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Salud y Bienestar

Los grandes beneficios de caminar 20 minutos al día

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Los grandes beneficios de caminar
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«Hay algunas cosas buenas que decir sobre caminar, por ejemplo, requiere más tiempo que cualquier otra forma de locomoción excepto reptar. En consecuencia, dilata el tiempo y prolonga la vida, que ya es de por sí demasiado corta para desperdiciarla. Caminar hace que el mundo sea mucho más grande y, por ello, más interesante. Además, uno tiene tiempo para observar los detalles» — Edward Paul Abbey.

Como la mayoría de nosotros sabemos estas alturas, largos períodos sentados pueden aumentar el riesgo de que una persona padezca diabetes, enfermedades del corazón, obesidad y problemas renales que le lleven a una muerte prematura. Estos riesgos se mantienen elevados, incluso si alguien hace ejercicio pero luego pasa la mayor parte del resto de sus horas de vigilia en una silla. Esto es así porque evolutivamente no estamos hechos para estar encorvados frente a una pantalla. Pensamos, sentimos y nos encontramos mejor en movimiento.

Los grandes beneficios de caminar

¿Nos estresamos menos en movimiento? ¿Hay una conexión entre caminar y la reducción del estrés? Según la doctora Kathleen Hall, fundadora y CEO de The Stress Institute, cuya lista de clientes incluye presidentes, jueces de la Corte Suprema o el Dalai Lama, dice que el 95% de la gente brillante, camina. Incluso, para Kathleen, podría ser mejor resolver los asuntos estresantes como debatir un problema o negociar, mientras se toma un paseo.

Imagina el siguiente escenario: tu jefe te llama y te dice que tienes que entregar ese gran informe dos semanas antes de tiempo. Lo ves imposible. Tu presión arterial sube, tu pulso se acelera. Te estás poniendo rojo. En resumen, te estás estresando, ¿qué vas a hacer?

Antes de estallar, parece que lo mejor es realizar una actividad como caminar. En el estado mental en el que te introduce caminar, podrías incluso hasta dar con una solución para tu dilema. De hecho, lo que los expertos están diciendo es que si te hubieran dado esa misma noticia mientras tomabas un paseo, tu respuesta habría sido mejor.

«El estrés aumenta la presión arterial y la frecuencia cardíaca liberando cortisol», dice Hall. Sólo 20 minutos de caminata invierten la respuesta al estrés y disminuye la presión arterial —así como aumenta tu nivel de energía— en un 20%. «Contrariamente a lo que pueda parecer, también disminuye la fatiga en un 55%». No importa qué tipo de estrés sea —una fecha límite en el trabajo, una pelea con la pareja, preocupaciones financieras— caminar disminuye los niveles de cortisol y cambia completamente la fisiología del cerebro.

Caminar disminuye los niveles de cortisol y cambia completamente la fisiología del cerebro

Además, sus efectos se extrapolan a las enfermedades. Incluso puede reducir sustancialmente el riesgo de desarrollar cáncer o depresión. Registros médicos encontraron que aquellas mujeres que caminaban al menos siete horas por semana, por lo general distribuidas en una hora al día, tenían un 14% menos de riesgo de desarrollar cáncer de mama. Por parte de los depresivos, los estudios han encontrado que la participación en ejercicio estructurado prescrito reduce significativamente los niveles de los síntomas asociados. De hecho, además, si se sustituyen tan sólo dos minutos de estar sentado a cada hora, para caminar suave, se reduce su riesgo de muerte prematura en un 33 %, en comparación con las personas que se sientan sin parar.

Pero aún queda una pregunta importante, ¿por dónde caminar? Parece que lo mejor son los entornos naturales, nada que no imaginaras. Los estudios muestran por activa y pasiva que la mayoría de nosotros hoy en día vive en ciudades y pasamos mucho menos tiempo al aire libre o en espacios verdes, que las personas de hace varias generaciones. Se sabe que los habitantes de las ciudades también tienen un mayor riesgo de ansiedad, depresión y otras enfermedades mentales que las personas que viven fuera de los centros urbanos.

El paseo dado en la naturaleza tiene mayores beneficios

Unir los puntos es una cosa simple, pero de todas formas, este hecho intrigó a Gregory Bratman, participante del Emmett Interdisciplinary Program in Environment and Resources de la universidad de Stanford, donde han estado estudiando los efectos psicológicos de la vida urbana.

Él y sus colegas encontraron que los voluntarios que caminaron por el campus verde de Stanford terminaban más atentos y felices que voluntarios que paseaban la misma cantidad de tiempo pero cerca del tráfico y demostraron una reducción de la actividad neuronal en el córtex prefrontal, el área del cerebro de donde procede la función ejecutiva y la más relacionada con el riesgo de enfermedades mentales. En comparación con el paseo urbano, el paseo por la naturaleza dio lugar a beneficios afectivos —disminución de la ansiedad, la rumia o pensamiento rumiante y aumento de rendimiento de la memoria de trabajo a corto plazo—.

