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El valenciano Ancor se convierte en el ganador de ‘Maestros de la costura 4’

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RTVE

Ancor se proclamó ganador de la cuarta edición de ‘Maestros de la costura’, tras enfrentarse a Lluís, Gabriel y Yelimar en una final llena de emociones y grandes confecciones.

El último programa del concurso se dividió, como de costumbre, en tres pruebas. En la primera se enfrentaron todos los concursantes, consistió en recrear un diseño de Manuel Pertegaz, un maestro de la alta costura conocido por sus diseños para grandes estrellas como Audrey Hepburn, Ava Gagner, e incluso, el vestido de novia de la reina Letizia.

Los cuatro concursantes tuvieron 120 minutos. La presión hizo que algunos de ellos no lograran acabar sus piezas. Gabriel presentó el pantalón sin acabar; Lluís tuvo problemas con el forro y el tul. Por otra parte, Yelimar recibió una valoración positiva, aunque finalmente fue Ancor quien recibió las mejores críticas, «estaba casi metido en la piel del maestro Pertegaz», destacaron los jueces.

Por todo ello, la primera bata de finalista fue para el Valenciano Ancor, que pasó directo a disputar la gran final.

Una prueba de exteriores diferente

Como ya es costumbre en ‘Maestros de la costura’, esta prueba consistió en la elaboración de un vestido de novia, cada uno de ellos diseñado por uno de los jueces.

Los concursantes tuvieron la compañía de unos aprendices destacados, la actriz Rossy de Palma, Lorena Castell y Rappel, quienes ayudaron todo lo que pudieron y tuvieron muy buena conexión con los concursantes.

Durante la deliberación del jurado, la fantástica confección de los vestidos puso entre «la espada y la pared» a los miembros de este. Entre halagos por la realización de la prueba, algunos fallos en la confección de Gabriel, hicieron que se quedara con el cuarto puesto y, finalmente, Lluís fue quien consiguió pasar a disputar la final, mientras Yelimar se conformó con el tercer puesto.

La gran final entre Ancor y Lluís

Ancor y Lluís se enfrentaron en la última prueba del programa. Para alzarse con el galardón tuvieron que realizar un vestido de gala inspirado en Valentino, toda un homenaje a la moda y la alta costura.

Durante la prueba las diferencias entre los concursantes fueron claras, mientras Ancor se mostraba concentrado en su confección, Luís estaba muy nervioso y observaba cada movimiento de su rival, aseguraba que no tenía suficiente tiempo para realizar una buena prenda.

Los jueces quedaron maravillados con ambas confecciones, a pesar de que afirmaron que el vestido de Lluís era «absolutamente maravilloso, muy visual y bonito». Fue Ancor el ganador de la cuarta edición de ‘Maestros de la costura 4’, el aspirante se llevó el maniquí de oro, 50.000 euros y un curso de formación especializada en Diseño de Moda en el Centro Superior de Moda de Madrid, que se encuentra en la Universidad Politécnica de Madrid.

Ancor, tras escuchar su nombre, se quedó muy sorprendido y casi no pudo reaccionar ante la felicidad de todos los presentes, además aseguró: «Es un sentimiento agridulce porque me lo he trabajado mucho, pero espero que esto sea también para él el inicio de mucho más». 

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8 años sin Chiquito, el creador del idioma ‘Grijarder’

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VÍDEO | Chiquito de la Calzada, homenajeado con un semáforo que repite sus frases

Como cada año por estas fechas, los medios de comunicación sacaremos las «listas del año»: que si las mejores películas, las canciones más escuchadas en la plataforma de moda. Incluso hay recuento de las palabras más utilizadas en cada país.

Precisamente, por estas fechas, un día como hoy de hace cinco años fallecía un humorista capaz de revolucionar por completo el Diccionario de la Real Academia de la Lengua.

Necesitábamos revolucionar nuestro lenguaje, sin necesidad de que lo hicieran desde fuera con nuevos vocablos. Y de eso se encargó, por la gloria de mi madre, Chiquito de la Calzada.

El humorista, cantaor y actor cómico revolucionó nuestra lengua. Todo el mundo niños, mayores, ancianos; ricos y pobres; perros y gatos. Nadie podía evitar contagiarse de esos vocablos que nos traía ese hombre y su nueva lengua, el grijander. Porque si esta persona fue capaz por aquel entonces de batir con más de cuatro millones de espectadores de audiencia un partido de Champions del todopoderoso Real Madrid, seguro que es capaz de terminar con la lengua de Shakespeare en un abrir y cerrar de ojos.

Así creo que sería justo que Chiquito de la Calzada tuviera una silla en la Real Academia Española (RAE) para darle aires nuevos a nuestra lengua y dejar de tomar palabras de otras.

¿Para qué queremos el spanglish? Ya puestos a inventar e incluir palabras nuevas prefiero que por lo menos sean graciosas.

Aquí van los motivos que refrendan el movimiento #chiquitoalarae

Palabra de Chiquito (de la Calzada)

Te das cuen; Quietorr; por la gloria de mi madre; al ataquerr; cobarde; pecador de la pradera; Bambino; jaaarl; era el año 4; ese caballo que viene de Bonansa; mamarl; no puedorl; asexuar; no te digo trigo por no llamarte Rodrigo; apitican de morenau; no puede sé; torpedor; y un largo, largo etcétera.

Que levante la mano aquel que no haya dicho ninguna palabra salida de esa brillante y lúcida mente.

