La insuficiencia venosa crónica (IVC) es una enfermedad vascular que afecta a millones de personas en todo el mundo. Se produce cuando las venas de las piernas no pueden devolver la sangre al corazón de manera eficiente, provocando una acumulación en las extremidades inferiores. Detectarla a tiempo es fundamental para evitar complicaciones y mejorar la calidad de vida.
¿Qué es la insuficiencia venosa crónica?
La insuficiencia venosa crónica es un trastorno circulatorio en el que las válvulas de las venas de las piernas se debilitan o dañan, dificultando el retorno venoso. Esto genera síntomas como pesadez, hinchazón y dolor en las piernas, que suelen empeorar al final del día.
Causas principales de la insuficiencia venosa
Existen varios factores de riesgo que aumentan la probabilidad de desarrollar IVC, entre ellos:
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Herencia genética: antecedentes familiares de varices o problemas venosos.
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Sedentarismo: la falta de movimiento afecta la circulación sanguínea.
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Obesidad: el exceso de peso incrementa la presión en las venas.
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Embarazo: los cambios hormonales y la presión abdominal favorecen la aparición de varices.
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Edad y sexo: es más frecuente en mujeres y en personas mayores de 40 años.
Síntomas más comunes
Los síntomas de la insuficiencia venosa crónica pueden variar según el grado de avance de la enfermedad. Los más habituales son:
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Sensación de pesadez en las piernas.
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Hinchazón (edema) en tobillos y pies.
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Aparición de varices y arañas vasculares.
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Dolor, calambres o ardor en las piernas.
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Cambios en la piel: sequedad, manchas marrones o úlceras venosas en casos graves.
Diagnóstico
El diagnóstico se realiza mediante un examen físico y pruebas como la ecografía Doppler, que permite evaluar el flujo sanguíneo y detectar válvulas dañadas.
Tratamiento de la insuficiencia venosa crónica
El tratamiento depende de la gravedad y puede incluir:
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Cambios en el estilo de vida: ejercicio regular, evitar el sedentarismo y controlar el peso.
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Medias de compresión: mejoran la circulación y reducen la hinchazón.
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Medicamentos venotónicos: fortalecen las paredes de las venas.
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Procedimientos médicos: escleroterapia, láser endovenoso o cirugía para casos avanzados.
Prevención
Algunas medidas para prevenir la insuficiencia venosa crónica son:
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Caminar a diario al menos 30 minutos.
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Elevar las piernas durante el descanso.
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Evitar permanecer muchas horas sentado o de pie.
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Mantener una dieta equilibrada y baja en sal.
La insuficiencia venosa crónica es una patología frecuente pero prevenible y tratable. Reconocer sus síntomas a tiempo y adoptar hábitos saludables puede marcar la diferencia en la evolución de la enfermedad. Ante cualquier señal, es recomendable acudir a un especialista en angiología o cirugía vascular.
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