Salud y Bienestar
La colaboración IVI-La Fe, responsable del nacimiento de tres bebés, gracias al rejuvenecimiento ovárico
Publicado
hace 7 añosen
Un estudio nacido de la estrecha colaboración entre IVI y el hospital La Fe de Valencia está revolucionando, una vez más, la Reproducción Asistida. Y proporcionando esperanza a todas aquellas mujeres, bajas respondedoras y con fallo ovárico precoz, que no logran concebir debido a problemas ováricos. Actualmente IVI contabiliza ya tres bebés nacidos gracias a la técnica, de la que es pionero mundial, del rejuvenecimiento ovárico, mediante el trasplante de células madre de la médula ósea (BMDSC, por las siglas en inglés de Bone Marrow-Derived Stem Cells) en la arteria ovárica.
Este estudio, dirigido por el copresidente de IVI, el Prof. Antonio Pellicer, conducido por las doctoras Sonia Herraiz, IVI, y Mónica Romeu, hospital La Fe de Valencia, y que ha contado, además, con la colaboración de la Dra. Nuria Pellicer, médico residente de este hospital, va camino de su tercera fase, con resultados esperanzadores. Tras la primera fase en modelo animal, mediante la cual se realizó implante de tejido humano en ratones para comprobar la efectividad del tratamiento con células madre, el estudio avanzó hacia una segunda fase con veinte pacientes bajas respondedoras. En las que se movilizaban células madre, se extraían en sangre periférica y se volvían a implantar en el ovario para revertir el proceso de envejecimiento y activar los folículos durmientes.
Todos estos avances se presentan estos días, en la 34ª edición de la ESHRE, de mano de la doctora Pellicer, que explica: “En la segunda fase vimos que la técnica ayudaba a mejorar la respuesta ovárica, con ello aumentaba la producción de ovocitos, pero al ser las pacientes bajas respondedoras de edad materna avanzada, un porcentaje elevado de los embriones eran aneuploides, es decir, sufrían alteraciones cromosómicas. Además, entre las pacientes bajas respondedoras había mucha variabilidad y, en ocasiones, la variabilidad podía enmascarar resultados. A raíz de ahí descubrimos que las pacientes menopáusicas o pre-menopáusicas, es decir, con fallo ovárico precoz, podían responder mejor al tratamiento y decidimos diseñar una nueva fase del estudio”.
La segunda fase del estudio, gracias a la cual IVI y La Fe son responsables del nacimiento de tres bebés, ya ha sido aceptada por la revista Fertility & Sterility, y será publicada próximamente. Para la tercera fase, se están reclutando actualmente mujeres menores de 38 años y exclusivamente con fallo ovárico precoz. Esta última fase constará de dos vertientes.
Por un lado, se movilizarán las células, se extraerán, y se introducirán de nuevo directamente en el ovario. De otro, se intentará una opción menos invasiva, movilizando igualmente las células y dejándolas circular por la zona afectada para revertir el proceso de envejecimiento y favorecer la activación de folículos durmientes.
Según apunta el Profesor Antonio Pellicer, director del estudio: “Con este último enfoque esperamos comprobar si por el mero hecho de aumentar el número de células madre, y hacerlas circular por el sistema sanguíneo, estas son capaces de llegar al ovario y actuar sobre él. Nuestra idea, cuando tengamos clara la respuesta de las células, es desarrollar una técnica lo menos invasiva posible y estandarizarla, para poder aplicarla en cualquier clínica”.
Cabe resaltar que, aparte del rejuvenecimiento ovárico mediante la infusión de células madre en la arteria ovárica, existe otra técnica, también para el rejuvenecimiento ovárico, en vías de investigación. Se trata de la fragmentación del tejido ovárico (OFFA, por las siglas en inglés de Ovarian Fragmentation for Follicular Activation). También IVI, en colaboración con el hospital La Fe de Valencia, se halla tras la investigación para el rejuvenecimiento ovárico mediante la fragmentación del tejido ovárico, con resultados igualmente esperanzadores, que serán revelados en breve.
Publicado
hace 15 horasen
26 noviembre, 2025
Las gambas son uno de los mariscos más populares en la gastronomía, especialmente en celebraciones y cenas festivas. Su carne tierna y sabrosa es un manjar que muchos disfrutan en una gran variedad de platos, pero una parte de la gamba que causa controversia es su cabeza. Hay quienes disfrutan chupar las cabezas de las gambas para aprovechar todo su sabor, mientras que otros se abstienen de hacerlo por diversas razones. Entonces, ¿es seguro chupar las cabezas de las gambas? Aquí te contamos por qué es recomendable evitar esta práctica.
