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Psicología

Las 6 cosas de las que más se arrepiente la gente en el lecho de muerte, según el psiquiatra Enrique Rojas

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Las 6 cosas de las que más se arrepiente la gente en el lecho de muerte
Enrique Rojas-PLANETA DE LIBROS

El prestigioso psiquiatra Enrique Rojas, se adentra en el mundo de las emociones con su nuevo libro Comprende tus emociones. El catedrático de Psiquiatría y Psicología Médica y director del Instituto Rojas-Estapé de Psiquiatría, aborda en sus páginas los pensamientos y emociones que nos pueden acompañar en el momento de la muerte. Como psiquiatra, Rojas ha acompañado a muchas personas en los momentos finales de su vida. Y tras esas experiencias explica las seis cosas de las que más se arrepiente la gente en el lecho de muerte.

El doctor Enrique Rojas trata en este libro de los sentimientos, las emociones, las pasiones y las motivaciones que condicionan nuestra conducta. Si sabemos identificarlos seremos capaces de controlarlos y no serán ellos quienes nos dominen.

Las emociones se pueden clasificar en pares antagónicos: amor y odio, alegría y tristeza, paz y miedo, admiración y desprecio, etc… A través del diagnóstico y la evolución de muchos  pacientes que ha tratado, el doctor Rojas nos muestra cómo afrontar los sentimientos negativos y controlar los positivos para no dejarnos arrastrar irracionalmente por ellos.

Las 6 cosas de las que más se arrepiente la gente en el lecho de muerte

1. De vivir para trabajar.

«Son mayoría los que se arrepienten de haber trabajado demasiado. De pasar la vida con una sobrecarga profesional excesiva, de haber vivido para trabajar, y, en esos momentos estelares de lucidez total, sienten que su vida ha estado descompensada, que ha faltado equilibrio entre los diferentes ingredientes de los que debe ser la existencia de un ser humano», explica el psiquiatra.

2. De pasarlo mal sin necesidad.

«Otra cosa de que una gran mayoría se duele es de haber sufrido mucho por asuntos y problemas que realmente no tenían tanta importancia«.

3. De no haber sabido disfrutar más de la vida.

«Esto tiene un amplio espectro: desde no haber sido capaz de captar y gozar de cosas positivas de la vida ordinaria, en una especie de carpe diem (aprovecha el momento, vive esto y saboréalo), pasando por no haber planificado tiempo libre para uno y buscar esas satisfacciones según las aficiones que uno ha fomentado. Saber descansar también es un arte. Y, al mismo tiempo, ser organizado para dar lo que más nos relaja en el tiempo libre, que es una manera de retratarse».

4. De no haber dedicado más tiempo a la familia.

«Hoy lo vemos esto con bastante frecuencia. De hecho, tiene mucha actualidad la figura del padre/madre ausente, que es aquel que no ha tenido casi influencia en la educación de sus hijos, por no tener tiempo y haber dejado esta tarea en manos de la madre/padre, porque la profesión le ha absorbido demasiado y no ha tenido presencia psicológica y afectiva con sus hijos».

5. De no haber tenido el coraje de hacer lo que realmente quería hacer y no lo que los demás esperaban de mí.

«En el fondo, esto tiene mucho que ver con atreverse a ser uno mismo. Saber desarrollar la propia personalidad, puliendo y limando las aristas y puntos negativos de la misma, con la ayuda de los más cercanos y, a la vez, trabajar el programa personal diseñado previamente, teniendo claros los objetivos y luchando y batallando por irlos alcanzando».

6. De no haber tenido una espiritualidad más sólida, «que les diera respuesta a los grandes interrogantes de la vida».

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Psicología

Señales de alarma del suicidio: cómo detectarlas y actuar a tiempo

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señales de alarma suicidio
PIXABAY

Cada 10 de septiembre se conmemora el Día Internacional para la Prevención del Suicidio, una jornada que busca visibilizar un problema que sigue siendo un tabú social y que provoca cada año miles de muertes evitables en todo el mundo. En España, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística, más de 4.000 personas se quitan la vida cada año, lo que convierte el suicidio en la primera causa de muerte externa, muy por encima de los accidentes de tráfico.

El lema elegido para 2025 es “Changing the Narrative on Suicide” (Cambiando la narrativa sobre el suicidio). El objetivo es claro: romper con el silencio, desmontar mitos y generar un diálogo abierto que ayude a prevenir y a acompañar a quienes atraviesan un sufrimiento intenso.

Hablar del suicidio no lo provoca: un mito que hay que superar

Los psicólogos valencianos Enric Valls y Gracia Vinagre insisten en la importancia de hablar abiertamente sobre el suicidio. Valls recalca que no se trata de inducir, sino de informar, sensibilizar y concienciar: “Hablar es abrir salidas de emergencia. Si preguntamos y escuchamos, estamos dando a la persona la oportunidad de expresar su sufrimiento”.

