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Miguel Ángel Muñoz lanza una nueva indirecta a Ana Guerra

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MADRID, 3 Sep. (CHANCE) – Desde hace un tiempo, numerosos rumores apuntan a una posible relación entre Miguel Ángel Muñoz y Ana Guerra. Estas informaciones cobraron más fuerza que nunca cuando el pasado 25 de agosto, el actor acudió al concierto final de la gira de Operación Triunfo en Almería, entendemos que para mostrar su apoyo incondicional a la cantante.

Aunque en un primer momento la canaria desmintió que tuviese una relación con MAM, lo cierto es que poco después prefirió guardar silencio y ni afirmar ni desmentir las suposiciones.

En esta ocasión, ha sido el propio Miguel Ángel el que ha hecho saltar las alarmas a través de su cuenta oficial de Instagram. El actor ha publicado dos stories que aparentemente parecen normales, pero que todos los seguidores de Ana Guerra han captado a la perfección.

En la primera imagen, aparece un dibujo de un aguacate junto a una frase motivadora. Hasta aquí todo normal, pero hay que tener en cuenta que si algo nos ha mostrado la cantante de Ni la hora en la academia de OT es su pasión por esta comida, hasta el punto que muchos fans le han regalado esta fruta tropical. Poco después, la canaria ha respondido a esta indirecta publicando una imagen comiendo aguacates.

En la segunda imagen, Miguel Ángel Muñoz comparte un corazón morado, emoticono con el que Ana Guerra se refiere a todos sus seguidores, cosa que hacen también otros compañeros de concurso como Aitana con los corazones amarillos, Cepeda con los azules o Miriam con el emoticono del león.

Si algo está claro es que estén o no juntos, MAM y Ana no dejan de mandarnos pistas sobre un posible romance.

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La ‘jeta’ de Bertín Osborne: de negar a su hijo a exhibirlo en una portada 

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Bertín Osborne hijo portada
Portada de ¡Hola!

De villano a padre ejemplar en cuestión de meses. Así parece que quiere venderse ahora Bertín Osborne, que tras negar a su hijo David, pedir una prueba de paternidad y asegurar que no quería volver a ser padre a los 70, aparece sonriente en la portada de ¡Hola! abrazando al pequeño. Todo bajo el argumento de que no quiere que «sea un niño escondido».

La jugada huele a lo de siempre: negocio, blanqueo de imagen y un reportaje bien pagado. Osborne no se conforma con el perdón íntimo de Gabriela Guillén, la madre del niño, sino que lo convierte en espectáculo mediático, el mismo que él mismo alimentó con sus desplantes.

El padre ausente que ahora posa de revista

Que Bertín quiera presentarse como un padre orgulloso no borra la hemeroteca. Cuando se filtró el embarazo, el artista se desentendió y dudó de Guillén públicamente. Ahora, con el niño ya crecido y diciendo «papá», Osborne asegura: «Con el niño estoy encantado. Estoy muy contento de conocerlo, de compartir con él momentos. El niño es una monada, cariñosísimo, un amor».

El contraste es brutal: el hombre que en su día declaró que «nunca quiso ser padre otra vez» es el mismo que ahora afirma querer «conocerlo, que me conozca, estar y que sepa quién es su padre». Una contradicción que resulta difícil de digerir para quienes recuerdan su reacción inicial.

Gabriela Guillén: dignidad frente al espectáculo

Guillén también aparece en el reportaje, aunque no hay ninguna foto de los tres juntos «para evitar confusiones», según explican. La empresaria se muestra cordial, pero sus palabras siguen cargadas de verdad: «Quiero que mi hijo sea lo más feliz posible y que tenga una normalidad. Que, independientemente de que sus padres no estén juntos, él sienta el amor de los dos».

Una declaración que contrasta con la confesión de su propio pasado: «Tener un padre es muy necesario. Yo no lo tuve. Por eso, no le quiero privar a mi hijo de ese derecho, porque él sí lo tiene». Una frase que evidencia lo mucho que ella ha cedido para facilitar esta relación y lo poco que Osborne asumió al principio.

El discurso de Osborne: entre excusas y resignación

En la entrevista, Osborne reconoce que «ejercer de padre es complicado a estas alturas de mi vida, pero el niño no tiene culpa de nada». Una frase que muchos interpretan como una justificación tibia, que no encaja con el desplante inicial ni con el giro posterior hacia el escaparate de revista.

Además, habla de Gabriela como «una mujer estupenda, discreta, trabajadora, responsable», aunque no evita subrayar que nunca quiso volver a tener hijos: «Ahora ayudaré a que el niño tenga sus estudios estupendos y que viva lo mejor que pueda». Palabras que suenan más a compromiso económico que a verdadera implicación emocional.

La estrategia de Osborne: del escándalo al “padre modelo”

Lo llamen “reconciliación” o “presentación oficial”, lo que hay detrás es: un reportaje supuestamente rentable y una nueva narrativa para Bertín, que quiere pasar página con una sonrisa y unas declaraciones amables. El problema es que la memoria colectiva no es tan frágil: cuesta olvidar la prueba de paternidad, los desplantes y las frases hirientes.

Lo que ahora Osborne presenta como un acto de normalidad suena más a marketing que a amor paternal. Y la pregunta queda en el aire: ¿de verdad busca ser un padre presente o simplemente otro titular que engorde su ya larga lista de portadas? Lo que sí parece confirmarse es que la imagen de Bertín será difícil de recuperar.

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