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El origen de la baraja y su invención

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El origen de la baraja y su invención

Raro es quien no haya jugado nunca con una baraja de cartas. En la playa con los amigos, en una reunión familiar o en un club con dinero en juego; todos hemos tenido suficientes naipes en nuestras manos para ganar la partida. Pero hoy toca aprender un poco más sobre su origen y cómo ha llegado a ser lo que es hoy en día.

Desde la tan española brisca al máximo exponente de los casinos como el blackjack, todo tuvo un origen (o varios) que vamos a descubrir. Desde hace muchísimos años, el ser humano ha sabido sacarle partido a unos pequeños trozos de papel con diferentes figuras y representaciones.

CÓMO SE INVENTÓ LA BARAJA DE CARTAS

Actualmente no existe una certeza sobre cuándo se originaron estos cartoncitos ni dónde, pero parece que fue en Asia hace ya más de mil años. Algunos indicios cuentan que el emperador chino Mu Tsung prohibió los juegos de cartas porque traían mala suerte a su pueblo, aunque los vecinos seguían jugado de forma clandestina.

También hay escritos de que hablan del emperador S’eun-Ho usaba algo parecido a lo que conocemos hoy en día para entretener a su corte; pero igualmente hay registros similares en la India o en el Antiguo Egipto.

Está claro que no hay nada perfectamente registrado, pero todas estas hipótesis pueden ser válidas. Unos pequeños trozos de papel u otro material que representan un número o una figura, algo que podría haber surgido en diferentes lugares y diferentes épocas, dando como resultado común el juego que conocemos hoy en día.

LOS PRIMEROS USOS DE LOS NAIPES

A pesar de que hoy podemos divertirnos con los naipes de muchas formas, su primer uso fue otro. Las artes adivinatorias ocupaban la mayor actividad de estas cartas, que buscaban conocer el futuro a través de un ritual entre lo simbólico y lo sagrado. Esto apenas es una pincelada de sus inicios, aunque sí conocemos más de su llegada a Europa.

Estamos en el siglo XIV, y ya tenemos constancia de que Carlos V de Francia (rey entre 1338 y 1388) hacía uso de las cartas para pasar las largas horas en soledad. Sus constantes depresiones y su quebradiza salud lo mantenían casi todo el tiempo dentro de palacio, por lo que se servía de los solitarios para evadirse de la realidad.

En cuanto al propio nombre de los ‘naipes’, también hay parte de controversia. Por un lado, la baraja sarracena que se utilizaba al sur de Italia (y luego se popularizó aquí a través de al-Andalus) se conocía como naib, por lo que puede haber terminado convirtiéndose en el término actual.

Pero también existe otra vertiente que establece su origen en el lenguaje hebrero, ya que la palabra naibi se relaciona con la brujería y el inicio de estas cartas. Puede que incluso ambos conceptos estén conectados. Por último, hay quien afirma que la palabra viene de las iniciales de Nicolas Papin, uno de los primeros creadores de naipes.

LA EVOLUCIÓN DE LA BARAJA

Como hemos ido observando, desde el principio de la Edad Media ya se conocía bastante este juego. En aquel momento, los principales materiales de elaboración eran los mismos que para los libros y códices: pergamino. Fue con la llegada de la imprenta en el siglo XV cuando su popularidad se incrementó, debido a la facilidad de fabricación.

En cuanto al número de cartas, las primeras barajas (que se usaban en entornos mágicos) tenían apenas 22 figuras. Pero durante el siglo XIV, y debido a la expansión de la baraja oriental de 56 naipes, se configuró una combinada que contaba con 78 piezas diferentes. Esta baraja se utilizaba, por ejemplo, para el juego italiano il taroco.

En Francia, en tiempos de Carlos VI (hijo del anteriormente nombrado), se redujo la baraja a 52 naipes, otorgando los nombres y símbolos de los palos que conocemos hoy. Existen poemas, como El Rey Meliadus, que hablan del cuatro de oros o el dos de bastos.

Desde entonces, las cartas han sufrido mil y una vicisitudes, con todo tipo de simbología. A mediados del siglo XVIII se utilizaba en Pensilvania como pago para las admisiones en la universidad; en el París de 1789 servía como cartilla de racionamiento, hasta finales del siglo XIX fue considerado el primer papel-moneda de la recién constituida Canadá…

Actualmente, con la explosión de los casinos y todos los juegos modernos que beben de la baraja, se ha convertido en una herramienta central para el ocio y la diversión. Su desarrollo ha sido extraordinario y seguro que todavía puede sorprendernos en el futuro.

El repaso a la historia de cualquier juego es siempre interesante, pero uno tan arraigado a nuestra tierra como las cartas todavía lo es más. Un pasatiempo que usan la mayoría de los españoles para divertirse entre amigos, que lleva cumpliendo su función desde hace más de un milenio.

