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València planta por fin sus Fallas de la pandemia pendiente del mal tiempo

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EFE/Ana Escobar

Valencia, 1 sep (EFE).- València está desde este miércoles en Fallas y sus calles acogen la plantà de los primeros monumentos, los infantiles, tras año y medio de espera y en un ambiente marcado por la pandemia y sus restricciones, unido a unas malas previsiones del tiempo, con chubascos y bajada de las temperaturas.

Estas atípicas -son en septiembre en vez de en marzo- Fallas de 2021 son la primera fiesta popular en una gran ciudad europea en medio de la pandemia y se erigen como ejemplo de celebración segura y a la vez divertida, por lo que las autoridades han apelado a la responsabilidad para cumplir las normas y evitar un repunte de los contagios en pleno descenso de la quinta ola.

Lo que más preocupa -aparte del mal tiempo, azote para las fallas que arderán el domingo- son los botellones y las reuniones sociales en la calle en el horario del toque de queda -de 1 a 6 horas de la madrugada-; por eso, la ciudad se blinda con 5.500 agentes de la Policía Local y la Policía Nacional, entre el servicio ordinario y los refuerzos, a los que se unirá la Policía Autonómica. Incluso el Ayuntamiento ha contratado seguridad privada para algunos actos.

Las tormentas, que en estos días previos han dejado registros históricos de precipitaciones e incluso granizo, son otra pesadilla de los falleros y ya han hecho estragos en algunas comisiones, que han visto caer los remates de los monumentos por las adversas condiciones del clima.

Pospuestas a septiembre por la pandemia, que ya las suspendió en marzo de 2020, estas Fallas -del 1 al 5 de septiembre- verán limitado el impacto de una fiesta que solía atraer en sus «días grandes» a un millón de personas y que se alborotaba con sus cientos de calles cortadas, carpas y puestos de chocolate y buñuelos y que se empapaba del olor a pólvora, música y arte y sátira por todos sus rincones.

Este año las medidas sanitarias dejarán huérfana de mascletaes la plaza del Ayuntamiento, y de castillos de fuegos artificiales el viejo cauce del río Turia, para evitar aglomeraciones; pero habrá Ofrenda a la Virgen de los Desamparados -entre el viernes y el sábado- y Cremà el domingo, aunque con medidas especiales.

La celebración ha divido a los valencianos, entre los que querían quemar ya los monumentos almacenados desde marzo de 2020 y cerrar un ciclo y los que no consideran Fallas una fiestas tan alteradas por la pandemia, e incluso el propio alcalde, Joan Ribó, aseguró que no le gustaba llamarlo Fallas porque no lo eran, solo «actos falleros».

Todos esos actos, pactados con la Conselleria de Sanidad, se celebrarán con mascarilla obligatoria, incluso en espacios al aire libre, con aforos limitados y garantizando en todo momento la distancia de seguridad.

Las despertaes pirotécnicas serán estáticas y con control de participantes y espectadores, y los desfiles y pasacalles tendrán bandas aunque los músicos, siempre con mascarilla salvo los de viento, tendrán que estar a dos metros de los falleros.

La Ofrenda, uno de los actos más emotivos, cambia su itinerario, suma mascarillas a las flores, con filas de 4 falleros -o 5 si son niños-, sin público y solo con un 40 % de la gente habitual -casi 109.000 personas en 2019-, mientras que la Cremà se adelanta dos horas para cumplir el toque de queda, cierra calles y acota el aforo.

Las carpas se usarán sin laterales, solo con techado, y cualquier actividad en los casales se regirá por las normas de la hostelería (75 % de aforo y máximo grupos de 6 personas), mientras que las comidas, almuerzos y cenas serán al aire libre y la visita a las fallas será con control de accesos, doble vallado y señales.

Las mascletaes y los castillos, que dejan sus ubicaciones habituales, se realizarán dispersos por la ciudad, en localizaciones sin anunciar para evitar que se agolpe el público, y además este año cada comisión -unas 375 solo en la ciudad de Valencia- tiene un coordinador covid para velar por el cumplimiento de las normas.

Este miércoles, València amanece con el arte y el ingenio de los monumentos infantiles dispersos por la ciudad en la tradicional plantà infantil, en el día previo al despliegue del todo el arte efímero y el ingenio fallero con los monumentos grandes, entre los que este año se ha colado la pandemia.

Se plantarán prácticamente las mismas fallas que iban a hacerlo en 2020 -solo dos han anunciado que no lo harán- y se quemarán casi 7,8 millones de euros en arte fallero.

