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Los psicólogos advierten de las nuevas fobias provocadas por el coronavirus

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Rosabel Tavera

Castelló, 5 dic (EFE).- Expertos en psicología advierten del auge de fobias ante la pandemia como la hafefobia o miedo a ser tocado, que nace del miedo irracional que aflora al relacionar de manera prolongada el contacto físico con el contagio de la covid-19 y la muerte y que puede tener consecuencias especialmente preocupantes en niños y personas mayores.

El psicólogo valenciano Enric Valls explica a EFE que es el miedo «exagerado y persistente» el que genera una fobia, que es «irracional, tóxica y que nos limita enormemente en nuestro funcionamiento», y las psicólogas Nika Vázquez Seguí y Gracia Vinagre ponen el foco en los niños y la importancia del contacto en su desarrollo emocional.

Valls afirma que durante la pandemia se han potenciado ciertas fobias, como la social, la agorafobia (miedo a espacios exteriores o multitudes), los síndromes como el de la cabaña (el sentimiento de no querer salir a la calle por un futuro social de incertidumbre) y la hafefobia, que consiste en el miedo irracional a ser tocado por alguien o por algo o a tocar algo.

Surge por el miedo que aparece como mecanismo de defensa ante una situación en la que se produce un mantenimiento prolongado de la distancia social y por los mensajes sobre el contagio del virus que hace que algunas personas se obsesionen y paralicen con ideas como el hecho de coger el carro de la compra, chocar el codo con alguien, apretar el botón del ascensor o abrir una puerta.

Según Valls, «llevamos demasiados meses sometidos a estas medidas» que generan estrés y ansiedad prolongadas, y todavía «no vemos el final», lo que «nos genera mucho más sufrimiento y angustia»; si esto lo sumamos a personalidades con alto nivel de autoexigencia muy alta, se tiene más tendencia a sufrir esta fobia.

Vinagre asegura que los mensajes llegan como un «bombardeo» porque «hay un peligro real», y dentro de la normalidad, añade, «es frecuente que tengamos ese miedo o fobia en diferentes grados».

A medida que vaya desapareciendo el virus, indica Gracia Vinagre, «volveremos a relacionarnos supuestamente como antes», pero «los niños se están desarrollando y necesitan más el contacto», por lo que aboga por que en los entornos familiares o entre los convivientes se intensifiquen las muestras de cariño y el contacto «para que la carencia no sea tan evidente o se note tanto».

Nika Vázquez Seguí hace una reflexión sobre la gente que ya antes necesitaba un espacio vital más amplio que los demás, y que ahora siente más miedo y «no toca ni abraza incluso a sus padres, hijos o hermanos» y este miedo, añade, «va a hacer mucho daño».

La psicóloga ve aquí una repercusión a largo plazo, porque «el no tener contacto físico tiene que ver con cómo analiza el cerebro la realidad» y esto podría hacer que el no tocar a los demás «se convierta en un estilo de vida»: ya conoce casos de quien «sigue lavando toda la compra al llegar a casa, aun sabiendo que las autoridades sanitarias han indicado que este extremo ya no es necesario».

Y cuenta el caso de una paciente, que es profesora en un colegio y que está asustada: «Son los niños los que cuando alguien les pasa cerca dicen que no te acerques», dice. Los niños han interiorizado ya que es un peligro tocar a alguien, por lo que Vázquez Seguí aboga por trabajar y estar atentos con ellos y decirles cuándo es peligroso tocar y cuándo no, porque «si eres cuidadoso y tus entornos son sanos y siempre los mismos, es bueno que la gente se toque y se acaricie».

En el caso de los mayores, esta fobia, que puede no ser totalmente patológica, pero sí manifestarse de manera aumentada, puede llevar al aislamiento, porque la tercera edad, indica Valls, vive con una «soledad individual evolutiva por no trabajar o tener limitaciones físicas».

Y ya ha encontrado situaciones «de personas mayores que desde marzo no han salido de casa», así como de «no tan mayores que han teletrabajado y este creencia intensa e irracional hace que no salgan y no se relacionen», según explica Valls.

Gracia Vinagre hace una llamada a que esta fobia «no perjudique tu día a día porque te puede llevar al aislamiento» y «emocionalmente esto no es bueno para el desarrollo cognitivo del ser humano», y coincide con Valls en estar más pendientes de las personas mayores para que «no se aíslen», porque «el peligro está ahí pero hay que verlo en su justa medida».