 

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Por qué el ROI no lo es todo en el éxito de las apuestas

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Por qué el ROI no lo es todo en el éxito de las apuestas
Por qué el ROI no lo es todo en el éxito de las apuestas-ARCHIVO

El ROI es una de las métricas más importantes en los negocios. Al fin y al cabo, viene a ser el retorno de la inversión, es decir, el indicador principal que nos dice cuánto hemos ganado, quitando lógicamente lo que hemos invertido por el camino.

El ROI es útil, sí, pero no es el único factor que debemos tener en cuenta en las apuestas. Cuando haces una apuesta en las mejores casas, como en las elegidas por los expertos de ClubSport, quienes analizan a fondo sus características, ofertas y bonos, es importante no centrarse solo en el ROI. Sigue leyendo para descubrir por qué puede ser engañoso en algunos casos y qué otros factores debes tener en cuenta a la hora de hacer apuestas online.

¿Qué es el ROI en las apuestas?

El ROI es la cantidad de dinero que puedes esperar como retorno de tu inversión inicial. Esta es su fórmula: ROI = (Beneficio neto / Inversión) * 100

Por tanto, imagina que en total has apostado unos 1000 € (a lo largo de todo un año), pero tus ganancias totales han sido de 200 €. Según la fórmula, tu ROI sería del 20 %.

¿Por qué el ROI no es suficiente para tus apuestas?

Un ROI del 20 % muestra un balance positivo, pero en este caso podría ser engañoso, porque la fórmula no tiene en cuenta las pérdidas.

Con esto te puedes dar cuenta perfectamente de por qué el ROI es engañoso y no lo puedes utilizar por sí solo, ya que no te vale para tener una visión clara de tu rendimiento total y saber realmente el dinero que te has llevado.

Métricas y factores que te ayudarán a medir tu éxito en las apuestas

Ya hemos visto por qué el ROI no nos sirve del todo a la hora de apostar, pero puedes utilizar otras métricas para medir tu rendimiento.

Yield para apuestas

El yield te muestra el rendimiento de tus apuestas según la cantidad total que has apostado. Su fórmula sería la siguiente: Yield = (Beneficio neto / total apostado) * 100

Por ejemplo, si has hecho 10 apuestas de 5 € cada una, todas con una cuota de 2, y ganas 6 de ellas, entonces el cálculo sería el siguiente:

Total apostado = 50 € (10 apuestas x 5)

Beneficio neto = (ganancias – 50 €) = 60 € – 50 € = 10 €

Entonces el yield sería (10 € / 50 €) x 100 = 20 %. Y este 20 % nos indica que de cada 100 euros apostados, has ganado 20 € de beneficio neto, algo que sí sería positivo.

El yield y el ROI pueden parecer similares, pero se centran en aspectos diferentes. El ROI analiza las ganancias en relación con tu presupuesto inicial o inversión, mientras que el yield mide el beneficio en función de todo lo que has apostado. Por eso, el yield ofrece una visión más clara del rendimiento a largo plazo en las apuestas.

Tasa de aciertos (o win rate)

La tasa de aciertos es una métrica que te puede interesar, ya que te dice cuál es el porcentaje de apuestas que has ganado. Su fórmula es super simple: Tasa de aciertos = (Número de apuestas ganadas / Número total de apuestas) * 100

Por ejemplo, si has hecho un total de 100 apuestas y has ganado unas 30, tu tasa de aciertos sería del 30 %, por lo que esta vez no se te ha dado muy bien.

Valor esperado (EV)

El valor esperado es otra métrica que puedes utilizar. Te ayuda a analizar si una apuesta es rentable a largo plazo, y se calcula sumando el valor de cada posible resultado de una apuesta. Es una fórmula más complicada, pero sería así: EV = (Probabilidad de ganar * ganancia neta) – (Probabilidad de perder * cantidad apostada).

Por ejemplo, si apuestas 10 € con una probabilidad de 0.5 (50 %) de ganar, y la cuota es de 2.0, el valor esperado se calcularía así:

EV = (0.5 * 10 €) – (0.5 * 10 €) = 5 € – 5 € = 0 €

¿Y qué quiere decir esto? Pues que, a largo plazo, no ganarías ni perderías dinero con este tipo de apuesta, ya que la cuota refleja correctamente la probabilidad del evento.

Otros factores importantes para tener en cuenta

Hay otros factores que puedes tener en cuenta para evaluar cómo te desenvuelves en las apuestas. El tamaño de la apuesta (stake) te dice cuánto estás arriesgando en cada selección, y la métrica Profit/Loss mide las ganancias y pérdidas netas, para que puedas ver si tu estrategia es rentable.

Todas estas te pueden ayudar a controlar tu juego e incluso a mejorarlo, que puedas decidir una nueva estrategia o también te sirven para darte cuánto qué es lo que puedes estar haciendo mal. No te preocupes si ahora te parece complicado, es solo cuestión de práctica. Eso sí, no te limites a utilizar el ROI, especialmente en este ámbito.

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