Por su parte, Vinagre recuerda que el mito de que hablar del suicidio aumenta el riesgo es falso: “Cuando no se habla, quienes tienen ideas suicidas no se atreven a contarlo por miedo al juicio. Eso les deja aún más aislados y sin ayuda”.

Factores de riesgo y señales de alarma

La presidenta de la Federación de Salud Mental de la Comunitat Valenciana, Rosa Bayarri, advierte que el suicidio no responde a una única causa ni afecta a un solo grupo social. Entre las situaciones con mayor prevalencia se encuentran:

  • Jóvenes que no ven futuro ni oportunidades.

  • Personas desempleadas o en situación de calle.

  • Reclusos y personas privadas de libertad.

  • Víctimas de violencia machista.

  • Niños y adolescentes víctimas de acoso escolar.

  • Personas que sufren homofobia, racismo o discriminación.

  • Quienes padecen trastornos de salud mental graves.

Las señales de alarma incluyen cambios drásticos de conducta, aislamiento social, verbalizaciones sobre la muerte, pérdida de interés en actividades cotidianas, consumo abusivo de alcohol o drogas y conductas de riesgo.

El suicidio: acabar con el dolor, no con la vida

Enric Valls explica que, desde el punto de vista cognitivo, el suicidio no significa querer morir, sino “acabar con una situación insoportable de dolor”. Por eso, recalca, la clave está en mostrar que hay alternativas y muchas formas de aliviar el sufrimiento: ampliar redes sociales, pedir ayuda profesional o incluso ayudar a otros para encontrar sentido.

Gracia Vinagre añade que simplemente escuchar puede ser un acto preventivo: “Si alguien habla de suicidio y la otra persona responde con silencio o indiferencia, la sensación de aislamiento se multiplica. Pero si se aborda el tema con comprensión, se abre una puerta a la esperanza”.

El papel de los medios de comunicación

El Ministerio de Sanidad elaboró en 2020 una guía de recomendaciones para el tratamiento del suicidio en los medios. En ella se insiste en dos ideas clave:

  • El silencio informativo no es una opción, porque invisibiliza el problema.

  • El sensacionalismo tampoco lo es, ya que puede generar un efecto imitación.

Los expertos apuntan al efecto Papageno: mostrar testimonios de personas que han superado crisis suicidas y han encontrado alternativas puede tener un potente efecto preventivo.

Un problema social, no individual

Las asociaciones insisten en que el suicidio no puede entenderse como un problema exclusivo del individuo o de su familia, sino como un problema social que requiere respuestas colectivas. La prevención pasa por reforzar los servicios de salud mental, garantizar atención inmediata en situaciones de crisis y promover campañas de sensibilización permanentes.

En 2025, el Gobierno de España ha puesto en marcha el Plan Nacional de Prevención del Suicidio 2025-2027, que incluye la creación de un registro nacional de datos, un observatorio estatal, autopsias psicológicas y protocolos de intervención en colegios, centros de salud y residencias. Además, se han destinado más de 17 millones de euros a programas específicos de prevención.

Un reto añadido: jóvenes y nuevas tecnologías

Los expertos advierten de un reto emergente: el uso de inteligencia artificial y chatbots por parte de adolescentes y jóvenes en crisis. Aunque pueden ofrecer compañía, a veces refuerzan las ideas suicidas en lugar de contrarrestarlas. Por ello, se pide que estas herramientas estén programadas para derivar a recursos profesionales y no para validar decisiones de riesgo.

Cómo ayudar desde el entorno

La prevención del suicidio empieza en lo cotidiano. Los especialistas recomiendan:

  • Escuchar sin juzgar a la persona en crisis.

  • Preguntar directamente si tiene pensamientos suicidas.

  • Ofrecer apoyo emocional con gestos sencillos: mirar a los ojos, abrazar, acompañar.

  • No minimizar su dolor ni responder con frases hechas.

  • Facilitar recursos de ayuda profesional.

Recursos de ayuda inmediata

Las personas en crisis y sus allegados pueden recurrir a diferentes recursos de apoyo disponibles las 24 horas del día:

  • Teléfono 024: línea de atención nacional para la prevención del suicidio.

  • 112: número de emergencias para situaciones de riesgo inminente.

  • Teléfono de la Esperanza: 717 00 37 17.

Conclusión: hablar salva vidas

El Día Internacional para la Prevención del Suicidio 2025 nos recuerda que nadie quiere morir, sino dejar de sufrir. Hablar, escuchar y actuar son las claves para ofrecer alternativas y esperanza. Romper el tabú es el primer paso para que miles de personas encuentren una salida distinta al dolor.


Metadescripción SEO: El 10 de septiembre se celebra el Día Internacional para la Prevención del Suicidio 2025. Expertos en salud mental reclaman hablar del suicidio sin tabúes, detectar señales de alarma y ofrecer apoyo. En España, más de 4.000 personas se quitan la vida cada año.

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