El sector de la estética y el cuidado personal es, sin duda, un sector en auge. El culto al cuerpo y la tipología de la sociedad en la que vivimos hace que cuidar las apariencias y dar buena impresión sea hoy más importante que nunca.
En España, la esperanza de vida media tanto de hombres como de mujeres se sitúa por encima de los 80 años. Hace unas décadas, llegar hasta esa edad se convertía en un mero objetivo, pero hoy no basta solo con llegar, sino que hay que hacerlo manteniéndose lo más sano/a y bello/a posible.
Por este motivo, porque el cuidado físico del cuerpo es hoy tan importante, el negocio de la estética no para de crecer. Son millares las clínicas estéticas que abren cada año en nuestro país, intentando aprovechar el tirón de un negocio que parece una apuesta casi segura.
Filosofía de negocio
Por tener una temática tan ligada a la salud, una clínica de estética conlleva una alta exigencia, sobre todo en lo que a compromiso con el cliente se refiere. Esto hace que aunque pueda parecer fácil, llevar un negocio de estética puede no ser algo apto para todas las personas. Requiere preparación, experiencia y un conocimiento perfecto de la profesión.
Pero también requiere conocimiento del mercado, de la competencia desleal y del intrusismo, que en este sector está a la orden del día, con precios que en ocasiones cuesta creer que puedan ser reales.
Servicios ofertados
Antes de pensar en montar una clínica estética hay que tener claro los servicios que serán ofrecidos a los potenciales clientes. Para ello es vital elaborar una lista estricta y limpia que dependerá de los conocimientos del personal que vaya a trabajar en el centro y del presupuesto disponible para invertir en equipos de estética y el material necesario.
También habrá que decidir si ser especialistas en algún ámbito estético concreto, como tratamientos para la piel, nutricosmética, homeopatía, etc..
Lo que si que será vital es encontrar los proveedores adecuados a las necesidades del negocio. Hacer una buena o mala elección de los proveedores puede suponer la diferencia entre el éxito o el fracaso. Hay que acertar con los productos y conocerlos bien, siendo rigurosos a la hora de elegir aquellas marcas ya contrastadas en el mercado. Igual sucede a la hora de adquirir los equipos, tratando de optar por máquinas que ofrezcan la posibilidad de usar técnicas de última generación, como pueden ser las de Estyma Beauty.
Cuidado del paciente
La competencia en el sector estético es feroz y quizás sea el obstáculo más difícil de vencer para lograr el éxito. La mayoría de las clínicas ofrecen servicios muy parecidos y utilizan técnicas similares, por lo que la diferencia va a estar en el trato al cliente.
Dar un servicio de calidad y un trato impecable a los usuarios es una obligación para cualquier negocio, más todavía cuando se trata de tratamientos recurrentes que, con una buena atención, hará que los clientes sean fieles por mucho tiempo. Cuidar cada paso que da el usuario, desde que hace la primera llamada y recibe la cita hasta que se somete al tratamiento y sale por la puerta, sin olvidar el contacto frecuente post-tratamiento para ver qué tal ha ido y si los resultados obtenidos fueron los adecuados.
Cuidando hasta el menor de los detalles y siendo profesional en la aplicación de los tratamientos, montar una clínica estética puede convertirse en un negocio, no sólo muy rentable, sino que se convierta en una profesión para toda la vida.
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