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Willy Bárcenas denuncia que TVE le ha vetado en ‘Masterchef Celebrity’ por su apellido

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Willy Bárcenas, cantante de Taburete e hijo de Luis Bárcenas, extesorero del Partido Popular, sorprendió este miércoles a todos sus seguidores al confesar públicamente que iba a entrar en la nueva edición de Masterchef Celebrity pero TVE ha descartado su presencia por ser hijo de quien es.

Bárcenas que ha dado una extensa y detallada en Instagram, ha explicado que el talent de cocina ha cerrado esta semana el casting de la quinta edición y él iba a ser uno de los concursantes hasta que la cadena pública lo ha prohibido.

El integrante de Taburete rechazó una oferta de Supervivientes hace un año y desde hace muchos años está muy centrado en la música, donde han conseguido ser uno de los grupos más potentes del panorama musical español.

Willy Bárcenas ha confesado que la decisión de TVE de bloquear su entrada en el programa le ha dado mucha lástima pero que no va a renunciar nunca a sus apellidos. Este es el texto íntegro de Bárcenas en su perfil de Instagram:

«Llevo desde ayer pensando en si debía o no contar lo que me ha pasado en mi brevísima experiencia en Masterchef Celebrity. Comenzaré desde el principio. Una mañana después de haber subido una receta a Instagram, me llamaron de la productora del programa para ver si me interesaría concursar en la siguiente edición. Rápidamente dije que sí y unos meses después me dijeron que tenía que hacer una prueba junto al resto de mis futuros compañeros. Sinceramente, creo que lo hice bastante bien y así me lo hicieron saber la gente de la productora. Más tarde volvieron a llamarme para una segunda prueba, esta vez en grupo y el resultado fue el mismo. Me dicen entonces que el programa empieza a grabarse en X fecha, que esté preparado. Me mandan las claves para las Masterclass online y todo parece hecho. Hace unas semanas mi manager les llamó al estar sin noticias desde aquel día y le dicen que cuentan conmigo y que
están viendo únicamente si será posible empezar a tiempo el programa a causa del COVID. Seguimos esperando. Fue ayer cuando la productora nos dice que lo sienten muchísimo, que estaban encantados conmigo y querían que participase pero que TVE se opone a que yo concurse en el programa.

Me quedo con un regusto amargo en la boca, como el que dejan las desilusiones y la incomprensión. Hasta ayer era un concursante, uno más, y hoy soy alguien a quien no le permiten participar en un programa de cocina por un nombre y unos apellidos. Me da pena, no lo voy a negar, pero tampoco voy a renegar de mi familia y muchísimo menos voy a tirar por la borda todos estos años de esfuerzo en los que he conseguido, en la medida de lo posible, ser Guillermo, y nada más, con un grupo que hace música para la gente que solo y únicamente quiere música, para todos los que no saben de prejuicios ni hacen que esos mismos prejuicios sean su único medidor vital, los únicos ojos por los que quieren mirar».

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Llevo desde ayer pensando en si debía o no contar lo que me ha pasado en mi brevísima experiencia en Masterchef Celebrity. Comenzaré desde el principio. Una mañana después de haber subido una receta a Instagram, me llamaron de la productora del programa para ver si me interesaría concursar en la siguiente edición. Rapidamente dije que sí y unos meses después me dijeron que tenía que hacer una prueba junto al resto de mis futuros compa‐ ñeros. Sinceramente, creo que lo hice bastante bien y así me lo hicieron saber la gente de la productora. Más tarde volvieron a llamarme para una segunda prueba, esta vez en grupo y el resultado fue el mismo. Me dicen entonces que el programa empieza a grabarse en X fecha, que esté preparado. Me mandan las claves para las Masterclass online y todo parece hecho. Hace unas semanas mi manager les llamó al estar sin noticias desde aquel día y le dicen que cuentan conmigo y que están viendo unicamente si será posible empezar a tiempo el programa a causa del COVID. Seguimos esperando. Fue ayer cuando la productora nos dice que lo sienten muchísimo, que estaban encantados conmigo y querían que participase pero que TVE se opone a que yo concurse en el programa. Me quedo con un regusto amargo en la boca, como el que dejan las desilusiones y la incomprensión. Hasta ayer era un concursante, uno más, y hoy soy alguien a quien no le permiten participar en un programa de cocina por un nombre y unos apellidos. Me da pena, no lo voy a negar, pero tampoco voy a renegar de mi familia y muchísimo menos voy a tirar por la borda todos estos años de esfuerzo en los que he conseguido, en la medida de lo posible, ser Guillermo, y nada más, con un grupo que hace música para la gente que solo y únicamente quiere música, para todos los que no saben de prejuicios ni hacen que esos mismos prejuicios sean su único medidor vital, los únicos ojos por los que quieren mirar.

