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Todo lo que necesitas saber al elegir cámaras de vigilancia

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Todo lo que necesitas saber al elegir cámaras de vigilancia
Todo lo que necesitas saber al elegir cámaras de vigilancia PIXABAY

El constante avance de la tecnología ha permitido que el sector que se hace cargo de la seguridad cuente con herramientas y equipos eficientes para cumplir sus funciones. Actualmente, disponer de cámaras de vigilancia en tu casa o negocio es una buena solución para proteger estos lugares y a las personas que hacen vida en ellos.

En este post hablaremos de la importancia de las cámaras de seguridad, algunos tipos y cómo elegir el modelo que necesites.

¿Por qué son importantes las cámaras de vigilancia?

Además de aportar una sensación de seguridad a las personas que las utilizan, las cámaras de vigilancia sirven para detectar, registrar y avisar si ocurre una intrusión o robo. O desalentar posibles robos por la visibilidad de las mismas.

También son útiles para monitorear las visitas de personas o actividades que realicen en su casa u oficina, al igual que en eventos.

Tipos de cámaras de vigilancia

El mercado nos ofrece una variedad amplia de opciones, desde las más sencillas hasta las más modernas cámaras de vigilancia, y sus diferentes tipos dependiendo de sus funciones:

Para interiores

Son las más sencillas que se pueden encontrar. No necesitan ningún accesorio o función especial como visión nocturna, puesto que suele estar iluminado en las horas donde se necesitan más supervisión.

Con infrarrojo o visión nocturna

Las cámaras de vigilancia que van a ser ubicadas en áreas con escasa iluminación o para vigilar 24 horas necesitan de visión nocturna. Durante el día graban a todo color y al oscurecer encienden automáticamente el infrarrojo para continuar grabando, esta vez en blanco y negro.

Antivandálicas

Especiales para zonas bastantes transitadas o para locales que tienden a ser vulnerables a agresiones y robos. Estas cámaras de seguridad traen una carcasa que resiste golpes y la mantiene en su sitio para grabar todo lo que suceda. Son perfectas para estacionamientos, bares, discotecas, almacenes o el exterior de locales.

Cámaras IP

Las cámaras IP, también llamadas de red, se conectan a internet directamente. Permiten monitorear desde cualquier parte tus propiedades, mascotas o familia, a través de tu celular, ordenador o tablet. La señal que emite esta cámara es en tiempo real.

Con movimiento y zoom

Suelen ser utilizadas en grandes espacios con un centro de seguridad donde las cámaras son monitoreadas y vigiladas por una persona. Estas cámaras giran, se inclinan y pueden hacer zoom.

Ocultas

Son perfectas para cuando se requiere vigilar con mucha discreción, ya sea un lugar específico de su negocio o casa. Pasan desapercibidas para las personas transiten por delante, suelen colocarse dentro de objetos como enchufes, detectores de humo, espejos, etc.

Todo en uno

Las cámaras más actuales del mercado han incorporado diferentes características para que puedan ofrecer más funciones. Como conectarse a internet, ser compatibles con tablets y celulares, poder almacenar las imágenes tomadas, tener visión nocturna o movimiento.

¿Qué cámara comprar?

Antes de comprar una cámara de vigilancia debes pensar bien lo que necesitas, qué zonas requieren vigilancia y de cuánto presupuesto dispones. Puedes seguir estos pasos para guiarte:

  • ¿Qué función necesitas que cumpla? Para casos de intrusiones, monitoreo de personas, urgencias médicas, etc.
  • Si quieres que grabe o solo muestre lo que ocurre en un móvil u ordenador.
  • Determina los puntos débiles de la casa o local (ventanas, puertas, balcones).
  • Define posibles ubicaciones para las cámaras.
  • La calidad de las imágenes, que sea HD de 1080P.
  • Determina cómo serás avisado, por mensaje, por alarma o por un sistema que esté conectado a un centro de recepción de alerta que avisa a la policía.

Las cámaras de vigilancia se han vuelto indispensables para garantizar la seguridad de hogares, establecimientos y personas. Su presencia es útil para reducir los riesgos frente a cualquier imprevisto, actualmente se pueden conseguir infinidad de modelos que contribuyan a la supervisión y cuidado de tus bienes.

 

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Carrocería sin dramas 

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Rafa, vecino de Valеncia, conduce su Volkswagen desde hace más de diez años. Su ruta diaria no tiene nada de épico: trabajo, colegio, playa los fines de semana. Y, como la vida misma, el coche guarda sus huellas: un pequeño desconchón en la puerta tras salir del súper, una esquina del parachoques rozada en la rampa del garaje, una fina línea en el guardabarros que sólo se ve cuando le da el sol de lado. Nada de accidentes graves ni ambulancias: simplemente, una colección de marcas cotidianas en las que se reconoce media España. Y todo iría bien, si no fuera por las tarifas: cuanto más se retrasa la reparación, más caro acaba siendo – y eso se nota en el valor del coche y en el dolor de cabeza cuando toca venderlo. 

Cómo hemos llegado hasta aquí y por qué justo ahora 

El parque automovilístico español ha envejecido y se renueva cada vez más despacio. En nuestras calles abundan los coches veteranos, fieles compañeros de rutina: la edad media ronda los 14,5 años, y los vehículos con más de veinte años ya suman varios millones en circulación. No es una alarma, sino una nueva normalidad, confirmada por los datos del sector: cuanto más envejece la pintura y el metal, menos perdonan los retrasos, sobre todo cerca del mar, donde la sal y el sol actúan como aceleradores naturales. 