Las cabezas de las gambas contienen una gran cantidad de jugos y una sustancia gelatinosa que, para muchos, tiene un sabor muy intenso y delicioso. Sin embargo, esta «delicadeza» puede ser más problemática de lo que parece.
Una de las razones principales para evitar chupar las cabezas de las gambas es que estas partes del marisco pueden concentrar una gran cantidad de contaminantes. Las gambas, como otros mariscos, filtran el agua mientras se alimentan, lo que significa que las toxinas, los metales pesados, los pesticidas y los productos químicos presentes en el agua pueden acumularse en sus sistemas digestivos, especialmente en las cabezas.
Uno de los metales pesados más peligrosos que se acumula en las cabezas de los crustáceos es el cadmio, un metal tóxico que puede tener efectos nocivos a largo plazo. El cadmio se encuentra principalmente en la cabeza de las gambas, cigalas, langostinos, cangrejos y otros crustáceos, ya que es una zona donde se concentra una mayor cantidad de residuos provenientes de su sistema digestivo.
Según la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aecosan), es conveniente «limitar en la medida de lo posible» el consumo de la carne localizada en la cabeza de estos crustáceos para evitar la acumulación de cadmio en nuestro organismo. Este metal pesado es altamente perjudicial para la salud humana, ya que se acumula lentamente en los órganos, principalmente en el hígado y los riñones.
El cadmio tiene un potencial cancerígeno y su eliminación del organismo es extremadamente lenta, lo que significa que puede permanecer en el cuerpo durante años, incluso décadas. El cadmio tarda entre 10 y 30 años en eliminarse, lo que incrementa su peligrosidad con el paso del tiempo.
El consumo de mariscos crudos o mal cocidos, incluida la práctica de chupar las cabezas, puede aumentar el riesgo de contraer infecciones bacterianas o parasitarias. Las gambas pueden albergar bacterias como Vibrio o Salmonella, que son responsables de enfermedades transmitidas por alimentos. Aunque el proceso de cocción suele eliminar estas bacterias, algunas veces los jugos concentrados en las cabezas pueden no estar completamente libres de bacterias, especialmente si las gambas no se han cocinado de manera adecuada.
En el sistema digestivo de las gambas, particularmente en las cabezas, se encuentran restos de su alimentación, como pequeños organismos o residuos que no siempre son visibles a simple vista. Al chupar la cabeza, podrías estar ingiriendo estos residuos, que, aunque no sean peligrosos en su mayoría, pueden resultar poco agradables o incluso causar malestar digestivo en algunas personas, sobre todo si el marisco no ha sido completamente fresco.
Para ciertos grupos de personas, como las mujeres embarazadas, los niños pequeños, las personas con sistemas inmunológicos comprometidos o las personas mayores, el riesgo asociado a consumir mariscos en mal estado o mal cocidos es aún mayor. Las toxinas, bacterias y parásitos presentes en las gambas pueden ser peligrosos para su salud, por lo que se recomienda tener precauciones adicionales en el consumo de mariscos, especialmente de las partes más propensas a concentrar estos riesgos, como las cabezas.
Si bien no es necesario evitar por completo chupar las cabezas de las gambas, es importante ser consciente de los riesgos potenciales. Para quienes no quieran prescindir de esta costumbre, es fundamental asegurarse de que las gambas estén bien cocidas y sean de buena calidad, procedentes de fuentes fiables y limpias.
Si eres una persona que disfruta de este ritual, ten en cuenta que la seguridad alimentaria siempre debe ser la prioridad. Si tienes dudas sobre la frescura o la procedencia de las gambas, lo mejor es optar por disfrutarlas de manera más segura, como en platos cocidos donde los contaminantes puedan ser eliminados mediante un buen proceso de cocción.
Si bien las cabezas de las gambas pueden parecer deliciosas y ofrecer un sabor profundo, existen riesgos asociados con chuparlas, especialmente en cuanto a toxinas, bacterias y otros contaminantes que pueden concentrarse en esa parte del marisco. El cadmio, un metal pesado presente en las cabezas de los crustáceos, es uno de los principales peligros, ya que puede acumularse en el organismo y tener efectos tóxicos a largo plazo. La mejor opción es disfrutar de las gambas de manera segura, cocinándolas adecuadamente y considerando aprovechar sus cabezas en caldos o sopas para extraer su sabor de manera más controlada y saludable.
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