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Relaciones sentimentales en el trabajo: ¿es un riesgo?
Publicado
hace 4 díasen

Se empieza con una mirada o un comentario gracioso, luego con mensajes de WhatsApp o en el chat corporativo y, claro… ya estamos metidos con relaciones sentimentales en el trabajo.
¡El roce hace el cariño! Tener una relación sentimental con un compañero de trabajo es más común de lo que parece.
Relaciones sentimentales en el trabajo
Así lo han manifestado uno de cada tres españoles, en un estudio realizado por InfoJobs a una muestra representativa de la población española de entre 20 y 45 años, sobre las relaciones en el trabajo.
En concreto, el 31% de la población española declara haber mantenido una relación sentimental con una persona de su entorno laboral y el 45% de estas personas aún mantienen su relación a día de hoy.
De las parejas formadas en el ámbito laboral, la mayoría (el 80%) se han dado entre compañeros del mismo rango.
De esta manera, un 44% de las parejas han sido entre compañeros del mismo departamento, mientras que el 36% entre compañeros de departamentos diferentes.
Por otro lado, un 9% ha mantenido una relación con un superior, directo (5,5%) o indirecto (3,5%).
Además, un 5% de los encuestados confiesa haber mantenido una relación con uno de sus clientes y un 3% con un proveedor.
En lo que respecta al tipo de compañía, los datos de la encuesta revelan que 2 de cada 10 personas que trabajan en una multinacional han mantenido una relación sentimental con alguien de su entorno laboral; mientras que, en el caso de las personas contratadas por una pyme, el porcentaje de personas que han tenido pareja en el trabajo asciende a un 33%.
After works, cañas y amor
La mitad de las parejas nacidas en el entorno laboral se forjaron fuera del lugar de trabajo. En concreto, el 29% empezaron tomando algo después del trabajo, el 21% surgió fruto de un encuentro casual fuera de la empresa, mientras que el 8% nacieron en la cena de Navidad corporativa. Además, un 7% de las parejas empezaron a salir a raíz de una convención y el 4% a partir de un viaje de trabajo.
Por otro lado, existe un 22% de las personas que eran pareja antes de compañeros y empezaron, después, a trabajar juntos. De éstos, la mayoría hicieron pública su relación desde el principio, pero una minoría admite que sus compañeros todavía ignoran que son pareja.
El 28% de las parejas lo llevan en secreto
El 34% de las parejas nacidas en el trabajo afirma que hizo pública su relación desde el primer momento, el 38% confiesa que la llevó primero en secreto, mientras que el 28% no ha hecho o hizo pública su relación entre los compañeros de trabajo.
Sin embargo, la relación sentimental con un compañero de trabajo solo ha sido motivo de cambio de empleo en un 5% de los casos. El 70% de las parejas que comparten entorno laboral no ha cambiado de trabajo por este motivo. En lo que respecta al 25% restante, ha decidido cambiar de empleo por otros motivos.
A pesar de no haber acabado en pareja, 2 de cada 10 españoles se ha enamorado de un compañero de trabajo
Entre los que no han tenido una relación sentimental en el trabajo, 2 de cada 10 confiesa haberse enamorado alguna vez de alguien de su entorno profesional. En el 86% de los casos, esa atracción fue hacia un compañero y en el 8,3%, hacia un superior.
Sin embargo, son minoría los que se atrevieron a confesar sus sentimientos a la otra persona (solo el 32%). De hecho, 4 de cada 10 personas encuestadas asegura que para empezar una relación en el entorno laboral necesitaría estar mucho más seguro/a de lo que necesitaría estarlo si la persona no fuera un compañero de trabajo.
Sobre su opinión al respecto, está muy dividida. El 57% afirma que no le importaría tener a su pareja en el trabajo, mientras que a un 43% no le gustaría en absoluto y afirma que es mejor no mezclar vida personal y laboral. No obstante, el 60% de los encuestados coincide en que tener pareja en el trabajo es algo que no se puede prever.
¿Se puede complicar?