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¿Qué son los festivos recuperables?

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¿Qué son los festivos recuperables?
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Los festivos recuperables son distintos a los días festivos que siempre los trabajadores esperan con ganas. Por ejemplo, el pasado 24 de junio, San Juan, estaba marcado en rojo en el calendario laboral de la Comunidad Valenciana. Sin embargo, muchas personas se encontraron con que, si querían disfrutar de este día libre, tenían la obligación de recuperarlo.

¿Qué quiere decir esto? Que no estamos ante un día festivo convencional, sino ante un día festivo recuperable, algo que ha generado muchas preguntas.

Desde GLM responden a todas las dudas.

¿Qué son los festivos recuperables?

Los días festivos recuperables son aquellos que tienen la condición de días laborables pero en los que la prestación de servicios correspondiente al mismo no se realiza ese día, sino que se reparte en el resto de días laborables del año.

Desde el punto de vista legislativo, esta figura está regulada en el Estatuto de los Trabajadores (artículo 37.2) y deja a empresas y trabajadores la negociación de cómo aplicarlo.

¿Cuál es la diferencia entre días festivos «normales» y días festivos recuperables?

Según esta definición, la diferencia es bastante clara: en los días festivos normales o estipulados no se trabaja, mientras que en los días festivos recuperables los trabajadores no están obligados a ir a trabajar, pero tendrán que recuperar esas horas si no lo hacen.

¿Por qué existen estos días? ¿Qué dice la ley sobre ellos?

En España, cada año natural deben reconocerse un total de 14 días festivos.

Algunos de ellos vienen determinados por el estado. Se trata de «festivos nacionales» como Año Nuevo (1 de enero), Viernes Santo, Día del Trabajo (1 de mayo), Festividad de Asunción de la Virgen (15 de agosto), Fiesta de la Hispanidad (12 de octubre), Día de Todos los Santos (1 de noviembre), Día de la Constitución Española (6 de diciembre), Día de la Inmaculada Concepción (8 de diciembre) y Día de Navidad (25 de diciembre).

Además, los gobiernos regionales pueden respetar o mover algunas festividades tradicionales como el Día de la Epifanía (6 de enero) y Jueves Santo, además de sustituir estas por otras como el Día de San José (19 de marzo) o el Día de Santiago (25 de julio).

Con el fin de cubrir el total de 14 festivos se permite que cada ayuntamiento elija, normalmente cuadrando con sus fiestas locales tradicionales, otros dos días de fiesta.

Una vez se ha pactado el calendario y en caso de que algún día festivo sea domingo, las comunidades autónomas pueden mover ese día no laboral al lunes más próximo, algo que es bastante habitual.

¿Ir o no ir a trabajar? Esa es la cuestión

Ambas decisiones tienen sus consecuencias y conviene conocerlas.

  • Si vas a trabajar:

En este caso, estarás acudiendo a tu puesto de trabajo durante un día festivo, por lo que es posible que tu convenio establezca alguna forma para compensar esas horas.

Aun así, es importante matizar que al trabajar en un festivo recuperable no se aplica el incremento por horas extras, ya que las horas de ese día no excederán la jornada anual pactada.

  • Si no vas a trabajar:

En este caso, tendrás que devolver las horas de ese día para cumplir con la jornada anual marcada por el convenio colectivo, y deberás pactar con tu empresa o con el representante de los trabajadores cómo y cuándo, teniendo en cuenta que:

  • Las horas deben devolverse dentro del mismo año natural.
  • El día de festivo no puede sustituirse por otro festivo o por un día de vacaciones. Esto quiere decir que debes recuperar las horas añadiendo tiempo de trabajo a tus días laborales normales, respetando siempre el límite de 9 horas diarias y las 12 horas de descanso entre jornadas.

 

Ir a trabajar en días festivos

¿Qué pasa si el día festivo recuperable estoy de vacaciones o es mi día libre? ¿La empresa debe darme un día extra de fiesta?

No. Si un día festivo recuperable coincide con tu día de descanso, con tus vacaciones o con un día de inactividad por cualquier otro motivo (por ejemplo, por estar de baja por enfermedad, por permiso de maternidad/paternidad, permiso por matrimonio, etc.) la empresa no está obligada en ningún caso a darte un día festivo adicional y, por tanto, tú tampoco deberás recuperar nada.

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