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Repensar el calendario escolar: más pausas durante el curso y menos verano

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repensar el calendario escolar

Madrid, 22 ago (OFFICIAL PRESS- EFE).- Acortar las largas vacaciones estivales de los alumnos españoles y repartir el resto de periodos de descanso de manera más equilibrada es la fórmula que propone el investigador y profesor Daniel Gabaldón para racionalizar el calendario escolar del país y acercarlo a la tendencia europea de jornadas menos intensas.

Gabaldón, profesor del Departamento de Sociología y Antropología Social de la Universitat de València, está especializado en horarios y calendarios escolares y es autor de la «Guía sobre tiempos escolares», donde hace un estudio comparativo de 32 países europeos.

En una entrevista telefónica desde Estonia -en cuya Universidad de Tallin está realizando una estancia de un año para seguir formándose sobre el uso del tiempo- explica a Efe que en nuestro país, al ser la carga lectiva superior pero el número de días lectivos inferior a la media de la OCDE, esto se traduce en jornadas lectivas más intensas.

ESPAÑA, ENTRE LOS PAÍSES CON MÁS VACACIONES ESTIVALES

Se une a ello que España está en el grupo de los países con unas vacaciones estivales más largas. La tendencia internacional va en la dirección opuesta: en vez de concentrar las semanas de descanso, se acorta el descanso estival y se reparten los periodos no lectivos de modo más equilibrado.

Cantabria es la única comunidad autónoma que sigue la pauta europea y hace seis años decidió que sus alumnos tengan una semana de vacaciones cada dos meses. Desde su implantación, la medida ha generado críticas entre las organizaciones de padres y apoyo de los profesores.

Repensar el calendario escolar

«Hay que romper la idea de asimilar las vacaciones escolares con las vacaciones laborales», subraya Gabaldón, quien aboga por acabar el curso a finales de junio y retomar las clases a primeros de septiembre. «Esto nos daría más juego para repartir la jornada, es decir, para tener unas vacaciones estivales más razonables; ocho o nueve semanas ya es bastante tiempo».

Parar la actividad en la escuela cada siete semanas está funcionando «muy bien» en Europa, en donde la mayoría de países hay una semana sin clase a finales de octubre, a continuación las dos semanas de Navidad y una semana en febrero (equivalente a nuestra Semana Blanca), añade el profesor de Sociología, especializado en educación.

«Se trata -explica- de acercanos a la media europea de días lectivos e incrementarlos algo; eso va en beneficio de los alumnos porque tienen días menos intensos y más tiempo para dar la materia y también es positivo para los profesores, que tienen más días en los que poder desarrollar las tareas con los estudiantes».

A las familias este ajuste «les va a dar un poco igual porque al final van a tener que tirar de las Ampas, de actividades etc. Su interés principal tiene que ser los hijos y la conciliación no debería verse perjudicada. E incluso elevar los días lectivos les va a facilitar la conciliación, porque habrá menos días en los que tengan que buscarse un arreglo».

EL LARGO PARÓN ESTIVAL AFECTA MÁS A LOS NIÑOS DE RENTAS BAJAS

Argumenta asimismo de que numerosos estudios de la OCDE reflejan que «el parón del verano afecta mucho más a los niños de rentas bajas, con un planteamiento de mucha más televisión y estar encerrados en pisos, y en los que el efecto olvido es más dramático. La clase media y alta se organiza de otro modo y sus hijos hacen cosas más estimulantes».

Según el investigador, una mayor carga lectiva y, sobre todo concentrada, no garantiza mejores resultados académicos.

«Lo que hemos aprendido de nuestros estudios es que los modelos que mejor van no son los más intensivos en horas sino aquellos que adaptan el aprendizaje a la idiosincrasia del alumnado. No es lo mismo un niño de 1º que de 5º de Primaria. Damos por hecho que todos los niños de esa etapa tengan las mismas horas de clase ¿Eso por qué? En Estonia o Finlandia tienen más horas de clase conforme van creciendo».

En su opinión, el colegio tiene que ser «algo interesante en el que niñas y niños tienen que disfrutar, donde se dinamice el aprendizaje y los alumnos se enganchen al conocimiento. Lo que no puede ser es que vivamos el entorno escolar como algo pesado y poco motivador».

En línea con Europa, el profesor aboga por una mayor flexibilidad para impartir los contenidos de modo que «permita romper la rutina de cada 50 minutos una clase distinta; no tiene sentido pedagógico, pero es lo imperante hoy: la fragmentación».

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¿Qué pasa si Sánchez dimite? ¿Quién sería el presidente? ¿Habría nuevas elecciones?