Además, el 28% cree que tener una relación sentimental con un compañero puede complicar el desarrollo personal dentro de la empresa y casi la mitad de los encuestados (49%) asegura que puede dificultar la desconexión del trabajo fuera de la jornada laboral.
Nota metodológica: Encuesta online realizada en octubre de 2017 por Netquest, a una muestra representativa de la población española de entre 20 y 45 años. Base global de 1.000 personas, error muestral +-3,1%. De ellos 307 con relación en el entorno laboral, error muestral 5,6%
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El peligro de los trastornos de la conducta alimentaria: cómo curarlos
Publicado
hace 22 horasen
20 septiembre, 2023
Los trastornos de la conducta alimentaria se han convertido en un grave problema para muchas personas. Para ello hablamos con Ana Gómez Peña, psicóloga General Sanitaria, especializada en TCA y población infantojuvenil, perteneciente al equipo de Instituto Psicológico Cláritas.
¿En qué consiste un trastorno de la conducta alimentaria?
Los trastornos de la conducta alimentaria son alteraciones desadaptativas de la conducta alimentaria y con el propio cuerpo de forma persistente. Pero los TCA van mucho más allá, estos síntomas son solo la punta del iceberg. Los trastornos de la conducta alimentaria vienen acompañados de otras alteraciones psicológicas como autoexigencia excesiva o perfeccionismo, dificultades en las habilidades sociales, traumas sin procesar o incluso incapacidades para gestionar conflictos o problemas.
¿Cuáles son los TCA más comunes?
Los trastornos de la conducta alimentaria más comunes son la anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa y el trastorno por atracón. Aunque, en la última década creo que también es relevante comentar la ortorexia y la vigorexia ya que ha crecido exponencialmente los casos. Aunque existan distintos nombres que ayudan a estandarizar este tipo de trastornos, la realidad es que luego nadie tiene una anorexia pura, sino que es más frecuente que a lo largo de la vida del paciente los síntomas varíen y pase por ejemplo de una bulimia a una anorexia. Es por ello que siempre hablo de trastornos de la conducta alimentaria especificando en que polo se encuentra, en un polo más restrictivo, purgativo o de atracón.
¿A qué edad empiezan a manifestarse? ¿es una enfermedad relacionada con la adolescencia?
Los trastornos de la conducta alimentaria, por lo general, empiezan junto a la pubertad y por lo tanto al inicio de la adolescencia, aunque ahora mismo cada vez nos encontramos gente más joven. Antes la mayoría de los inicios los encontrábamos en la secundaria y ahora los encontramos en la primaria. Pese a ello, es necesario recordar que cada caso es único y también se pueden dar en la primera adultez en torno a los veinte años. El principal problema de los TCA, es que son trastornos que se enquistan y si no se trabajan pueden mantenerse durante periodos de tiempo muy largos. No es extraño encontrarse pacientes que llevan 30 años padeciendo este trastorno y que de alguna forma el trastorno es parte de la personalidad de estas personas.
¿Existe alguna causa para desarrollar TCA?
Existen varios factores de riesgo que predisponen a desarrollar un TCA al igual que hay factores que ayudan a que se precipiten y que se mantengan. Hemos de entender que el desarrollo de los TCA es la combinación de distintos factores.
- Factores predisponentes: Encontramos factores de uno mismo como una personalidad perfeccionista, baja autoestima, baja tolerancia a la frustración e impulsividad. Por otra parte, la familia juega un papel muy importante, existe más relación en los TCA en familias muy protectoras con grandes expectativas en sus hijos, o en las que se le da especial relevancia al cuerpo y al deporte. Pero también se puede dar en familiares con adicciones o negligentes con sus hijos.
- Factores precipitantes: Criticas respecto al cuerpo, enfermedad que adelgace o haga que suba rápido de peso, separaciones o pérdidas, cambios corporales adolescentes e inicio de dietas.
- Factores de mantenimiento: El aislamiento social, las conductas purgativas, hacer comparaciones en mi propio cuerpo, la obsesión por la báscula y las dietas y muchas otras conductas desadaptativas son factores que van a mantener el trastorno por la conducta alimentaria.
