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GÜRTEL | ‘El Bigotes’ y el ‘Yonki del Dinero’ comparecen este martes ante la la comisión de investigación

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(EUROPA PRESS)-La comisión del Congreso que investiga la presunta financiación ilegal del PP continuará este martes recibiendo a más comparecientes, tras la declaración el pasado día 6 del jefe de ‘Gürtel’, Francisco Correa. En esta ocasión están citados otro de los cabecillas de la trama, Álvaro Pérez ‘El Bigotes’, y Marcos Benavent, el autodenominado ‘Yonki del dinero’.

‘El Bigotes’, quien fue responsable de Orange Market, cumple pena de presión por los contratos de ‘Gürtel’ para los espacios de la Generalitat Valenciana en Fitur, pero está también acusado en el juicio que se sigue en la Audiencia Nacional por la supuesta financiación ilegal del PP valenciano.

Pese a estar recluido en la cárcel de Valdemoro, ‘El Bigotes’ ha pedido el correspondiente permiso judicial para poder acudir presencialmente a la Cámara Baja, según confirmaron a Europa Press fuentes jurídicas.

En su comparecencia hace dos semanas en el juicio de la trama valencia de Gürtel que se sigue en la Audiencia Nacional, Pérez, para el que Fiscalía pide 27 años de cárcel, señaló al expresidente valenciano Francisco Camps como la persona que dio la orden al ex secretario general del PP de la Comunidad Valenciana Ricardo Costa para que la trama Gürtel facturase los actos de campaña de 2007 y 2008 del PP valenciano a otros empresarios.

También para este martes se espera el testimonio de Marcos Benavent, el autodenominado ‘Yonki del dinero’, que está procesado por las presuntas irregularidades cometidas cuando fue gerente de la empresa pública Imelsa, dependiente de la Diputación de Valencia. Benavent colaboró con la Fiscalía Anticorrupción y su testimonio fue clave en la llamada operación Taula contra la cúpula del Partido Popular en la provincia de Valencia y su presidente, Alfonso Rus.

CAMPS Y COSTA PODRÍAN CRUZARSE EN EL CONGRESO

Tras ‘El Bigotes’ y el ‘Yonki del dinero’, la comisión que presidente el diputado de Nueva Canarias, Pedro Quevedo, tiene previsto citar el 6 de marzo al que fuera secretario general del PP valenciano Ricardo Costa y al expresidente de esa comunidad Francisco Camps.

Costa confesó hace dos semanas en el juicio por la rama valenciana de ‘Gürtel’ que su partido pagó en negro algunos actos que contrataron con la empresa de Correa, Orange Market, para las campañas electorales de 2007 y 2008, en varios de los cuales participó el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy.

Costa, que se enfrenta a siete años y nueve meses de prisión fue, según ‘El Bigotes’ y Correa, quien les indicó que si «querían cobrar» tenían que facturar los eventos a «determinados empresarios». El propio ex número dos del PP valenciano señaló que fue Camps quien decidió contratar Orange Market para organizar los actos de campaña de las elecciones autonómicas y municipales de 2007 y las generales de 2008 y que éstos se financiasen en parte con «dinero negro». Camps negó las acusaciones y podría cruzarse con su antiguo colaborador en el Congreso porque han sido llamados a declarar el mismo día.

Según el calendario acordado por los grupos, días después, el 13 de marzo, será el turno del principal imputado del ‘caso Púnica’, Francisco Granados, exconsejero de Presidencia de la Comunidad de Madrid, mano derecha de Esperanza Aguirre y ex secretario general del partido en la comunidad.

¿Y CIFUENTES, GONZÁLEZ Y AGUIRRE?
Todos los grupos de la oposición, a excepción de Ciudadanos, pidieron citar a Granados en la comisión y cerraron la fecha. Este jueves, después de que el que fuera ‘número dos’ del PP madrileño admitiera ante el juez financiación ilegal del partido, también el partido naranja ha reclamado su comparecencia.

En dicha declaración, Granados implicó a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, y a la expresidenta Esperanza Aguirre en la presunta caja B del PP regional. En concreto, aseguró que en las elecciones autonómicas de 2007 y 2011 el partido realizó para Aguirre una «campaña paralela y de refuerzo» que no se pagaba con fondos oficiales, y sitúo a Cifuentes en el «núcleo de poder» de esa campaña hasta que acabó una supuesta «relación sentimental» con Ignacio González.

Tras estas revelaciones, tanto el PSOE como Unidos Podemos se apresuraron a reclamar la presencia de Cifuentes y de sus antecesores, Ignacio González y Esperanza Aguirre, unas comparecencias que Ciudadanos ya avanzó que apoyaría. Al término de la sesión de este martes, la comisión de investigación decidirá a qué nuevos comparecientes citar a partir de mediados de marzo.

Y una semana después de Granados, en la sesión del 13 de marzo, la comisión recibirá a su antiguo socio, David Marjaliza, considerado cerebro de la red ‘Púnica’ y que viene colaborando con la Justicia desde el año 2015.

Marjaliza ya confesó en su último interrogatorio del pasado 17 de enero que tanto él como Granados y Javier López Madrid –el yerno de Juan Miguel Villar Mir, presidente de OHL– se repartieron una comisión de 3,6 millones de euros por la adjudicación de tres obras de Metro de Madrid en 2004.

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Maquillaje y contouring para aparentar derrota: la puesta en escena más cínica de Pedro Sánchez

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Maquillaje Pedro Sánchez
Pedro Sánchez visiblemente maquillado

El presidente del Gobierno apareció con un rostro visiblemente maquillado y gesto compungido en su comparecencia tras el informe de la UCO sobre corrupción en el PSOE.