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Fallas

Fallece Carmen Bueso, alma de «Flor» y referente histórico de la indumentaria valenciana

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Fallece Carmen Bueso
Carmen Bueso

La indumentarista que marcó una época deja un legado imborrable en el arte de vestir a las falleras mayores y cortes de honor de València

VALÈNCIA, 29 MARZO 2025 – La indumentaria tradicional valenciana está de luto. Carmen Bueso, conocida por todos como Carmen “Flor”, ha fallecido dejando un vacío imposible de llenar en el corazón de las Fallas. Su nombre ha estado unido durante décadas a la elegancia, la excelencia artesanal y el profundo respeto por la tradición. Con su partida, València pierde a una de las figuras más queridas y relevantes del mundo fallero.

Aunque recientemente se había jubilado tras cerrar su tienda de la calle Conde Altea, su legado sigue vivo en cientos de trajes que continúan desfilando por la ciudad cada mes de marzo. Su marca, “Flor. Carmen Bueso”, fue sinónimo de calidad, estilo y cariño por los detalles.

De una paquetería de barrio a vestir a las falleras mayores de València

El germen de su trayectoria profesional nació en la Paquetería Flor, un pequeño comercio junto al Mercado de Colón gestionado por la familia de su esposo, Manuel Flor. En su acogedora esquina de Conde Salvatierra, Carmen comenzó haciendo composturas y arreglos, hasta que un día decidió ir más allá: empezó a confeccionar trajes a medida con un pequeño equipo en Benimàmet, mucho antes de que el concepto de “tienda de indumentaria fallera” estuviese consolidado.

Su trabajo pronto se hizo conocido entre clientas exigentes del Pla del Remei y la Gran Vía, y su habilidad con el hilo y la aguja la catapultó a lo más alto del sector.

El espolín «Soto» y un momento para la historia

Uno de los momentos más emblemáticos de su carrera llegó en 1999, cuando su sobrina, Lola Flor Bustos, fue proclamada fallera mayor de València del año 2000. Fue Carmen quien la vistió de arriba a abajo, confeccionando con su equipo en Benimàmet el histórico espolín “Soto” de color paja, tejido por Garín. Fue, además, el último traje de exaltación no entregado por el Ayuntamiento, en una época en la que las falleras mayores aún vestían trajes confeccionados por familiares o indumentaristas de confianza.

Ese momento marcó el paso de Carmen Bueso de modista a icono.

Lola Flor

El salto a su tienda en Conde Altea y una clientela de élite fallera

Con el nuevo milenio, Carmen decidió dar un paso más y abrir su propia tienda bajo su nombre: “Flor. Carmen Bueso”. Durante más de dos décadas, este espacio fue referente indiscutible en el sector de la indumentaria valenciana, por donde pasaron falleras mayores como Sara Martín, Lucía Gil, Gloria Martínez, Marta Reglero, Nela Ayora o Inmaculada Asensi, así como decenas de componentes de las cortes de honor.

Incluso fue pionera en diseñar los primeros justillos para la “dansà” en el año 2008, cuando esa prenda no era aún habitual.

La tradición familiar también continuó con las nuevas generaciones: su sobrina nieta, Lola López Flor, hija de la fallera mayor del año 2000, fue componentede la corte de honor infantil de 2024. Un legado que se ha transmitido con orgullo y pasión.

Una jubilación que no pudo disfrutar

En 2024, Carmen bajó la persiana de su tienda con la satisfacción del deber cumplido. Se retiraba para disfrutar de una merecida jubilación, traspasando el negocio y cerrando un capítulo brillante de su vida. Lamentablemente, su fallecimiento prematuro ha impedido que disfrute plenamente de esa nueva etapa.

GALERÍA| La espectacular indumentaria de los hijos de Lola Flor

Reconocimiento en vida: premio Joia del Gremio de Sastres y Modistas

En junio de 2023, Carmen Bueso recibió uno de los galardones más emotivos: el premio Joia del Gremio de Sastres y Modistas de la Comunitat Valenciana, en reconocimiento a una vida entera dedicada al arte textil.

“Nunca hubiera imaginado un final así a mi trayectoria profesional, rodeada de tanta gente que quiero, de personas maravillosas que me he encontrado a lo largo de este camino”, escribió entonces, visiblemente emocionada por el homenaje.

Un legado que se viste, no se olvida

A diferencia de otras disciplinas efímeras de la fiesta, como la pirotecnia o la creación de monumentos falleros, el arte de la indumentaria permanece. Los trajes de valenciana confeccionados por Carmen seguirán vivos en cada desfile, cada exaltación y cada “mascletà”, recordándonos que fue ella quien los hizo posibles.

Cada vez que uno de sus espolines salga del armario, alguien recordará: «Esto es un Flor».

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