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Salud y Bienestar

La frustración y ansiedad ante un diagnóstico de infertilidad, motivo de depresión sobre todo en mujeres

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FREEPIK

Pasan los meses y el embarazo no llega… Dar el paso de acudir a profesionales de la fertilidad no es fácil para muchas personas, ya que temen encontrarse ante un problema de infertilidad. Y es que, para muchos comienza una montaña rusa de emociones que, si no se sabe gestionar correctamente desde el principio, puede llegar a afectar a largo plazo a su salud mental provocando una depresión.

La ansiedad y el miedo ante la incertidumbre de lo desconocido del proceso de fertilidad pueden dar lugar a la hipersensibilidad, baja autoestima, desesperanza, pesimismo y sentimientos de inutilidad. El problema viene cuando esta angustia es recurrente y esos niveles de ansiedad “in crescendo” nos impiden ver la realidad como realmente es. Todo ello contribuye a entrar en una espiral negativa ya en un contexto ansio-depresivo, generando un gran dolor emocional.

Estrés, culpa, miedo, tristeza y soledad son algunas de las emociones habituales entre personas que se enfrentan a dificultades para tener hijos

“Muchas veces nos centramos en lo clínico, y hay una parte fundamental del tratamiento de fertilidad que son las emociones”, explica la doctora Mayte López, psicóloga y subdirectora de IVI Vigo y A Coruña. “Es común que los futuros padres o madres experimenten altibajos en su día a día. La infertilidad hay que afrontarla, y en sí es un proceso, ya que normalmente no formaba parte de nuestro plan de vida. Cada paciente lo exterioriza de una forma diferente, pero es importante liberar las emociones. De lo contrario, se puede transformar en un problema crónico que desencadena situaciones más complicadas a nivel de salud mental. En IVI somos muy conscientes de estos problemas, por ello ofrecemos asesoramiento emocional por psicólogas con alta especialización en el área de la reproducción asistida”.

La infertilidad y la depresión

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las mujeres corren un mayor riesgo de estigmatización social, estrés emocional, depresión, ansiedad y baja autoestima ante la infertilidad. Y es que ellas suelen llevar más esta carga mental ante problemas reproductivos. En ocasiones, el miedo al fracaso supera la ilusión de la experiencia y hace que esta sea vivida con un alto nivel de estrés. El 22% de las pacientes que se someten a tratamientos de reproducción asistida refieren ansiedad a lo largo del tratamiento y un 10% sintomatología depresiva.

“Sentirse vulnerable y con menos sensación de control es normal, pero si esa preocupación comienza a interferir en la vida de esa persona y las emociones nos llevan a lugares “oscuros”, es necesario hablar con un profesional antes de que el problema se haga más grande y pueda derivar en un cuadro depresivo. En consulta, ayudamos a entender y ordenar esas emociones. Y lo más importante, aportar las herramientas necesarias para gestionarlas. Todo ello ayudará a cada persona a entender su proceso individual”, añade la experta.

Algunas herramientas para convivir con la infertilidad (y también para nuestro entorno)

  • Para enfrentarse de manera saludable a la experiencia de la infertilidad lo primero que hay que hacer es aceptarla y normalizarla, aunque sea duro al principio y sea complicado asumir que necesitamos ayuda. Este punto de partida facilitará el afrontamiento de la infertilidad.
  • No hay que olvidar que la infertilidad es una condición reversible en casi el 100% de los casos, por lo que debemos confiar en los procesos médicos y seguir las pautas establecidas por el especialista, haciendo el tratamiento de reproducción asistida compatible con una vida normal.
  • En ocasiones, ante la incertidumbre del diagnóstico, se realizan búsquedas en internet de manera no guiada. Y tanto un exceso de información, como aquella no proporcionada por profesionales de la salud, supone un riesgo de asentar conceptos errados sobre el diagnóstico o manejo de la infertilidad. Recomendamos consultar todas las dudas que surgen con su médico y evitar así asumir como válidos conceptos que no aplican a su caso o incluso estar equivocadamente interpretados.
  • Anticiparse a los acontecimientos solo genera ansiedad. Focalizar nuestra atención en el día a día ayuda a disminuir los pensamientos intrusivos.
  • Esperar a que la ansiedad aguda o depresión desaparezcan por sí solos probablemente no suceda, sino que puede llevar a que los síntomas empeoren aún más.
  • Además, el estrés no es amigo de una sexualidad fluida y relajada. Intentar tener espacios y momentos en los que olvidar las circunstancias es clave para evitar una baja libido o incluso disfunción sexual, una clara enemiga de la reproducción.
  • El uso de frases como “Deja de pensarlo”, “Cuando te relajes, lo conseguirás” o “A la próxima será, ya verás” es poco empático y no transmite un mensaje comprensivo. Se recomienda no utilizarlas.
  • No hay dos personas iguales y cada caso es único. Hay personas que asumen la infertilidad de manera natural y otras para las que puede llegar a ser muy traumático. Comparar casos no ayudará a la persona que lo está sufriendo.

