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Una joven valenciana con síndrome de Down, medalla de la Orden del Mérito Civil

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Madrid/València, 18 jun (EFE).- Marta Muñoz Escrivá, una joven valenciana con síndrome de Down que trabaja en la horchatería Daniel, ha recibido la medalla de la Orden del Mérito Civil por su ejemplo de superación y como muestra de la valía del colectivo para incorporarse al mercado laboral.

La joven valenciana ha sido galardonada durante un acto celebrado en el Palacio Real de Madrid en el que Felipe VI ha conmemorado el séptimo aniversario de su reinado condecorando a 24 ciudadanos anónimos -16 mujeres y ocho hombres- por la labor desempeñada durante la pandemia en sectores como el sanitario, la investigación, la hostelería o el agroalimentario.

El rey ha asegurado que tras el golpe que ha representado la pandemia, es tiempo de actuar con «gran responsabilidad y sentido del deber» y ha reivindicado los valores democráticos que recoge la Constitución como «la mejor garantía contra la imposición, la exclusión o el enfrentamiento».

La Fundación Asindown, de la que Marta es usuaria, ha destacado en un comunicado las ganas de aprender y de superarse en cada situación a la que se ha ido enfrentando, y ha subrayado que es referente de la lucha y la tenacidad que debe mantener una persona síndrome de Down para poder participar de forma activa en nuestra sociedad.

«Yo sabía que en casa pasaba algo, estaban todos muy nerviosos, pero cuando me dijeron que el Rey me iba a dar un premio no podía creérmelo. Al principio, no entendía que me fueran a dar ese reconocimiento a mí», confiesa la protagonista en el comunicado.

La preparadora laboral de Asindown, que la acompañó durante su preparación para el puesto de trabajo, asegura que la actitud de Marta ante cada desafío «ha sido inmejorable. Eso le ha ayudado a afianzar su puesto de trabajo y ha posibilitado que el sector de la hostelería crea y apueste por las personas con síndrome de Down y otras discapacidades intelectuales».

En presencia de la reina Letizia, la princesa Leonor y la infanta Sofía, Felipe VI les ha impuesto la medalla de la Orden del Mérito Civil por ser personas que, «casi siempre en silencio y sin protagonismos, sirven ejemplarmente a la sociedad».

Ciudadanos que, ha proseguido el monarca, «hacen suyo el significado profundo de ser ciudadano en un Estado democrático».

«Vuestro ejemplo nos une, nos emociona y nos enorgullece. Sois un espejo en el que todos debemos mirarnos, desde luego el rey», ha apostillado.

El comportamiento ejemplar de tantos ciudadanos han dado durante la pandemia han ayudado, según Felipe VI, a fortalecer a España como «una sociedad plena entre las más avanzadas del mundo».

«Son tiempos que demandan una gran responsabilidad, sentido del deber y una firme voluntad de servicio a la comunidad, en bien del interés general y en todos los ámbitos de nuestra vida colectiva. Son tiempos para tener muy presente lo importante que es todo lo que nos une», ha enfatizado el jefe del Estado en medio de un ambiente político marcado por la polarización y la falta de consenso.

Ante la crisis sanitaria sin precedentes que ha supuesto la pandemia, el rey ha señalado los valores democráticos que consagra la Constitución como la senda para consolidarse como una sociedad avanzada.

«Y son la mejor garantía contra la imposición, la exclusión o el enfrentamiento», ha rematado.

La crisis sanitaria ha enseñado, a juicio del monarca, que España va a necesitar «el esfuerzo, la ayuda, la colaboración y el compromiso de todos para salir adelante».

Además de los valores democráticos, don Felipe también ha destacado como punto en común los «afectos» que durante siglos han convertido a España en «un inmenso espacio de sentimientos compartidos», desde el respeto a «las diferencias y la pluralidad».

Al cumplirse siete años desde que relevó en el trono a Juan Carlos I, don Felipe ha renovado su empeño de seguir siendo «el primer servidor de todos los españoles» para consolidar «una sociedad fuerte y serena, cívica y solidaria».

Un compromiso que ha querido renovar con «la misma ilusión, la misma energía y la misma determinación, con el mismo sentido del deber y vocación de servir a España».

«Un proyecto que debe unirnos a todos», ha añadido el jefe del Estado en el Salón de Columnas, donde su padre, Juan Carlos I, firmó su abdicación hace siete años.