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Los alimentos infalibles para prevenir resfriados

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Esta es la hortaliza saludable que debes tomar a diario para prevenir los resfriados en invierno
PEXELS

La tradición popular atribuye propiedades curativas a los alimentos con vitamina C, pero ¿sabemos cuáles son los alimentos para prevenir resfriados?

Algunos como el ajo, la sopa de pollo o la miel frente al resfriado, la tos, la congestión o la gripe. Sin embargo, en la actualidad no hay ninguna prueba científica que demuestre que su consumo sea beneficioso para este objetivo.

Según ha explicado la doctora Laura Arranz, profesora del Departamento de Nutrición, Ciencias de la Alimenación y Gastronomía de la Universidad de Barcelona, lo que realmente contribuye a prevenir estas enfermedades, e incluso a aliviar sus síntomas, es seguir hábitos de vida saludables y una alimentación equilibrada.

La doctora ha precisado que «más allá de la vitamina C hay muchos nutrientes imprescindibles para el sistema inmunitario. Todas las vitaminas, minerales como el zinc, antioxidantes como los polifenoles o los betacarotenos, grasas como los Omega-3 y las fibras (sobre todo de tipo soluble) son básicos en un cóctel de salud».

MINERALES Y VITAMINAS
Las vitaminas A, C y E, el magnesio, el cobre, el manganeso o el hierro son algunos de los elementos clave en los procesos celurares que ayudan a neutralizar los radicales libres y el estrés oxidativo.

La doctora Arranz ha aclarado que «el funcionamiento correcto del metabolismo y de las defensas antioxidantes requiere la presencia de estos nutrientes en cantidades suficientes». La pregunta que subyace es qué alimentos propocionan estos nutrientes.

Según la experta, «los alimentos de origen vegetal son ricos en antioxidantes, pero especialmente la fruta, las hortalizas, las verduras de hoja verde, las semillas y los frutos secos». Además, ha aconsejado «consumir una buena parte de estos vegetales en crudo o con tiempos de cocción adecuado para que la ingesta de antioxidantes se amayor».

EL ZINC COMO REGULADOR DEL SISTEMA INMUNE
La doctora Arranz ha explicado que «el zinc es un oligoelemento esencial que juega un papel clave en más de 300 enzimas y está involucrado en la comunicación celular, además de desempeñar un importante papel en la regulación del sistema inmune».

Ha añadido, además, que «el déficit de zinc, que afecta al 20% de la población mundial, se asocia a la disminución del sistema inmunitario». Entre los alimentos que contienen zinc se encuentran las carnes, el pescado, los moluscos, las espinacas o los frutos secos.

OMEGA-3: GUARDIÁN DE LAS DEFENSAS
Las grasas Omega-3 son importantes para el sistema inmunitario, para la salud cardiovascular y para la salud visual y cerebral pero además intervienen como precursores de las moléculas antiinflamatorias.

La experta ha detallado que «si queremos cuidar las defensas, debemos aumentar la ingesta de frutos secos, especialmente nueces y almendras, para conseguir un aporte diario de dos gramos de ácido alfa-linolénico y pescado azul para conseguir 200 gramos de ácido docosahexaenoico (ácido graso poliinsaturado omega-3)».

LA FIBRA, UNA COMPAÑERA ALIADA
La nutricionista ha revelado que «la fibra ayuda a la nutrición y el bienestar de las bacterías beneficiosas que residen en el intestino y que juegan a un rol principal en el sistema inmunitario, por lo es imprescindible en el día a día».

Además, la fibra dietética proviene de los alimenos de origen vegetal tales como las legumbres, las semillas, los frutas secos, las verduras o las frutas.

Sin embargo, la doctora ha advertido que las legumbres «puedencausar problemas de flatulencia debido a la gran cantidad de fibra que aportan». Por ello, para evitar este problema ha aconsejado «tomar raciones pequeñas tres veces pro semana en lugar del tradicional plato de legumbres solo un día a la semana».

Alimentos para prevenir resfriados

La lista de alimentos que ayudan a prevenir gripes, catarros y resfriados es larga… Educo nos la detalla.

1. Pescados, un gran aporte de Omega-3

Los pescados, entre los que destaca el pescado azul, aportan proteínas y Omega-3 al organismo. Estas sustancias ayudan al organismo a proteger los pulmones de las infecciones respiratorias al sintetizar anticuerpos. Ya ves: incluye pescado en el menú semanal. Dos porciones semanales de salmón ayudarán a levantar tus defensas.

