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Los desayunos de los españoles se están europeizando 

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Durante décadas, el desayuno en España ha girado en torno a propuestas sencillas pero con mucho sabor, como la clásica tostada con tomate y aceite, un café con leche acompañado de magdalenas o, con suerte, unos churros con chocolate. Era una rutina casi sagrada, tranquila, que muchos compartían en casa o en el bar de siempre. Pero los hábitos están cambiando, y cada vez es más evidente que los desayunos de los españoles se están europeizando. Las nuevas generaciones, más influenciadas por tendencias internacionales y preocupaciones nutricionales, están adoptando modelos de desayuno funcionales, completos y enfocados en el bienestar. 

 

El desayuno de toda la vida 

España ha sido históricamente tierra de desayunos simples, cargados de sabor. En muchos hogares, lo habitual ha sido siempre una rebanada de pan tostado con mantequilla y mermelada, o bien con tomate triturado y un chorro de aceite de oliva virgen extra. También estaban los que mojaban galletas en el café con leche o que recurrían a la bollería del supermercado, práctica y rápida. Eran desayunos sabrosos y reconfortantes, pero no siempre equilibrados ni pensados para aguantar bien toda la mañana. 

¿Influencia internacional? 

Cada vez es más común ver en redes o en casa de amigos desayunos que antes solo veíamos en documentales sobre Alemania o Finlandia compuestos de boles llenos de avena, yogur con semillas, frutas de todo tipo y batidos verdes. Y no es que nos hayamos vuelto nórdicos de repente, pero sí es cierto que nos influye lo que vemos fuera. En muchos países europeos el desayuno es una comida completa, pensada para nutrir y mantenerte con energía durante horas. Aquí en España, sobre todo entre los jóvenes, los que hacen deporte o los que simplemente quieren cuidarse un poco más, se está adoptando ese modelo.  

Nuevos ingredientes en la cocina 

Uno de los cambios más notables ha sido la llegada de ingredientes que hace años no teníamos ni en la despensa. La avena, por ejemplo, se ha vuelto una habitual en muchas cocinas. Es versátil, saciante y funciona bien tanto en caliente como en frío.  

Otro ingrediente son las proteínas, que ya no son solo para culturistas; cada vez hay más gente que toma yogures ricos en proteína, batidos o claras de huevo por la mañana para sentirse con más energía. 

Y no podemos olvidarnos de los untables saludables. Antes lo normal era mantequilla o mermelada, pero ahora destacan opciones como la crema de cacahuete 100% natural. Es rica en grasas buenas, proteínas y nutrientes como el magnesio, y lo mejor es que no lleva azúcar ni aceites añadidos. Algunas marcas, como las de HSN, han sabido adaptarse muy bien a esta nueva forma de entender la alimentación con productos limpios, naturales y fáciles de incorporar al día a día. 

La fruta gana protagonismo 

Siempre hemos tenido fruta a mano, pero en el desayuno solía quedarse como algo opcional, una pieza al final y poco más. Ahora, en cambio, vemos desayunos donde la fruta es la reina del plato: trozos de plátano, kiwi, manzana o frutos rojos sobre yogur, mezclados con avena o licuados en un smoothie. Además de lo saludables que son, estos desayunos tienen mucho color y son muy apetecibles. 

Más allá del café con leche 

Aunque el café con leche sigue teniendo un lugar especial en nuestros corazones, lo cierto es que ahora hay más variedad que nunca en lo que bebemos por la mañana. Desde infusiones relajantes hasta batidos verdes o el cada vez más famoso té matcha, que muchos valoran por su efecto estimulante más suave y duradero. También han llegado los llamados “superalimentos”, como la canela, el cacao puro o la cúrcuma, que algunos añaden a sus bebidas o al bol de avena para darles un extra de beneficios. 

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Cómo elegir el seguro de vida adecuado según tu situación personal y familiar 

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Cómo elegir el seguro de vida adecuado según tu situación personal y familiar 

Elegir un seguro de vida no es una decisión que se deba tomar a la ligera. No solo se trata de contratar una póliza más o menos costosa, sino de entender bien tus necesidades personales y familiares, tus responsabilidades económicas y tus planes de futuro. En otras palabras: un seguro de vida no es un producto estándar, sino una herramienta que debe adaptarse como un traje hecho a medida. 

¿Por qué necesitas un seguro de vida? 

No todo el mundo lo tiene claro, pero lo cierto es que un seguro de vida puede marcar una gran diferencia cuando ocurren situaciones inesperadas. Desde garantizar la estabilidad económica de tus seres queridos hasta cubrir hipotecas o deudas pendientes, sus beneficios son múltiples. 

Imagina esto: si mañana tú faltaras, ¿tu familia tendría los medios suficientes para seguir adelante sin grandes sobresaltos económicos? 

