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La imagen del perdón de la Reina Letizia a Doña Sofía, ¿realidad o montaje?

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Apenas 6 días después de protagonizar públicamente uno de los incidentes más ‘sonoros’ de la Casa Real, la Reina Letizia y Doña Sofía reaparecían juntas, y acompañadas por el Rey Felipe VI, en su visita al hospital Sanitas de La Moraleja en el que se encuentra ingresado el Rey Emérito Juan Carlos tras una intervención de rodilla esta semana.

La imagen de ambas reinas juntas era más que esperada, tras verse de manera clara la ‘poca cordial’ relación que ambas mantienen y que quedó en evidencia tras la misa del Domingo de Resurrección en Mallorca. Unas imágenes que ‘hablan por sí solas’ y han dado la vuelta al mundo, que han copado la atención de las redes sociales y de los españoles, incluso de aquellos menos favorables a la institución.

Casa Real era consciente, y sus miembros también, del gran error cometido, tanto por la Reina Letizia, por impedir la foto ‘a toda costa’, como por la Reina Emérita Sofía por su insistencia, así como la Princesa Leonor por los ‘desaires’ a su abuela, ante la incredulidad de Felipe VI y de Don Juan Carlos.

Una inédita situación que se debía redimir cuanto antes para hacer ver al ‘pueblo’ español que no hay mala relación en la familia real pese a la creencia popular, sino que todo fue fruto de un malentendido. El momento era idóneo, Felipe VI y la Reina Letizia llegaban acompañados de Doña Sofía a visitar a Don Juan Carlos. El gesto de la Reina, quien tras bajar del coche abrió la puerta trasera para que pudiera salir del vehículo su suegra era toda una declaración de intenciones de ‘normalizar’ la situación y a su vez ‘poner en escena’ el ansiado perdón que al parecer la gran mayoría de españoles reclamaba para la Reina Emérita.

Miradas de complicidad, sonrisas ‘algo forzadas’ y al parecer ‘buena’ comunicación entre ambas, fue lo que se escenificó a las puertas del hospital madrileño ante la prensa que esperaba ansiosa el momento. Una vez dentro, y según Pilar Eyre, la situación dejaba de ser idílica y el Rey Emérito no quiso ser visitado por su nuera, que se quedó en los pasillos del centro sanitario. En un gesto de fuerza por mostrar su desacuerdo por lo sucedido en la catedral de Palma con su mujer.

Y es que la familiar imagen que se quiso ofrecer este sábado entre ambas reinas está muy lejos de la realidad. Casa Real se ha visto más que forzada a propiciar este encuentro en el que ambas mujeres deben escenificar una cordialidad que no existe y que es de sobra conocido. No obstante, debemos esperar una escena más ‘idílica’ todavía, la que harán protagonizar a la Princesa Leonor junto a su abuela Doña Sofía, tras su ‘desaire’ de apartarle de malas formas el brazo ante la mirada de la Reina Letizia.

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Muere Diane Keaton, la icónica actriz ganadora del Oscar por Annie Hall, a los 79 años

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Diane Keaton
Diane Keaton

La industria cinematográfica mundial está de luto. La actriz estadounidense Diane Keaton, ganadora del Oscar a la mejor actriz en 1978 por su papel en Annie Hall, ha fallecido este sábado a los 79 años, según confirmó un portavoz de su familia a la revista People. La intérprete, una de las figuras más queridas y singulares del séptimo arte, deja un legado inolvidable en la historia del cine.


Una vida dedicada al arte y al cine

Nacida el 5 de enero de 1946 en Los Ángeles (California), Diane Hall —su nombre de nacimiento— creció en una familia de clase media: su padre era ingeniero y su madre, fotógrafa artística. Su vocación por la interpretación la llevó a abandonar la universidad a los 19 años para estudiar arte dramático en Nueva York, donde comenzó su carrera cantando y bailando con el grupo The Roadrunners.

Su primera gran oportunidad llegó en 1968, cuando participó en el musical Hair. Su talento natural llamó la atención de Woody Allen, con quien debutó en el teatro en Sueños de un seductor (1969). Aquella colaboración marcó el inicio de una de las asociaciones artísticas más reconocidas del cine estadounidense.


De El Padrino a Annie Hall: los años que la consagraron

El salto al cine llegó en 1970 con Amantes y otros extraños, pero fue en 1972 cuando Diane Keaton alcanzó fama internacional gracias a su papel como Kay Adams en El Padrino de Francis Ford Coppola, una interpretación que repetiría en El Padrino II (1974) y El Padrino III (1990).

