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Salud y Bienestar

La felicidad prolonga la vida y previene estas enfermedades

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desconexión verano

La doctora Maria Panelo, médico adjunta del servicio de Cardiología del Hospital Universitari General de Catalunya nos ilustra sobre cómo la felicidad contribuye a proteger nuestra salud. En el campo de la medicina hay una evidencia científica creciente sobre los aspectos psicológicos positivos del bienestar, incluidas las emociones positivas, el optimismo y la satisfacción con la vida, como protectores para las enfermedades cardiovasculares (ECV) y la longevidad. Se relaciona el bienestar positivo con una mejor salud cardiovascular, una menor incidencia de ECV en poblaciones sanas y un menor riesgo de resultados adversos en pacientes con enfermedad cardiovascular existente.

¿Qué es el bienestar positivo?

Son atributos psicológicos emocionales o cognitivos favorables, como el afecto positivo (es decir, las emociones positivas) y el optimismo.

El bienestar no es simplemente la ausencia de una enfermedad mental ni es lo opuesto a constructos psicológicos negativos como la depresión. Aunque los factores psicológicos positivos y negativos están inversamente correlacionados, el bienestar positivo a menudo sigue siendo un predictor independiente de los resultados de salud posteriores después de tener en cuenta la depresión o el afecto negativo.

Hoy en día, favorecido por la difusión de las redes sociales y el modelo del consumismo, se exalta el hedonismo, el placer como sinónimo de bienestar. Sin embargo; la «eudaimonía» es una forma más profunda de bienestar relacionada con el significado y la realización del verdadero potencial de un individuo (p. ej., propósito en la vida, crecimiento personal) y otros constructos de bienestar, como el optimismo y la vitalidad emocional, están fuertemente asociados con los resultados cardiovasculares favorables.

Cabe señalar que el bienestar positivo está entrelazado con factores psicológicos y sociales relacionados, como el apoyo social, que también son importantes para la salud cardiovascular y el tratamiento de la enfermedad.

La felicidad previene la enfermedad cardiovascular:

Las personas con vitalidad u optimismo tienen un 20-30% menos de riesgo de enfermedad coronaria, la satisfacción en los dominios de la vida reduce el riesgo de angina, el optimismo predice una menor incidencia de insuficiencia cardíaca. Tener un propósito en la vida se asocia con una reducción del riesgo de accidente cerebrovascular, la vitalidad emocional y el afecto positivo también protegen del ictus.

La felicidad favorece al paciente que ya tiene enfermedad cardiovascular:

Tener un propósito en la vida disminuye el riesgo de infarto de miocardio en pacientes que ya tienen cardiopatía coronaria el afecto positivo reduce los infartos y la mortalidad en pacientes con stents coronarios.

El optimismo reduce los reingresos en los pacientes intervenidos de by passes coronarios, predice un mejor estado de salud física, y mejores comportamientos de salud después del síndrome coronario agudo.

La felicidad prolonga la vida:

El afecto positivo, la satisfacción con la vida y el bienestar eudaimónico protegen la longevidad, las personas con mayor propósito en la vida vivían más que sus contrapartes con menos propósito, incluso independientemente de las influencias del afecto positivo, el afecto negativo y las relaciones sociales positivas.

La felicidad tiene muchas maneras de proteger nuestra salud:

Las asociaciones entre el bienestar positivo y los resultados de las enfermedades cardiovasculares están mediadas en gran medida por mejores comportamientos de salud (p. ej. actividad física, sueño, dieta, no fumar y adherencia a la medicación).

El bienestar positivo también está relacionado con un mejor funcionamiento inmunológico, neuroendocrino y cardiovascular, además de una menor reactividad al estrés y habilidades de afrontamiento adaptativas.

Debemos saber que las enfermedades cardiovasculares no se producen ni se curan por el estado de ánimo, su médico puede ayudarle a entender los determinantes de su salud y actuar sobre ellos, con medicación y con procedimientos que en el caso de la cardiología son muy amplios.

Sin embargo, trabajar en nuestra propia auténtica felicidad y la de nuestros seres queridos reporta en beneficios de salud para nosotros y para nuestra sociedad.

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Salud y Bienestar

Así te afecta el agua del mar y la piscina en los ojos

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prevenir bolsas y ojeras

El contacto constante con el agua del mar y de la piscina  con los ojos, es una de las principales causas de las patologías oculares en verano. Estas afecciones pueden provocar desde irritación y lagrimeo hasta infecciones de carácter grave.

A continuación, se detallan los riesgos para protección de los ojos bajo el agua. Además de, algunos consejos desde el servicio de Oftalmología del Hospital Universitari Sagrat Cor, OMIQ.

Agua de mar y piscina en los ojos

  • Irritación en los ojos: el cloro y otros productos químicos que se incorporan al agua de la piscina pueden debilitar la película lagrimal que protege e hidrata el ojo produciendo irritación, lagrimeo, y sensación de cuerpo extraño, lo que se conoce como el «ojo rojo».
  • Conjuntivitis infecciosa. Los múltiples gérmenes y bacterias que conviven en el agua pueden ser causa de esta infección ocular, ya sea bacteriana o vírica.
  • Queratitis: Algunas bacterias presentes en el agua de las piscinas, como la Pseudomona o la Acanthamoeba, pueden causar inflamación de la córnea.
  • Visión borrosa: Muy ocasionalmente, un contacto regular con el agua de la piscina puede derivar en problemas crónicos como la visión borrosa.
  • Picaduras: En el mar pueden producirse picaduras de medusas u otras especies marinas que suelen atacar a los párpados. En ocasiones pueden dañar a la córnea o a la conjuntiva, provocando una quemadura.
  • Traumatismos: Son más frecuentes cuando se practica un deporte acuático, por el contacto físico o, menos probable hoy en día, por la rotura de los cristales de las gafas de buceo, cada vez más resistentes.
  • Hiposfagma: Al practicar submarinismo puede producirse un derrame ocular que debido a los cambios de presión y que no suele tener consecuencias graves.

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