Síguenos

Salud y Bienestar

Pistachos: el fruto seco que protege contra el cáncer

Publicado

en

Alerta alimentaria samonella crema de pistacho
PEXELS

Los pistachos son frutos secos que contienen una variedad de nutrientes beneficiosos para la salud, como grasas saludables, proteínas, fibra, antioxidantes, vitaminas y minerales. Algunos estudios han investigado los posibles beneficios de los pistachos en relación con la prevención del cáncer, pero es importante tener en cuenta que la investigación en esta área está en curso y que los resultados son preliminares.

Aquí hay algunos aspectos relacionados con los pistachos y su potencial papel en la prevención del cáncer, según algunos estudios:

  1. Antioxidantes: Los pistachos contienen antioxidantes, como la vitamina E y los polifenoles, que pueden ayudar a neutralizar los radicales libres en el cuerpo. Los radicales libres pueden contribuir al daño celular y aumentar el riesgo de cáncer. Los antioxidantes pueden ayudar a combatir este daño.
  2. Fitoquímicos: Los pistachos también contienen fitoquímicos, que son compuestos vegetales que han mostrado tener propiedades antioxidantes y antiinflamatorias. Estos compuestos pueden desempeñar un papel en la prevención del cáncer.
  3. Fibra: La fibra presente en los pistachos puede contribuir a la salud digestiva y se ha sugerido que una dieta rica en fibra puede estar asociada con un menor riesgo de ciertos tipos de cáncer, especialmente el colorrectal.
  4. Grasas saludables: Los pistachos son ricos en grasas monoinsaturadas y poliinsaturadas, que son consideradas grasas saludables. Estas grasas pueden tener efectos beneficiosos para la salud cardiovascular y podrían tener implicaciones en la prevención del cáncer.

Es importante señalar que, si bien hay indicios de que los pistachos y otros frutos secos pueden tener beneficios para la salud, no deben considerarse como una cura o tratamiento para el cáncer. La prevención del cáncer implica una combinación de factores, incluyendo una dieta equilibrada, actividad física regular, evitación de factores de riesgo conocidos y exámenes médicos regulares.

¿Cuántos pistachos se pueden comer al día?

La cantidad de pistachos que se puede comer al día puede variar según las necesidades nutricionales individuales, la salud general y los objetivos de cada persona. Sin embargo, hay algunas pautas generales que puedes tener en cuenta.

Los pistachos son una fuente nutritiva de grasas saludables, proteínas, fibra, vitaminas y minerales, pero también son relativamente densos en calorías. Una porción típica de pistachos es de aproximadamente 28 gramos, que equivale a aproximadamente 49 pistachos sin cáscara. En esta porción, generalmente encontrarás alrededor de 160 calorías.

Tamaño de la porción:

Se recomienda seguir las porciones sugeridas en el envase, que suelen ser alrededor de 28 gramos. Esto te permitirá disfrutar de los beneficios nutricionales sin excederte en calorías.

Balance nutricional:

Los pistachos pueden ser parte de una dieta equilibrada, pero es esencial considerar la cantidad total de calorías y asegurarte de que estás obteniendo una variedad de alimentos para satisfacer tus necesidades nutricionales.

Objetivos de salud y peso:

Si estás siguiendo una dieta específica para objetivos de salud o control de peso, es posible que desees ajustar la cantidad de pistachos según tus necesidades calóricas diarias y los requerimientos nutricionales.

Consulta con un profesional de la salud:

Si tienes preocupaciones específicas sobre tu dieta o salud, es recomendable consultar con un nutricionista o profesional de la salud. Pueden proporcionarte orientación personalizada basada en tus necesidades individuales.

 

 

Advertisement
Click para comentar

Tienes que estar registrado para comentar Acceder

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Salud y Bienestar

¿Por qué nos ponemos malos en vacaciones?

Publicado

en

¿Por qué nos ponemos malos en vacaciones?
¿Por qué nos ponemos malos en vacaciones?

Cuando llegan las vacaciones todos soñamos con descansar, desconectar del trabajo y disfrutar del tiempo libre. Sin embargo, muchas personas experimentan justo lo contrario: resfriados, problemas digestivos, dolores de cabeza, alergias o incluso bajones anímicos. Este fenómeno, tan habitual como molesto, tiene una explicación médica y psicológica. Te contamos por qué nos ponemos malos en vacaciones y qué hacer para evitarlo.


El síndrome del ocio o del descanso: la base del problema

Los especialistas lo llaman “síndrome del ocio” o “síndrome del descanso”, un fenómeno que aparece cuando, tras un periodo de alta exigencia física o mental, el cuerpo se relaja bruscamente y aparecen síntomas de enfermedad.

