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Valencia

Esperanza Obrera ocupa otro edificio y cuelga una pancarta contra Mónica Oltra por ser «del sistema»

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València, 26 mar (EFE).- El colectivo comunista Esperanza Obrera ha ocupado un edificio de la Conselleria de Igualdad en la calle Colón de València con el fin de acoger a personas desahuciadas, y ha colgado en su fachada un cartel gigante con la imagen de la consellera Mónica Oltra junto al lema «Frente al sistema, resistiremos».

El edificio, ubicado en el número 80 de la calle Colón y que era la sede de la Secretaria Autonómica de Autonomía Personal y Dependencia pero que ahora está en desuso, ha sido ocupado por la asociación Esperanza Obrera, que anteriormente había ocupado un local de la calle Pintor Sorolla hasta el 15 de marzo, día en que fueron desalojados por la Policía.

El portavoz del colectivo, Juanvi Remón, ha asegurado a Efe que en el edificio de la Conselleria de Igualdad pretenden construir «el mismo proyecto» que en el local de Pintor Sorolla, con repartos de comida o asesoría de vivienda a las personas que lo necesiten, además de un lugar en el que puedan vivir personas que no dispongan de casa propia tras quedar desahuciados.

Ha expuesto que el objetivo es que «nos dejen este edificio y si no irnos a otro», con el fin de poder dar vivienda y comida a familias que lo necesitan, «pero la prioridad es presionar para que sea este», un lugar en pleno centro de València que está en desuso por parte de la Generalitat Valenciana y cuyo cartel, instalado en la fachada, es una crítica a la familia Usó Ferrera, propietaria de inmuebles vacíos, y el juez Juan Carlos Mompó, que ordenó el desahucio del edificio de Pintor Sorolla, además de contra Oltra, por la inacción de la conselleria en este asunto.

Asimismo, ha afirmado que desde la Conselleria de Vivienda y la de Igualdad y Políticas Inclusivas «se nos prometió una solución, pero como no lo han hecho, esta es una manera de presionar para conseguir un espacio donde podamos albergar a gente sin vivienda», ya que, según han trasladado desde el colectivo, «en los momentos decisivos, los políticos se han posicionado del lado de los empresarios».

Remón ha explicado que de momento hay dos familias que están viviendo en el edificio pero que esperan, en los próximos días, que tres más se puedan unir, familias «a las que se les dio la palabra de que tendrían un techo donde vivir».

«Todo son buenas palabras, pero no han solucionado nada», ha explicado Remón sobre las reuniones con las diferentes consellerias, al tiempo que ha señalado que «no es verdad que no se estén produciendo más desahucios» y que son «casos ínfimos» los desahucios que la administración ha parado.

Desde el propio edificio, los okupas han preguntado «por las palabras de unión por parte de Oltra», al tiempo que han señalado que la consellera, «a la hora de la verdad, da puñaladas».

Paralelamente a la concentración, en la que se han congregado decenas de personas, el colectivo ha entregado bolsas de comida a más de un centenar de personas sin recursos, que han hecho cola para recibir un kit de productos básicos.

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Cultura

Muere a los 47 años el valenciano Azuquita, creador del Rumbakalao e icono de la Ruta del Bacalao

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Azuquita
Azuquita-INSTAGRAM

El mundo de la música en España llora la pérdida de Pedro Bermúdez, conocido artísticamente como Azuquita, fallecido a los 47 años en Palma de Mallorca, ciudad en la que residía en los últimos años. La noticia fue confirmada por la prensa balear en la mañana del sábado 6 de septiembre de 2025 y rápidamente se difundió entre seguidores y compañeros de profesión.

Azuquita deja tras de sí un legado musical muy singular, marcado por la creación del Rumbakalao, un estilo híbrido que en los años 90 unió la rumba con los sonidos electrónicos de la mítica Ruta del Bacalao. Con esta fusión, el artista valenciano alcanzó una gran popularidad y se convirtió en uno de los nombres propios de aquella época.

El origen del Rumbakalao: la rumba se cruza con la Ruta del Bacalao

En plena efervescencia de la Ruta del Bacalao, un movimiento musical y cultural que marcó la Comunitat Valenciana y se extendió por toda España en los 80 y 90, surgió la figura de Azuquita. Mientras los clubes de Valencia y alrededores vibraban con el techno, el dance y el house, él apostó por un camino alternativo: versionar los grandes éxitos de la música de discoteca desde un prisma rumbero.

Ese experimento dio lugar al Rumbakalao, un género propio que unía el ritmo festivo y cercano de la rumba con la energía electrónica que dominaba las pistas de baile. Fue en 1993, con apenas 17 años, cuando Azuquita saltó a la fama al versionar “Así me gusta a mí” de Chimo Bayo, uno de los himnos indiscutibles de la Ruta. Su propuesta sorprendió y conectó con un público que buscaba nuevas formas de vivir la música.