“Una buena actitud nos ayuda a enfrentar las adversidades de la vida, pero no lo es todo. Somos humanos, y si la sensación de ansiedad nos supera y creemos que podemos estar experimentando síntomas depresivos, es el momento de tomar cartas en el asunto y acudir a un profesional que nos ayude a gestionarlo. Estamos ante un proyecto ilusionante y, aunque haya momentos difíciles, no debemos olvidar que nuestra salud mental es el motor de nuestra vida”, concluye la Dra. López .

Sobre IVIRMA Global

IVI nació en 1990 como la primera institución médica en España especializada íntegramente en reproducción humana. Desde entonces ha ayudado a nacer a más de 250.000 niños, gracias a la aplicación de las últimas tecnologías. A principios de 2017, IVI se fusionó con RMA, convirtiéndose en el mayor grupo de reproducción asistida del mundo. Hasta la fecha cuenta con cerca de 80 clínicas y 7 centros de investigación, en 9 países y es líder en medicina reproductiva. www.ivi.eswww.rmanetwork.com.

 

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ESTUDIO| El envejecimiento del cerebro comienza a los 57 años

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Los investigadores observaron que los cambios no eran lineales con el aumento de la edad, sino que se observaban tres picos con cambios abruptos, relacionados con cambios metabólicos a los 57 años; pérdidas cognitivas y de movimiento a los 70, y fragilidad neuronal en torno a los 78. / Adobe Stock

El avance en la longevidad humana ha hecho cada vez más común superar los 90 años y alcanzar el siglo de vida. Sin embargo, más allá de vivir más tiempo, el desafío está en preservar la lucidez y la calidad de vida. Un reciente estudio publicado en Nature Aging ha identificado que el envejecimiento del cerebro comienza a los 57 años, con picos adicionales a los 70 y 78 años. Estas edades podrían ser claves para implementar intervenciones que mitiguen el deterioro neurológico.

El deterioro cerebral, vinculado frecuentemente con enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer, representa un obstáculo significativo. Según el Ministerio de Sanidad, el riesgo de padecer alzhéimer se duplica cada cinco años a partir de los 65, pasando de un 1 % de afectados al 40 % a los 90 años.

Los puntos de inflexión del envejecimiento cerebral

El estudio, liderado por Wei Cheng, de la Facultad de Medicina de Shanghái, se basó en muestras humanas de plasma sanguíneo obtenidas del Biobanco del Reino Unido. Los investigadores seleccionaron 13 proteínas relacionadas con el envejecimiento cerebral. Ocho de estas proteínas, vinculadas a la matriz extracelular y los factores de crecimiento celular, aumentan con la edad. Las otras cinco, relacionadas con la degradación de proteínas, disminuyen durante el proceso de envejecimiento.

Dos de estas proteínas, Brevican (BCAN) y el factor de diferenciación del crecimiento 15 (GDF15), han sido asociadas no solo con el envejecimiento, sino también con condiciones como la demencia, el ictus y la función motora deteriorada. Esto evidencia que las concentraciones de proteínas cambian a lo largo del tiempo, reflejando la salud cerebral en edades clave.

¿Por qué comienza el envejecimiento cerebral a los 57 años?

El análisis incluyó datos de imágenes cerebrales de 10.949 adultos sanos para estimar la brecha de edad cerebral (BAG, por sus siglas en inglés), un indicador del declive cognitivo. Según Cheng, a los 57 años se observan cambios relacionados con la inmunidad adaptativa y el metabolismo, dos factores esenciales en el inicio del envejecimiento cerebral.

Cambios no lineales en el deterioro cerebral

Jesús Ávila, neurocientífico del CSIC, señala que el declive cerebral no es lineal, sino que presenta picos abruptos:

  • A los 57 años, cambios metabólicos.
  • A los 70 años, pérdidas cognitivas y de movimiento.
  • A los 78 años, fragilidad neuronal.

A los 70 años, las proteínas asociadas están directamente vinculadas con la demencia y el ictus, según Cheng. Por ello, esta etapa es crucial para adoptar un estilo de vida saludable y prevenir posibles trastornos cerebrales.

La importancia de la prevención

Los expertos destacan que ciertos trastornos neurodegenerativos pueden prevenirse mediante hábitos saludables, como el ejercicio regular, una dieta equilibrada y el contacto social. No obstante, serán necesarios más estudios para validar estos biomarcadores y explorar su viabilidad en la prevención del deterioro cerebral.


Referencias:

  • Liu et al. Plasma proteomics identify biomarkers and undulating changes of brain aging. Nature Aging (2024).
  • Fuente: SINC. Derechos: Creative Commons.

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