En su homenaje a los condecorados, ha elogiado que hayan antepuesto «el bien común al interés propio sin esperar nada a cambio más que la satisfacción personal por el deber cumplido» para enriquecer «un modelo de convivencia que da cabida y protagonismo a todos».

Al margen de su comportamiento «honesto«, ha valorado sus diferentes orígenes y los sectores a los que se dedican a diario.

«Tras esa diversidad, nos habéis demostrado lo mucho que tenemos en común», ha señalado el rey después de haber impuesto la condecoración uno a uno junto a la reina y sus hijas.

El acto ha coincidido con el anuncio hecho por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en Barcelona de que la que la mascarilla dejará de ser obligatoria al aire libre el 26 de junio.

El rey ha apuntado que todo indica que, «paso a paso», la pandemia está quedando atrás, aunque ha aconsejado ir con «cuidado y prudencia».

Al margen de Felipe VI ha tenido palabras de recuerdo para los fallecidos por la covid-19, que superan los 80.000, según los datos del Ministerio de Sanidad.

La Casa del Rey ha enmarcado el acto como un reconocimiento de la Corona a la sociedad civil, por lo que no ha habido otros representantes institucionales o políticos, con la excepción de la ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya.

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¿Por qué tomamos uvas en Nochevieja? El origen del ritual más popular de Año Nuevo en España

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Cada 31 de diciembre, millones de personas en España repiten el mismo gesto: comer doce uvas al ritmo de las campanadas para dar la bienvenida al Año Nuevo. Es uno de los rituales más arraigados de la cultura española, pero ¿de dónde viene esta tradición?, ¿qué significado tiene realmente?, ¿y desde cuándo se practica?

El significado de las doce uvas de la suerte

La tradición marca que se deben comer doce uvas, una por cada campanada del reloj que anuncia el inicio del nuevo año. Cada uva representa un mes del año, y tomarlas sin atragantarse simboliza buena suerte, prosperidad y protección para los doce meses siguientes.

Más allá de la superstición, el ritual se ha convertido en un acto colectivo, casi ceremonial, que une a familias y amigos frente al reloj —especialmente el de la Puerta del Sol de Madrid— para cerrar el año y empezar otro con esperanza.

¿Desde cuándo se toman uvas en Nochevieja en España?

Aunque pueda parecer una costumbre ancestral, no es tan antigua como se cree. El origen de las uvas de la suerte se sitúa a finales del siglo XIX y principios del XX.

La versión más aceptada: Madrid, finales del siglo XIX

Según los historiadores, el ritual comenzó en Madrid en 1882, cuando algunos ciudadanos empezaron a reunirse en la Puerta del Sol para despedir el año comiendo uvas como acto burlesco. Era una forma irónica de imitar a la burguesía madrileña, que celebraba el Año Nuevo con uvas y champán siguiendo modas francesas.

El gesto, inicialmente provocador, fue ganando popularidad entre el pueblo.

El impulso definitivo: el excedente de uva de 1909

La tradición se consolidó definitivamente en 1909, cuando los viticultores del sureste español —especialmente de Alicante y Murcia— tuvieron una cosecha excepcional de uva. Para dar salida al excedente, lanzaron una campaña popularizando las “uvas de la suerte” como símbolo de prosperidad para el nuevo año.

La idea tuvo tanto éxito que el ritual se extendió rápidamente por toda España.

De costumbre popular a tradición nacional

Durante el siglo XX, la tradición de las uvas se afianzó gracias a la radio y, más tarde, a la televisión. Las campanadas retransmitidas desde la Puerta del Sol convirtieron el ritual en un evento colectivo seguido en todo el país.

Hoy, las uvas forman parte inseparable de la Nochevieja española y se exportan incluso a comunidades españolas en el extranjero.

¿Por qué exactamente uvas y no otro alimento?

La uva simboliza desde la Antigüedad abundancia, fertilidad y celebración. Además, es una fruta fácil de consumir, asociada al vino y a los brindis, lo que la convierte en el alimento perfecto para cerrar el año con un mensaje positivo.

Con el tiempo, se han adaptado versiones más prácticas, como uvas peladas, sin pepitas o sustituidas por gominolas, pero el simbolismo permanece intacto.

Un ritual que une pasado y presente

Más de un siglo después, comer uvas en Nochevieja sigue siendo un acto cargado de tradición, superstición y emoción. No importa si se hace en casa, en una plaza o frente al televisor: el gesto conecta generaciones y recuerda que el Año Nuevo empieza mejor compartido.


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