¿Cómo sabemos que estamos ante un inicio de un TCA?
Por un lado, si está en el polo más restrictivo encontraremos señales relacionadas con la autodisciplina, cambios bruscos a la hora de comer, organizan su tiempo en torno al estudio, ejercicio y la comida. Empiezan a controlar que se come en casa o incluso empieza a encargarse de la alimentación de hermanos o de los propios padres, argumentando conocimientos en nutrición. Cuando más claro va a ser es cuando se dé una pérdida de peso notable.
Por otro lado, en el polo del atracón o de la purga, es un poco más difícil detectarlo ya que el peso tiende a mantenerse o a subirse. Es frecuente ver que desaparecen justo después de comer, o incluso que se saltan comidas y luego hay picoteos entre horas. Largos periodos en el baño después de comer a la par que pueden descubrirse laxantes. Comentarios negativos sobre su cuerpo y el deseo de cambiarlo, a través de dietas y por lo general apuntándose al gimnasio. En casa se puede notar que se acaban rápido ciertos tipos de alimentos, o encontramos varios envoltorios de comida en su cuarto.
Hay algunas veces que pueden pasar por comportamientos normales de la edad, pero siempre que se observe algún cambio brusco puede ser un buen momento para preguntar que esta sucediendo y si necesita ayuda con algo.
¿Existe relación (comorbilidad) con otros trastornos mentales?
La comorbilidad entre el TCA y otros trastornos suele ser bastante frecuente. Puede ir desde trastornos de la personalidad, a trastornos asociados con la ansiedad, depresión o abuso y dependencia de sustancia. También es frecuente encontrarnos conductas autolíticas (aunque en sí las purgas ya son conductas autolíticas) e intentos de suicidio. Por último, puede existir cierta relación con trastornos orgánicos como la diabetes mellitus o el SIBO.
Justo la vuelta de verano es una época en las que los casos repuntan ¿Por qué se da esta situación?
Empezar el verano puede ser un momento de mucho estrés para estos pacientes en primer lugar por la exposición al cuerpo que encontramos. Esto provoca que las personas estén observando todo el tiempo su cuerpo y comparándolo con el de los demás. Por otra parte, el hecho de que llegue el verano está directamente asociado a la terrible “operación bikini”. Este momento precipita muchos TCA y para aquellos pacientes que se están recuperando pueden tener la tendencia en recaer en viejas costumbres. Por último, los horarios y el tipo de comida que se consume en verano y en concreto en las vacaciones varía mucho más, por lo que muchos pacientes pueden tener sensación de pérdida de control.
¿Cómo se debe tratar esta enfermedad?
Los TCA al ser multifactoriales, se deben trata desde distintos aspectos, por un lado, el tratamiento psicológico acompañado por un nutricionista para trabajar tantas distorsiones cognitivas junto con mitos en torno a la comida. Por otro lado, el seguimiento médico es indispensable pues pueden existir carencias orgánicas. Por último, en estos trastornos puede ser muy importante pertenecer a grupos de intervención y en el caso de los padres a grupos de apoyo.
¿Consejos para la familia?
En primer lugar, siempre pedirles que intenten mantener la calma y escuchar a la persona que esta sufriendo, sin enfadarse, puesto que si eso pasa es posible que deje de contar las cosas y es lo peor que puede pasar.
Ofrecerle desde el primer minuto ayuda en lo que necesite y aunque no compartamos u entendamos por lo que esta pasando simplemente escucharle y ofrecer todo lo que este en nuestra mano. Sobre todo, al inicio se exige mucho de las familias para que ayuden a la persona a alimentarse y a parar las obsesiones por lo que es importante que tengan paciencia y aprendan a gestionar bien sus emociones.
Buscar ayuda psicológica ayudara a aprender a gestionar cada una de las etapas por las que vamos a pasar.
Instituto Psicológico Cláritas
El Instituto Psicológico Cláritas ofrece un servicio integral de tratamientos psicológicos, a través de un equipo de profesionales cualificados, supervisados y en continua formación. Para adultos, niños, jóvenes, parejas y familias. En clínica, on-line y a domicilio.
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