2. Cítricos, el consejo de la abuela

¡Y cuánta razón tiene la abuela! Los cítricos son ricos en vitamina C, un nutrientes que puede ayudar a frenar el avance de un resfriado. ¿Lo mejor? Alternar los cítricos consumiendo naranja (muy rica en vitamina C), mandarina (rica en betacarotenes) y limón (gran valor antiséptico que lo convierte en un remedio natural contra el dolor de garganta y la tos).

3. Huevos: proteínas, vitaminas y minerales

Los huevos son un comodín en la cocina, no dudes en prepararlos un par de veces por semana. Un huevo contiene casi 7 gramos de proteína, pero además aporta al organismo vitaminas y minerales, entre los que destacan las vitaminas B6 y B12, el selenio y el zinc, ¡fundamentales para mantener fuerte el sistema inmunológico!

4. Yogur, el poder de los probióticos

Hoy en día se habla mucho de probióticos en la publicidad, pero ¿qué son? Los yogures tienen cultivos vivos que ayudan al sistema inmunológico a evitar que las bacterias malas progresen dentro del cuerpo. ¿Cómo? Muy fácil: si las bacterias buenas son más que las malas, ¡la guerra por la salud está ganada!

5. Verduras de hojas oscuras para reducir el tiempo de la enfermedad

La mayoría de nosotros piensa en un zumo de naranja para ingerir vitamina C. ¿Qué me dirías si te digo que las espinacas, las coles de Bruselas, la lechuga y el brócoli tienen más vitamina C que los cítricos? Incluye estas verduras en la dieta de los peques y si los niños se niegan a comer verduras, ¡disfrázalas! En el enlace te damos ideas al respecto.

6. Calabaza, la reina del beta-caroteno

El betacaroteno es esencial para el organismo ya que cuando éste lo absorbe, se transforma en vitamina A, un nutriente que mejora las defensas y ayuda a prevenir enfermedades. Dale a tus hijos calabaza asada, en crema, mezclada con arroz o en puré, ¡es rica y súper nutritiva! Si a tu hijo no le gusta la calabaza pero sí la zanahoria, ¡a por ella! Las zanahorias también tienen mucho beta-caroteno, motivo por el cual su acción es similar a la de la calabaza.

7.  Kiwi, vitamina C al por mayor

Un kiwi aporta al cuerpo más vitamina C que una naranja. Es cierto que puede ser más difícil para los peques comer un kiwi que beber un zumo pero ¡con intentar no se pierde nada!

8. Cebolla y ajo, antibióticos naturales

Tanto la cebolla como el ajo ayudan a prevenir y curar la gripe y los resfriados. Ambos tienen propiedades mucolíticas que ayudan a expulsar secreciones. ¿Un consejo? A los peques suele molestarles más la textura que el sabor de estos alimentos, por eso te recomendamos trocearlos y cocinarlos hasta que no sean perceptibles en el paladar. No abuses de ellos y verás que los peques los comen sin casi darse cuenta.

9. Miel, efecto antitusivo ¡y preventivo!

Incluir la miel en el desayuno de los niños mayores (recuerda que los niños menores de 3 años no deben consumir miel por el riesgo de botulismo) puede ser una gran idea. La miel tiene un efecto preventivo al aumentar las defensas naturales y antitusivo, aliviando la molesta picazón de garganta. Sírvele a tu hijo una tostada con miel o coloca un poco de miel en la leche, ¡le encantará!

10. Frutos secos y legumbres para mantener el calor corporal

Parece una locura pero no lo es: en invierno, perdemos fácilmente el calor corporal, exponiéndonos a toda clase de enfermedades. Los alimentos híper calóricos como las legumbres y los frutos secos aportan la energía necesaria para mantener la temperatura corporal correcta, manteniendo a raya a las enfermedades. Además, tanto los unos como los otros aportan hierro y antioxidantes, fundamentales para mantener el sistema inmunológico fuerte.

11. Frutos rojos, vitamina C en pequeñas dosis

Los frutos rojos aportan vitamina C aunque para que sean realmente efectivos es necesario consumir gran cantidad. Los mencionamos porque ¡son fáciles de incluir en la dieta y a los peques les encantan! ¿Quién puede resistirse a las fresas, las moras y los arándanos? Incorpóralos al yogur o haz un rico batido de frutos rojos con leche.

12. Setas, propiedades antibacterianas

Las diversas setas, hongos y champiñones tienen propiedades antibacterianas que ayudan a combatir las enfermedades. Utilízalos en tostadas, cremas o como acompañamiento para carnes. Una buena alimentación es tan importante como un buen abrigo. Este invierno no lo dudes y prepara un menú equilibrado que incluya estos alimentos para prevenir gripes, catarros y resfriados.

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