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La ‘jeta’ de Bertín Osborne: de negar a su hijo a exhibirlo en una portada 

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Bertín Osborne hijo portada
Portada de ¡Hola!

De villano a padre ejemplar en cuestión de meses. Así parece que quiere venderse ahora Bertín Osborne, que tras negar a su hijo David, pedir una prueba de paternidad y asegurar que no quería volver a ser padre a los 70, aparece sonriente en la portada de ¡Hola! abrazando al pequeño. Todo bajo el argumento de que no quiere que «sea un niño escondido».

La jugada huele a lo de siempre: negocio, blanqueo de imagen y un reportaje bien pagado. Osborne no se conforma con el perdón íntimo de Gabriela Guillén, la madre del niño, sino que lo convierte en espectáculo mediático, el mismo que él mismo alimentó con sus desplantes.

El padre ausente que ahora posa de revista

Que Bertín quiera presentarse como un padre orgulloso no borra la hemeroteca. Cuando se filtró el embarazo, el artista se desentendió y dudó de Guillén públicamente. Ahora, con el niño ya crecido y diciendo «papá», Osborne asegura: «Con el niño estoy encantado. Estoy muy contento de conocerlo, de compartir con él momentos. El niño es una monada, cariñosísimo, un amor».

El contraste es brutal: el hombre que en su día declaró que «nunca quiso ser padre otra vez» es el mismo que ahora afirma querer «conocerlo, que me conozca, estar y que sepa quién es su padre». Una contradicción que resulta difícil de digerir para quienes recuerdan su reacción inicial.

Gabriela Guillén: dignidad frente al espectáculo

Guillén también aparece en el reportaje, aunque no hay ninguna foto de los tres juntos «para evitar confusiones», según explican. La empresaria se muestra cordial, pero sus palabras siguen cargadas de verdad: «Quiero que mi hijo sea lo más feliz posible y que tenga una normalidad. Que, independientemente de que sus padres no estén juntos, él sienta el amor de los dos».

Una declaración que contrasta con la confesión de su propio pasado: «Tener un padre es muy necesario. Yo no lo tuve. Por eso, no le quiero privar a mi hijo de ese derecho, porque él sí lo tiene». Una frase que evidencia lo mucho que ella ha cedido para facilitar esta relación y lo poco que Osborne asumió al principio.

El discurso de Osborne: entre excusas y resignación

En la entrevista, Osborne reconoce que «ejercer de padre es complicado a estas alturas de mi vida, pero el niño no tiene culpa de nada». Una frase que muchos interpretan como una justificación tibia, que no encaja con el desplante inicial ni con el giro posterior hacia el escaparate de revista.

Además, habla de Gabriela como «una mujer estupenda, discreta, trabajadora, responsable», aunque no evita subrayar que nunca quiso volver a tener hijos: «Ahora ayudaré a que el niño tenga sus estudios estupendos y que viva lo mejor que pueda». Palabras que suenan más a compromiso económico que a verdadera implicación emocional.

La estrategia de Osborne: del escándalo al “padre modelo”

Lo llamen “reconciliación” o “presentación oficial”, lo que hay detrás es: un reportaje supuestamente rentable y una nueva narrativa para Bertín, que quiere pasar página con una sonrisa y unas declaraciones amables. El problema es que la memoria colectiva no es tan frágil: cuesta olvidar la prueba de paternidad, los desplantes y las frases hirientes.

Lo que ahora Osborne presenta como un acto de normalidad suena más a marketing que a amor paternal. Y la pregunta queda en el aire: ¿de verdad busca ser un padre presente o simplemente otro titular que engorde su ya larga lista de portadas? Lo que sí parece confirmarse es que la imagen de Bertín será difícil de recuperar.

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