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Los valencianos son los que más contratacan en redes sociales

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Madrid/València, 17 nov (OFFICIAL PRESS- EFE).- Los usuarios de redes sociales en la Comunitat Valenciana son los que más contraatacan los comentarios que reciben; sus interacciones suelen destinarse a criticar conductas e ideas, y más de la mitad, un 58 %, tienen cuentas secundarias anónimas, por encima de la media de España, que es del 30 %.

Así lo refleja el estudio «Comentarios negativos en las redes sociales», basado en una encuesta a 2.520 adultos usuarios de redes como Instagram, Facebook, Twitter, TikTok, Snapchat o YouTube, que han presentado este jueves la Fundación Mapfre y la Universidad de Deusto.

Según el estudio, la distancia física y el propio diseño de las redes sociales, que permite expresar ideas «libremente» incluso desde el anonimato, amparan y favorecen el insulto y los comentarios despectivos, pero esas opiniones pueden causar graves daños en la salud mental de quienes los reciben.

Estas víctimas sufren problemas psicológicos, sociales, e incluso físicos, que van desde la ira, el insomnio, el miedo, y la tristeza, a la depresión, la ansiedad, el estrés, la baja autoestima, la angustia, o los problemas de imagen corporal y las enfermedades crónicas, entre otros.

Y es que hay un sinfín de maneras de dañar desde una red social desde un simple «no me gusta» hasta insultar, amenazar, difundir falsos rumores o suplantar identidades, unas acciones que en el caso del ciberacoso se hacen siempre mediante mensajes privados.

La red social con más comentarios negativos es Facebook, seguida de Twitter, Instagram y, en ocasiones, Youtube, según este estudio.

El informe deja claro lo fácil que resulta atacar en las redes en las que, más de la mitad de las veces (el 55%), los usuarios dejan comentarios negativos en perfiles desconocidos; solo el 18% de los que atacan en las redes lo hacen a un contacto de la vida real.

Casi la mitad de las veces (el 46%), los comentarios negativos critican una idea movidos por el enfado y cuatro de cada diez veces, esos comentarios se hacen desde una cuenta anónima.

Ante los ataques, la respuesta más generalizada es la de bloquear y borrar el comentario (un 39,3% de las personas eligen una de estas dos opciones), frente a un 20% que se defiende, un 16% que lo comparte, y un 5,20% que contraataca con otro insulto.

MUJERES Y JÓVENES, LOS MÁS VULNERABLES

Por sexos, el estudio detalla que las mujeres usan más las redes en las que predominan la imagen y el vídeo -como Instagram (77% de mujeres frente al 52% de hombres)-, probablemente empujadas por los roles de género y estereotipos que las impulsan a buscar la aceptación social a través de su imagen corporal.

Pero insultar tiene consecuencias: Una de cada diez mujeres que reciben comentarios negativos desarrolla un trastorno alimenticio y dismorfia corporal.

Además, el 10% de las mujeres recibe comentarios negativos con connotaciones sexuales, sobre todo las jóvenes entre 18 y 25 años.

Como resultado, ellas presenta mayores niveles de depresión, ansiedad y estrés, especialmente las menores de 35 años, que son las más sensibles (emocionalmente) a estos ataques.

Los hombres, por su parte, hacen más comentarios negativos que las mujeres (16% frente al 9%) y, cuando los reciben, se ven menos afectados (al 54% les da igual, mientras que el 25% de las mujeres se siente nerviosa o insegura).

Por edades, la red preferida de los mayores de 35 es Facebook (el 80% tiene un perfil en esta red), e Instagram es la preferida de los jóvenes de 18 a 34.

Los que reciben más comentarios negativos tienen 34-35 años y los que más insultan son los mayores de 45 (el 68%).

Y los que mayores niveles de estrés, depresión y ansiedad sufren son los jóvenes de 18 a 24 años, mientras que los mayores de 65 son los que se declaran más felices.

LOS CIUDADANOS DE MADRID Y GALICIA, LOS QUE MÁS HABLAN DE POLÍTICA

Por regiones, los ciudadanos de Madrid y Galicia son los que emiten más comentarios sobre política, mientras que los vascos, valencianos y andaluces critican más las conductas e ideas.

El 58% de los usuarios de la Comunitat Valenciana y de Castilla y León tienen cuentas secundarias anónimas (la media nacional es del 30%), los que más contraatacan los comentarios recibidos son los valencianos, y los que más comparten un suceso son los de Castilla y León y los de Castilla-La Mancha.

Pero los que más comentarios negativos emitieron y recibieron fueron los catalanes mayores de 65 años.

El informe concluye que para combatir los insultos en las redes es esencial tener una buena educación emocional, una red de apoyo social y estrategias de adaptativas que ayuden a afrontar la situación.