Azuquita, un artista que rompió moldes en los 90

Con su estilo desenfadado, su humor característico y una personalidad cercana, Azuquita logró hacerse un hueco en la escena musical de los 90. Sus versiones convertían los éxitos electrónicos en temas que podían sonar tanto en una discoteca como en una verbena popular, lo que ampliaba enormemente su público.

Durante esa década lanzó tres discos:

  • Rumbakalao (1994)

  • Escucha que te digo (1995)

  • Sinelo Kalo (1997)

Cada uno de estos álbumes reforzaba su propuesta musical y consolidaba su imagen de artista rompedor. Su voz y su particular manera de interpretar canciones lo convirtieron en un referente de un estilo único que, aunque surgido en un contexto muy concreto, sigue siendo recordado por quienes vivieron aquella época.

La Ruta del Bacalao: un fenómeno cultural más allá de la música

Para entender la relevancia de Azuquita, es necesario recordar lo que supuso la Ruta del Bacalao. Más que un movimiento musical, fue una auténtica revolución cultural en la Comunitat Valenciana que tuvo su epicentro en discotecas míticas como Barraca, Spook, Puzzle o ACTV. Allí sonaban sesiones maratonianas de música electrónica que marcaron a toda una generación.

En ese ambiente dominado por el techno y el dance, irrumpió Azuquita con un toque inesperado: fusionar ese sonido de club con la rumba valenciana. Su propuesta, lejos de pasar desapercibida, ofreció un soplo de aire fresco y demostró que la Ruta también podía reinterpretarse desde otros estilos.

El Rumbakalao se convirtió así en un símbolo paralelo al fenómeno de la Ruta, con un aire más desenfadado y popular, que lo acercaba tanto a la cultura de la calle como a la de las discotecas.

Colaboraciones y proyección internacional

Aunque su época dorada estuvo en los 90, Azuquita no se quedó anclado en el pasado. Ya en los 2000, participó en proyectos que le llevaron más allá de España. Una de las colaboraciones más destacadas fue con el alemán Matthias Reim, lo que le permitió acercarse al público centroeuropeo.

Su versatilidad musical y su capacidad para adaptarse a diferentes estilos lo convirtieron en un artista querido dentro y fuera de la Comunitat Valenciana.

Azuquita y Los Rumba Kings: su etapa más reciente

En los últimos años, Azuquita formaba parte de Los Rumba Kings, un grupo que mantenía vivo el espíritu de la rumba española y con el que continuaba actuando en fiestas, conciertos y festivales. Desde Mallorca, su lugar de residencia, seguía compartiendo música y demostrando que su pasión por el escenario permanecía intacta.

Para sus seguidores, cada actuación era un viaje en el tiempo que recordaba la frescura de los años 90 y la época dorada del Rumbakalao.

El legado de Azuquita en la memoria musical valenciana

La muerte de Azuquita supone un golpe para quienes vivieron la Ruta del Bacalao y para los amantes de la música fusión en España. Su aportación fue única: logró unir dos mundos aparentemente opuestos, la rumba y la música electrónica, en un género propio que hoy sigue siendo recordado como una seña de identidad de los 90.

Además de su música, queda en el recuerdo su carácter alegre y su humor, que transmitía tanto en entrevistas como sobre el escenario. Su figura forma parte de la memoria colectiva de una generación que bailó sus versiones en discotecas, verbenas y fiestas populares.

La Ruta del Bacalao como patrimonio cultural

Hoy, con el paso del tiempo, la Ruta del Bacalao se reivindica como un fenómeno cultural que fue mucho más que ocio nocturno. Supuso un laboratorio musical, artístico y social que influyó en la música electrónica en España y dejó huella en generaciones posteriores.

En este contexto, artistas como Azuquita ayudaron a ampliar las fronteras de lo que podía ser la Ruta, demostrando que la innovación también cabía dentro de un movimiento ya de por sí experimental.

Un adiós con sabor a nostalgia

El fallecimiento de Azuquita a los 47 años deja un vacío en la música valenciana y en la historia reciente de la cultura popular española. Sus discos, sus versiones rumberas de clásicos de la Ruta del Bacalao y su papel en Los Rumba Kings forman parte de un legado que seguirá vivo en la memoria de sus seguidores.

En un momento en que se recupera la memoria de la Ruta y se organizan homenajes a aquel movimiento, la figura de Azuquita resurge como la de un artista que se atrevió a mezclar mundos y consiguió crear algo nuevo. Su Rumbakalao siempre será recordado como un sonido propio de los 90, un símbolo de una época irrepetible.

 

 

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