Síguenos

Salud y Bienestar

¿Por qué nos ponemos malos en vacaciones?

Publicado

en

¿Por qué nos ponemos malos en vacaciones?
¿Por qué nos ponemos malos en vacaciones?

Cuando llegan las vacaciones todos soñamos con descansar, desconectar del trabajo y disfrutar del tiempo libre. Sin embargo, muchas personas experimentan justo lo contrario: resfriados, problemas digestivos, dolores de cabeza, alergias o incluso bajones anímicos. Este fenómeno, tan habitual como molesto, tiene una explicación médica y psicológica. Te contamos por qué nos ponemos malos en vacaciones y qué hacer para evitarlo.


El síndrome del ocio o del descanso: la base del problema

Los especialistas lo llaman “síndrome del ocio” o “síndrome del descanso”, un fenómeno que aparece cuando, tras un periodo de alta exigencia física o mental, el cuerpo se relaja bruscamente y aparecen síntomas de enfermedad.

Durante los meses de trabajo o estudio, el organismo mantiene un nivel elevado de cortisol y adrenalina, hormonas relacionadas con el estrés. Estas sustancias ayudan a mantenernos activos, aunque también reducen la eficacia del sistema inmunológico. Cuando llega el descanso, los niveles de estrés caen en picado y el cuerpo aprovecha para mostrar todo aquello que llevaba tiempo acumulando.


Factores que explican por qué enfermamos en vacaciones

1. Bajada de defensas tras el estrés

El estrés crónico provoca que las defensas trabajen a menor rendimiento. Durante semanas o meses aguantamos gracias a la tensión diaria, pero cuando el cuerpo se relaja es más vulnerable a virus y bacterias. De ahí que sea común pillar un resfriado o una infección leve justo al inicio de las vacaciones.

2. Cambios bruscos de rutina

En vacaciones solemos alterar horarios de sueño, alimentación y ejercicio. Dormir menos o demasiado, saltarse comidas, consumir más alcohol o comidas copiosas, y la falta de actividad física repercuten directamente en el bienestar. El cuerpo, acostumbrado a un ritmo regular, reacciona con malestares digestivos, cansancio o dolor de cabeza.

3. Viajes y exposición a nuevos entornos

El hecho de viajar implica cambios de clima, altitud, huso horario y contacto con bacterias y virus diferentes. Todo ello supone un desafío para el organismo, que debe adaptarse rápidamente. Por eso, diarreas, alergias y problemas respiratorios son más frecuentes en vacaciones.

4. El “efecto rebote” del estrés acumulado

Muchos trabajadores llegan al periodo vacacional en estado de agotamiento físico y mental. Al desconectar, el cuerpo interpreta que ya puede bajar la guardia, lo que se traduce en un “reajuste” que en algunos casos se manifiesta como malestar general, dolores musculares o incluso ansiedad.

5. Problemas psicosomáticos

La salud mental también influye. La llegada de las vacaciones, con más tiempo libre y menos obligaciones, puede hacer que afloren preocupaciones que antes se mantenían en segundo plano. Esto se traduce en síntomas físicos como insomnio, dolores de estómago, migrañas o tensión muscular.


Enfermedades más frecuentes en vacaciones

  • Resfriados y gripes leves: fruto de la bajada de defensas.

  • Problemas digestivos: gastroenteritis, diarrea del viajero, indigestiones o acidez.

  • Dolores musculares y de espalda: consecuencia del estrés acumulado y cambios en la rutina de ejercicio.

  • Alergias: al polvo de hoteles, al polen en nuevas zonas geográficas o a ciertos alimentos.

  • Problemas dermatológicos: como quemaduras solares, reacciones alérgicas o eccemas.

  • Trastornos del sueño: derivados de los cambios de horario, viajes largos o exceso de actividad nocturna.


Cómo prevenir ponernos malos en vacaciones

Mantener hábitos saludables antes y durante el descanso

Lo ideal es no esperar a las vacaciones para cuidar el cuerpo. Mantener una alimentación equilibrada, dormir lo suficiente y practicar ejercicio con regularidad ayuda a que el sistema inmunológico no sufra tanto el cambio de ritmo.

Evitar los excesos

Aunque es normal disfrutar de comidas especiales, alcohol o trasnochar, conviene hacerlo con moderación. Los excesos son una de las principales causas de problemas digestivos y fatiga durante el verano.

Preparar los viajes con antelación

Si el destino implica cambios de clima, altitud o alimentación, es recomendable llevar un botiquín básico, hidratarse con frecuencia y dar tiempo al cuerpo para adaptarse. En destinos internacionales, conviene revisar las vacunas necesarias.

Escuchar al cuerpo

Muchas veces el organismo avisa antes de caer enfermo. Síntomas como cansancio extremo, insomnio, irritabilidad o dolores de cabeza recurrentes son señales de que necesitamos parar antes de que aparezca una enfermedad.

Proteger la piel y el sistema respiratorio

El uso de crema solar, ropa adecuada y medidas de higiene básicas (lavado de manos, evitar agua contaminada) reducen el riesgo de problemas en vacaciones.