La comparecencia de Pedro Sánchez el pasado jueves en la sede del PSOE en Ferraz no fue simplemente una rueda de prensa: fue una puesta en escena medida al milímetro. El presidente del Gobierno y secretario general de los socialistas apareció con semblante serio, voz apagada y un gesto que quería transmitir preocupación y abatimiento. Pero hubo un detalle que no pasó desapercibido para nadie: su rostro, visiblemente maquillado, usó técnicas de contouring propias del maquillaje profesional, con las que, lejos de embellecerse, buscaba aparentar desgaste, tristeza y preocupación.

Comunicación política o maquillaje emocional

En política, la imagen lo es todo. La forma en la que un líder comunica —ya sea con palabras, gestos o presencia escénica— puede ser tan poderosa como el contenido de su mensaje. En esta ocasión, Pedro Sánchez parecía haberlo entendido a la perfección. Frente a las cámaras, lució un tono de piel bronceado que contrastaba con el maquillaje oscuro aplicado en los pómulos, mandíbula y sienes, una técnica conocida como contouring, utilizada para dar profundidad y esculpir el rostro.

Pero, en lugar de proyectar una imagen cuidada, este maquillaje generó un efecto contraproducente: su rostro apareció demacrado, con rasgos marcados, ojeras acentuadas y un rictus dramático. Una imagen que, unida a su discurso en tono bajo y afectado, buscaba transmitir un mensaje muy concreto: soy una víctima más de la traición y la corrupción que me rodea.

El objetivo: generar empatía

El caso de Santos Cerdán, secretario de Organización del PSOE y señalado en un informe de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil por su supuesta implicación en un cobro de comisiones, ha golpeado directamente al núcleo duro del sanchismo. Y Sánchez ha reaccionado con una estrategia que combina distanciamiento institucional y victimismo personal. Ha pedido perdón a los militantes del partido y a la ciudadanía, ha admitido que confiaba en Cerdán hasta el último momento y ha asegurado que no tenía conocimiento previo del informe policial.

Sin embargo, este mensaje no ha calado como él esperaba. Las redes sociales ardieron en críticas, memes y comentarios que denunciaban la artificialidad de su puesta en escena. El hashtag #MaquillajeDeFerraz se convirtió en tendencia, y usuarios y analistas coincidieron en señalar que el presidente había querido parecer más afectado de lo que realmente está.

El sudor del poder

Durante la intervención, otro detalle llamó especialmente la atención: la sudoración excesiva en el rostro de Sánchez. A medida que avanzaba la rueda de prensa, los brillos en la frente, el labio superior y los pómulos se hicieron más visibles. Un efecto que, lejos de humanizar su imagen, incrementó la sensación de nerviosismo y teatralidad. ¿Sudaba por tensión real o por un maquillaje mal aplicado bajo los focos?

El resultado fue una escena que muchos tildaron de “tanatorio político”, con un líder que quiso proyectar desolación, pero que terminó generando escepticismo. Incluso periodistas y profesionales del maquillaje han comentado en redes que la ejecución del contouring fue excesiva y poco natural, logrando el efecto contrario al deseado: una imagen artificiosa.

La estética al servicio de la estrategia

Esta no es la primera vez que la imagen de Pedro Sánchez es objeto de análisis. Desde su llegada a La Moncloa, ha mostrado un especial cuidado por su apariencia pública. De hecho, fuentes oficiales han reconocido que el gasto en peluquería, maquillaje y asesoría de imagen del presidente ha aumentado de forma notable desde 2020. Según datos publicados, el presupuesto de imagen se duplicó en esta legislatura, lo que evidencia que, para Sánchez, la estética también es política.

En esta ocasión, la puesta en escena fue más allá del maquillaje. La elección de Ferraz como escenario, el contraste del traje oscuro con la camisa blanca, el tono sombrío de su discurso y la decisión de comparecer sin el logo oficial del Gobierno buscaban un único propósito: salvar la figura institucional del presidente y dejar claro que lo que está en entredicho es el partido, no el Ejecutivo.

¿Víctima o estratega?

El debate está servido: ¿fue Pedro Sánchez víctima de la traición de su entorno o un estratega que quiso aprovechar la ocasión para reafirmar su liderazgo ante la tormenta? Lo cierto es que, al despedir a Cerdán, ha lanzado un mensaje claro de corte de cabezas, intentando transmitir que no le temblará el pulso frente a la corrupción. Pero al mismo tiempo, se aferra al poder y descarta cualquier cambio profundo o elecciones anticipadas. Su objetivo, como él mismo ha declarado, es gobernar hasta 2027.

A ojos de la ciudadanía, sin embargo, este movimiento puede resultar insuficiente. Las explicaciones dadas hasta ahora, tanto en lo político como en lo penal, siguen generando muchas dudas. Y la puesta en escena de Sánchez, con maquillaje dramático incluido, ha sido percibida por muchos como una maniobra de distracción más que como un gesto sincero.

Reacciones en redes: del meme al escándalo

En pocas horas, la imagen de Pedro Sánchez se convirtió en blanco de burlas y críticas. Usuarios como @manuel_llamas o @EL00LEON compararon su aspecto con personajes de ficción y criticaron duramente lo que consideran una farsa política: “El PSOE ha contratado al equipo de maquillaje de The Walking Dead para esta rueda de prensa”, ironizaba uno de ellos. Otros señalaban el uso del maquillaje como “una técnica manipuladora” para generar lástima.

Analistas políticos también han cuestionado el momento elegido para la comparecencia: justo después de que se conociera el informe de la UCO que implica al núcleo de confianza del presidente en posibles tramas de adjudicación de obras públicas a cambio de comisiones. En ese contexto, la imagen compungida de Sánchez parecía, para muchos, una cortina de humo.

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