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La focaccia: una tradición culinaria neolítica de hace 9.000 años

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'Focaccia' sazonada con manteca de cerdo horneado en una réplica de husking trays. / Scientific Reports.

La focaccia, un pan tradicional que hoy en día sigue siendo popular en muchas partes del mundo, tiene raíces mucho más antiguas de lo que muchos podrían imaginar. Un estudio reciente revela que esta receta tiene su origen en el Neolítico, hace aproximadamente 9.000 años. La investigación, liderada por las universidades Autónoma de Barcelona y La Sapienza de Roma, ha desvelado detalles sorprendentes sobre cómo se cocinaban los primeros panes en la región de Mesopotamia utilizando herramientas primitivas.

El descubrimiento de los husking trays neolíticos

Los investigadores han encontrado que los llamados «husking trays», grandes bandejas de cerámica con una base ovalada y paredes bajas, fueron utilizadas por las comunidades neolíticas para elaborar grandes panes. Estos recipientes, fabricados con arcilla gruesa, presentaban una superficie interna marcada con impresiones o incisiones que facilitaban la extracción del pan tras su cocción. Según los expertos, estos panes pesaban aproximadamente tres kilos, lo que sugiere que estaban destinados a ser consumidos de manera colectiva, probablemente por grupos de personas.

Cocción en hornos abovedados

El análisis de estos husking trays ha revelado que los panes eran cocidos en hornos abovedados a temperaturas cercanas a los 420°C, un proceso que podría durar hasta dos horas. El tamaño de los panes y las condiciones de cocción permiten suponer que estos alimentos eran preparados para satisfacer las necesidades de comunidades grandes.

Análisis de residuos orgánicos en fragmentos cerámicos

El estudio se centró en fragmentos cerámicos datados entre 6400 y 5900 a.C. encontrados en los yacimientos arqueológicos de Mezraa Teleilat, Akarçay Tepe y Tell Sabi Abyad, ubicados entre Siria y Turquía. Los investigadores analizaron estos fragmentos para identificar su uso específico y los alimentos procesados en ellos. A través del análisis de fitolitos (restos de sílice de plantas), se descubrió que en estos recipientes se procesaban cereales como el trigo y la cebada, que luego se molían para hacer harina. Además, los análisis de residuos orgánicos señalaron la presencia de ingredientes de origen animal, como manteca, e incluso condimentos vegetales, lo que sugiere que los panes neolíticos no solo eran simples, sino que también se condimentaban para enriquecer su sabor.

Un vínculo con la focaccia

Lo más sorprendente de este descubrimiento es que los investigadores encontraron trazas de residuos específicamente asociados a la «focaccia», un pan enriquecido con ingredientes adicionales. Esto indica que las comunidades neolíticas ya estaban cocinando una versión primitiva de este pan condimentado, lo que puede considerarse uno de los primeros ejemplos de lo que hoy conocemos como focaccia.

Sergio Taranto, principal autor del estudio y miembro del equipo de investigación, comenta: «Nuestro estudio ofrece una imagen vívida de comunidades que utilizaban los cereales que cultivaban para preparar panes y focaccias enriquecidas con diversos ingredientes, y que compartían estos alimentos en grupo». Según Taranto, esta tradición culinaria del Neolítico tardío se habría extendido durante aproximadamente seis siglos en una amplia zona del Oriente Próximo.

Conclusión

Este estudio no solo arroja luz sobre las prácticas culinarias neolíticas, sino que también ofrece una visión sobre la vida social y económica de las primeras comunidades agricultoras. La focaccia, como alimento compartido y condimentado, parece ser un vínculo entre el pasado y el presente, demostrando la permanencia de ciertas tradiciones a lo largo de milenios.

Referencias

  • Taranto, S., Barcons, A. B., Portillo, M. et al. «Unveiling the culinary tradition of ‘focaccia’ in Late Neolithic Mesopotamia by way of the integration of use-wear, phytolith & organic-residue analyses». Sci Rep.
  • Fuente: UAB (Universidad Autónoma de Barcelona)
  • Derechos: Creative Commons

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¿Cuándo se cambia la hora? El día que dormiremos una hora más en España

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Cambio al horario de invierno
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El próximo cambio de hora en España traerá consigo el día más largo del año. Será en la madrugada del domingo 26 de octubre de 2025 (noche del sábado al domingo), cuando los relojes se retrasen una hora: a las 03:00 serán las 02:00. Esto hará que la jornada tenga 25 horas, permitiendo dormir una hora más, aunque también marcará la llegada de los días más cortos y de los anocheceres más tempranos propios del horario de invierno.

El debate sobre el cambio de hora en Europa, en punto muerto

Aunque el BOE ya publicó los cambios de hora previstos hasta 2026, esto no significa que vayan a ser los últimos. Se trata de una obligación derivada de la normativa europea, que exige planificar los ajustes cada cinco años. Si no se adopta ninguna resolución definitiva, próximamente se publicará también el calendario de cambios de hora de 2027 a 2031.

El debate sobre eliminar el cambio horario sigue congelado en la Unión Europea. En 2019, una consulta pública reunió a 4,5 millones de participantes, de los cuales un 90 % votó a favor de eliminar los cambios de hora. Sin embargo, la llegada de la pandemia relegó este asunto y nunca se retomó.

La europarlamentaria Izaskun Bilbao lamenta que los Estados miembros no hayan querido avanzar en esta cuestión: «La iniciativa se planteó, la Comisión respondió, el Parlamento Europeo hizo su trabajo, pero los países no lo han incluido en su agenda».

¿Horario de verano o de invierno?

Expertos europeos han estudiado cuál sería el mejor horario permanente en caso de eliminar los cambios estacionales. Aunque no existe consenso, muchos informes apuntan a que mantener el horario de invierno es lo más recomendable, ya que es el más cercano al horario solar, lo que permite aprovechar mejor la luz natural durante el día.

El horario de verano, en cambio, alarga artificialmente las horas de luz por la tarde, retrasando amaneceres y anocheceres. Aunque se creó con la intención de ahorrar energía, varios organismos cuestionan que ese objetivo se cumpla en la actualidad.

El futuro del cambio de hora en España

Por ahora, España seguirá aplicando los cambios de hora vigentes al menos hasta 2026. Sin una decisión definitiva por parte de la Unión Europea, los ciudadanos tendrán que seguir adaptándose a este ajuste dos veces al año.

Lo que está claro es que el próximo domingo 26 de octubre de 2025 nos regalará una jornada excepcional de 25 horas, un pequeño respiro antes de la llegada del invierno.

 

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