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Psicología

La regla de los 5 segundos: ¿funciona?

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La regla de los 5 segundos
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La «Regla de los 5 segundos» es una regla no científica que a menudo se menciona en el contexto de la toma de decisiones y la acción rápida. La idea básica detrás de esta regla es que, cuando te enfrentas a una decisión o a la necesidad de realizar una acción, tienes aproximadamente 5 segundos para actuar antes de que la duda, la procrastinación o el miedo puedan detenerte.

En otras palabras, la regla sugiere que si tienes una idea o un impulso para hacer algo, debes actuar en un plazo muy corto (generalmente dentro de los primeros 5 segundos) para evitar que la indecisión o el miedo te impidan tomar medidas. La regla se basa en la premisa de que cuanto más tiempo esperes, más difícil puede ser tomar acción debido a la sobrethinking.

Es importante tener en cuenta que la «Regla de los 5 segundos» no es una regla científica o universal, y su efectividad puede variar según la situación y la persona. Algunas personas pueden encontrar útil esta regla como una forma de superar la procrastinación y la indecisión, mientras que otras pueden preferir tomarse más tiempo para considerar cuidadosamente sus decisiones.

En última instancia, la regla es una técnica de autoayuda que algunas personas encuentran útil para tomar decisiones rápidas y tomar medidas, pero no es una estrategia adecuada para todas las situaciones. Cada persona es diferente, y la toma de decisiones y la acción pueden requerir diferentes enfoques dependiendo de la situación y la personalidad de cada individuo.

¿De dónde viene la regla de los 5 segundos?

La «Regla de los 5 segundos» se popularizó principalmente gracias a un libro titulado «The 5 Second Rule: Transform your Life, Work, and Confidence with Everyday Courage,» escrito por Mel Robbins, una autora y conferencista motivacional. El libro fue publicado en 2017 y se convirtió en un bestseller.

Mel Robbins desarrolló la regla como un enfoque para superar la procrastinación y la indecisión en la vida cotidiana. La regla se basa en la idea de que, cuando tienes una idea o un impulso para hacer algo, tienes aproximadamente 5 segundos antes de que tu cerebro comience a dudar, justificar la inacción o inventar excusas para no tomar medidas. La idea detrás de la regla es que puedes vencer estos obstáculos actuando rápidamente antes de que la duda y la procrastinación se instalen.

Aunque la regla de los 5 segundos ha ganado popularidad como una técnica de automejora, es importante recordar que no está respaldada por evidencia científica sólida y su efectividad puede variar de persona a persona y de situación a situación. Sin embargo, muchas personas han encontrado útil este enfoque como una herramienta para superar la indecisión y la procrastinación en su vida diaria.

¿Qué es la procrastinación?

La procrastinación es el acto de posponer o retrasar una tarea o acción que se debe realizar, a menudo eligiendo hacer algo menos importante o más placentero en su lugar. En otras palabras, es la tendencia a aplazar actividades importantes o necesarias en favor de actividades menos relevantes o más gratificantes en el corto plazo. La procrastinación puede ser un comportamiento problemático, ya que puede resultar en la falta de cumplimiento de plazos, la disminución de la productividad y el aumento del estrés.

Algunos factores que pueden contribuir a la procrastinación incluyen la falta de motivación, la falta de autocontrol, la evitación de tareas desagradables, la baja autoestima, el perfeccionismo excesivo y la falta de habilidades de gestión del tiempo. La procrastinación puede afectar a diferentes áreas de la vida, como el trabajo, los estudios, las responsabilidades familiares o el autocuidado.

Para superar la procrastinación, es importante identificar las razones detrás de este comportamiento y desarrollar estrategias para gestionar el tiempo de manera más efectiva, establecer metas realistas y mantenerse enfocado en las tareas importantes. Establecer un plan y utilizar técnicas de gestión del tiempo puede ayudar a combatir la procrastinación y aumentar la productividad.

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La silla vacía en Navidad: ¿cómo afrontarla?

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La silla vacía en Navidad: ¿cómo afrontarla?
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La Navidad ya está aquí y, con ella, las vacaciones en el caso de los más afortunados, los regalos, las luces y la decoración propias de estas fechas, las reuniones familiares o con los amigos… Y también quizá nos acordamos de quienes ya no están con nosotros.

La silla vacía es un fenómeno que ocurre metafóricamente cuando nos sentamos en una mesa llena, rodeados de nuestros seres queridos, y curiosamente lo que vemos es el vacío en el sitio que solía ocupar aquella persona que significaba tanto para nosotros y esto nos provoca sentimientos como la tristeza y el desasosiego.