Ese mismo año, volvió a coincidir con Woody Allen en la versión cinematográfica de Sueños de un seductor, y poco después en las comedias El dormilón (1973) y La última noche de Boris Grushenko (1975). Sin embargo, su consagración definitiva llegó con Annie Hall (1977), película que transformó su carrera y redefinió el cine romántico.

Por su interpretación de Annie, una joven excéntrica y espontánea que encarna la independencia femenina de los años 70, Keaton ganó el Oscar a la mejor actriz, además del BAFTA y el Globo de Oro. Su estilo desenfadado —pantalones anchos, chalecos, corbatas— marcó una tendencia y la convirtió en ícono de la moda y símbolo de una nueva mujer moderna.


Éxito, versatilidad y dirección cinematográfica

En 1981 protagonizó Rojos, dirigida por Warren Beatty, papel que le valió su segunda nominación al Oscar. Durante los años 80 y 90, Keaton alternó dramas con comedias románticas, demostrando una versatilidad poco común. Participó en títulos como Baby Boom (1987), El club de las primeras esposas (1996) o El padre de la novia (1991 y 1995).

Paralelamente, exploró su faceta como directora y productora, debutando con el corto What Does Dorrie Want? (1982) y el documental Heaven (1987). Su mirada creativa y su sensibilidad visual reflejaron siempre su amor por la fotografía y la arquitectura.


Últimos años y legado

En 2003 protagonizó la exitosa comedia romántica Cuando menos te lo esperas junto a Jack Nicholson, por la que ganó el Globo de Oro a la mejor actriz de comedia y obtuvo su cuarta nominación al Oscar. Su carisma y naturalidad convirtieron la película en un clásico moderno.

Su último trabajo cinematográfico fue Campamento de verano (2024), donde compartió protagonismo con Kathy Bates y Alfre Woodard. Además de su carrera en el cine, Diane Keaton fue una apasionada escritora, autora de más de una docena de libros sobre moda, arte, fotografía y memorias personales.

También destacó por su espíritu emprendedor: lanzó su propia marca de vino, The Keaton, diseñado —como ella decía— “para servirse con hielo”. En entrevistas recordaba con humor cómo esta idea surgió en los años 70, cuando vivía en un pequeño apartamento sin aire acondicionado en Nueva York.


Una mujer libre y referente de autenticidad

Diane Keaton fue una figura que trascendió el cine. Su estilo, su personalidad extravagante y su independencia marcaron a generaciones de mujeres. Madre soltera de dos hijos adoptivos, Dexter y Duke, siempre defendió la importancia de la maternidad tardía y la libertad personal.

Sus personajes, siempre llenos de humanidad y contradicciones, reflejaban su forma de entender la vida: sin etiquetas, con humor y con una honestidad brutal. Su risa contagiosa y su voz inconfundible hicieron de ella una de las intérpretes más queridas del público.


Hollywood rinde homenaje a una leyenda

Tras conocerse la noticia de su fallecimiento, las redes sociales se llenaron de mensajes de amor y admiración. Bette Midler escribió: “La brillante, hermosa y extraordinaria Diane Keaton ha fallecido. No puedo expresar la profunda tristeza que siento”.

La actriz Kimberly Williams-Paisley, su hija ficticia en El padre de la novia, le dedicó un emotivo mensaje: “Trabajar contigo fue uno de los mayores regalos de mi carrera. Gracias por tu amabilidad, tu talento y tu risa”.

También Rosie O’Donnell expresó su pesar: “Qué estilo, qué gracia, qué corazón. La extrañaremos profundamente”. Mientras que Elizabeth Perkins la definió como “un tesoro nacional” y “heroína moderna”, destacando su valentía y autenticidad.


El adiós a una mujer eterna

Diane Keaton fue más que una actriz: fue una fuerza creativa, una mujer pionera y un icono cultural que rompió moldes sin perder su esencia. Desde Annie Hall hasta Cuando menos te lo esperas, cada personaje que interpretó dejó una huella imborrable en la historia del cine.

Su muerte deja un vacío enorme en Hollywood, pero su legado —hecho de humor, inteligencia y sensibilidad— permanecerá para siempre en las pantallas y en el corazón de quienes amaron su arte.

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