Durante los meses de trabajo o estudio, el organismo mantiene un nivel elevado de cortisol y adrenalina, hormonas relacionadas con el estrés. Estas sustancias ayudan a mantenernos activos, aunque también reducen la eficacia del sistema inmunológico. Cuando llega el descanso, los niveles de estrés caen en picado y el cuerpo aprovecha para mostrar todo aquello que llevaba tiempo acumulando.


Factores que explican por qué enfermamos en vacaciones

1. Bajada de defensas tras el estrés

El estrés crónico provoca que las defensas trabajen a menor rendimiento. Durante semanas o meses aguantamos gracias a la tensión diaria, pero cuando el cuerpo se relaja es más vulnerable a virus y bacterias. De ahí que sea común pillar un resfriado o una infección leve justo al inicio de las vacaciones.

2. Cambios bruscos de rutina

En vacaciones solemos alterar horarios de sueño, alimentación y ejercicio. Dormir menos o demasiado, saltarse comidas, consumir más alcohol o comidas copiosas, y la falta de actividad física repercuten directamente en el bienestar. El cuerpo, acostumbrado a un ritmo regular, reacciona con malestares digestivos, cansancio o dolor de cabeza.

3. Viajes y exposición a nuevos entornos

El hecho de viajar implica cambios de clima, altitud, huso horario y contacto con bacterias y virus diferentes. Todo ello supone un desafío para el organismo, que debe adaptarse rápidamente. Por eso, diarreas, alergias y problemas respiratorios son más frecuentes en vacaciones.

4. El “efecto rebote” del estrés acumulado

Muchos trabajadores llegan al periodo vacacional en estado de agotamiento físico y mental. Al desconectar, el cuerpo interpreta que ya puede bajar la guardia, lo que se traduce en un “reajuste” que en algunos casos se manifiesta como malestar general, dolores musculares o incluso ansiedad.

5. Problemas psicosomáticos

La salud mental también influye. La llegada de las vacaciones, con más tiempo libre y menos obligaciones, puede hacer que afloren preocupaciones que antes se mantenían en segundo plano. Esto se traduce en síntomas físicos como insomnio, dolores de estómago, migrañas o tensión muscular.


Enfermedades más frecuentes en vacaciones

  • Resfriados y gripes leves: fruto de la bajada de defensas.

  • Problemas digestivos: gastroenteritis, diarrea del viajero, indigestiones o acidez.

  • Dolores musculares y de espalda: consecuencia del estrés acumulado y cambios en la rutina de ejercicio.

  • Alergias: al polvo de hoteles, al polen en nuevas zonas geográficas o a ciertos alimentos.

  • Problemas dermatológicos: como quemaduras solares, reacciones alérgicas o eccemas.

  • Trastornos del sueño: derivados de los cambios de horario, viajes largos o exceso de actividad nocturna.


Cómo prevenir ponernos malos en vacaciones

Mantener hábitos saludables antes y durante el descanso

Lo ideal es no esperar a las vacaciones para cuidar el cuerpo. Mantener una alimentación equilibrada, dormir lo suficiente y practicar ejercicio con regularidad ayuda a que el sistema inmunológico no sufra tanto el cambio de ritmo.

Evitar los excesos

Aunque es normal disfrutar de comidas especiales, alcohol o trasnochar, conviene hacerlo con moderación. Los excesos son una de las principales causas de problemas digestivos y fatiga durante el verano.

Preparar los viajes con antelación

Si el destino implica cambios de clima, altitud o alimentación, es recomendable llevar un botiquín básico, hidratarse con frecuencia y dar tiempo al cuerpo para adaptarse. En destinos internacionales, conviene revisar las vacunas necesarias.

Escuchar al cuerpo

Muchas veces el organismo avisa antes de caer enfermo. Síntomas como cansancio extremo, insomnio, irritabilidad o dolores de cabeza recurrentes son señales de que necesitamos parar antes de que aparezca una enfermedad.

Proteger la piel y el sistema respiratorio

El uso de crema solar, ropa adecuada y medidas de higiene básicas (lavado de manos, evitar agua contaminada) reducen el riesgo de problemas en vacaciones.


Vacaciones como oportunidad de resetear el cuerpo

Aunque resulte paradójico, ponerse malo en vacaciones puede ser la forma que tiene el cuerpo de “resetearse”. El descanso permite que afloren desequilibrios que estaban escondidos bajo la rutina del estrés. Lo importante es entender este fenómeno, cuidarse y no verlo como una mala suerte, sino como una llamada de atención a la necesidad de equilibrar trabajo y salud durante todo el año.


Conclusión: disfrutar de las vacaciones sin enfermar es posible

Ponerse enfermo en vacaciones es más habitual de lo que pensamos, y no se debe únicamente a la casualidad. El estrés acumulado, los cambios de rutina y la bajada de defensas son factores clave que explican este fenómeno. La buena noticia es que, con una preparación adecuada y hábitos saludables, se puede reducir considerablemente el riesgo y disfrutar de un descanso reparador.

Continuar leyendo