Mi duda es, si la gente hizo suyo ese lenguaje, ¿por qué ninguno de esos términos está en el diccionario?

El idioma Grijander o chiquitistaní

En un país como España en el que todo el mundo tiene nivel medio de inglés aunque luego no sepa ni preguntar la hora, el grijander sería el segundo idioma que tanto nos exigen. Porque Chiquito tiene un método mucho mejor que Vaughan.

Ya imagino esos diccionarios de Español-Grijander/ Grijander-Español.

¿Podría ser el grijander ese idioma esperanto con el que todo el mundo pudiera entenderse con un simple “¡Jaaarl!”?

Su conjugación y formación de palabras es muy sencilla: simplemente basta con añadir las terminaciones “rr” (¿cómorr?), “rl” (fuegorl),… y otras muchas que el espíritu chiquitistaní nos sugiera.

Con el idioma Grijander no existirían las discusiones de si hay que llevar una canción a eurovisión en español o en inglés. Imaginad una versión del “La, la, la” de Massiel. No sería difícil: “Jarl, jarl, jarl”. ¡Nos votarían hasta los países del este! (Que tomen nota los del BenidormFest)

El doctor Grijander

Si hay un médico famoso en nuestro país, ese es el doctor Grijander.

Pupitas en el fistro de abajo; revisiones del diodeno; amatomas sexuales;… no había especialidad que se le resistiera.

Por muy asustado que estuviera el paciente, el doctor Grijander siempre sabía cómo tranquilizarlo con su “¡reláaajese usted!” o el “¡Ten cuidadín no te hagas pupita en el fistro duodenaaal!”

Insultar con gracia

Chiquito te ofrecía la posibilidad de decirle a tu jefe en toda su cara “Me cago en tus muelars… Eres un fistro-pecador-cobarde” Y no solo no te despedía, sino que te subían el sueldo y te ascendían a director.

Fácil de aprender (no requiere de un nivel alto de estudios)

Por aquel entonces sin internet, wikipedias, ni redes sociales, todos sabíamos de memoria sus consignas ya fueras muy listo o no tan listo. Tal vez no recordáramos ya los afluentes del Tajo pero sí que el sastre de Tarzán trabajaba poco; que había un hombre que había nacido después de los dolores; que había gente que en vez del graduado tenía una etiqueta de anís del mono o que se podía freír un huevo con saliva.

Gromenauer, Peich,… números y letras fáciles de recordar. ¿Para cuándo unos Cuadernos Rubio?

Sensualidad y sexualidad

Las novelas eróticas que están tan de moda en la actualidad no serían los mismo si se escribiera en el idioma de Chiquito (serían mejores):

“El señor Grey la recibirá ahora para borrarle el cerito mientras hacen guarreridas españolas con el fistro sexual. Después irán en helicopteror hasta su habitación roja donde allí le hará la caidita de Roma varias veces hasta que grite: ¡Por la gloriaa de mi madrer!”.

¿Y los anuncios de colonias? También cambiarían ligeramente. La imagen en blanco y negro de ese hombre perfectamente esculpido en busca de su camisa en un interminable vestidor mientras camina dando pequeños saltitos con la mano en sus lumbares. Una vez vestido, mirada a cámara frunciendo el ceño en plan malote y grito: ¡¡¡Al ataaqueeerrr!!!

¿Os imagináis a Kate Moss en un anuncio de “A-canemor”, la fragancia para ella”?

El movimiento chiquito

No me refiero a ningún partido, moda o grupo social.  Me refiero a esos pequeños saltitos que hacía el señor Chiquito para caminar con la mano colocada en las lumbares como si tuviera un terrible dolor. Esa perfecta coreografía no era algo banal ni superfluo, era una forma de ser. Una forma de vida. One lifestyle que dirían otros.

Si el siglo XXI nos ha traído a los metrosexuales y a los hipster, los últimos años del siglo pasado nos dejó el chiquitismo como forma de ver las cosas y afrontar el día a día. ¿Por qué no recuperarlo ahora?

Si el chiquitismo hubiera surgido hoy en día en pleno auge de las redes sociales y sus vídeos virales, estoy seguro que hasta el mismísimo Obama habría aparecido en la portada de la revista Time con el titular: “I can´t, can´t”.

Incluso las crisis económicas se podrían afrontar de una manera bien distinta.

–Periodistas: ¿Cómo esta el asunto?

–Político: La cosa está muy malitaaaar.

–Periodistas: ¿Sabría decirnos cuándo saldremos de la crisis?

–Político: No puedorr, no puedorr… ¡jaaaarl!

Y la sociedad ante eso habría reaccionado de otra manera seguro: “nos hemos quedado sin trabajo pero ¡nos hemos reído!”, comentarían por las calles los ciudadanos entre lágrimas de alegría.

Expresiones llenas de sabiduría popular

Tengo más nervios que un filete de cinco pesetas; Trabajas menos que el sobaco de un churrero; Te mueves más que los precios;…

Son solo unos pocos ejemplos de las cientos y cientos de expresiones que a mediados de los 90 invadieron nuestras conversaciones. Contar la comparación más ocurrente se convirtió en deporte nacional, creciendo de paso el ingenio lingüístico de los españoles.

Por eso, desde aquí pido (exigir me parece demasiado) una silla en la RAE para don Chiquito de la Calzada, con el fin de salvar nuestra lengua de la invasión anglosajona.

Él que tanto hizo revolucionando nuestro lenguaje merece un asiento o incluso un tresillo. El de la letra Peich.

¡Hasta luego… Lucas!                                          

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