Además, los autores del informe aconsejan implementar políticas que rijan la conducta en las redes, utilizar algoritmos o programas que filtren la negatividad que transita por estos canales, poner en marcha protocolos de actuación, y educar en el uso de las redes.

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El duelo de un pueblo no se gobierna con mentiras: es hora de que Carlos Mazón dimita

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El duelo de un pueblo no se gobierna con mentiras: es hora de que Carlos Mazón dimita
El president de la Generalitat, Carlos Mazón. EFE/ Biel Alino/Archivo

La catástrofe desencadenada por la DANA del 29 de octubre de 2024 en la Comunitat Valenciana, que dejó un lacerante saldo de más de 229 víctimas, no puede quedar impune. Más allá del dolor humano y de la reconstrucción material, está la responsabilidad política. Y en ese terreno, Carlos Mazón, presidente de la Generalitat Valenciana, acumula mentiras, contradicciones y el profundo desgarro de quienes lo perdieron todo. Por dignidad, por ética y por justicia, Mazón debe dimitir.

Una gestión inexcusable

Cuando la alerta roja estaba activada, Mazón estaba ausente del lugar que le correspondía. Según los informes oficiales, llegó al comité de crisis (CECOPI) a las 20:28 horas, cuando ya se había emitido la alerta a la población minutos antes. No fue un “error de agenda”, sino un fallo estructural que costó vidas.

Mientras Valencia vivía una riada devastadora, el presidente se encontraba en una comida privada en lugar de supervisar la emergencia. Su entorno lo justificó como una reunión de trabajo, pero el contexto lo desmiente: fue ausencia, negligencia y falta de liderazgo.

La falta de movilización de efectivos tampoco puede justificarse. Los informes cruzados detectan irregularidades en el número de bomberos y medios activados. Cuando una emergencia reclama transparencia, los datos confusos o manipulados son una afrenta.

Mentiras, contradicciones y silencio

Mazón ha intentado derivar responsabilidades hacia la Agencia Estatal de Meteorología o la Confederación Hidrográfica del Júcar, en lugar de asumir el liderazgo que su cargo exige. Cuando el caos se instala, quien gobierna debe estar al frente, no buscando culpables.

Peor aún, ha ofrecido versiones cambiantes sobre su paradero, sus llamadas y las decisiones adoptadas aquel día. La investigación judicial avanza con pruebas que desmontan la versión oficial. Cuando un líder debe explicar dónde estaba durante una tragedia, el problema ya no es circunstancial: es estructural.

Las víctimas, traicionadas

No basta con lamentar lo sucedido cuando la dignidad exige acción. Las asociaciones de víctimas han expresado su malestar y exigido respeto ante la falta de explicaciones claras. “Estar con las víctimas también implica asumir responsabilidades”, repiten familiares que aún esperan una disculpa sincera.

No es solo la ausencia inicial. Es el desfile de versiones, el silencio, la falta de empatía y la reconstrucción lenta. Mientras las familias siguen llorando, el presidente intenta sostener su imagen pública como si nada hubiera ocurrido.

La única salida digna: la dimisión

Integridad política. Quien incumple los principios básicos de responsabilidad pierde la legitimidad para seguir al frente.

Justicia para las víctimas. Pedir perdón no basta cuando no se explica con claridad, cuando no se asumen errores ni se ofrecen soluciones. Las víctimas merecen que se depuren responsabilidades reales.

Confianza institucional. La credibilidad de la Generalitat se resquebraja cuando su presidente ofrece explicaciones tardías, contradictorias y evasivas. Eso no solo afecta a Mazón, afecta a toda la Comunitat Valenciana.

Renovación del liderazgo. El desastre del 29-O no puede cerrarse con un “sigo al mando”. Hace falta un relevo que reconstruya no solo los territorios inundados, sino también la confianza de los ciudadanos.

La responsabilidad compartida

Los silencios cómplices también pesan. Los partidos que sostienen a Mazón deben preguntarse si su apoyo es ético o meramente político. Cada día que pasa sin rendir cuentas es una herida más para las víctimas y una mancha más para las instituciones.

La dimisión no sería una derrota política, sino un acto de respeto hacia los que sufrieron, hacia los que murieron y hacia toda una sociedad que exige transparencia y verdad.

La tragedia del 29 de octubre no son solo cifras. Son vidas, familias, municipios arrasados y una sociedad herida. Carlos Mazón mantuvo su comida en El Ventorro cuando la provincia se inundaba, cambió versiones cuando se investigaba y continúa en el cargo pese al clamor ciudadano.

Por integridad, por dignidad, por justicia: Carlos Mazón debe dimitir.
Y quienes lo sostienen, deberían preguntarse si su silencio también los convierte en responsables.

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