Los talleres también cambian. Su crecimiento no llega por arte de magia, sino por pura realidad: materiales más caros, procesos de secado con alto consumo energético, reparaciones más complejas. Todo suma, y el precio medio sube. Las cifras del mercado lo confirman: la facturación del sector de carrocería en España ha aumentado, en parte porque cada reparación cuesta más. 

En la carretera ocurre lo que todos vemos: los grandes siniestros, por suerte, son pocos, pero los incidentes menores se multiplican. En 2023 y 2024, la Dirección General de Tráfico (DGT) registra cada año más de cien mil accidentes con víctimas; los grandes siniestros siguen estables, pero los golpes menores en ciudad y aparcamientos alimentan el trabajo de los talleres. 

Y luego están los aparcamientos. No todos los “arañazos” ocurren en movimiento. Las aseguradoras lo repiten sin rodeos: buena parte de los daños urbanos se producen a baja velocidad y en espacios estrechos – ese pilar en el garaje comunitario, la rampa del parking o el muro del patio. Muchos de estos casos entran en la categoría de “siniestro sin segundo implicado”, y su cobertura depende de si la póliza incluye daños propios. Es un detalle práctico, no estadístico: cada conductor repara según lo que le permite su seguro. 

Lo que de verdad preocupa y dónde se esconde el ahorro 

Si entendemos el mantenimiento no como estética, sino como inversión, la lógica es clara. En la costa, donde el sol y el aire salino son parte del paisaje, un microdesconchón no es algo “para más adelante”: es una puerta abierta a la corrosión. En el interior, el sol castiga menos, pero la mayoría aparca en la calle, lo que multiplica los “besos de aparcamiento” y los actos vandálicos: rayones con llave, golpes de menos de 500 euros… la rutina urbana. El resultado es el mismo: cuanto antes se repare el daño, menor será la pérdida al revender -sobre todo en coches populares como los Volkswagen, donde el ojo del comprador no perdona. 

El sector lo tiene claro: en Europa, la pintura para coche y los trabajos cosméticos representan buena parte del negocio de colisión. En climas como el nuestro, escatimar en el barniz transparente es, literalmente, ahorrar contra el sol. 

Rafa y su plan “sin drama”: cómo hacerlo con cabeza 

Rafa no busca la perfección, sino evitar males mayores. Lo primero: que el agua no llegue al metal. Si el barniz no está roto, un pequeño retoque puede salvar la pieza: limpieza, desengrasado, una capa de barniz local y un pulido final. Segundo: acertar con el color. Ahí manda el código de pintura, que en Volkswagen suele venir en una placa o en el libro de mantenimiento. Con ese código se obtiene la base exacta, y se evita el clásico “casi igual” que se ve desde tres metros. Para los propietarios de VW es fácil comprobarlo en las el catálogo de colores de Volkswagen, donde se muestran las combinaciones disponibles de base y barniz. 

Tercero: evaluar la geometría. Una puerta plana y un paso de rueda con curvas no son lo mismo. En las zonas con nervios, uniones o anclajes de ópticas, el hazlo tú mismo suele acabar en el taller. Si el metal o la imprimación ya están a la vista, harán falta imprimación, base y barniz; la clave del ahorro está en la precisión y la calidad de los productos, no en añadir capas baratas. 

Cuando posponer deja de ser ahorrar 

En la costa -Valеncia incluida- el sol y la sal no perdonan. Lo que hoy es un arañazo, mañana puede convertirse en una pieza entera a repintar: imprimación, base, barniz, preparación y, si hay lista de espera, una semana sin coche. El panorama es claro: los trabajos de carrocería se encarecen por materiales y energía, y no es un problema de un solo taller, sino una tendencia general. 

España, país de coches y de responsabilidad 

España se mantiene entre los principales fabricantes de automóviles de Europa. Pero, al mismo tiempo, aumentan los coches veteranos y sus dueños se vuelven más metódicos: menos pánico, más mantenimiento. A escala nacional eso se traduce en una siniestralidad estable; a escala familiar, en una o dos visitas al taller al año para mantener el coche en forma. 

Dónde acaba el “hazlo tú mismo” 

Tú mismo: pequeños desconchones, arañazos superficiales, siempre que el barniz siga intacto y el entorno esté limpio.
El profesional: todo lo que afecta a nervios, uniones o anclajes, y cualquier daño donde el barniz se haya levantado o el metal esté visible. 

Y un detalle que Rafa aprendió con la experiencia: el medidor de espesores de pintura. Diez minutos antes de cerrar una compraventa bastan para saber si una pieza fue repintada. Para el comprador es una ventaja en la negociación; para el dueño, una pista sobre cuánto trabajo llevará igualar el color. 

Último paso: rutina sin dramatismo 

Un par de buenos hábitos se amortizan en cualquier comunidad autónoma. Dos veces al año -en primavera y otoño- conviene revisar el coche con buena luz y reparar todo lo que supere cinco o diez milímetros o haya llegado a la imprimación. Son las mejores épocas para trabajar al aire libre: sin polvo en suspensión y sin calor extremo. Y si tu coche es un Volkswagen, ten siempre a mano el código de color y una referencia fiable para pedir el kit exacto para pinturas Volkswagen. 

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