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Sucesos

Los niños asesinados en Godella recibieron golpes “tremendamente violentos” similares a caer de un quinto piso

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València, 4 jun (EFE).- Los médicos forenses han declarado este viernes en el juicio por el asesinato de dos niños ocurrido en Godella (Valencia) en 2019 que Amiel presentaba las mismas lesiones que habría recibido tras caerse de un quinto piso o un accidente de tráfico, producidas por golpes “tremendamente violentos”.

Cuatro profesionales del Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses de la Generalitat han declarado en la quinta jornada del juicio por jurado que se está siguiendo por estos hechos en la Ciudad de la Justicia de València.

Todos han coincidido en señalar que los dos pequeños murieron probablemente en las cercanías de la piscina que está situada a pocos metros de la casa en la que vivían con sus padres. El modo en que se produjeron los crímenes permite pensar que podrían haber sido cometidos por una sola persona, lo que no supone descartar la intervención de dos, han explicado también.

Aquellos golpes incluso llegaron casi a partir en dos el cráneo del niño, y fueron compatibles con que alguien hubiera golpeado al pequeño contra el borde de la piscina. Respecto a la niña, apuntan igualmente a que falleció también por traumatismo craneoencefálico severo, que le causó la muerte de modo muy inmediato. Fue producido por un objeto pesado, por ejemplo un palo o bastón.

Las muertes se produjeron entre las 22 y las 4 horas de aquel 14 de marzo, y ocurrieron en pocos minutos.

Los informes psiquiátricos forenses aportados a la causa, a los que ha tenido acceso EFE, consideran que Gabriel, el padre, no padece enfermedad ni deficiencia mental alguna, ni tampoco síntomas de trastorno de la personalidad; mientras que María, la madre, sí que presenta “una grave descompensación mental de tipo psicótico, que precisa de un ingreso psiquiátrico para su evaluación, diagnóstico y tratamiento”.

El responsable de Homicidios de la Guardia Civil que desarrolló la investigación por este doble parricidio consideró en su declaración del jueves ante el jurado que es «poco probable», por las dimensiones de la casa en la que se produjo el crimen y el entorno tranquilo, «que uno de los dos progenitores matase a los niños sin que el otro lo supiese».

El fiscal pide 50 años de prisión (25 años por cada asesinato), con un máximo de 40 años de encarcelamiento, para el padre; y el mismo tiempo de internamiento en un centro psiquiátrico para la madre, por padecer esquizofrenia y tener alteradas las facultades que harían posible su imputación.

Aunque los dos acusados se echan la culpa mutuamente, la acusación pública considera que el padre fue, como mínimo, inductor, y que no es creíble que aquella noche durmiera sin enterarse de lo que estaba sucediendo con sus hijos.

Además, el Ministerio Público cree que ambos «tenían y compartían creencias místico-religiosas, que habían aprendido e interiorizado» y que concretamente creían en la regresión, en la purificación de las almas mediante los baños de agua y en el renacimiento de las almas tras la muerte, y también que se sentían acosados y perseguidos por una secta.

Así las cosas, en la noche de autos, los acusados, «actuando de común acuerdo en la ejecución de tal plan, haciendo y dejando hacer el uno al otro, primero bañaron a sus hijos en la piscina y posteriormente les propinaron multitud de violentos golpes a ambos, bien con un objeto contundente, bien contra el suelo», considera el fiscal.

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Sucesos

Seis menores detenidos por una brutal paliza a un estudiante frente a un colegio del Marítimo, en València

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Grupo de menores propinan paliza a un alumno en Valencia

La Policía Nacional investiga a una pandilla de diez jóvenes, armados con palos y encapuchados, que causaron graves lesiones a un alumno del distrito Marítim. El menor sufrió traumatismo craneoencefálico y requirió hospitalización.

Un ataque planificado y extremadamente violento

Seis adolescentes de entre 14 y 17 años han sido detenidos en València como presuntos autores de una brutal agresión ocurrida el pasado 14 de abril frente a un centro educativo del distrito Marítim. La víctima, un estudiante del colegio, fue atacada por una manada de diez encapuchados, que lo golpearon con palos —algunos con clavos— y a puñetazos. También le arrojaron objetos del mobiliario urbano, como expositores de un comercio cercano.

El ataque fue tan violento que el menor tuvo que refugiarse en un estanco para escapar. Sufrió múltiples lesiones en la cabeza y un traumatismo craneoencefálico, por lo que permaneció varios días ingresado en el hospital y recibió siete puntos de sutura.

Una pandilla juvenil reincidente

La investigación, a cargo de la Brigada Provincial de Información especializada en bandas juveniles, ha revelado que los mismos agresores ya fueron investigados en febrero por amenazar a otro alumno en un centro diferente. Este patrón de conducta preocupa a las autoridades, que trabajan en localizar a los cuatro agresores restantes aún no identificados ni detenidos.

Las detenciones actuales se enmarcan en una ofensiva policial contra la violencia juvenil organizada, especialmente la vinculada a pandillas que operan en zonas urbanas escolares.

 

 

1. Consecuencias legales para los agresores

Aunque los detenidos tienen entre 14 y 17 años, y por tanto son menores de edad, pueden enfrentarse a medidas judiciales serias contempladas en la Ley Orgánica de Responsabilidad Penal del Menor (LORPM):

  • Internamiento en centro de menores (cerrado o semiabierto), si se considera que el delito ha sido especialmente grave.

  • Libertad vigilada, con medidas educativas obligatorias.

  • Prohibición de acercarse o comunicarse con la víctima.

  • Prestaciones en beneficio de la comunidad.

Además, el uso de palos con clavos y el carácter premeditado del ataque podrían agravar la situación judicial de los implicados.


2. Posibles consecuencias para los padres o tutores

En España, los padres o tutores legales de los menores pueden ser responsables civiles subsidiarios por los daños causados. Esto significa que podrían:

  • Tener que indemnizar a la víctima por lesiones, secuelas psicológicas y daños morales.

  • Enfrentarse a una vigilancia judicial si se determina negligencia en la supervisión de sus hijos.


 3. Consecuencias para la víctima

  • Físicas: traumatismo craneoencefálico, cicatrices, posibles secuelas neurológicas.

  • Psicológicas: estrés postraumático, ansiedad, depresión, miedo a regresar al colegio o al entorno escolar.

  • Podría requerir apoyo psicológico especializado a medio/largo plazo.


4. Consecuencias para los centros escolares involucrados

Aunque la agresión ocurrió fuera del centro, si se demuestra que había antecedentes o avisos previos, puede haber:

  • Exigencia de medidas preventivas por parte de Educación o Inspección.

  • Revisión de los protocolos de seguridad, convivencia y prevención de acoso o violencia juvenil.

  • Presión por parte de familias o AMPAs para reforzar la seguridad escolar.


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