Vacaciones como oportunidad de resetear el cuerpo

Aunque resulte paradójico, ponerse malo en vacaciones puede ser la forma que tiene el cuerpo de “resetearse”. El descanso permite que afloren desequilibrios que estaban escondidos bajo la rutina del estrés. Lo importante es entender este fenómeno, cuidarse y no verlo como una mala suerte, sino como una llamada de atención a la necesidad de equilibrar trabajo y salud durante todo el año.


Conclusión: disfrutar de las vacaciones sin enfermar es posible

Ponerse enfermo en vacaciones es más habitual de lo que pensamos, y no se debe únicamente a la casualidad. El estrés acumulado, los cambios de rutina y la bajada de defensas son factores clave que explican este fenómeno. La buena noticia es que, con una preparación adecuada y hábitos saludables, se puede reducir considerablemente el riesgo y disfrutar de un descanso reparador.

Advertisement
Click para comentar

Tienes que estar registrado para comentar Acceder

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Salud y Bienestar

Recuperar el cuerpo tras el cáncer: la fisioterapia oncológica ayuda a devolver la fuerza, confianza y calidad de vida

Publicado

en

Fisioterapia y rehabilitación de lesiones ¿hablamos de lo mismo?

El Colegio de Fisioterapeutas de la Comunidad Valenciana (ICOFCV) subraya la importancia de la fisioterapia oncológica como herramienta clave en la recuperación física y emocional de los pacientes con cáncer. Esta disciplina “ayuda a devolver la fuerza, la confianza y la calidad de vida”, destacan desde el organismo colegial con motivo del mes de la lucha contra el cáncer de mama.


Octubre: mes de la lucha contra el cáncer de mama

El videoconsejo de octubre del ICOFCV se centra en concienciar tanto a profesionales sanitarios como a pacientes sobre los beneficios de la fisioterapia oncológica en todas las fases de la enfermedad: preparación, mantenimiento y recuperación.

Cada año, en la Comunidad Valenciana se diagnostican más de 31.000 nuevos casos de cáncer, según datos del Observatorio de la Asociación Española Contra el Cáncer. Los más frecuentes son el cáncer colorrectal (4.462 casos), el de mama (3.905 casos) y el de próstata (3.816 casos).


Fisioterapia oncológica: recuperar la fuerza y reducir el dolor

Los largos tratamientos de quimioterapia y radioterapia afectan directamente a la resistencia física y la calidad de vida de los pacientes. En este contexto, la fisioterapia oncológica desempeña un papel esencial para aliviar los efectos secundarios más comunes:

Fatiga y cansancio

La fatiga oncológica es uno de los síntomas más frecuentes y duraderos. Los fisioterapeutas pueden pautar ejercicios personalizados que reducen el cansancio, aumentan la energía y mejoran la calidad del sueño.

Dolor y rigidez

Los pacientes pueden experimentar dolor muscular o articular debido a la cirugía o a los tratamientos. La fisioterapia ayuda a mejorar la movilidad, aliviar el dolor y reducir el uso de analgésicos.

Linfedema tras el cáncer de mama

Una de las complicaciones más comunes en mujeres operadas de cáncer de mama es el linfedema, que provoca hinchazón y pérdida de movilidad en el brazo. Con técnicas de drenaje linfático manual y ejercicios específicos, los fisioterapeutas pueden aliviar los síntomas y mejorar la calidad de vida.

Debilidad muscular

El reposo prolongado, las cirugías y los tratamientos reducen el tono muscular. La fisioterapia de fuerza ayuda a recuperar masa muscular, equilibrio y autonomía funcional.

Neuropatía periférica

Algunos tratamientos provocan hormigueo, debilidad o pérdida de sensibilidad en manos y pies. La fisioterapia trabaja para mejorar el equilibrio, la motricidad y la coordinación.


Bienestar emocional y calidad de vida

El diagnóstico de cáncer puede generar ansiedad y depresión. La actividad física pautada por fisioterapeutas no solo mejora el cuerpo, sino también la mente: libera endorfinas, favorece la socialización y mejora el estado de ánimo.


Un enfoque multidisciplinar en la lucha contra el cáncer

Desde el ICOFCV recuerdan la importancia de integrar la fisioterapia oncológica desde el momento del diagnóstico dentro de un enfoque multidisciplinar que contemple las necesidades físicas y psicológicas de cada paciente.

“La fisioterapia oncológica debe formar parte integral del tratamiento desde el inicio, acompañando al paciente antes, durante y después de los tratamientos”, subrayan desde el Colegio Oficial de Fisioterapeutas de la Comunidad Valenciana.

Los fisioterapeutas especializados en cáncer disponen de múltiples herramientas —desde el ejercicio terapéutico y las terapias manuales hasta la electroterapia— para mejorar la capacidad funcional y la calidad de vida de los pacientes oncológicos.

Puedes seguir toda la actualidad visitando Official Press o en nuestras redes sociales: Facebook, Twitter o Instagram y también puedes suscribirte a nuestro canal de WhatsApp.

 


Continuar leyendo