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Los jueces discrepan tras la alarma: ¿qué restricción es proporcional?

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El ministro de Justicia, Juan Carlos Campo. EFE/Manuel Bruque/Archivo

Madrid, 11 may (EFE).- Unos tribunales autonómicos creen que fijar un toque de queda para luchar contra la pandemia es una restricción de un derecho fundamental proporcional al fin que se persigue y otros estiman que hay que aplicar instrumentos menos lesivos para el conjunto de la ciudadanía. Los jueces discrepan, y los Gobiernos autonómicos miran al Supremo.

En sus manos estará decidir qué medidas restrictivas de derechos pueden adoptar las comunidades una vez concluido el estado de alarma, ya que Canarias ha decidido recurrir al alto tribunal al ver tumbadas sus iniciativas.

El ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, opina que los Gobiernos autonómicos no pueden acordar medidas como un toque de queda sin estado de alarma y ha recordado que, si lo consideran necesario, siempre pueden pedir al Ejecutivo central que decrete ese estado en su territorio.

En cualquier caso, a su juicio, no son necesarias reformas legales: las comunidades tienen un «arsenal normativo» para luchar contra la pandemia sin llegar al punto de restringir la movilidad nocturna, como fijar horarios para bares, restaurantes o comercios; y ya hay ordenanzas municipales que prohíben los botellones que se han visto este fin de semana en muchas ciudades.

«Si hay todos estos problemas de interpretación del alcance de los límites de las normas, de si hace falta o no el estado de alarma, es porque no hay una suficiente certeza, no hay suficiente claridad en el derecho que hoy tenemos vigente», ha manifestado por su parte en una entrevista en «El País» el fiscal jefe de lo contencioso-administrativo del Supremo, Pedro Crespo.

LOS JUECES QUE DICEN NO AL TOQUE DE QUEDA

El Gobierno Vasco consultó al Tribunal Superior de Justicia de su comunidad antes incluso de publicar su decreto y los magistrados rechazaron tanto el toque de queda como los cierres perimetrales previstos.

Para este tribunal, la Ley de Medidas Especiales en materia de Salud Pública de 1986, que permite a las autoridades sanitarias tomar las medidas «necesarias» en caso de riesgo para la salud, es «un cajón de sastre carente de precisión», ya que no señala limitación alguna para las medidas ni garantías a respetar, «lo que es contrario a doctrina del Tribunal Constitucional».

«Nuestro actual ordenamiento jurídico no permite que las Comunidades Autónomas puedan acordar, fuera del estado de alarma, medidas restrictivas de derechos fundamentales con carácter general no individualizado», concluye.

El Tribunal Superior de Justicia de Canarias también rechazó el toque de queda que quería fijar el gobierno autonómico. Es, sostuvo en un auto, «un verdadero confinamiento por la sola razón del horario».

«No hemos apreciado ningún motivo en cuya virtud pueda razonablemente defenderse que las conductas de riesgo resulten aún más peligrosas si se ejecutan en horario nocturno o las inocuas dejen de serlo porque el día dé paso a la noche», subrayan los magistrados.

A su entender, hay instrumentos de intervención «menos lesivos» y «no resulta proporcionado someter a la generalidad de la población a una privación periódica de su libertad deambulatoria por la mera razón de la hora, ni aun estableciendo» un catálogo de excepciones.

Tampoco ha aceptado este tribunal las restricciones a las entradas y salidas de las islas según el nivel de alerta: resulta discriminatorio fijar restricciones a los viajes desde del exterior y rebajarlas en los viajes entre islas o permitir la entrada a una persona con reserva hotelera, pero no si se va alojar en casa de un amigo.

JUECES QUE VEN JUSTIFICADAS Y PROPORCINADAS LAS RESTRICCIONES

El Tribunal Superior de Justicia de Baleares, sin embargo, sí avaló el toque de queda y otras medidas restrictivas acordadas por el gobierno autonómico al entender que la Constitución y la Ley de 1986 habilitan a las comunidades a tomar medidas que recortan derechos fundamentales.

El estado de alarma, explica este Tribunal, desplazó al derecho ordinario, pero no lo derogó y, a la vista de los informes epidemiológicos, las medidas están «adecuadamente justificadas y debidamente proporcionadas».

Dos magistradas han discrepado del auto al considerar que la ley de 1986 «no constituye un cauce legal completo ni adecuado» para que las autoridades sanitarias autonómicas tomen medidas para atajar una pandemia.

«Resulta constitucionalmente inaceptable que formalmente se adopten medidas sanitarias, cuando en realidad encubren una situación de excepción, restringiendo los derechos y libertades fundamentales al margen de los instrumentos y garantías que la Constitución recoge», sostienen estas magistradas, que creen que hay medidas menos drásticas que el toque de queda, como los confinamientos perimetrales de zonas con alta presión hospitalaria.

Como el de Baleares, el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana autorizó las restricciones de derechos diseñadas por la Generalitat, incluido un toque de queda de 00.00 horas a 6.00.

Este tribunal no alberga «grandes dudas» sobre la competencia autonómica para adoptar las medidas y considera que la ley sanitaria de 1986 da cobertura suficiente para adoptar medidas que, subraya, limitan derechos y libertades fundamentales, pero no los suspenden.