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¿Qué pasa si Sánchez dimite?
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez- Foto: CONGRESO
¿Qué pasa si Sánchez dimite? La posibilidad de que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, renuncie al cargo abre un escenario incierto con muchas incógnitas pero que en su mayoría tienen respuesta en la Constitución y la ley electoral.

¿Qué pasa si Pedro Sánchez dimite?

El artículo 101 de la Constitución Española tiene previsto el escenario de una dimisión o fallecimiento del presidente del Gobierno o de una pérdida de confianza parlamentaria, como podría ser una moción censura.

“El Gobierno cesa tras la celebración de elecciones generales, en los casos de pérdida de la confianza parlamentaria previstos en la Constitución, o por dimisión o fallecimiento de su Presidente”, reza la Carta Magna.

En este caso, la dimisión del jefe del Ejecutivo conllevaría que todo el Gabinete continuaría en funciones hasta que se nombre un nuevo presidente del Gobierno.

Ello significa que el Gobierno estaría limitado en sus atribuciones, sin capacidad para legislar, al igual que sucede pasadas las elecciones generales y antes de elegir al nuevo Gobierno.

¿Quien nombraría al nuevo presidente?

El Congreso sería el encargado de elegir a un nuevo presidente en un proceso idéntico al de las investiduras que se celebran tras unas elecciones generales.

El rey haría una ronda de consultas con los portavoces de los partidos con representación en la Cámara Baja y tras escuchar sus opiniones designaría un candidato.

Fue lo que ocurrió en 1981 cuando dimitió Adolfo Suárez. Su partido, UCD, propuso a Leopoldo Calvo-Sotelo como su sucesor, y tras un debate de investidura, interrumpido en su votación por el intento de golpe de Estado del 23F, fue elegido presidente por el Congreso.

En esta hipótesis, el candidato designado por el rey para suceder a Pedro Sánchez se sometería a un debate de investidura y para ser elegido debería recibir el apoyo de la mayoría absoluta del Congreso en primera votación o más síes que noes en segunda.

Si el candidato no lograra ser investido, arrancaría un plazo de dos meses en el que nuevos candidatos propuestos por el rey pueden optar a la Presidencia. Si tras estos dos meses ningún candidato consigue la confianza del Congreso las Cortes se disuelven de forma automática y se convocan nuevas elecciones generales.

¿Puede Pedro Sánchez convocar elecciones?

La respuesta es no, de momento. En el caso de que Pedro Sánchez no decida renunciar este lunes, fecha que ha fijado para anunciar su decisión, debería esperar, como pronto hasta el próximo 31 de mayo, para convocar elecciones generales.

La ley impide que el presidente disuelva las Cortes antes de que pase un año de la anterior disolución. Solo desde entonces podría aprobar el decreto de disolución y convocatoria de elecciones, que se celebrarían pasados 54 días.

Ello llevaría las elecciones a las últimas semanas del mes de julio. La ley no establece que tengan que celebrarse en domingo, pero si así fuera, lo más probable es que se fueran al 28 de julio.

¿Y si Sánchez decide someterse a una cuestión de confianza?

Otra posibilidad es que Pedro Sánchez no renuncie a su cargo, pero decida por contra presentar una cuestión de confianza.

Se trata de un instrumento político del que dispone el presidente del Gobierno para afrontar una situación de debilidad frente al Parlamento que le ha elegido y mediante el cual el Gobierno pide al Congreso el respaldo a su política.

La Constitución, en su artículo 112, establece que el presidente del Gobierno, previa deliberación del Consejo de Ministros, puede plantear ante el Congreso de los Diputados la cuestión de confianza sobre su programa o sobre una declaración de política general. La confianza se entenderá otorgada cuando vote a favor de la misma la mayoría simple de los Diputados.

Según establece el Reglamento del Congreso, el debate se desarrolla con el mismo formato que las sesiones de investidura. La confianza se entiende otorgada cuando obtenga el voto de la mayoría simple de los Diputados.

Si Sánchez no obtuviera la confianza del Congreso, ocurriría igual que si hubiera dimitido y se iniciaría el proceso para investir a un nuevo presidente, con consultas del rey y un nuevo debate de investidura.

De nuevo, y como en el caso de las investiduras fallidas tras unos comicios generales, el artículo 172 del Reglamento del Congreso fija que si transcurren dos meses y ningún candidato consigue la confianza del Congreso, el presidente de la Cámara someterá a la firma del Rey el decreto de disolución de las Cortes Generales y de convocatoria de elecciones.

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