Los seguros de vida están pensados precisamente para proteger el bienestar financiero de quienes más quieres cuando tú ya no estés para hacerlo directamente. 

No todos los perfiles necesitan lo mismo 

La elección del seguro adecuado comienza por una sencilla pero potente reflexión: ¿en qué punto de mi vida estoy? 

Si eres joven y soltero… 

Puede que pienses que un seguro de vida no es una prioridad. Sin embargo, si tienes deudas (como un préstamo universitario) o si tus padres dependen económicamente de ti, contar con una cobertura básica puede ser una decisión responsable y asequible. 

Si estás casado/a o tienes pareja… 

Aquí cambia el panorama. Ya no eres solo tú, sino una unidad familiar. Si compartís gastos, hipoteca o si uno depende del otro económicamente, un seguro de vida aporta tranquilidad mutua. 

Si tienes hijos… 

Probablemente sea el momento en que un seguro de vida adquiere mayor sentido. Asegurar el futuro de tus hijos en caso de fallecimiento o invalidez se convierte en una prioridad. Puedes garantizar que sigan estudiando, viviendo en su casa y teniendo cubiertas sus necesidades básicas. 

Si eres autónomo o tienes una empresa… 

En este caso, un seguro puede cubrir responsabilidades profesionales y garantizar ingresos para tu familia si tú no estás. 

Aspectos clave a tener en cuenta antes de contratar 

A la hora de sentarse a comparar opciones, es fácil sentirse perdido entre primas, coberturas, beneficiarios y exclusiones. Aquí van algunas claves esenciales: 

  • Capital asegurado: debe ajustarse a tus necesidades reales. No tiene sentido pagar de más por una cobertura que no necesitas, ni quedarte corto si tienes muchas responsabilidades. 
  • Coberturas adicionales: invalidez permanente, enfermedades graves, doble capital por accidente, etc. 
  • Duración de la póliza: ¿necesitas un seguro temporal o vitalicio? 
  • Posibilidad de revisión: algunos seguros permiten adaptar el capital o las coberturas con el tiempo. 

Qué tipo de seguro te conviene según tus objetivos 

Seguro de vida riesgo (temporal): 

Es el más habitual y asequible. Cubre exclusivamente el fallecimiento durante un plazo determinado (por ejemplo, hasta que tus hijos sean independientes o termines de pagar la hipoteca). 

Seguro de vida ahorro (o mixto): 

Combina protección con una parte de inversión. Suele contratarse con la idea de dejar un ahorro a largo plazo, aunque tiene un coste más elevado. 

Seguro con capital constante o decreciente: 

  • Capital constante: ideal para proteger a la familia o garantizar estudios de hijos. 
  • Capital decreciente: muy utilizado para cubrir hipotecas o préstamos, ya que el capital disminuye a medida que reduces la deuda. 

Errores comunes que deberías evitar 

A veces, por desconocimiento o por ir con prisas, se toman decisiones que a la larga pueden salir caras. Estos son algunos errores habituales: 

  • Contratar el seguro más barato sin revisar las coberturas. 
  • No actualizar el seguro con el paso del tiempo (nacimiento de hijos, matrimonio, divorcio, etc.). 
  • No revisar las exclusiones y condiciones del contrato. 
  • No comunicar a los beneficiarios que existen pólizas contratadas. 

¿Y qué pasa con el precio? 

Uno de los mitos más extendidos es que los seguros de vida son caros. Pero lo cierto es que existen opciones desde menos de 10 euros al mes, dependiendo de la edad, salud y capital asegurado. Lo importante no es pagar poco, sino pagar lo justo por lo que necesitas. 

Además: 

  • Asegurarte joven suele ser más barato. 
  • Cuanto mejor sea tu estado de salud, mejores condiciones te ofrecerán. 
  • Algunas aseguradoras hacen descuentos si contratas otras pólizas con ellas (hogar, coche, salud…). 

Cómo elegir sin volverte loco: pasos para tomar una buena decisión 

  1. Haz una reflexión personal: identifica tus responsabilidades actuales y futuras. 
  1. Calcula cuánto necesitaría tu familia para mantenerse durante 5-10 años. 
  1. Consulta a un corredor o compara en plataformas especializadas. 
  1. Lee bien la letra pequeña y pregunta sin miedo. 
  1. Revisa tu seguro cada 2-3 años para adaptarlo a tus nuevas circunstancias. 

Un seguro que protege más que números 

Un seguro de vida es mucho más que una póliza: es un gesto de amor responsable. A veces, el verdadero valor de este tipo de seguro no se mide en cifras, sino en la serenidad que aporta saber que pase lo que pase, tu familia estará cubierta. 

Invertir tiempo en elegir bien tu seguro de vida es invertir en tranquilidad. Porque no se trata de esperar lo peor, sino de prepararse para cualquier escenario con la conciencia tranquila. 

 

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