No obstante, estima que lo deseable «hubiera sido -y sigue siendo- una producción normativa idónea y ‘ad hoc’ que solvente los problemas interpretativos con los que nos encontramos y evite la consecuente contradicción de criterios».

Recuerda que otros países, como Francia o Alemania, han aprobado o reformado leyes para dotar de «la necesaria certeza y seguridad a las autoridades sanitarias» y sostiene que, aunque la intervención del Supremo pueda paliar esta situación, «parece que una mejor y más completa solución hubiera sido otra»

A su juicio, limitar el tamaño de las reuniones o fijar un toque de queda, que impide «el ocio nocturno no reglado», son medidas «idóneas» porque pueden minimizar los focos de contagio; y son también «equilibradas», ya que un toque de queda de seis horas «minimiza su afectación a la actividad económica».

«En definitiva, las medidas que se han mostrado más eficaces son las de distanciamiento social y restricción de la movilidad (…) Medidas más laxas que las que aquí se trata no han funcionado correctamente», concluyen los magistrados.

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Comunicado del Ayuntamiento de Villamanín tras el conflicto por el Gordo de la Lotería de Navidad

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Villamanín lotería
Villamanín-ARCHIVO

Villamanín vive días de máxima tensión vecinal tras el sorteo del Gordo de la Lotería de Navidad del pasado 22 de diciembre. Lo que inicialmente fue una explosión de alegría y celebración se ha transformado en un profundo conflicto interno que ha llevado al Ayuntamiento de Villamanín a emitir un comunicado oficial para intentar frenar la fractura social que atraviesa el municipio.

El origen del problema está en la venta de más papeletas que décimos adquiridos, una situación que ha provocado enfrentamientos entre vecinos, acusaciones cruzadas y una división sin precedentes en esta pequeña localidad leonesa.

Un premio que acabó dividiendo al pueblo

El número 79432, agraciado con el primer premio de la Lotería de Navidad, lejos de unir a Villamanín, ha generado una auténtica “guerra” interna. Vecinos del municipio aseguran que el pueblo “ha quedado roto”, no tanto por la pérdida económica —cuantificada en unos cuatro millones de euros— sino por la dureza del enfrentamiento social que se ha producido a raíz de lo ocurrido.

El pasado 26 de diciembre se celebró una reunión especialmente tensa entre los portadores de papeletas premiadas y la comisión de fiestas, integrada por una decena de jóvenes y tres adultos, responsables de la gestión de las participaciones. El encuentro acabó con el municipio completamente dividido y con un fuerte desgaste personal para algunos de los implicados, especialmente jóvenes de entre 18 y 25 años.

Propuestas para resolver el conflicto

Durante esa reunión se pusieron sobre la mesa distintas alternativas para intentar minimizar el daño económico. La primera propuesta planteaba que uno de los décimos comprados a nombre de la comisión se destinara a cubrir parte del desfase, asumiendo el resto de la pérdida entre todos los vecinos, lo que suponía una reducción aproximada del 6 % del premio, unos 5.000 euros por persona.

Finalmente, la presión vecinal llevó a la comisión a entregar sus propios décimos y participaciones, e incluso se llegó a reclamar aportaciones de familiares. De esta forma se lograron dos millones de euros, que han sido depositados en los juzgados.

Según el acuerdo alcanzado, los agraciados cobrarán inicialmente un 10 % menos del premio, y si antes del 22 de marzo no se presentan denuncias contra la comisión de fiestas, el resto del dinero será repartido entre los afectados. Paralelamente, se ha iniciado una recaudación de fondos para intentar cubrir el agujero económico generado.

El comunicado del Ayuntamiento de Villamanín

Ante la gravedad de la situación y la repercusión mediática del conflicto, el Ayuntamiento ha difundido un comunicado con un mensaje claro: reconducir la convivencia y frenar la escalada de enfrentamientos.

En el texto, el consistorio expresa su “pesar por la situación que se está viviendo en el municipio” y por el daño que estos hechos están causando a la imagen pública de Villamanín, subrayando que no refleja “los valores de convivencia que siempre han caracterizado al pueblo”.

El Ayuntamiento recuerda además que las participaciones fueron gestionadas por la comisión de fiestas, un grupo de vecinos que actúa de manera voluntaria y sin vinculación directa con la institución municipal. Aun así, el consistorio se ofrece a facilitar el diálogo, mediar entre las partes y poner a disposición espacios municipales si ello contribuye a alcanzar una solución pacífica.

Llamamiento a la convivencia y al respeto

El comunicado finaliza con un mensaje de agradecimiento a los vecinos que están manteniendo una actitud de respeto en un momento especialmente delicado y con la esperanza de que Villamanín pueda superar esta crisis y recuperar la normalidad social.

Mientras tanto, el llamado ya como “el antigordo” sigue dejando huella en un pueblo que pasó en cuestión de días de celebrar la suerte a enfrentarse a uno de los episodios más duros de su historia reciente, demostrando que, en ocasiones, la lotería también puede traer consecuencias amargas.

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