Las tradiciones familiares, los recuerdos de la infancia, sentirse acompañado… Todo ello le da un sentido muy marcado a estas fiestas, las cuales no son otra cosa que pasar un tiempo rodeados de los nuestros. En España, al margen de las creencias religiosas de cada familia, tenemos la costumbre de celebrar la Navidad volviendo a casa con los nuestros y sentándonos alrededor de la mesa, y el cambio que conlleva una pérdida amenaza ese sentimiento de pertenencia y arraigo familiar.

Para muchas personas, esa silla vacía es un recordatorio constante y agudo de la ausencia de alguien que significaba mucho para nosotros, y es que a veces no sabemos cómo hacerlo de otra manera.

La silla vacía en Navidad: ¿cómo afrontarla?

Cuando las personas que nos mantenían unidos ya no están, los recuerdos de aquellas cosas que hacíamos juntos vuelven a nuestra mente con cariño y, al mismo tiempo, tristeza durante estas fechas. Por ello, la Navidad también es tiempo para cuidarse emocionalmente, con la intención de no ahogarse en esa marea de tradiciones, costumbres y recuerdos que estos días tenemos por delante.

Hay a quien le resulta útil hablar sobre la ausencia de esa persona o llorar, otros prefieren hacer como que nada ha cambiado, o bien irse de vacaciones o buscar celebraciones alternativas. En cualquier caso, cuidarse implica comprenderse a uno mismo, permitirse sentir, escucharse, desahogarse… Y lo más importante es que cada uno siga su ritmo y se tome el tiempo que considere necesario para asumir qué significado tenía esa persona, así como adaptarse al cambio que ha supuesto su pérdida.

La Dra. García Guerra es una reputada especialista en Psicología y ella explica que la persona que ha sufrido una pérdida no estará en buenas condiciones para afrontar los acontecimientos de la vida, que se transformarán en un sobreesfuerzo. Aún estará ocupada en realizar la despedida, poco a poco. Si la elaboración de la pérdida se va llevando a cabo, se irá deslingando de la persona que ya no está y se encontrará en condiciones de establecer nuevos vínculos de afecto.

¿Cuáles son las etapas de un duelo?

En el duelo se distinguen 5 etapas:

  • Negación: no se puede aceptar lo que ha ocurrido, es demasiado duro y doloroso.
  • Rabia: una vez reconocida la realidad, aparece la rabia. Es una fase en la que se intenta atribuir la culpa de dicha pérdida a algún factor.
  • Negociación: etapa en la que la culpa se dirige hacia uno mismo entorno a lo que podría haber hecho y no hice, algo a lo que se le puede dar vueltas de una forma torturadora. Hasta que se llega a la conclusión de que la realidad es que esa persona se ha ido y no va a volver.
  • Depresión: se empieza a asumir de forma definitiva la realidad, lo que genera tristeza y desesperanza.
  • Aceptación: dirige a un estado de calma y se acepta la muerte como algo que forma parte de la realidad de la vida.

La llegada de la Navidad y el recuerdo de los que ya no están

En Navidad, la decoración de las calles, el ambiente de alegría y las canciones pueden generar un aumento de los sentimientos que tengamos en ese momento.

Es un periodo en el que el recuerdo de los que ya no están se hace más palpable. Es un tiempo en que parece que retrocedas todo lo que has ido avanzando en tu proceso de duelo.

No podemos imponernos cómo nos hemos de sentir, ya que es necesario darnos permiso para conocer los sentimientos que surgen en nuestro interior. Necesitaremos hablar de la persona fallecida, como forma de ayuda para aclarar las emociones que nos vayan surgiendo.

Es esencial conectar con las emociones, sean las que sean para poder tolerarlas. Hacerse cargo de que lo que aparece en ese momento es eso, y no otra cosa. Hay que evitar juzgarse. Cuanto mayor sea la tolerancia hacia nuestros sentimientos y emociones, mayor será la actitud comprensiva con uno mismo y mayor acompañamiento interno.

Celebraciones navideñas

Encontrar diferentes maneras de reunirse y diferentes formas de actuar puede ser de ayuda cuando una persona está en proceso de duelo por la pérdida de un ser querido. La actitud flexible puede ayudar a cambiar la forma de celebrar las fiestas.

En muchas ocasiones, es frecuente tratar de evitar las celebraciones. La persona puede tener una tendencia a querer aislarse, pero el hecho de sentirse acompañado por personas a las que uno quiere y por las que se siente querido es lo que más reconforta y ayuda a pasar el trance.

Hacer ver que no ha pasado nada y celebrar como siempre es una forma artificial de hacer, que no otorga espacio a los sentimientos generados por la ausencia. El hecho de recordar a la persona que se ha perdido permitirá compartir el sufrimiento, lo que puede ayudar al apoyo mutuo.

¿Qué actitud ayuda?

Es fundamental expresar las emociones, solo o acompañado de alguien de confianza. Las lágrimas son una buena descarga de la congoja.

Por otro lado, también es muy importante cuidarse, alimentarse bien, respetar las horas de descanso y hacer ejercicio.

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