunto de ensayos y verificaciones que garanticen su seguridad, su fiabilidad y su impacto ambiental dentro de los límites establecidos por la legislación. Ese proceso es lo que se conoce como homologación de vehículos, y constituye uno de los pilares técnicos más importantes de la industria automotriz. 

La homologación no solo afecta a los grandes fabricantes, sino también a carroceros, transformadores, importadores y pequeñas empresas que adaptan vehículos para usos específicos: ambulancias, vehículos industriales, autocaravanas, furgones isotermos o vehículos eléctricos convertidos, entre otros. En todos los casos, los requisitos son claros: el producto final debe cumplir las mismas condiciones de seguridad, emisiones y conformidad que un vehículo nuevo salido de fábrica. 

Qué implica el proceso de homologación 

Homologar un vehículo o un componente significa demostrar, mediante ensayos acreditados, que cumple las normativas europeas o nacionales que le son aplicables. En la Unión Europea, la regulación base se encuentra en el Reglamento (UE) 2018/858, que establece el marco general para la homologación y la vigilancia del mercado de los vehículos de motor y sus sistemas, componentes y unidades técnicas independientes. 

El proceso suele comenzar con la identificación del tipo de vehículo, sistema o componente. A partir de ahí, se determinan los reglamentos concretos que debe cumplir: emisiones contaminantes, ruido, compatibilidad electromagnética, resistencia estructural, seguridad en caso de impacto o requisitos específicos de iluminación, entre otros. 

Una vez realizados los ensayos y verificaciones, la autoridad competente (en España, el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo) emite el certificado de homologación. A partir de ese momento, el fabricante o transformador puede comercializar el producto o inscribirlo en el registro correspondiente. 

Sin embargo, obtener la homologación no es el final del proceso. A partir de ahí, la empresa debe garantizar que todos los vehículos producidos son idénticos al modelo homologado. Y ahí entra en juego la conformidad de la producción, más conocida como CoP. 

Conformidad de la producción una obligación permanente 

La Conformidad de la Producción (CoP) es el conjunto de procedimientos y controles que aseguran que todos los vehículos fabricados o transformados mantienen las mismas características que el prototipo que obtuvo la homologación. No se trata de una formalidad burocrática, sino de un requisito esencial para mantener la validez del certificado. 

Cada fabricante debe disponer de un sistema de control interno documentado, capaz de verificar que las piezas, materiales, procesos de montaje y pruebas finales se realizan de manera coherente y conforme a los estándares aprobados. 

En la práctica, esto implica auditorías internas, verificaciones periódicas por parte de organismos designados y, en algunos casos, inspecciones aleatorias de las autoridades. Si se detectan desviaciones, el certificado de homologación puede suspenderse o retirarse. 

Por tanto, la CoP no es solo un trámite técnico, sino una garantía de calidad continua. Mantiene la coherencia de la producción y protege tanto al fabricante como al consumidor final, asegurando que el producto cumple las expectativas de seguridad y fiabilidad establecidas por ley. 

El papel de la ingeniería técnica especializada 

Para muchas empresas, especialmente las pymes del sector automotriz o de transformación de vehículos, los procesos de homologación y conformidad de la producción pueden resultar complejos. La normativa es extensa, cambia con frecuencia y requiere conocimientos técnicos muy específicos. 

En este contexto, contar con el asesoramiento de una ingeniería especializada se ha convertido en una necesidad más que en una opción. Firmas como IMD-Ingeniería ofrecen soporte integral en todas las fases del proceso: desde el diseño del producto y la preparación de la documentación técnica hasta la realización de ensayos y la gestión de la homologación ante el Ministerio de Industria. 

Su experiencia permite optimizar los tiempos, reducir costes y evitar errores que pueden derivar en retrasos o incluso en la denegación del certificado. Además, IMD-Ingeniería asesora en la implantación de sistemas de conformidad de la producción adaptados al tamaño y estructura de cada empresa, asegurando que los controles sean efectivos pero asumibles. 

En la práctica, esto significa que un fabricante de vehículos y remolques puede concentrarse en su actividad principal mientras los técnicos especializados gestionan los aspectos normativos, garantizando que cada unidad fabricada cumple con la legislación vigente. 

Homologar es innovar 

Aunque a menudo se percibe como una barrera administrativa, la homologación cumple una función esencial en la innovación. Obliga a los fabricantes a mejorar sus procesos, a incorporar nuevas tecnologías y a desarrollar productos más seguros y sostenibles. 

En los últimos años, el auge de la electrificación, los vehículos adaptados y las soluciones de movilidad urbana ha hecho que el marco regulatorio se amplíe y actualice constantemente. Desde la homologación de baterías de alto voltaje hasta los requisitos para sistemas de asistencia al conductor, cada nueva tecnología requiere un análisis técnico y una validación específica. 

Las ingenierías especializadas actúan como puente entre la innovación y la regulación, ayudando a que las empresas puedan introducir novedades en el mercado sin comprometer la legalidad ni la seguridad. 

Si quieres conocer más sobre los procesos de homologación y CoP, te invitamos a consultar con los expertos de IMD-Ingeniería que estarán encantados de ampliar la información que necesites. Puedes encontrarles en: 

https://g.co/kgs/xKFBHES 

https://maps.app.goo.gl/wcXA7UwZ3uGzsPNn7 

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